domingo, 29 de diciembre de 2013

El círculo 99

Había una vez, en un lejano reino, un monarca triste, que tenía un asistente feliz. Este, cada mañana, le servía el desayuno en su recámara. –¿A qué tanto contento?, le preguntaba el rey. Y el siervo respondía: –A nada en especial, señor. No satisfecho, todavía le inquiría otra y otra vez, pese a que el criado insistía: –No veo motivo de congoja, majestad. Tengo trabajo, esposa e hijos sanos, casa, comida y ropa. Nada me falta y nada debo a nadie. Mas el rey, intrigado, recabó la opinión de su sabio mayordomo, tratando de averiguar cómo un ser tan miserable podía ser tan feliz. –Majestad, se debe a que vuestro criado no pertenece al círculo 99. Y se lo quiso demostrar, incorporándolo al mismo. –Preciso a tal fin, majestad, disponga para esta noche una bolsa con 99 monedas de oro, ni una más, ni una menos. Dicho y hecho. El mayordomo pasó a recoger al rey y juntos se encaminaron a la casa del paje, ya preparado el cebo. Así, con los rayos del alba, dejaron en su puerta la bolsa de cuero con las 99 monedas de oro y esta nota: “Es tu tesoro. El premio a tu bondad. Disfrútalo con los tuyos y nada digas a nadie de su origen”. Golpearon el picaporte y se ocultaron tras unos arbustos. Salió al oírlo el sirviente y no viendo a nadie, tomó la bolsa y volvió a entrar en casa. Esparció su contenido sobre una mesa y se quedó embelesado ante el fulgor del oro. Contó las monedas, formando pilas de a diez y comprobó en la décima que le faltaba una. “¿Cómo era posible, 99 no es un número redondo?”, pensó. Guardó el dinero en la bolsa, pero no dejaba de darle vueltas en su cabeza. Echó cuentas para saber cuánto le supondría conseguir esa moneda de oro que le faltaba para las 100. Ahorrando de su salario tardaría 12 años. Serían por tanto necesarios nuevos ingresos: los del trabajo de su mujer e, incluso, los de sus dos hijos. En días sucesivos, el rey pudo comprobar como el mal humor de su paje iba en aumento. Por eso, molesto con él, lo despidió. Sin duda, estaba ya infectado por el virus del círculo 99.
“No gozan de lo que tienen / por ansia de lo que esperan”, escribió Machado en “La tierra de Alvargonzález”. Nuestra actual sociedad de consumo y corrupción (insaciable codicia) nos ha educado en esta ideología de falsas necesidades: nada es suficiente, siempre nos faltará algo. Acaso, de aquí nuestra infelicidad.
José María Martínez Laseca
(26 de diciembre de 2013)

jueves, 26 de diciembre de 2013

Una ventana en esquina

Cuando acudo a mi trabajo en el Instituto Antonio Machado -que otrora fue Colegio de Jesuitas- alzo mi mirada para contemplarla. Desde siempre me ha llamado la atención ese vano en esquina, sito en la calle Aduana Vieja, junto a la plaza de San Clemente. Corresponde a la Casa de los Ríos (hoy Archivo Histórico Provincial), el palacete construido en el primer tercio del siglo XVI. Notable es su portada renacentista de finísimo ornato, con arco de medio punto entre pilastras y escudos de los Río y Salcedo en las enjutas y sobre él un balcón entre flameros, rematado por una especie de edículo con otro escudo. Pero mi vista se dirige, indefectible, hacia esa bellísima ventana en ángulo, coronada a su vez por otro escudo. Cuántas vueltas le he dado en mi cabeza a su rareza, tratando de desentrañar su misterio.
Casualmente, en una feria del libro viejo y de ocasión de Madrid, vino a caer en mis manos un ejemplar de la revista “Goya”, de 1976, donde Paloma del Hoyo y Alonso Fernández daban cuenta de la irrupción de estos elementos constructivos en el renacimiento español. Y pese a las varias fotografías con ejemplos de distintos lugares, este de Soria no aparecía. Allí se decía que dos álbumes de dibujos a plumilla del veneciano Iacopo Bellini daban ya testimonio de balcones en ángulo. Empero, aunque cronológicamente hubiera sido factible su influencia, se advertía, también, que Venecia no sirvió nunca de modelo arquitectónico a nuestro país.
En España aparecen en casas solariegas y palacios urbanos vinculados a la nobleza con una finalidad emblemática, dada la importancia que cobró la apariencia en la nueva época. Así se ha dicho –por Sven Hesselgren– que la historia de la arquitectura es la misma que la historia de las ventanas. Y esta paradoja contiene una buena dosis de verdad, ya que el carácter de un edificio depende en gran parte del tamaño de las ventanas, de su distribución y de su forma. La nobleza había abandonado sus castillos medievales para integrarse en la población urbana y la ventana era la única relación que la dama española tenía con el mundo. Con el auge de la Mesta, nuestra soriana ventana en esquina bien pudo -con la trashumancia- importarse desde Cáceres donde tanto abunda. Verifica, pues, un símbolo de ostentación de fortuna. De distinción de clase social.
José María Martínez Laseca
(19 de diciembre de 2013)

domingo, 15 de diciembre de 2013

¿Dónde mejor que aquí?

Esta respuesta, a la gallega, es la que los retornados dan a nuestros lugareños que, intrigados, les preguntan sobre su vuelta, cual hijos pródigos, a la patria chica que un día abandonaron buscando mejor vida y fortuna allá por las grandes ciudades industriales de España. ¿Por qué tuvieron que partir? ¿Fue el mito de El Dorado o el canto de sirenas lo que les reclamó y sedujo? Aquello supuso un éxodo masivo que dejó vacío y desestructurado nuestro medio rural. Gran hemorragia que desangró a nuestra tierra de su más valioso capital humano, algo que nunca se ha conseguido detener del todo. Cierto es que ahora corren malos tiempos, ya que la crisis económica campa a sus anchas arruinando vidas y haciendas. Sin embargo, pese al miedo ambiental, al “virgencita, virgencita que me dejen como estoy”, y al prudente consejo de que ““en tiempos de tribulación es mejor no hacer mudanza”, son muchos paisanos emigrados los que han tomado la atrevida decisión de regresar a sus orígenes.
¿Por qué se vuelve? ¿A qué? Sospecho que hay muchas veces en las que el corazón se impone a la razón. ¿Quiénes son los que regresan? No se trata tan solo de jubilados nostálgicos; sino que además tornan otros muchos, de variado oficio y condición, sumándose así a esta sorprendente actitud. Sin duda que habrán influido en ellos referentes de identidad como el lugar, el tiempo y la memoria. Lejos de folklorismos de cualquier tipo. ¿Por qué se fueron quienes marcharon hace años del terruño si nunca dejarían de pensar en el regreso? ¿Acaso necesitamos partir para volver? A muchas de las cuestiones esbozadas viene a responder el libro titulado: “¿Dónde mejor que aquí? Dinámicas y estrategias de los retornados al campo en Castilla y León”, surgido de un pionero proyecto de investigación sobre “retornados literales” a su tierra, dirigido por Luis Díaz Viana y realizado -entre 1999 y 2012- en comunidades del medio rural de diversas comarcas de Castilla y León.
Ya veremos cómo afecta el regreso a estos emigrantes que vuelven, a sus relaciones de pareja y familia Y qué impacto tendrán estos regresos anunciados en los propios pueblos. Por de pronto: benditos sean todos aquellos que saben a dónde volver.
José María Martínez Laseca
(12 de noviembre de 2012)

jueves, 5 de diciembre de 2013

Contra la LOMCE

Menos profesores para más alumnos. Recortes. Menos filosofía y más religión, cuya nota va a contar para obtener una beca, en vez de desconectarla, dada la imperiosa necesidad social de una educación cívica, aconfesional y de calidad, de todos y para todos. Sin exclusiones, ni privilegios a centros privados “unisex” subvencionados con fondos públicos. La enseñanza se está convirtiendo en una profesión de riesgo para sus trabajadores. A la desmotivación de los alumnos sensibles al contexto de crisis actual en que estamos sumidos, se añaden algunas actitudes de padres, que no exigen en sus casas y quieren que todos los problemas con sus hijos adolescentes se los resuelvan otros. En consecuencia, ven a los profesores como chivos expiatorios. Por todos lados se reclama a la escuela solución inmediata para los muchos males de la patria, como si fuera mano de santo o bálsamo de fierabrás que todo lo cura.
Ya se ha recibido la carta del Ministro de Educación, según ha confirmado el Consejero del ramo de la Junta de Castilla y León. Porque la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) fue aprobada definitivamente por el Congreso de los Diputados el pasado 29-N y ahora toca sacar los decretos que la desarrollen para su puesta en marcha.
Contra la LOMCE se manifestaron el 30-N por las calles de Madrid asociaciones de padres, sindicatos, profesores y estudiantes, procedentes de varias autonomías. Organizada por la Plataforma Estatal por la Defensa de la Escuela Pública. Con gritos como “Wert dimisión, fuera de la educación”. El rechazo, pues, a la LOMCE continúa. “Mi tesoro, mi tesoro”, no deja de repetir Gollum-Wert: “No quiero compartir mi tesoro”. Sabido es que los habitantes pequeños, los hobbits, guardaban en su poder el tesoro del que dependía el mundo. ¿Piensa Rajoy, “el señor de los hilillos”, que quien posea ese tesoro tendrá el control del mundo, lo gobernará. Y por eso ha preferido quedarse solo, sin buscar el pacto educativo? Toda docencia supone un diálogo. A no ser que interesen más las creencias y obediencias, propias de súbditos, que fomentar el espíritu crítico y reflexivo, como hacía el profesor apócrifo Juan de Mairena con sus alumnos, en pos de lograr ciudadanos librepensadores, activos y vigilantes. Mande quien mande.
José María Martínez Laseca
(5 de diciemgre de 2013)

domingo, 1 de diciembre de 2013

JFK, la seducción del mito

Querido diario: el 22-N de 1963 John Fitzgerald Kennedy (JFK) era asesinado. Yo tenía 8 años, asistía a la escuela de chicos de Almajano, mi pueblo, con don Teófilo, un maestro con bigote facha, de los de la letra con sangre entra. El mágico espejo de la televisión, que 2 años antes lo aupara a la presidencia de EEUU, en apretada pugna con Richard Nixon, emitía ahora al mundo las dramáticas imágenes en blanco y negro, captadas en directo. Secuencias que se quedaron grabadas en mi retina infantil.
Eran las 12,30 en los relojes cuando cruzaba por calle Elm de Dallas (Texas) el Cadillac presidencial. A su paso: unos árboles, la explanada de hierba y, quedándose atrás, un alto edificio. Solo a cámara lenta se podía apreciar el magnicidio. Jacqueline, su esposa, que iba a su lado, lo narró así: “Oí esas pequeñas detonaciones. Vi como Connally [Gobernador de Texas] se agarraba los brazos…Jack se volvió y yo me volví…Todo lo que recuerdo es un edificio grisáceo enfrente. Entonces Jack se volvió…Parecía desconcertado…Entonces se desplomó hacia atrás…Pude ver como se le caía un pedazo de cráneo”. Ingresado de urgencia en el hospital Parkland, pasados 12 minutos, fue declarado cadáver. Era la 1 en punto de la tarde.
Solo 80 minutos después del tiroteo, arrestaban a Lee Harvey Oswald, el supuesto francotirador asesino, que dijo no haber matado a nadie. Poco más pudo hablar ya que un tal Jack Ruby, relacionado con el hampa, disparó contra él. Crecería el enigma, pues son muchos los que creen imposible que Oswald actuara solo.
JFK (ambición, dinero y poder) es el presidente más querido de EEUU. Su frase memorable: no te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país. Mujeriego sin fin, se le atribuye un romance con Marilyn Monroe. Aquí, el mito de morir joven no dejaba un cadáver presentable, porque la tercera bala le borró su sonrisa franca. Su leyenda evoca Camelot y a los caballeros de la tabla redonda. En Arlington, sobre su tumba, arde una llama perenne. Ha pasado medio siglo de aquello, mas no ha cambiado mucho el escenario del crimen. La calle Elm de Dallas sigue gris y deprimida. Todo igual, salvo los árboles, que son 50 años más viejos, como quienes hoy lo recordamos.
José María Martínez Laseca
(28 de noviembre de 2013)


sábado, 23 de noviembre de 2013

¿Giro a la izquierda?

