jueves, 28 de febrero de 2019

El Isidorillo

Entonces no se permanecía mucho tiempo en la escuela. Se aprendía lo justo: a leer, escribir y las 4 reglas. Y a espabilar para ganarse las alubias fuera de casa de los padres. Poniéndose a servir como criado en las tareas del campo de otras familias más pudientes o, también, de pastor. Este fue el caso de I.G.A., apodado “El Isidorillo”, dada su poca edad. Gracias a eso se libró de la Guerra Civil (1936-1939), pues las quintas movilizaban a los mozos al cumplir los 21 años. El Isidorillo, pese a su juventud, ya ocultaba una sorprendente historia, de la que él fue protagonista y se cuidó mucho de contársela a nadie. Pero la suerte se tuerce. El miércoles 2 de febrero de 1939 el Alcalde de su pueblo natal lo citó en el Ayuntamiento. Al personarse ante él le comunicó que había recibido un oficio de la Comandancia Militar de Andalucía participándole que el mismísimo Caudillo Francisco Franco premiaba sus servicios prestados con 500 pts., las que puso a su inmediata disposición. Aquello era mucho dinero. Y los rumores pronto se propagaron entre sus vecinos.
      La cosa traía causa de cuando el Isidorillo se encontraba guardando reses lanares trashumantes por tierras de Alcolea del Río. En su afán de que las ovejas, pertenecientes a un rico ganadero de San Andrés de San Pedro, aprovecharan los buenos pastos que se ofrecían más allá de la línea que ocupaban los soldados del bando nacional, el Isidorillo condujo su rebaño a los lugares que días atrás se hallaban libres de rojillos. Así que en una majada dejó el pan, base de su frugal comida, y recorrió las praderas con su ganado. Cuando regresó, al mediodía, a recoger su “hatillo”, observó a dos milicianos rojos, bien armados, haciendo guardia.
      Temeroso, se acercó. ¿Qué vida llevas? –le preguntaron. –Aquí venía a por el pan que dejé esta mañana –respondió. –¿Tú sabes que somos milicianos de la República? –No, no; yo no sé nada… –Pasa, hombre, pasa y no tengas miedo. Y él pasó al interior y observó a unos 40 milicianos que estaban descansando. Le preguntaron el nombre de su señorito y dónde se hallaban los fascistas. Pero él les mintió. Cuando salió de allí, alejó sus ganados y dio cuenta de todo al Alférez de las tropas nacionales, que les atacaron de improviso, acabando con todos ellos. Entregado el rebaño, regresó presuroso a su pueblo. Eso sí, se retiró de pastor de ovejas trashumantes para el resto de sus días.
José María Martínez Laseca
(28 de febrero de 2019)

De las tumbas de Leonor y Machado

Cada año, cuando llega el 22 de febrero (aniversario de la muerte del poeta español Antonio Machado, en 1939, en el exilio francés), se repite un emotivo ritual: depositar flores y leer versos en su honor, como si de un santo laico se tratara, junto a dos tumbas: la de Leonor en Soria y la de Machado en Collioure. No obstante, hay un hecho que muchos ignoran: ninguna de esas dos sepulturas es la original. Veámoslo. 
      Leonor Izquierdo Cuevas, que ya evidenció el 14 de julio de 1911 en París su enfermedad de tuberculosis, acabaría muriendo –“azucena tronchada”– el 1 de agosto de 1912. Tras el concurrido funeral del día siguiente, oficiado en la iglesia de Santa María La Mayor, sus restos fueron trasladados al cementerio del alto Espino y su ataúd se depositó en la sepultura nº 432, 1º Norte, que cubrió una lápida en piedra con esta inscripción: “+ D.E.P. DOÑA LEONOR IZQUIERDO DE MACHADO + 1 AGOSTO 1912 A LEONOR ANTONIO”. Y en su borde inferior: “Marmolista Corredera baja, 18, Madrid”). Y allí permaneció hasta que el día 13 de mayo de 1938 fueron exhumados los restos de Leonor y se trasladaron a la sepultura nº 812 1º 2º Norte cubierta con dicha lápida. Al morir su hermana Antonia, el 6 de diciembre de 1943, se la enterró con ella. Y una nueva lápida recogía ambos nombres: Leonor Izquierdo de Machado y Antonia Izquierdo de Cruz, con sus respectivas fechas de nacimiento y defunción. Así permaneció hasta al menos 1967. Después se recuperó la lápida original en mármol blanco, tal cual la vemos hoy en día. 
      De Antonio Machado Ruiz conocemos su dramática salida de España al tiempo que caía la Segunda República en manos de los facciosos. Cruzó la frontera, junto a su madre Ana, su hermano José y su cuñada Matea. Mme Quintana, dueña del hotel Bougnol Quintana del pueblecito de pescadores de Collioure, los acogió en su establecimiento. Pero Machado, tras varios días de agonía, muere el 22 de febrero de 1939. Soldados republicanos allí confinados trasladarán a hombros su féretro envuelto con la bandera tricolor hasta el cementerio local. Y se introdujo el ataúd en un nicho prestado por Mme Deboher. Rezaba su epitafio: “ICI REPOSE ANTONIO MACHADO MORT EN EXIL LE 22 FÉVRIER 1939”. Tres días después murió su madre, que fue enterrada en tumba aparte. No obstante, desde el 16 de julio de 1958 ambos comparten la misma sepultura sufragada por aportación popular. 
José María Martínez Laseca 
(21 de febrero de 2019)