"Somos el partido que más se parece a España, el partido que está en toda España" declaró el presidente de gobierno socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Entonces España, en plena burbuja inmobiliaria, iba bien -“vivíamos por encima de nuestras posibilidades”, nos reprocharían después- y el PSOE detentaba el poder y gozaba de la confianza del electorado. Pero tanta felicidad y fidelidad se quebraron aquella fatídica noche del 9 al 10 de mayo de 2010, con el primer ultimátum del Directorio Europeo: o se atajaba el disparado déficit público, o se procedía a la intervención. Y ZP, obediente, acató la orden: “cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste”, dijo. España quedaba virtualmente intervenida, bajo tutela. Así, se fue adentrando por un oscuro túnel del que todavía no hemos salido (¿indicadores?). Es más, durante tan larga travesía, gestionada por el gobierno del PP de mayoría absoluta, se ha practicado un brutal “austericidio” que está acabando con las clases medias, empobreciendo el país y dejando a la intemperie del desempleo a demasiada gente. Con el consiguiente acoso y derribo del estado de bienestar, dados los recortes en sanidad, educación, pensiones y servicios sociales. Por lo que el miedo y la inseguridad campan por todas partes. Se nos dice que ya se atisba la luz a la salida del túnel, pero ¿cómo saldremos? Sin duda que los ricos, más ricos y los más vulnerables, escaldados.
En este crudo contexto, el PSOE ha acometido su conferencia política. Acordando ideas-fuerza para reiniciarse y recuperar la confianza de los españoles. Las caras se elegirán por primarias. Con todo, pudiera no ser suficiente para volver al poder, ya que PSOE y PP han sido los beneficiarios de un régimen, que hay que reparar, causante de tanta desafección. Está muy bien responder a ¿cuál es la España que queremos? Pero además a ¿qué es ser socialista? Primero mirarse dentro para luego salir extramuros. Máxime cuando muchos vendieron su alma al diablo capitalista por un puñado de euros y privilegios. Y siguen utilizando bonitas palabras y jaculatorias como perfectas máscaras del engaño, en lugar de predicar con el ejemplo. Solo desde un compromiso ético que apueste por los mejores valores socialistas se evitará el que digan: “¡PSOE y PP, la misma mierda es!”.
José María Martínez Laseca
(21 de noviembre de 2013)

domingo, 17 de noviembre de 2013

Error municipal de bulto

Para esconder algo -casi todos lo saben- lo mejor es dejarlo a la vista, cual demostró Edgar Allan Poe con su cuento sobre la carta escondida. Digo “casi todos” porque caso de similar miopía se da en el Ayuntamiento de Soria. Me explico. Sostiene su Alcalde que no hay referencia formal en las actas del reconocimiento de Antonio Machado como hijo adoptivo de Soria y, en consecuencia, el pleno de hoy jueves, corregirá tan grave omisión. Y que lo hará por unanimidad. Lo habitual de las personas gregarias es sumarse al parecer mayoritario, resultando un acto heroico ser el único que mantiene una opinión distinta. Yo entiendo que aquí la evidencia salta a la vista de quien quiera verlo. Y no hace falta ser un Sherlock Holmes de la observación. Sobra con leer la literalidad del acuerdo de la sesión ordinaria de 16 de julio de 1932 que dice: “Homenaje al poeta Antonio Machado: Dada lectura de una proposición firmada por Don Bienvenido Calvo, Don Pelayo Artigas, Don Ricardo Vallejo y Don Manuel Ruiz, encaminada a hacer un homenaje a Don Antonio Machado, (…), por unanimidad se aprobó la proposición presentada y se acordó que pase a informe a la comisión de festejos para la organización del homenaje referido”. Vamos, por tanto, a la proposición que motivó dicho acuerdo. De ella entresaco este contundente párrafo: “La Ciudad de Soria reconocida al eximio Poeta Antonio Machado, por el bien que le ha hecho con su lira magnífica y su plectro inmortal lo declara hijo adoptivo”. Más claro, agua. El epicentro del mentado homenaje al poeta era precisamente tal declaración. Lo que nuestros ediles cuestionan.
Así, tal nombramiento -caligrafiado por Benito de Diego- se le entregó a Machado, en homenaje popular, el 5 de octubre de 1932 en la plazoleta de San Saturio. Toda la prensa (El Avisador Numantino, El Noticiero de Soria, El Porvenir Castellano, La Voz de Soria,…) dio fe de ello. Hay dos fotos del acto. Sus versos en la roca. Y una carta autógrafa, de 19 de agosto, del propio poeta agradecido: “el hijo adoptivo de vuestra ciudad ya hace muchos años que ha adoptado a Soria como su patria ideal”. Pocos hechos, pues, tan documentados. Empero, los revisionistas concejales del Ayuntamiento de Soria tienen pleno derecho a equivocarse: ¡por unanimidad!
José María Martínez Laseca
(14 de noviembre de 2013)

sábado, 9 de noviembre de 2013

Sí, son las pensiones

Como aquel que, al señalarle la luna con el dedo, se quedó mirando el dedo y no la luna, me parecieron los pasmados con el espectáculo televisivo de la salida de sus señorías del pleno del Congreso de los Diputados, el día 31 de octubre, para no perder el último tren hacia el puente de todos los Santos. ¿Acaso tal estampida les impidió enterarse de lo que los diputados dejaban atrás? Se trataba de la reforma de las pensiones. Lo advirtió la ministra Fátima Báñez: el debate social más importante que tiene planteado la sociedad española. No en vano afecta a más de 9 millones de españoles (entre ellos a 22.471 sorianos), que no es moco de pavo. Y, de nuevo, el Gobierno usaba el rodillo parlamentario para tumbar los hasta 8 vetos presentados por los grupos de la oposición a dicho proyecto de Ley.
Allí, la ministra de Empleo dibujó un futuro sombrío para el actual sistema público si no se llevaba a cabo una pronta reforma. Y, pese a afirmar que la del Gobierno es la garantía de la sostenibilidad en el largo plazo, también reconoció que "El barco no se hundirá, permanecerá siempre a flote". Empero, los grupos de la oposición criticaron esta reforma, que aprovecha la crisis, como un instrumento de recorte de las pensiones en favor de los planes privados, y echaron en cara al Gobierno que legislara de espaldas al Pacto de Toledo. La tildaron de "nefasta" porque supondrá un recorte del poder adquisitivo de las pensiones, y añadieron que la fórmula de revalorización, que garantiza un incremento anual de las prestaciones del 0,25%, en lugar de actualizarlas con el IPC como marca la ley, es en realidad "un engañabobos", ya que les va a rebajar todos los años entre un 2% y un 3% más. A la mayoría de los pensionistas lo que más les afecta es el recibo de la luz, la cesta de la compra, el transporte y el copago de las medicinas. ¿Acaso no mintió descaradamente Rajoy cuando antes y después de las elecciones prometió que no tocaría las pensiones, que nunca le afectarían los recortes?
Es ya una estrategia habitual de la derecha crear una sensación generalizada de terror con el fin de que los ciudadanos nos creamos su cuento y cedamos en nuestros derechos y libertades, a cambio de una utópica sensación de seguridad.
José María Martínez Laseca
(7 de noviembre de 2013)

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Robert Capa

Querido diario: te cuento sobre un hombre carismático, dinámico, vigoroso y enérgico. De uno de esos héroes consagrados del fotoperiodismo. Había nacido el 22 de octubre de 1913 en Budapest, hace ahora 100 años. Su auténtico nombre era Endre Ernö Friedman. Por ser de izquierdas se vio expulsado de su país y más tarde de Alemania, por ser judío. Huyendo de Hitler, en 1933, emigró a París, donde conoce a Henri Cartier-Bresson y David Saymour “Chim”, sus futuros socios de la famosa agencia Magnum. En París encontró al amor de su vida, la fotógrafa Gertha Pohorylle, también refugiada, que adoptó el seudónimo de Gerda Taro y que lo rebautizó como Robert Capa. Formando pareja trabajaron en duelo de fotógrafos. Eran jóvenes y bellos y les gustaba jugar, incluso con sus propias vidas. Hasta que Gerda murió en Brunete, en los alrededores de Madrid, el 26 de julio de 1937, aplastada por un tanque. Contaba tan solo 26 años.
Al reportero de guerra Robert Capa se le suma la fascinación de quien ha contemplado la historia mientras esta estallaba a tiros y cañonazos, lo que le ha hecho mundialmente conocido. Capa solía afirmar que siempre estaba listo para ir o a una taberna o a una guerra. Viajó por todo el mundo buscando las mejores fotografías para el objetivo de su cámara. Eso lo llevó a México, Italia, Francia, Japón, Indochina, Vietnam, Inglaterra y al norte de África. Durante la II Guerra Mundial acompañó al ejército aliado de EEUU, obteniendo imágenes tan impactantes como las del desembarco de Normandía en 1944. Empero, quizás su foto más famosa sea la del miliciano caído en Cerro Muriano el 5 de septiembre de 1936, uno de los iconos más característicos de nuestra guerra incivil. Fue tildada de montaje, pero las pruebas demuestran que el miliciano abatido es Federico Borrell García en el momento de su muerte. Capa falleció en 1954 tras pisar una mina en Vietnam mientras acompañaba a un destacamento francés.
Estas son cosas de nuestra historia inmediata. Y nos conviene recordar lo que fuimos para entender mejor lo que ahora somos. Aquella oscuridad y aquella muerte pueblan el siglo XX. Y sin las imágenes de Robert Capa nunca seríamos capaces de entenderlo.
José María Martínez Laseca
(31 de octubre de 2013)

jueves, 31 de octubre de 2013

Nos quieren ignorantes


Querido diario: la comunidad educativa ha convocado huelga, hoy 24-O, en toda España contra la LOMCE (Ley Orgánica de Calidad Educativa), la séptima de nuestra democracia. El día 10 se votó en el Congreso, y se ha remitido al Senado, que la devolverá para su aprobación definitiva antes de fin de año. A lo que se ve, se trata de una ley agresiva y maldita. Agresiva por cuanto diremos y maldita por hacer oídos sordos al diálogo en pos del necesario pacto político y social. Legítima, sí; pero también un craso error, que el gobierno correrá en implantar.
El resto de los grupos políticos, ante la cerrazón del PP ha dicho que la derogará en cuanto cambie la actual mayoría absoluta. Si educar es empatizar, compartir y convencer: ¿Cómo creer en su validez con toda la tribu en contra? No es una modificación limitada sino radical de la LOE. Todo un corpus ideológico (neoliberal) al servicio de unos intereses ajemos a la educación y a su calidad, atentando contra la igualdad y la equidad que son la base de cualquier sistema educativo. Se le ve el plumero de su apuesta por la enseñanza privada en detrimento de la educación pública. Hace un ajuste de cuentas con la educación para la ciudadanía. Evidencia su clara alergia a la participación democrática y nos revela otra vez la cara más antipática de la religión en la escuela.
El Gobierno predica calidad, pero aplica recortes brutales de hasta 5.000 millones y se compromete ante la UE a seguir haciéndolo. Aumenta por decreto el número de estudiantes por aula. Reduce las plantillas de los centros. Suprime programas de apoyo a quienes tienen más dificultades y reduce becas y ayudas al estudio. ¿De qué calidad se habla y para quién? Tampoco se ve que quiera dignificar la FP cuando hay miles de estudiantes que se quedan sin plaza. Si se quiere acabar con el abandono escolar (35% en Valencia frente al 12% en Asturias) ¿por qué no empezar desde la primera infancia que es la mejor vacuna? Empero, el gobierno al 0-3 años no lo considera una etapa educativa. Y ¿qué decir de los profesores, tildados por altos cargos del PP de vagos y casi maleantes? No me extraña que a la LOMCE la llamen la ley Wert, la breve.
José María Martínez Laseca
(24 de octubre de 2013)

domingo, 20 de octubre de 2013

Aireo tu recuerdo, Concha G. de Marco (y 2)

Además, tú gustabas, Concha, de la música. Sobre todo de la música clásica, que escuchabas a solas en tu cuarto personal del piso familiar de la calle Ibiza, 23; o acudiendo al lugar del concierto. Esto queda, así mismo, reflejado de un modo simpático en tu cuaderno: “Me acaba de llamar Carlos Clauve (?) para decirme que ya tenemos entradas para Rostropóvich. Están radiando Semíramis de Rossini. No me gusta nada el bel canto. ¡Ojalá se pusiera (a) jarrear ahora y ya tenía la disculpa!”
Pero tu vocación, por encima de todo, era la poesía. Y por eso subrayo de tus escritos inéditos algún fragmento que me ha interesado especialmente. Por ejemplo cuando declaras: “”No quiero leer poesía española, quiero ser yo misma. Tengo bastante con el germen que dejaron en mi los clásicos, los románticos, mi Machado, mi J. Ramón. A todos ellos no los puedo eliminar y si vieran, a veces, qué esfuerzo tan grande representa salir de sus mandatos, de sus sugerencias. Ves, ahora mismo pasa una nube, ya está. “Soy esa nube gris que arrastra el viento”. Ya ves, Bécquer, Machado, enseguida”.
Me esfuerzo por descifrar tu letra menuda con el fin de copiar este precioso poema cargado de lirismo:
“Oh sangrante jazmín / madreselva de mayo / al pasar por las verjas de cerrados jardines / de los dieciséis años, calendas blancas / duelen de recuerdos. / Y los ojos me duelen de lejanos paisajes / de playas extasiadas en la mañana límpida. / Solo la arena y yo / sobre mis pies descalzos / y pisando una alargada sombra / de sol nuevo. / La playa interminable / como una inmensa concha / Yo, conchita pequeña, sentirme como perla / extenuada ante el mundo / frondoso de infancia. / Y al oído me sangran las notas de la luna / y esa voz que cantando una historia perdida, / la del rey de los elfos, / me sangra los sentidos / de calendas de oro, de limoncillo amargo / de playas imposibles / de esas notas que dicen / que la niña que llevo junto al pecho apretada en mis brazos / aún no ha muerto, aun no ha muerto.” (1-XI-1975)
Y también reproduzco este otro poema, igualmente inédito, de compromiso por su temática social, y que le dedicas a Joanne Little. A aquella mujer afroamericana acusada en 1974 del asesinato en primer grado de un blanco, guardia de su prisión. Su juicio, en Carolina del Norte se convirtió en una causa célebre, ya que convocó a los anti-pena de muerte, a los defensores de los derechos civiles y también a las feministas. Joanne fue la primera mujer en la historia de Estados Unidos que resultó absuelta mediante la defensa, pese a que usó la fuerza letal para resistir el asalto sexual. Helo aquí:
“Porque su piel es negra / no la respeta el blanco / el celta carcelero / de látigo. Brutal / lleva la marca en la frente de simio / brutal la lengua el arma de su oficio. / En Auschwitz desde el muro de la muerte / aún se ven las ventanas / donde un ceremonial de violación / se celebraba como rito sádico / experimental acto de servicio. / En USA es más anárquico / cualquier esbirro, / guarda de libertades democráticas / tiene su propio taller / de experimentos al alcance / de una alta madrugada / la llave es suya y suyo es el cuerpo / para usar la violencia en mujer negra. / Porque tu piel es negra, Joanne Little”.
Nuestro común amigo Ignacio me contaba días atrás que, cuando estuviste con Juan Antonio en Barcelona, en su etapa de las Galerías Layetanas, un pintor –cuyo nombre no le mencionaste-, agradecido por tus servicios de promoción y venta de su obra, te regaló el retrato que te hizo. El caso es que a ti no te gustó nada y en un encuentro posterior con Francisco Mateos le pediste que te pintara algo encima, reciclando así el lienzo. Por ello su “Retrato de Concha” de 1964 es una nueva efigie tuya sobre otro retrato anterior que queda allí oculto.
Nosotros somos seres efímeros, energía que se agota, si acaso el destello tan solo de un cometa que cruza por el cielo de la noche oscura. Apenas un susurro. Cual con concha de mar arrimada al oído, la oquedad de tu ausencia repuebla mis sentidos de resonancias y susurros: “Del laberinto del sonido / hay que coger la nota / que puntualiza el tiempo. / Saberse de uno mismo / hacia algo que se escapa”, nos decías. Por eso, aquí y ahora, quiero airear tu recuerdo por todos los predios de la memoria.
Yo siempre supe de ti que tus cenizas terminarían en el alto Espino, -“donde esta su tierra”-, la misma tierra que abraza, también, a tu jovencísima madre. Con nombre idéntico al tuyo: Concha de Marco.
José María Martínez Laseca
(19 de octubre de 2013)

Aireo tu recuerdo, Concha G. de Marco (1)

Son muchas veces, Concha de Marco, las que me acuerdo de ti. Algunas, comparto esa recuperación de tu memoria con el amigo Ignacio del Río Chicote que, tras llevarte nuestro libro de 1987 sobre tu Juan Antonio, también se convirtió en un buen amigo tuyo. ¿Cómo iba yo a olvidarme de ti en este mes de octubre, que es tiempo de nostalgia? Si feneciste el jueves 19 de octubre de 1989, cumpliendo con tu propia profecía de que te gustaría morir en un otoño cuando se queman los rastrojos. En el Centro Cultural Gaya Nuño, husmeo entre los papeles amarillos de tu legado. Alguno tan llamativo como este: “Exploración efectuada a Concha de Marco el 25 de marzo de 1989, en el Hospital La Princesa”. Ingresaste ese día en urgencias. En tu historial médico: riñones averiados, operación de cataratas… Diagnóstico: un mareo, aunque no perdiste la consciencia. Sin duda, un preaviso.
Enseguida me adentro, con ávida curiosidad por desvelar los misterios de tu latido, por aquellos escritos sin publicar en los que dejas expresión manifiesta de tus preocupaciones existenciales. Como los relativos al momento en que la enfermedad comenzaba a hacer mella en la salud de tu compañero de toda una vida, Juan Antonio Gaya Nuño, enflaqueciéndolo y debilitándolo, lo que acabaría con su óbito el 6 de julio de 1976. Escribes, por ello, preocupada el 11 - junio - 1975:
“Ayer fuimos a hacerle a J. A. la radiografía del aparato urinario. Mañana a ver si podemos ir a hacer la curva de la glucemia, etc. (…). Tengo mucho miedo. El pobrecito mío ha adelgazado mucho en una semana sin alcohol y sus comidas aburridísimas”.
Y todavía más angustiada, el 7-XII-1975:
“Dios mío! qué delgadito se me está quedando! Cuanto más dinero tenemos! Nada me vale. Daría hasta el último libro, hasta el último cuento, hasta el último traje, mis pulseras. Viviría en una casa con dos sillas, una mesa y una cama, sin calefacción, sin dinero, me reduciría a comer unas sopas de ajo o unos tomates, me comprometería a no disfrutar una línea de verso, de un trozo de música, daría todos mis discos, viviría sin calefacción envuelta en trapos y si fuera preciso me conformaría a vivir en el más pobre asilo, con tal de tenerle, delgadito y triste, amargado, desesperanzados los dos.
Daría el talento, lo que me queda de belleza, daría el nombre que pudiera otorgarme la posteridad. Estaría dispuesta a vivir en la más extrema pobreza, en la miseria más espantable, pero en esta casa, con él, incluso en la de Soria con las dos parientas.
Señor mío, dios mío, ten piedad de nosotros, déjale vivir más tiempo, no dejes que pierda sustancia como está perdiendo. Trabaja, se sobrepone a la enfermedad, digiere bien, come bien, pero yo le veo cada día más delgadito. Daría todo, todo, hasta la luz del sol, todo a cambio de su vida.”
También a ti, Concha, te dolía España. Por eso haces tus reflexiones sobre los difíciles años de nuestra transición política, una vez muerto el gran dictador. El 30 de diciembre de 1975 salió Camacho de prisión -a causa del indulto por la proclamación de Juan Carlos I como Rey- aunque en marzo de 1976 sería detenido de nuevo acusado de pertenecer a Coordinación Democrática. Así anotas: “…murió Franco, juró el Rey, fue nombrado presidente (de) las llamadas Cortes Torcuato. (…) según dicen se organizará el gobierno con vistas a la necesaria evolución social y política del país. Salió de la cárcel Marcelino Camacho y dicen que ha comenzado a excitar a las masas, que un cura -García Salve- convocó una manifestación de puños cerrados. No favorece mucho esto a la esperada evolución. Habrá respuesta y será peor.”
Empero, a mi me agradan sobremanera otros apuntes -manuscritos en tu cuaderno “Alazán”, de tapa azul y con su alambre en espiral-, en los que nos dejas huella de tus inquietudes intelectuales y culturales. Como la que se desprende de esta escueta nota que entresaco: “El jilguero sigue cantando como nunca. Mandamos los dos, él una introducción y yo un poema para el número de Hogar y Pueblo dedicado a Machado”. Te refieres, concretamente, al texto “En el centenario de Antonio Machado” de Juan Antonio Gaya Nuño y a tu poema “A la memoria de Antonio Machado” (de 10-6-1975) incluidos en el Suplemento especial de SORIA-HOGAR Y PUEBLO de 1975, coordinado por Marcos Molinero, al cumplirse los 100 años del nacimiento del mejor cantor de Soria.
José María Martínez Laseca
(18 de octubre de 2013)

sábado, 19 de octubre de 2013

Una grata experiencia

Querido diario: decía Cervantes que “el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. Hace unos años que, desde el IES “Antonio Machado” de Soria, vimos la necesidad educativa de conectar el trabajo en el aula con la realidad más cercana a los alumnos o bien conocida por estos a través de la lectura. Y diseñamos la Ruta Literaria "La tierra de Alvargonzález". Para generar el interés por la lectura y fomentar el hábito lector entre nuestros estudiantes, a la vez que para darles a conocer el rico patrimonio histórico-artístico, cultural y medioambiental de los lugares por los que transcurre su trazado.
La tierra de Alvargonzáíez" (en sus dos variantes: verso -romance- y prosa -cuento-), es una obra esencial en la producción de Antonio Machado durante su estancia en Soria y emblemática del contexto sociopolítico, económico y cultural que se vivía en la España de principios del XX. Una situación ciertamente crítica y que Machado consideraba, en consonancia con los regeneracionistas, como Joaquín Costa, que únicamente se podía redimir con más cultura (escuela) y trabajo (despensa).
El itinerario trazado (Soria-Cidones-La Muedra-Vinuesa-(…)-Laguna Negra) gira, en torno a esta obra de Machado, que nuestros alumnos leen en corro junto a la Laguna Negra, y sobre la que también desarrollarán otras actividades en el aula. La lectura literaria colectiva es, pues, la clave de esta ruta. Los alumnos acometerán la correspondiente excursión para observar sobre el terreno los lugares que sirvieron de inspiración al poeta.
Por todo ello, nuestra "Ruta de Alvargonzález" o excursión a la fuente del Duero, resulta evocadora de la que realizaran los catedráticos del Instituto General y Técnico de Soria, Antonio Machado (de francés) y Francisco Santamaría (de filosofía), el miércoles 5 de octubre de 1910, hace ahora 103 años, siguiendo las pautas de la Institución Libre de Enseñanza. Se enmarca, así, dentro de la práctica de una enseñanza más activa, que estimula el aprendizaje dada su proyección interdisciplinar. Constituye, en definitiva, un proyecto en el que los alumnos son los auténticos protagonistas del proceso de enseñanza-aprendizaje.
José María Martínez Laseca
(17 octubre 2013)

De la peatonalización del centro

Todavía hay terrazas con gente en la plaza de Herradores. Bar Félix. Un sábado cualquiera. Al sol de mediodía. Sabido es que el vino, entre amigos, favorece la locuacidad. Recojo aquí un tramo de la conversación, mantenida por tres interlocutores. “Nos tienen la ciudad hecha unos zorros, con tanto socavón. No sé cuando van a dar con el tesoro. Y si no bastara con las molestias causadas, ahora el PP denuncia varias “anormalidades” en los aparcamientos subterráneos del Espolón y Mariano Granados. Dice que no salió el proyecto a información pública, que ha habido un sobrecosto en los servicios generales y que si no se ocupa un buen número de plazas le tocará al Ayuntamiento cargar con el mochuelo”, abrió el primero.
“Resulta curioso que mientras en otras ciudades sus gobernantes construyen puentes y pasos para salvar barreras como un río o el ferrocarril, permitiendo la movilidad y el acceso de los vehículos; aquí, en Soria, se actúa al revés y se genera un obstáculo infranqueable que divide la ciudad en Soria Norte y Soria Sur. ¿En qué cabeza cabe una barrera urbana de hasta 1,5 Km. de largo? Yo no conozco ciudad española, ni europea, donde eso ocurra. Bien es cierto que las remodelaciones, aunque menores, hechas antes a la plaza de Mariano Granados, El Collado, etc. apenas han resistido los diez años, así que cabe pensar que esto tampoco será irreversible”, advirtió el segundo.
“Hombre, en cualquier caso, la situación actual de las obras hace posible la comunicación Norte-Sur, aunque solo para turismos y previo pago del peaje correspondiente. Así el turismo que sea abonado o pague el acceso del parking sí que podrá entrar por la calle Ferial y salir por Jurados de Cuadrilla. Por problemas de galibo, el inconveniente sería para ambulancias o los mismos autobuses urbanos. Si no se toma ahora la decisión de hacer el túnel, que es técnicamente viable, más tarde será preciso demoler lo hecho”, apuntó el tercero.
Y pensé yo que este tipo de gestión urbana era más propio de las grandes obras de la burbuja inmobiliaria que de su necesario relevo social. Para que la arquitectura y el urbanismo sirvan a los ciudadanos y no al poder económico.
José María Martínez Laseca
(10 de octubre de 2013)

domingo, 6 de octubre de 2013

Las cajas culpables

Querido diario: leo en tus páginas sucesivos reportajes relacionados con “el continuado trato de favor” por parte de Caja Duero hacia la constructora Nozar en operaciones que han resultado ruinosas. No se trata de una excepción en la regla, ya que, con respecto al interesado proceso de desmantelamiento de nuestras Cajas de Ahorro, están emergiendo a la superficie numerosas denuncias sobre la adjudicación de créditos por debajo del precio del mercado y en condiciones de escasa viabilidad a altos cargos directivos. Denuncias por apropiación indebida y administración desleal. De tan avariciosos, no les bastaba con sus blindajes millonarios, ni con sus jugosas dietas, lo que les llevó incluso al incumplimiento de la ley.
En este contexto de imputación a miembros de Consejos de Administración, como los de la CAM, Caixa Cataluña, etc.; al interesarnos por el avance de integración del Banco Ceiss (antes Caja España y Salamanca Soria) en Unicaja Banco, pese a que se declare que el proceso de fusión “avanza adecuadamente”, la verdad es que todavía no se ha hecho ninguna oferta de compra al reclamar Unicaja al FROP 200 millones de euros más para hacer frente a las preferentes y deuda subordinada. En realidad, se trata de una nueva vuelta de tuerca con la que Unicaja pretende apropiarse de Ceiss en subasta pública, a precio de saldo. Y nuestra Junta -otrora tan gallito- no dice ni mu. A mi me llama mucho la atención que tan malas prácticas comerciales -robando a los viejos- sirvan de agarradero. Pues cada vez son más los estafados en Soria con participaciones preferentes y obligaciones subordinadas que están acudiendo a la vía civil en el intento de recuperar sus ahorros. Sin duda que de aquella cultura del pelotazo y del enriquecimiento rápido, en la que importaba más el precio que el valor, nos viene la herencia de estos lodos de las corrupciones.
Esperemos que se acometa pronto el ajuste de cuentas, para que quien la haya hecho, la pague. Sobretodo, aquellos que sintieron la necesidad de ejercer el poder para acercarse a nuestras cajas fuertes y vaciárnoslas. Por que nadie pueda decir que la justicia sigue siendo la criada de los poderosos.
José María Martínez Laseca
(3 de octubre de 2013)

Una historia bastante gris

Querido diario: habla la mujer del tiempo de cielos azules, mas yo no me quito de mi cabeza los nubarrones de los problemas sociales y de la pobreza. Ello, pese a que Rajoy nos diga que ya hemos salido de la recesión, aunque no de la crisis. En Alemania gana de calle Ángela Merkel (CDU), la abanderada de la austeridad. Así que, por mucho que pacte con los socialdemócratas (SPD), poco o nada podrán hacer estos para cambiar su posición sobre la Europa que tanto incide sobre nuestras vidas cotidianas. Tendremos, pues, más reformas estructurales y más austeridad para corregir nuestro déficit público.
Pinta negro el panorama y pese a las bondades anunciadas de la reforma laboral, en el ámbito de la economía real, muchas de nuestras empresas siguen yéndose a pique y sus trabajadores ven su proyecto vital cuestionado. Si descendemos al suelo raso de nuestra provincia nuestro frágil tejido industrial está tocado: en el sector de la madera el gigante NORMA ha caído y en el de la automoción no cesan los ERES, como en FICO. Y en relación con el polígono de Valcorba “no somos optimistas en la instalación de empresas”, como declaró el alcalde de Soria.
La crisis afecta a todo y su incidencia en la provincia de Soria se constata en todos los frentes. Incumplimientos con las inversiones del Gobierno Central (autovía A-15, cárcel, Banco de España, etc.) y de la Junta de Castilla y León. Las políticas de solidaridad (Educación, Sanidad, Pensiones y Servicios Sociales) que nos han aportado una digna calidad de vida, dada su enorme incidencia, están siendo acosadas, recortadas, mutiladas. Los funcionarios públicos, además de demonizados, han perdido mucho de su poder adquisitivo. En este sexenio de crisis nuestras clases medias se han visto diluidas. El paro sube peligrosamente y los salarios bajan frente al alza de precios. Bien se puede decir que la vieja clase social del proletariado ha devenido en la nueva del “precariado”. Muchas familias están a la intemperie, sin ningún ingreso. Como sentenciaba “El Roto”: os quitaremos derechos pero os compensaremos con beneficencia. Y sin rechistar, porque esta es la historia gris del hombre sumiso de nuestro tiempo.
José María Martínez Laseca
(26 de septiembre de 2013)

lunes, 23 de septiembre de 2013

Preludio de otoño

Adiós verano. Ya estamos a las puertas del otoño, la estación en la que la naturaleza mudará el color de su ropaje por los tonos ocres y amarillos. Tan propensa para la meditación y el recogimiento. Vendrá la ansiada recolecta de hongos y setas, en la que se prevé una buena campaña. Se dice que es la última del proyecto Myas, porque la Junta pretende una nueva normativa reguladora del sector micológico. Y nuestra sabrosa trufa negra retornará al Madrid-fusión, cual estrella invitada. Se binan los labrantíos, disponiéndolos para la inminente siembra. En símil, otros hablan de emprendimiento y semilleros de empresas para despertar la economía del estado de abulia en que se encuentra. Es tiempo de vendimia. De recogida de avellanas y manzanas, de frutos del bosque como arándanos y moras, majuelos y endrinas, entre otros. Pronto se elaborarán los Presupuestos Generales del Estado, con previsión de ingresos y de gastos para el 2014. Con unas perspectivas poco halagüeñas.
Nos sentimos cercados, como el general Custer en la batalla de Little Big Horn por las tribus indias. En todas partes cuecen habas. Como en Inglaterra, donde Cameron quiere privatizar el histórico servicio de correos, con el que ni la Thatcher se atrevió: “¿Cómo voy a privatizar yo la cabeza de la reina? dicen que dijo, aludiendo a su icono en los sellos. También en Portugal se carga contra los funcionarios, rebajando sus sueldos hasta un 60% y menguando sus pensiones. Aquí también estamos con la reforma-estafa de las pensiones, que llegará al Parlamento antes de fin de año, con su revalorización al margen del IPC, vinculándola a la esperanza de vida. Sólo está el mercado como único elemento de valor. Congelarán salarios, y quizás ya no se atrevan con la paga extra. Hace tres años que llevan reduciéndose los salarios de los trabajadores. Con pérdida de poder adquisitivo una vez tras otra. ¿Para cuando una reforma de calidad empresarial española? Tras la opulencia de nuestro modelo enladrillado de crecimiento hasta 2008, todo lo que parecía sólido (sanidad, educación, pensiones, prestaciones sociales) comenzó a desmoronarse ante la resignación de la gente. “Cuando yo era joven –dice Roberto Savio- hablar de justicia social era un tema común, hoy es un tema solo de izquierdas”.
José María Martínez Laseca
(19 de septiembre de 2013)

Jesús Dulce: vivir y escribir la vida

La radio compañera y confidente me trajo en la mañana de este pasado sábado, 14 de septiembre, la noticia triste de la muerte del amigo Jesús Dulce González, “el ochentón que quiere disimularlo” como me señaló una vez. Su níveo y abundante pelo delataba lo mucho e intensamente que había vivido y sufrido. Muy singular era su porte paseando por el Collado: caballero de fina estampa quijotesca, por lo de alto y delgado, que lo identificaba en la distancia, si bien en más de un caso, según me comentara, llegaron a confundirlo con el gran Samuel Beckett. Y, en verdad, que, observado de perfil, nos daba el pego.
Había nacido aquí y cumplió los once años cuando estalló nuestra sangrienta guerra incivil. Su biografía ,de 88 años, es la de tantos españoles humildes que hubieron de sobrevivir a la dura posguerra y aguantar la prolongada dictadura franquista trabajando muy duro, e, inclusive, se vieron obligados a emigrar de su patria chica, como hizo él también al País Vasco. A su retorno se ocupó en la ferretería de su apellido, de la calle Ferial, en donde muchos lo recordamos tras el mostrador. Pero el auténtico rejuvenecimiento de Jesús Dulce comenzó, como en el milagro del olmo seco, tras su jubilación, ya que a partir de ahí pudo dedicar su tiempo libre –respaldado por su amada esposa Rosario- a sus preciadas aficiones. Sus muchas inquietudes culturales –ávido de saberes- las fue canalizando a través de asociaciones como la del Museo Numantino, siendo además asiduo a las actividades del Palacio Cultural de la Audiencia. Yo lo conocí más de cerca por ser uno de los integrantes de la tertulia que manteníamos los jueves un grupo de escritores en el Casino Amistad-Numancia y que culminábamos con recitales poético-Musicales.
Ya por entonces, Jesús había publicado su interesante libro “La gran divinidad” (1997) centrado en los años cuarenta. Cierta vez nos mostró con orgullo una carta elogiosa que había recibido de Antonio Muñoz Molina. En tanto que socio del Círculo de Lectotes era un gran devorador de libros. En su rutina diaria acostumbraba pasear por el camino de Los Royales. Iba allí portando su periódico, su libro y su botella de agua y en la piedra junto a un erguido chopo encontraba su mejor acomodo para acometer la íntima y solitaria actividad que constituía su mayor pasión. Siempre se ha dicho que detrás de todo escritor hay primero un gran lector. Y este era el caso.
Le pasó a Jesús Dulce como a Alonso Quijano. Su sesera se la fueron “ocupando un montón de seres y situaciones que me pedían libertad y decidí escribir para hacerlos libres y despejarla.” No cabe duda de que se trata un escritor prolífico. Que si bien es tardía su cosecha, pareciera que a partir de su arranque se hubiera dado prisa en irrigar su imaginación y dar así vida a sus numerosos fantasmas. Fruto de esa perseverancia fue forjando hasta nueve novelas. Cinco quedan inéditas, como “Rosario”, la vida de una mujer nacida en 1922; “Historia de un abogado”, que ejerce la abogacía mientras su corazón le lleva a la poesía; “El dios de los ateos”, en el que se exalta el amor a la libertad y “El manantial de la vida”, en el que al autorizar el desenterramiento de seis fusilados para enterrarlos en el cementerio tan solo aparecen cuatro. Las otras cuatro se han visto publicadas, como la ya mentada de “La gran divinidad”; “Maketo” o historia de un soriano en Euskadi, “Juego de Cartas”, sobre la vida y los acontecimientos en los años cincuenta y “Los sueños del desertor” (2005) o la trayectoria vital de un joven que siempre desertaba cuando los acontecimientos intentaban doblegar su ética. En resumen: su pluma era suelta en el contar, con descripciones detalladas, diálogos ágiles entre sus personajes y siempre candentes conflictos humanos por temática, lo que hace muy agradable su lectura.
Tras el funeral de la mañana del domingo día 15, en la iglesia parroquial de San Francisco, mientras el féretro se disponía en la funeraria que iba a trasladarlo al alto Espino para darle tierra, pensé igual que Machado: “lleva quien deja y vive el que ha vivido”. A mi lado, Luis Diago me dice que sobre su poyo de Los Rojales dejó ayer un ramito de flores en su memoria. Ya en mi casa, subrayé estas palabras de su último libro: “Ya mayor, fue un rebelde, siempre estuvo junto al pueblo; nunca oyó los cantos de sirena de los gobernantes y patriarcas religiosos”. Y lo advertí como un rebelde, sí, por una causa tan justa como la dignidad de ser personas en estos tiempos revueltos.
José María Martínez Laseca
(18 de septiembre de 2013)

lunes, 16 de septiembre de 2013

Premium y castigo

Querido diario: hablo de infraestructuras viarias. De nuestras comunicaciones clave, en tanto que motores de desarrollo y cauces de vertebración territorial. Entre Soria y Madrid pongo por caso. Otrora con fondas mayores -en el camino compartido de Taracena a Francia-, donde paraban las diligencias y con multitud de posadas, paradores y casas, donde podía hospedarse el viajero con comodidad y economía. Luego, tras la apertura del ferrocarril Soria-Torralba irrumpió el tren de mercancías y viajeros, con sus vagones de tercera. Eran comunicaciones condicionadas por la topografía del terreno y cuya evolución histórica arranca de la romanización y sus calzadas hasta consolidarse en sus ejes viarios principales en el siglo XVIII, adoptando un carácter radial -con centro en Madrid-, que todavía persiste en la actualidad. En ambos casos -carretera y ferrocarril- se trataba de un largo viaje, que se hacía interminable. Pero, entonces, no había tantas prisas por llegar, como ahora sucede, ya que las distancias se miden no en Kms. sino en tiempo. Entre Madrid y Soria media una distancia de 226 km. No obstante, se tarda en llegar -sin novedad- cerca de 3 horas, con una velocidad media de apenas 90 Km/h. Se da, pues, la paradoja de que Zaragoza -más lejana que Soria de Madrid-, está más cercana en tiempo de acceso, gracias al AVE (en torno a 1h. y 20 m.).
Ni que decir tiene que los avances tecnológicos -desarrollados exponencialmente en las últimas décadas- han revolucionado nuestra forma de comunicarnos. Y ha sido una constante electoral la promesa de conectar Soria con la capital de España por medio de vías de alta capacidad (autovías) y de alta velocidad (AVE-lanzadera). Pero las inversiones, incumplidas en los años de opulencia, con la crisis actual tampoco se acometen. Para viajar, pues, a Madrid: coche, tren o autobús. El billete normal -hay descuentos- del tren Soria-Chamartín te cuesta 21,30 €; el del autobús ALSA normal 16,12 €. y el Premium, lujoso y caro, 29,30 €. No cabe otra elección: no existe mayor competencia. Con todo, el peor castigo de este viaje por la autovía A-15, inacabada, son sus insoportables rotondas. Para marearse y vomitar.
José María Martínez Laseca
(12 de septiembre de 2013)

jueves, 5 de septiembre de 2013

Me acuerdo de ti

Querido diario: lo más gratificante -pese a que resulte paradójico en este tiempo de mercenarios y adoración extrema al becerro de oro- yo lo sigo encontrando en lo intangible. Como son los recuerdos y los sueños. En esa memoria sentimental o emocional. “Hace unos días que no veo al Jesús”, les dije a mis amigos del Duero, sentados en la bancada a la sombra del frondoso sauce llorón, junto al punto de amarre de las barcas de recreo. “Se le murió el caballo de una indigestión”, me respondieron. “Vaya por dios, ahora me lo explico”, dije. No sé si ustedes han visto alguna vez a tan precioso animal. Ya sé que no era un vistoso pura sangre, competidor en los hipódromos; ni tampoco uno de esos caballos educados de la alta escuela ecuestre de Viena. Pero para Jesús significaba mucho. Era su mejor amigo. Su animal de compañía. Yo me lo encontraba con frecuencia paciendo en la ribera, contrastando la dignidad de su blancura con el verdor del paisaje. Transmitiendo una bucólica sensación de calma y paz, máxime en este tiempo en que dominan los carnívoros sobre los rumiantes. Por él, Jesús segaba la alta hierba que proveía como heno para el largo invierno. Y lo aseaba cepillándole la piel.
Era un equino goloso, que se acercaba a mí cuando le daba caramelos. A veces, los colegiales que visitaban los Arcos de San Juan de Duero se montaban a su grupa para fotografiarse consentidos por su dueño, que también orgulloso lo lució alguna vez en La Saca, por Valonsadero. Al recogerlo para conducirlo al establo, Jesús le silbaba y este acudía al trote, de contento. Han pasado unos días. A veces lo urgente nos hace descuidar lo importante. Para ti, Jesús, tras morir tu querido caballo, nada será como antes. (Al igual que para muchos de nosotros todo será distinto tras esta crisis cruel en que se han visto derrotadas las últimas resistencias del estado de bienestar). Se notará, sin duda, el vacío diario de la ausencia de su blanca alegría. Pero debes saber, Jesús, que tus conocidos seguimos a tu lado, solidarios con tu dolor. Necesitas del duelo, mas no te nos deprimas Espero verte pronto, amigo. Por tu hábitat de siempre, al otro lado del puente. Con tu boina, tan vital.
José María Martínez Laseca
(5 de septiembre de 2013)

viernes, 30 de agosto de 2013

Gómara y la promesa

Querido diario: el domingo 18 de agosto, desde Soria, Ángel y yo tomamos la N-234 de Calatayud, desviándonos en Almenar a mano derecha. Son 30 kms. de asfalto los que median entre la capital y Gómara. Una planicie de tierras de rojos labrantíos -sin apenas cerros ni árboles- donde, tras la decapitación de sus espigas de oro, solo quedan rastrojos. No en balde el campo de Gómara es la comarca cerealista por antonomasia de nuestra provincia. Preciado señorío del obispado de Osma, que en 1566 pasó a manos del conde de Gómara. Cuando llegamos, el sol dejaba de abrasar y se adueñaban las sombras. Nos adentramos por su plaza mayor, típicamente castellana: con su iglesia gótica del siglo XVI, su casa blasonada y su ayuntamiento rehecho. También plaza de toros, mediante el cerramiento de sus accesos. En Soria nos sedujo un cartel del Collado que anunciaba la representación, a las 21,30 h., de “La promesa”, basada en la leyenda de Bécquer. En su espera, la lugareña María Ángeles nos guió por donde queda el muñón de lo que pudo ser el torreón de su castillo, uno más en la frontera defensiva que los musulmanes establecieron a lo largo del río Rituerto. De aquí que el topónimo de Gómara sea árabe. Y nos condujo por sus calles, cuyos edificios prueban la decadencia de un pasado esplendente. Siendo ella niña, la villa contaba los 1000 habitantes.
Cuando los focos iluminaron el escenario, Margarita lloró la partida a la guerra de Pedro, un escudero que le promete su amor con un anillo. Se trata, en realidad, del Conde de Gómara. En el transcurso de la lucha, este oye cantar a un juglar “el romance de la mano muerta”, que le reprocha su engaño. A su regreso, victorioso, el Conde cumplirá la promesa de boda, ante la tumba de su amada, cuya mano insepulta tornará así en paz a su seno. Todo el genuino encanto del teatro popular. Fue el colofón a las jornadas de la asociación cultural La Cerca en homenaje a su hijo más ilustre: el cronista de Indias Francisco López de Gómara. Una encomiable iniciativa, pues en tiempo de crisis económica y de corruptelas políticas no hay mejor revulsivo regeneracionista que el de la apuesta decidida por el trabajo y la cultura.
José María Martínez Laseca
29 de agosto de 2013

martes, 27 de agosto de 2013

Todo lo que parecía sólido

Querido diario: la noche del 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro antifascista: la sólida barrera de 166 kms., 45 de los cuales partían la ciudad de Berlín en dos. Uno de los iconos más conocidos de la Guerra Fría y de la separación de Alemania. Se cumplen 52 años de aquella mañana del 13 de agosto de 1961 en que se levantó. Tras caer hace 24 años, los restos del muro de la opresión han devenido en símbolo de paz y libertad. Algo que al visionario trabajador de la construcción berlinés Volker Pawlowski le permitió lograr el sueño de los alquimistas medievales de convertir materiales innobles en oro, vendiendo sus solicitados fragmentos a buen precio. De entonces acá, “Todo lo que parecía sólido”, como advierte Muñoz Molina en su ensayo, ha comenzado a desmoronarse. Inestabilidad e inseguridad propiciadas por la corrupción y la mentira. Por el latrocinio y desvergüenza de ladrones y prevaricadores que no han dudado en abusar de la buena gente para dar pelotazos inmobiliarios y amasar fortunas, dinero fácil. Sin complejos y sin escrúpulos. Mientras tanto, la gente humilde se ha visto desahuciada de sus escasos derechos y servicios sociales conquistados con sudor y lucha.
Algo que parecía tan sólido como el sistema de nuestras Cajas de Ahorro también ha caído. Entre otras causas, porque se creyeron bancos y acometieron una arriesgada expansión territorial. Porque, al no tener accionistas, no eran de nadie, al mismo tiempo que eran de todos. Porque a unos, como al presidente de La Caixa o al Banco de España, les interesaba su erradicación. Porque hubo connivencia al meter al frente a políticos. Porque no se hizo el cambio de estatutos requerido. En consecuencia, se ha perdido una herramienta imprescindible ahora para que fluya el crédito a las PYMES y familias. La que fuera todopoderosa Caja de Ahorros y Préstamos de la Provincia de Soria cumpliría los 101 años de existencia. ¿Ubi sunt?. ¿Qué se hizo con sus fusiones y confusiones? ¿A nadie le consta el desastre de su gestión? Algunos miembros de sus Consejos de Administración cobraron muy generosas dietas, pero a la hora de las responsabilidades no quieren saber nada. Ni saben, ni contestan.
José María Martínez laseca
22 de agosto de 2013

lunes, 19 de agosto de 2013

Contra bando

Querido diario: sobre el “Bando” del día 8, en esta sección, por el que el Alcalde se refería al “grandísimo proyecto que llevamos prácticamente un cuarto de siglo anhelando ejecutar”, manifestamos lo siguiente:
Primero: que dicho proyecto no es prioritario para Soria y menos en tiempo de crisis. Si, realmente, el objetivo era peatonalizar el centro de la ciudad, cuesta entender a cualquier vecino con sentido común que, para tal viaje, se precisaran las alforjas de la construcción de sendos parkings en El Espolón y Mariano Granados. Con desviar el tráfico hubiese bastado. ¿Cómo entender, pues, esta supresión de los coches del centro, cuando paradójicamente, se quiere almacenar a esos coches en ese mismo centro urbano? De considerarse imprescindible tal ordenamiento, bien se podrían haber diseñado aparcamientos disuasorios en los accesos a la ciudad.
Segundo: que tampoco son ciertas las muchas bondades de dicho proyecto en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, puesto que toda esa zona parece estar siendo concebida más como un espacio de negocio que de ocio. Resulta ilustrativo el ajardinamiento versallesco del Espolón, al par que se da una evidente urbanización de la Dehesa, con ampliaciones como la de la Casa del Guarda, que asemeja un pabellón de caza austriaco.
Tercero: que ante la política de hechos consumados del Ayuntamiento, con las evidentes molestias en la movilidad causadas por las obras y su vallado metálico, y frente al aplauso de sus palmeros mediáticos, le decimos, alto y claro, que no puede continuar con su obcecación de no construir el túnel necesario para evitar la secesión entre Soria Norte y Soria Sur. Si dicho túnel estaba previsto en el proyecto de adjudicación por algo sería. A más tardar, más caro nos saldrá. Que ya con los servicios generales se nos ha ido una pasta.
Cuarto: que Soria debe reimaginarse: sí, con elegancia e inteligencia. Sin tanto despropósito, como los del Rincón de Bécquer, San Juan de Rabanera, etc., o colocando bolardos. Basta ya de megalomanías. No se olvide que las obras faraónicas más señaladas fueron las pirámides, y supusieron para los faraones excavar su propia tumba. La oposición.
José María Martínez Laseca
15 de agosto de 2013

martes, 13 de agosto de 2013

Bando

“Sorianos: la muy noble y leal ciudad de Soria es ejemplo de pacífica convivencia entre unas gentes, que se reencuentran por calles y plazas y bares. Sus vidas giran circulares en torno al concurrido Collado o columna vertebral que liga dos entornos tan emblemáticos como las márgenes del Duero y la Dehesa. Una bella armonía solo alterada por el intenso tráfico de vehículos ruidosos y contaminantes que venían circulando por un punto neurálgico de su casco urbano.
De aquí que, en aras a la necesaria modernización de Soria, quisiéramos acometer un grandísimo proyecto que llevamos prácticamente un cuarto de siglo anhelando ejecutar y que no es otro que el de la peatonalización del centro. A tal fin se construyen dos aparcamientos subterráneos en El Espolón y en Mariano Granados por parte de Riosa, empresa adjudicataria de la concesión para su explotación por 40 años. Así, el coste para las arcas municipales se limita a los gastos de adecuación de los servicios generales y sus bondades son evidentes. Podremos compartir un nuevo espacio ganado a la ciudad de 65.000 m², a la vez que revitalizamos comercialmente el entorno y mejoramos nuestra calidad de vida. Especial mención merece la actuación en superficie sobre el paseo de El Espolón, mediante su ajardinamiento para que no lo conozca ni la madre que lo parió.
En relación con cuanto acabo de deciros -a lo que muy pocos se opusieron en su día- surgen algunas voces reclamando un túnel que permita el tránsito de vehículos norte-sur entre las calles Ferial y Alfonso VIII. Que esto, vecinos de Soria, merece una explicación. Y como Alcalde vuestro que soy os la voy a dar. Cierto es que el túnel quedó previsto en el pliego de condiciones, pero reabrir este debate me parece estéril, innecesario y oportunista, ya que dicho túnel supondría tirar el dinero, al costarnos 4 millones de euros el más corto y hasta 7 el más largo. Hacerlo pervertiría nuestro gran proyecto.
Padecemos ahora las mayores molestias y perjuicio en la ejecución de las obras, por lo que reclamo la cautela y paciencia del vecindario y de los comerciantes afectados. Estamos trabajando por una ciudad mejor. Vuestro Alcalde”.
José María Martínez Laseca
8 de agosto de 2013

viernes, 2 de agosto de 2013

De juventud y política

Querido diario: dos noticias recientes han motivado mi reflexión sobre la juventud. La primera, del Papa Francisco, que instó, el pasado sábado 27, a los jóvenes participantes en la Jornada Mundial de la Juventud, en Río de Janeiro, a que salieran a la calle y se convirtieran en protagonistas del cambio social: ''pateen adelante, construyan un mundo mejor'', les dijo. La segunda, de Beatriz Talegón, Secretaria General de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas, que saltó a la fama por denunciar la hipocresía de sus propios líderes (“¿Qué hacemos aquí en un hotel de cinco estrellas?”), y que acudió, el jueves 26, a Soria a departir con sus compañeros del PSOE. Abogó allí por el compromiso de los jóvenes, pese al gran desencanto ciudadano con el sistema político. Y abrió una puerta a la dignificación de quienes son defensores de firmes valores y ven en las organizaciones políticas la manera de trabajar para el bien común. Lo que acomete en su inminente libro: “No nos avergoncéis”.
Con la que está cayendo en España. Con una crisis económica, en la que todo corre peligro al añadirse una crisis de valores. Se advierte en la apuesta decidida por la competencia y no por la cooperación. Porque se valora más el tener y el aparentar que el ser, ya que el valor supremo es el dinero (en lo que piensa todo el mundo). Y todo se fía -acorde con la ideología neoliberal dominante- a la regulación del mercado, anulándose el poder corrector de injusticias sociales por parte del Estado. Bajo la coartada de una falsa austeridad, se justifican reformas, rebajas y recortes de derechos (sanidad, educación, pensiones y servicios públicos) conseguidos por medio de la lucha obrera a lo largo de muchos años. Tumbados quedan ahora; cual monigotes de trapo.
Nuestra juventud: la mejor formada, la que sufre una alarmante tasa de paro, la obligada a partir…, no debe resignarse en el “no puedo más y aquí me quedo”. El mejor consejo que ha de darse a un joven -según Machado- es que lo sea realmente. Sabed, pues, todos los jóvenes que la política que vosotros no hacéis, otros podrán hacerla en vuestra contra. Y es que el futuro nos exige la rehabilitación de la política.
José María Martínez Laseca
(1 de agosto de 2013)

sábado, 27 de julio de 2013

Marca Soria

Querido diario: de los tópicos o temas que la literatura usa reiteradamente se ha pasado a los tópicos sociales. Si, en el primer caso, rosa equivale a mujer bella; en el segundo, los sorianos se asocian con el victimismo quejica. Por achacar todos sus males al olvido institucional. Soria sería, así, una nueva Penélope o mujer que espera -tejiendo y destejiendo- lo que nunca llega. Al menos, ahora no se nos tilda de tacaños como hiciera en el siglo XV Joanot Martorell, en su novela de caballerías Tirant lo Blanch, al decir: sois como los burros de los sorianos, que van cargados de oro y comen paja. A Soria se la relaciona con el frío y la nieve; pero ya no nieva como antes. O con la dulce mantequilla, que dio título a una zarzuela cómica-sainetesca-sentimental con libreto de Antonio Ramos Martín y música del maestro Celestino Roig, estrenada en 1917. La mantequilla podría constituir, pues, una de sus marcas. Lo mismo que el románico. Otros han apostado por la micología: setas, hongos y el oro negro de su trufa. E inclusive por el torrezno del cerdo. Indudablemente que somos lo que éramos, más otras cosas. Numancia tal vez vaya por libre.
Empero, de un tiempo a esta parte, la marca Soria es la poesía. Poes(or)ia. “Por lo que Soria representa en la memoria de la dignidad colectiva de la sociedad civil. Por cuanto se emparienta con el último gran proyecto constructor de orden que fue Antonio Machado. Él es uno de esos hombres que con su sola presencia en el mundo mancharon de salvación y de radical luz las cerezas de los tiempos”, según Juan Carlos Mestre. No en balde, en Soria se respira una atmósfera especial, como advirtió Antonio Gamoneda.
Ante la tiranía neoliberal del poder capitalista, que ensancha las periferias del mundo; la poesía también sabe reaccionar, ya que -sigue Mestre- “las lágrimas que corren en estos momentos en la conciencia cívica de nuestro país son la acusación por la que no puede pasar la poesía”. Si como señalaba Kant en el mundo social todo tiene precio o dignidad, solo la poesía y el amor -que ni se compran ni se venden- están fuera del negocio capitalista que todo lo corrompe. Por eso la poesía es alimento y no mierda.
José María Martínez Laseca
25 de jukio de 2013

lunes, 22 de julio de 2013

A propósito de “El santero de San Saturio” y su reedición (y 2)

“Se canta lo que se pierde”, decía bien Antonio Machado. Por lo que muy poco le costará al atento lector comprender que “El Santero de San Saturio” es un libro de memorias. De “libro de la memoria” lo calificó Dionisio Ridruejo en su elogioso artículo: “G.N. rompe un fanal” (Barcelona, 1954). Se trataba de un libro al que Gaya tildó de estrafalario, por aquello de lo inclasificable dentro de los géneros literarios aristotélicos, dado su componente fragmentario. De “zarabanda de prosas”.
Su simétrica conformación se distribuye en 24 capítulos. Los que tratan sobre temas tan diversos como: La sociedad, Numancia, Los poetas, La gastronomía, Deportes y toros, Las de allá arriba, Los crímenes, Los labriegos, Las fiestas de San Juan y de San Saturio, etc.; observándose el paso de las estaciones para completar así todo un ciclo anual. “…Prefiero el quincenario, que da un más frecuente pretexto para picotear en un tema y saltar a otro diverso que es lo que me place”, dice Gaya. Se suman a ellos un “Yo santero” al inicio, un “Intermedio personal” y un “Final sobre el Duero”.
Para esta a modo de catarsis o desahogo personal, Gaya se sirve de un narrador en primera persona. De ese paisano nacido en Tardelcuende que, tras largos años de ausencia, regresa a la ciudad de Soria para ocupar la plaza vacante de santero en la ermita de San Saturio, respondiendo a un anuncio aparecido en el periódico local u hoja agraria. El nuevo santero, que bajo su barba y sayal esconde su propia historia, se convierte así en su principal protagonista –entre pícaro y místico-, y actuará como personaje sarta, uniendo unos capítulos a otros como la cuerda que ata los abalorios de un precioso collar.

TODO UN PROCESO JUDICIAL Y SENTIMENTAL

Si bien, al principio, parece que dicho narrador nos habla de acontecimientos del momento, estos no dejan de ser sino un mero pretexto para la reflexión sobre un pasado –el de la Soria de la segunda república- contemplado con añoranza, y en el que los pobres eran hidalgos, los socios de los casinos más cultos, las putas eran decentes y “no se habían perdido los buenos modales”.
Se trata, como allí se nos dice, de un “proceso judicial y sentimental de la ciudad, de la provincia y de sus moradores”, hecho con desparpajo e ironía. Como señala Consolación Baranda (en el prólogo a sus Obras Completas para la Biblioteca José Antonio de Castro) en el único lazo que vincula al pasado con el presente es la geografía: “Las ciudades, río, río Duero, son accidentales y cambiantes. Ya lo ves: esta misma Soria, que he ido barajando en mi quincenario, también es cambiante, porque está matando, o quizá el gerundio adecuado sea “superando” sus antiguos y honrados hábitos. Es la geografía la que no cambia…”, nos advierte.
Nada halagüeña, encomiástica o satisfactoria resultaba, en consecuencia, dicha conclusión para quienes, vencedores de una guerra civil todavía reciente, se veían ignorados en el libro y en el mejor de los casos, cuando son tratados, desde una perspectiva irónica, por un narrador que se identifica con los vencidos, y que haciendo gala de una fuerte superioridad intelectual y moral se siente capacitado para juzgarlos a todos ellos.
Ello justifica que las reacciones no se hicieran de esperar en nuestra capital. Muy sonada, la del mismísimo obispo de la diócesis de Osma-Soria, Saturnino Rubio Montiel (célebre por la venta de la iglesia románica de San Clemente, en pleno corazón de nuestra ciudad), que detuvo la procesión eucarística en los actos conmemorativos del VII Centenario de la muerte de Santa Clara, frente a la fachada de la casa familiar de la Calle Marqués de Vadillo, para advertir como “muy discutible la filiación de un hombre que quiere honrarse a sí mismo deshonrando a su madre”. Otras más, las constituyeron el intento de su secuestro en las librerías de la ciudad o el vilipendio al que se vio sometido desde la prensa local por parte de los adictos al régimen franquista.
Mientras tanto, en otros lugares exteriores, merecía unánime y cálido aplauso de la crítica literaria. Por parte de personas como Dionisio Ridruejo, Francisco Yndurain, Jorge Campos, José del Río Sanz, etc., como se puede comprobar en el referido cuaderno adjunto titulado “Del Santero de San Saturio y sus circunstancias”.
El periodista Marcos Molinero, desde “Soria Hogar y Pueblo” del 11 de noviembre de 1977, en su artículo “Conciencia sucia” asoció aquella crítica malévola traidora que se le hizo al libro a una mentalidad pacata, que no supo apreciar la cantidad de cariño desesperado de Gaya Nuño hacia la que, a fin de cuentas, no era otra más que su propia tierra natal.

SU GRAN VALOR ESTILÍSTICO

Una de las virtudes manifiestas del discurso narrativo del “Santero” es el uso que en él se hace de nuestra lengua española. La recia y certera prosa de su autor. El ambiente literario que le tocó vivir a Gaya, su entorno cultural entre noventayochos, novecentistas y la gran floración del 27, precisamente en Madrid, lo más de su tiempo en la fase primera de su vida. No podemos precisar con exactitud todo lo que tan ejemplar de aquello determinó su escritura, pero sí que en sus cimientos se advierte mucho del habla de su entorno primero, lo que le dota de un estilo muy personal. Gaya Nuño sazona su escritura con una mezcla de humor y de lirismo y algunos toques de filosofía entre existencialista y estoica. Se agradece, especialmente, su riqueza de léxico, tan bien ensamblado que no resulta en ningún caso pretencioso o fuera de lugar. A este léxico, tan castellano, ha de añadirse otro netamente soriano. Como cuando escribe que “las aguas del Urbión no se regalan en balde”. Gusta, pues, Gaya de una prosa rica, flexible y sonora.
“El Santero de San Saturio” es, a su vez, germen de otras obras literarias que con las que continuó su narrativa nuestro paisano. Como su Tratado de Mendicidad (1961), ya advertido en su capítulo primero sobre “Pedigüeños y hampones” de 1 de noviembre o el de su “Historia del Cautivo” (1966) novela que trata sobre la premonitoria guerra de África, con el desastre de Annual y Monte Arruit, aquí esbozado en un romance de ciego del capítulo XI relativo a “Los crímenes”, de 1 de abril.
Concluiré diciendo que, partiendo de este tarro de esencias de lo soriano, un grupo de gentes agrupadas en la denominada Hermandad del Santero hemos acometido una celebración gozosa. Es la ruta urbana de La Saturiada. A modo de la “Bloomsday” de Dublín, basada en el “Ulises” de Joyce o de “La noche de Max Estrella” de Madrid, inspirada en “Luces de Bohemia” de Valle-Inclán. Coincidiendo con el día del libro y la celebración de la fiesta de nuestra Comunidad. El 23 de abril. Para mejor darlo a conocer y promocionar con ello la afición a la lectura entre la gente, toda vez que sin conocimiento no hay prosperidad.
Y es que “El Santero” es ya, por méritos propios, uno de nuestros clásicos. Entiéndese por clásicos a ese tipo de libros a cuyas páginas acudimos una y otra vez para mirarnos, como en un espejo, a nosotros mismos. Para así conocernos mejor.
José María Martínez Laseca
(19 de julio de 2013)

A propósito de “El Santero de San Saturio” y su reedición (1)

Te diré, en primer lugar, amigo lector, que siento una gran alegría con motivo de la reedición de este libro de Juan Antonio Gaya Nuño (Tardelcuende 29-1-1913; Madrid, 6-7-1976) titulado “El Santero de San Saturio”, por parte del Ayuntamiento de Soria, y al que se le adjunta mi cuaderno que lo contextualiza: “Sobre el Santero de San Saturio y sus circunstancias”. Recuerdo, en este mismo sentido de afecto que, en mi condición de profesor de literatura, yo lo venía utilizando cada curso en el Instituto Antonio Machado de Soria como lectura obligatoria para mis alumnos de 4º de la ESO. No obstante, como consecuencia, de verse agotada su última edición, no me quedó otro remedio que el de suspender tal actividad.
Si mis cálculos no me fallan (aunque hay quien menciona una edición fallida a añadir de 2006), se trataría en este caso de la séptima edición de “El Santero de San Saturio”. La primera la acometió la editorial Castalia de Valencia en 1953. Prosistas Contemporáneos. Colección de escritores españoles de hoy. Dirigida por Antonio Rodríguez Moñino y Brey (el tío rojo de Rajoy). Figurando como colaboradores de los primeros números: Camilo José Cela, Antonio Díaz-Cañabate, Ignacio Aldecoa, Jorge Campos y Juan Antonio Gaya Nuño. “Prosistas Contemporáneos aspira a poner en manos del lector las páginas más selectas de diez escritores españoles de nuestros días”, se advertía a los lectores.
Su segunda edición, primera “especialmente autorizada por el autor”, dentro de la Colección Austral perteneciente a la editorial Espasa Calpe, S. A., es de Madrid, 1965. La segunda de Austral es de 18 de marzo de 1986. La tercera (de 1995) y la cuarta (de 1999), respectivamente, corresponden a esta misma editorial, figurando en ambas su Copyright o derechos de autor ya trasvasados a los Herederos de Juan Antonio Gaya Nuño.
Lo más llamativo de esta séptima edición facsímil, recientemente presentada, es que, al parecer, sus derechos de autor se han visto transferidos a las Hijas de San Camilo, monjas que gestionan una residencia privada para personas asistidas en la provincia de Salamanca y a donde todos los indicios conducen que fue a parar Ángela Gutiérrez de Marco, hermana de Concha de Marco y su heredera universal, al final de sus días, ya que se encontraba imposibilitada.

CONTANDO LOS CUARENTA

Cuarenta años cumplidos tenía su autor, Juan Antonio Gaya Nuño, cuando salió a la luz del sol este segundo volumen de Prosistas contemporáneos de la Editorial Castalia. Aconteció, concretamente, el 5 de marzo de 1953, en Valencia. Ocho días después de la muerte de su primogénito hermano Benito, catedrático de griego en el único Instituto de la ciudad de Soria.
Gaya había cobrado merecida fama hasta entonces como historiador y crítico de arte. (Autor de “El románico en la provincia de Soria” y gestor de las Galerías Layetanas de Barcelona). Con más de 20 libros publicados. Entre ellos “Zurbarán”, “Eugenio Lucas”, “Picasso”, “Dalí”, “Cossío”, “La pintura española del medio siglo”, “Historia del Arte Español”, etc., tal y como se indicaba en su solapa. “He dado a la luz no sé cuantos [libros] dedicados a estética, crítica e historia del Arte, procurando en los tales calidad y claridad, estilo y buena prosa, pero inútilmente. Estos libros no cuentan como producción de un escritor” declaró a Antonio Núñez en la revista “Ínsula” de 1969. Tal iniciativa respondía a su imperiosa necesidad biológica de dejar algo original, que fuera valorado como obra literaria. En este orden de cosas se considera al “Santero” como su obra inaugural, incorporándose así al panorama literario español de la postguerra como autor de ficciones.
“En el año 50, en 15 días escribió [Juan Antonio] el Santero, le llamaba la nostalgia. “Creo –recordaba Concha de Marco- que fue ese año cuando por primera vez volvió a Soria a pasar unos días de verano”. Sin embargo, en 1976, tras su muerte, en la revista “Celtiberia”, bajo el epígrafe de “Unos recuerdos” se anotaba: “Durante el verano de 1952, Concha y Juan Antonio pasaron una temporada de descanso en su Soria. Juan Antonio leyó el original a un pequeño grupo de amigos. No pudimos escuchar su lectura. Pero sí los comentarios de gozoso entusiasmo”.
Esta obra literaria supone, pues, para su autor una especie de catarsis, tras quince años de ausencia de la ciudad de sus amores. “Recién acabado el libro –declaraba Gaya- volví por primera vez a Soria después de la guerra. Si hubiese vuelto antes, quizá el libro no me hubiese resultado necesario.”

EL RASTRO EMOCIONAL

La secuencia emocional que evidencia el proceso seguido en la germinación de su escritura es la siguiente:
A.-¡Soriano que triunfa! El 21 de enero de 1947, con motivo de la publicación por el “Instituto Diego Velázquez” del CSIC, del nuevo libro de Juan Antonio Gaya Nuño sobre “El románico de la provincia de Soria” (que fue su tesis doctoral de 1934) congregó en Madrid a un grupo de sorianos, buenos amigos suyos, para festejar al autor. Entre la veintena de ellos se encontraban algunos tan conocidos como Blas Taracena, José Tudela, Gerardo Diego y Epifanio Ridruejo.
El poeta local Virgilio Soria leyó allí su tan elogioso como emotivo poema “Estampa de Soria” lo que, sin duda, supuso para Juan Antonio toda una descarga eléctrica de sensaciones y emociones.
B.-En 1949, encontrándose el matrimonio Juan Antonio-Concha en Barcelona, escribe Gaya un largo y sorpresivo poema, rimado en pareados, titulado “La Saturiada, o sea de San Saturio el Patrón, la vida en verso ramplón”, que firma bajo el acrónimo de Antonino Auñón y Aguja, Pbro. [Presbítero]. En concreto, lo fecha en Sauquillo de Boñices, 27 de agosto de 1949. Para mí lo tengo –por juzgar a las gentes de Soria y por la tremenda carga de ironía con que lo hace- por el más claro antecedente de “El Santero de San Saturio”.
C.-Se añade a lo anteriormente dicho una carta dirigida a la familia residente en la casa de Marqués de Vadillo de Soria, fechada en Barcelona, a 1 de octubre de 1949. En realidad, se trata, otra vez, de versos rimados, acometiendo noticias de sus quehaceres profesionales y lamentándose de no poder asistir a las Fiestas del patrón San Saturio. Concha lo tilda, en su posdata, de romance de ciego. Al cierre, se puede leer: LA SATURIADA o sea SAN SATURIO EL PATRÓN.
D.- Por si lo dicho hasta aquí fuera poco, aún faltaría anotar un acontecimiento que vendrá a actuar como resorte o espoleta. Me refiero a la noticia de la muerte de Antonino Mateo Tejedor (1876), nacido en Almajano, al igual que su madre Gregoria (1885-1978), y que durante muchos años había ejercido el cargo de santero de San Saturio. La reproducción de su necrológica “De CAMPO 19 de junio de 1951, figura al inicio del libro como ANTECEDENTE y funciona dentro de la narración como una especie de collage en la pintura.
Dicho lo cual, todo parece estar muy favorablemente dispuesto para que corra ligera y cristalina la tinta de “El Santero de San Saturio”.
José María Martínez Laseca
18 de julio de 2013)

La plaza robada

Querido diario: nunca yo, Santero Mateo, el “Sante”, tuve claro que eso de poner una agencia de detectives en Soria fuera una buena idea. Si al fin me decidí fue porque las contrataciones por cuenta ajena estaban muy feas y yo era hombre inquieto que no gustaba de hacer cola en la oficina del paro, ya que el escaso trabajo que surgía siempre se reservaba para parientes y enchufados. Por eso, ingenuamente, me acogí a la Ley de Emprendedores del PP que prometía incentivar a cuantos se arriesgaran creando empleo como autónomos. Alguna subvención para local que nunca llegó. Por si acaso, me había instalado en la calle Estudios, en un tercer piso de un viejo edificio, sin ascensor, ya que en la vía principal del Collado el alquiler era prohibitivo, pese al declive del comercio tradicional. Una placa dorada en el acceso al portal indicaba “Satur & Sante. Detectives privados”. Gustaba de trabajar en equipo y por eso asocié a la empresa a Don Saturio, un prejubilado que se hizo querer como sargento de la policía municipal y que así complementaría su baja pensión.
Aquel jueves de mercado –mientras escuchaba el clip de Tawas “No te gustaría” con Juaninacka–, nos sorprendió la llegada de nuestro primer cliente. Una viejecita de buena presencia, sin duda una belleza cuando joven, que nos sorprendió al denunciar el robo de una plaza pública: la de Ramón y Cajal, en pleno centro de la ciudad. Ella era testigo presencial, puesto que vivía enfrente. Nuestro oficio consiste en descubrir la verdad. Alumbrar el lado oscuro de la realidad, algo así como la cara oculta de la luna. Por eso tras escuchar atentamente a aquella viejecita nos desplazamos al lugar del delito. “Debiera cuidarse mucho más la convivencia entre la ciudad normal y la historia”, dijo don Satur al pasar bajo el edificio respingón construido cual palafito sobre suelo de todos. Ya “in situ” pudimos comprobar que la plaza no era tal. “Antes había bancos donde te podías sentar”, nos había dicho la anciana. En efecto, ahora tan solo quedaba una terraza privatizada y mercantilizada. Un engaño sutil del Ayuntamiento. “La mejor forma de esconder algo es ponerlo delante de nuestros ojos”, exclamé.
José María Martínez Laseca
(18 de julio de 2013)

miércoles, 17 de julio de 2013

El rostro del arte nos evoca a J. A. Gaya Nuño (y 2)

Otro día acudimos, también, al Museo, menos conocido, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, cuya colección permanente incluye obras maestras (pinturas, esculturas, dibujos…) del arte español, italiano y flamenco. Especial atención al siglo XIX con ejemplares de conocidos creadores que ingresaron en la misma. Y aún otras muy interesantes piezas adquiridas. En una de sus salas en semipenumbra admiramos una parte de su valioso tesoro español y universal en torno al grabado, como lo constata la "Colección de estampas de asuntos caprichosos, inventadas y grabadas al agua fuerte por Don Francisco de Goya".
Previa a esta instancia se halla otro espacio dispuesto para albergar la biblioteca y archivo donada por el historiador del arte Enrique Lafuente Ferrari (Madrid, 1.898-Cercedilla, 1985), con 18.000 unidades, entre libros, folletos, artículos, manuscritos, cartas y fotografías. En su misma planta una exposición temporal de fotografía modernista 1923-1929 del fotógrafo checo FrantiseK DrtiKol organizada por PhotoEspaña.
Nos acordamos de Gaya Nuño. De las planchas de su “Bibliografía crítica y antológica de Gaya” perdidas en los sótanos del Ministerio de Cultura. De su biblioteca personal, que quiso comprar la Fundación Paúl Getty de Estados Unidos y que afortunadamente se encuentra en Soria. De uno de sus primeros trabajos tras la cárcel, como fue el de extraer copias del archivo fotográfico de Arte Hispánico Ruiz Vernacce, sito en la calle Carrera de San Jerónimo, por encargo de José Gudiol Ricart, para el Instituto Amatller de Arte Hispánico de Barcelona.
Y nos acordamos, otra vez más, de Gaya y del jugoso tráfico de obras de arte existente, mediante el hurto. la receptación y el contrabando, cuando al vencer ya la tarde acudimos a una sala de cine para ver la película “Trance” del director Danny Boyle. Un interesante “thriller” que gira en torno a las consecuencias del robo del cuadro de Goya “Vuelo de Brujas” puesto sobre la tarima de una casa de subastas londinense y que resultará truncado.
Sobre todo, nos acordamos muy mucho de Juan Antonio Gaya Nuño y lo celebramos cada vez que como ocurre durante estos días podemos contemplar los fondos artísticos de su legado, expuestos en las dos salas del Centro Cultural que, sito en la plaza San Esteban de Soria, lleva su ilustre nombre.
Una interesante panorámica del arte contemporáneo. Con esas obras que le fueron obsequiando sus amigos artistas, agradecidos, por haber escrito sobre ellos de manera elogiosa en sus reseñas, en sus catálogos y en sus libros. Pintores y escultores de estilos diversos como Ramón Rogent, Vázquez Díaz, Pancho Cossío, José Caballero, Álvaro Delgado, Francisco Mateos, Juan Barjola, Viola, Millares, Tàpies, Oteyza o Pablo Serrano entre otros, dentro de un largo etcétera. Un auténtico patrimonio cultural representativo de las vanguardias de la mitad del siglo XX que la ciudad de Soria parece no apreciar en su valor histórico, artístico y sentimental como el auténtico tesoro que es. Qué lástima que ésta no se conforme como una exposición o pinacoteca permanente.
Y nos acordamos, cómo no hacerlo, de Concha de Marco, de tan fuerte temperamento poético y compañera constante en el quehacer de Juan Antonio. Ella fue, realmente, la que hizo posible que ese regalo tan preciado llegara a la ciudad de Soria, a través de lo que era entonces su Caja de Ahorros provincial. Y se marchó, Concha, tan tranquila, al tiempo que se quemaban los rastrojos, por estimar –¿quién lo diría ahora? – que lo había dejado todo a buen recaudo.
Para el dramaturgo Jacinto Benavente existen dos tipos de muerte: una la de la sangre y otra la del olvido, que es la muerte verdadera.
A nosotros, a mi buen amigo Ignacio y a mí, siempre que se habla de las bellas artes, nos resulta tan fácil como grato evocar una figura intelectual de la gigantesca talla humanística de Juan Antonio Gaya Nuño. Porque como ya advirtió en su día José Camón Aznar: “Gaya Nuño es protagonista de una obra que sólo admirará el futuro, por su impresionante tarea erudita, por su gran calidad de escritor, por su gama, sensibilidad y dicción cerrada y brava”. Evocarlo sí, que es sinónimo de recordarlo, rememorarlo, desenterrarlo, despertarlo, retenerlo, repasarlo, añorarlo y pensarlo.
Que esto, y no otra cosa, es lo que, en definitiva, hemos pretendido facilitar a los curiosos lectores al escribir nuestro nuevo libro sobre el cautivo republicano –en tanto que combatiente perdedor de la guerra civil española (1936-1939)–, quien mediante el esfuerzo, la autoexigencia y el afán de superación en su ingente trabajo consiguió redimir la pena impuesta de tener que vivir el resto de sus días bajo la dictadura franquista. Nadando siempre contracorriente, para terminar convirtiéndose de ese modo en un auténtico santero del arte. Faceta con la que obtuvo el reconocimiento internacional.
José María Martínez Laseca
(14 de julio de 2013)

El rostro del arte nos evoca a J. A. Gaya Nuño (1)

La celebración, en este mismo año, del centenario del nacimiento de Juan Antonio Gaya Nuño (Tardelcuende, 29 de enero de 1913; Madrid 7 de julio de 1976) es un momento adecuado para la publicación del libro biográfico y divulgativo: “Juan Antonio Gaya Nuño: de cautivo a santero del arte” (Millán y Las Heras Editores, Soria, 2013)), del que somos autores Ignacio del Río Chicote y yo.
Recientemente, hemos coincidido en Madrid, Ciudad del Arte con sus afamados Museos, tres de los cuales configuran lo que se denomina Triángulo de Oro y que están ubicados, como ya saben los lectores, en la zona del Paseo del Prado. De aquí que mi amigo –profesor y pintor– y yo, cuando nos reencontramos en la capital de España, acudamos a visitar algunas de las muchas exposiciones abiertas.
De este modo, hemos podido disfrutar de “Terrenos de Juego” de Alberto Giacometti, en la Fundación Mapfre, centrada en el espacio creativo de su taller de apenas 18 m2, cerca de Montparnasse en París. El sueño tan ansiado de diseñar una escultura para un espacio público como la explanada ante el Chase Manhattan BanK de Nueva York se frustró. Empero, él persistió tenaz en la búsqueda de la totalidad de la vida, reflexionando sobre su propio yo en relación con los demás. Destacan dos esculturas: “El hombre que camina”, que puede ser interpretada como esencia de una búsqueda constante de la plenitud vital y “Mujer grande”, entendida como una imagen de culto. Ambas son realmente llamativas.
Para Giacometti, la mirada es el elemento que dotaba de totalidad a la cabeza. Por eso, al trabajar en los bustos de su hermano Diego se centra en la cabeza y, especialmente, en la zona de los ojos. Sus cabezas se alejan de una representación clásica, rompen formas y proporciones, con el fin de inducir al observador a buscar la mirada, que es la mirada de la conciencia.
Por todo esto nos acordamos de la hermosa cabeza de Gaya Nuño esculpida por Pablo Serrano (Gaya a lo Giacometti) en 1961, de sus enormes ojos, tan despiertos como los de Picasso.
Acudimos después al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía por ver la extensa muestra sobre el pintor Salvador Dalí. “Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas”, que tanta cola de visitantes está trayendo en su entrada. Acaso atraídos por el reclamo del pintor espectáculo, tan admirado como controvertido. Inventor del método paranoico-crítico, que se utiliza a sí mismo como objeto de estudio, sobre todo bajo el prisma del psicoanálisis freudiano y que se hace eco además de los descubrimientos científicos de su época que le impulsan a expandir constantemente los límites de sus experiencias en relación con el espacio y el tiempo.
Un total de 11 secciones: Del vidrio de multiplicar a la putrefacción; Autorretrato; La miel más dulce que la sangre; Surrealismo; El Ángelus; El rostro de la guerra; Surrealismo después de 1936; América; La vida secreta; Escenarios y El enigma estético, donde exhibe su discurso en sus diferentes posibilidades creativas.
Un Dalí transgresor, innovador, teórico, y enigmático-matemático. Coincidente con Lorca y Buñuel en la Residencia de Estudiantes. Tan influido por los pintores renacentistas. Con la línea de Leonardo, la geometría de Rafael y la luz de Vermeer y su propia concepción poética, la belleza clásica sonríe de nuevo. Ese Dalí poliédrico, rediseñador del logotipo del Chupa Chups, que tuvo como primera modelo a su hermana Ana María (véase su “Muchacha en la ventana”) hasta que se enamoró de Gala para los restos. Precisamente, es su retrato de Gala lo que estimaba Gaya Nuño de lo mejor, ya que dentro del surrealismo español se interesaba más por Miró -pintor abstracto y simbolista, si acaso con algún detalle figurativo que marcaba la frontera- y por José Caballero, bonísimo, o Gregorio Prieto. Aunque reconocía que a Dalí –bien dotado y derrochador de sus dotes– acaparó más de la fama.
A Madrid, vale la pena ir y tornar una y otra vez; aunque solo sea por visitar el Museo del Prado, como siempre decía nuestro paisano Gaya Nuño. En este caso, especialmente, nos lo recomendaría, para contemplar la exposición temporal titulada “La belleza encerrada”. Un conjunto de 281 obras de las colecciones de nuestra principal pinacoteca, que tienen por común denominador “su pequeña dimensión y unas características especiales de riqueza técnica, preciosismo, refinamiento del color y detalles escondidos que invitan a la observación cercana de estos cuadros de gabinete, bocetos preparatorios, pequeños retratos esculturas y relieves”.
La mitad de tales obras no se han expuesto con regularidad en este Museo durante los últimos años por corresponder bien al Prado tenido por oculto o bien al Prado disperso. Son piezas acumuladas en el transcurso de los siglos. Se inicia a finales del XIV y principios del XV con el temple sobre tabla de “La Anunciación” de Fra Angélico y que culmina con la pintura de pequeño formato del siglo XIX o de la burguesía con óleos radiantes de luz de Mariano Fortuny como “Marroquíes”, “El jardín de la casa de Fortuny” o “Desnudo en la playa de Portici”.
Están dispuestas, con delicadeza y buen gusto, en un conjunto de 17 salas, invitando al espectador –tenido por un auténtico voyeur o mirón por el ojo de la cerradura– a reflexionar sobre el modo en que los pintores del norte y del sur entienden una misma iconografía, una misma visión totalizadora del arte europeo y de su significado desde la Edad Media y el Renacimiento, a través del Barroco, hasta el naturalismo que dará paso al siglo XX, tan cambalache.
Lleva su tiempo contemplar extasiado tanta belleza creada por la mano del hombre. Embelesados nos quedamos contemplando “La mesa de los pecados capitales” con escenas de la vida cotidiana dentro de la imaginería de un pintor tan genial como El Bosco, que se encuentra en la sala nº 3. O los óleos, tan llamativos, que sobre la serie de “Los Sentidos” (Vista, El Gusto, El Oído, El Tacto, El Olfato) elaboraron conjuntamente Pedro Pablo Rubens y Jan Brueghel el Viejo para los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia y que se nos muestra en la sala nº 7.
José María Martínez Laseca
(13 de julio de 2013)

Para fiestas, las de San Juan

No soy chovinista, con aprecio excedido de lo propio y menoscabo de lo ajeno. Antes peco de modesto, pues si pongo en valor nuestro patrimonio inmaterial identitario es cuando me veo obligado a contrastarlo con aquél del que tanto presumen otros. Tratándose de fiestas populares, gusto de comparar orgulloso las nuestras sorianas de San Juan, con las pamplonicas de San Fermín. Ambas transforman con su magia la rutina del tiempo y del espacio. Alteran el orden establecido. Giran en torno a un común sentimiento: el toro.
Reconozco que los Sanfermines, eminentemente urbanos, nos ganan como multitudinaria concentración festiva, que rompe las costuras de una ciudad mayor, con miles de foráneos atraídos por su gran difusión mediática y la fama universal que sobre ellos proyectó Ernest Hemingway en sus crónicas. Del 6 al 14 de julio. Los definen sus encierros. Disparo de un madrugador cohete y 850 metros de emoción. Desde la cuesta de Santo Domingo, donde empiezan, hasta la plaza de Toros, en que acaban, pasando por la peligrosa curva de Estafeta y Mercaderes. Unos minutos apenas en los que 3.000 corredores ofician una ceremonia especial en la que la vida y la muerte se dan la mano, expuestos a la embestida de unas bestias de más de 600 kilos. Rito tan espectacular se repite cada día.
Las fiestas de Soria son bien distintas. Más ricas en un sentido antropológico. Combinan campo y ciudad. Su ritual con el toro-varón mojona el calendario Sanjuanero en una suerte de mística gastronómico-sexual. Se juega con 12 novillos que han de sacrificarse públicamente para comulgar de su cuerpo y su sangre (tajadas). A modo de afrodisíaco, ante el sabido encuentro con la hembra generadora de vida, en el fértil marco de la romería de Las Bailas. Multiplicando y dando continuidad a la tribu. Un ciclo perfecto. Aquí las cosas transcurren con más calma. El encierro de La Saca es de largo recorrido. Desde los corrales de Valonsadero a los del Coso de San Benito, con descanso en la Vega de San Millán. En dos fases: mañana y tarde. Con la vistosa estampa de los caballistas. ¿Peligro?, el de algún que otro toro perdido por el monte, que siempre prolonga el temor de lo incierto.
José María Martínez Laseca
(11 de julio de 2013)

martes, 9 de julio de 2013

Hay sirenas en el Duero

Querido diario: Hay sirenas en el Duero, me dijo mi buen amigo G. A. aquel día de verano. No me crees, añadió, al ver mi gesto de sorpresa, pero te juro que las he visto en la orilla del río, reunidas en pequeños grupos, tomando el sol y charlando entre ellas, aunque usando una jerga que me resultó ininteligible. Que nadie las haya notado antes se debe a su gran desconfianza hacia los humanos. Huyen de los temidos pescadores, que pretenden atraparlas con los afilados anzuelos de sus cañas, los que les infringen graves heridas al clavárseles en sus tiernas carnes. También de los curiosos que miran su desnudez de modo perverso, como símbolos sexuales, o cual meticulosos forenses, dada su rara anatomía. Si fuera por ellos irían directas al circo de primeras estrellas del espectáculo. Pero, al igual que la Virgen solo se aparece a niños y pastores, las sirenas no son visibles más que por los poetas.
Incrédulos te dirán que estos seres no existen, que son un mito. Cuentos de marineros de todo el mundo hablan de ellas. Mitologías como la griega o la vikinga. Capiteles románicos las retratan. Esas “doncellas marinas, que atraen a los navegantes por su hermosura y la belleza de su canto. Desde la cabeza hasta el ombligo tienen forma de mujer y tienen colas escamosas de peces, moviéndose en las profundidades...”. El cuaderno de bitácora de Cristóbal Colón las describe como criaturas de vientres pálidos y moteados torsos color oscuro y cola en forma de remo. Sirenas son.
Grasa aislante, poco pelo, membranas entre los dedos resultan adaptaciones humanas para la vida en el agua. Los árboles habían sido nuestra cuna, pero podríamos descender de un grupo de simios que un día se convirtió en mamíferos marinos. ¿Qué los llevó hacia el mar? La comida. El cerebro se desarrolló gracias al yodo y a los ácidos grasos que hay en los crustáceos y mariscos que allí se encontraban en abundancia. Hasta nuestra habilidad para caminar erguidos a dos pies responde a aquella adaptación. Cierto es que hemos explorado más la superficie de la luna que el fondo del mar. Si las sirenas -concluyó G. A.- han llegado hasta aquí es porque saben esconderse.
José María Martínez Laseca
(4 de julio de 2013)

domingo, 30 de junio de 2013

R que R (Recortes Rajoy)

Querido diario: muy capaz es Rajoy de decir lo uno y lo otro sin inmutarse. Así -en la oposición, Córdoba, 21-5-2010-, reclamó el "adelgazamiento" de la Administración pública, porque "gasta lo que no está en los escritos". Y aún añadió que un plan de recorte de los costes de la Administración, "no es el chocolate del loro", sino una medida por la eficiencia, ya que muchas de esas competencias las ejercen Autonomías y Ayuntamientos. "Ahorraríamos un dineral", dijo. Ahora -ya Presidente del Gobierno, Moncloa, 19-6- 2013- dice: “Quisiera acabar hoy con un mito muy extendido a propósito del verdadero tamaño de la Administración pública en España. Contra lo que muchos afirman, y con los datos de 2012 en la mano, podemos decir que España se sitúa entre los países de la Eurozona con menor gasto público en porcentaje del PIB: 43%, un 43,3% para ser exactos, frente al 49,7% de la media de la zona euro". Empero, Rajoy es muy capaz de decir esto y hacer lo contrario. Todo bajo la soflama de la austeridad y la eficiencia. Desmantelando lo público. Porque PP (partido privatizador) manda.
Este Gobierno mantiene que con sus reformas (la local, la de la administración, aprobada el viernes pasado, la tasa de reposición cero de funcionarios y sobre todo los enormes recortes de empleo de 2012 especialmente en las Autonomías), conseguirá ahorrar en los 4 años de esta legislatura hasta 37.620 millones de euros. Casi un 4% del PIB. Cierto es que la mitad de dicha cifra “se ha ahorrado en empleo público”. En los 374.800 empleados de las distintas administraciones que han perdido su puesto de trabajo -caso de los eventuales, en su mayoría de sanidad y educación en las Autonomías- o cuya jubilación no ha sido cubierta y que en lo que a funcionarios respecta suman unos 30.000 al año.
Mucho ruido mediático y poca ganancia. Quitando la destrucción de empleo público solo se van a reducir 6.440 millones (2.146 al año) en el trienio. Ello si las Autonomías obedecen y sacrifican: Defensor del Pueblo, Tribunal de Cuentas, Consejo de la Juventud… Y a unos cuantos parlamentarios. ¡Recortes democráticos! Recentralización. ¿Acaso son intocables sus caros asesores?
José María Martínez Laseca
(27 de junio de 2013)