Paquí, pallá

La lengua española está repleta de curiosas expresiones. Por ejemplo: ir de gorra, llevarse el gato al agua, ser más chulo que un ocho, perder la chaveta, etc. Recién, ha saltado a los medios la contracción vulgar de las locuciones adverbiales: para aquí, para allá, bajo la nueva forma de “Paquí, pallá. S.L.” En este caso se trataba de nombrar a una sociedad limitada creada por el PP de Madrid para falsificar facturas. Y no era la única empresa usada como tapadera, porque se le añadían otras bautizadas con similar ingenio: “Me lo llevo muerto S.L.” “Sobres para todos S.L.” o “Mamandurrias en billetes, S.L.” Así lo recoge un informe de la Unidad Central Operativa (UCO) del servicio de Policía Judicial de la Guardia Civil, encargado de investigar y perseguir delitos económicos, fraudes, banqueo de capitales, etc. De sus investigaciones se extrae que el PP de Madrid (el de Esperanza Aguirre) financió con dinero público de subvenciones actividades como un acto de Nuevas Generaciones (las de Pablo Casado) o incluso una cena de Navidad. Dicho informe se aporta al caso Púnica, la trama corrupta en la que están presuntamente implicados políticos, funcionarios y empresarios y que operaban principalmente en Madrid, Murcia, León y Valencia, adjudicando contratos por valor de 250 millones de euros en tan solo dos años.
      Se deduce de lo dicho que algunos del PP dominan el idioma español. Y es lástima que lo usen en su registro más vulgar. Como Pablo Casado al lanzar una ristra de coléricos improperios al Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Aunque tampoco en esto ha sido innovador, que ya Rajoy se desquitó de lo lindo faltando a Zapatero. Cuando no tienen argumentos, insultan. Por suerte, todavía, no se han apropiado del idioma común, cual pretenden hacer con sentido excluyente de símbolos como la bandera, el himno o, incluso, de la Constitución del 78, que armoniza nuestra convivencia. 
     Manipulan lo identitario para ocultar la problemática social. Tal en la manifestación del PP, Cs y Vox en la plaza de Colón de Madrid. Con un manifiesto trufado de mentiras y gordas. Ante la condena al PP por corrupción, Sánchez presentó su moción de censura. Que salió adelante porque Rajoy no quiso convocar elecciones. Ahora vivimos momentos de alta tensión política. Con el juicio final al `Procés´ y la cuenta atrás de los PGE. Ambas sentencias tendrán consecuencias.
José María Martínez Laseca
(14 de febrero de 2019)

miércoles, 6 de febrero de 2019

De mudanzas o trashumancias

El patio de mi casa –provincia y ciudad de Soria– es particular. Cuando llueve se moja como los demás. Más en este año de 2019, que viene cargado de citas electorales: Municipales, Autonómicas y Europeas el 26 de mayo; y ¿quién sabe si, también, con las Generales a la vuelta de su esquina? Ya se nota el runrún en el ambiente por la celebración de sus vísperas. Y saltan a la arena los contendientes que quieren disputar la hegemonía de las dos grandes formaciones políticas: PP y PSOE, con representación en todos los foros de debate institucional. Algunos novedosos como VOX, otros que ya dejaron de ser primicia como Podemos y Cs, alguno que resurge de sus cenizas como la PPSO y otro como Soria en Común, que resulta de sumar IU y Sorian@s. Toda una sopa de letras –que podría añadir más siglas–, que removerá la estulticia del patio provincial y local, hasta que el recuento de votos emitidos ponga a cada uno en su sitio: gobierno / oposición o fuera de juego.
      Ya han comenzado todos a largar por su boca. Caben la fanfarronería del feriante y el creerse visionarios del futuro. En principio, la ley electoral iguala a todos en la oportunidad de concurrir a las urnas; si bien, en el desarrollo de la campaña, los recursos disponibles marcan grandes diferencias entre unos y otros. A los efectos de imagen: marketing, prensa y propaganda. No sé si a los voluntariosos redactores de los programas electorales respectivos se les ocurrirá algún proyecto ingenioso. A modo de bálsamo de fierabrás o medicina milagro para sacar a esta tierra agreste de la España vaciada. Los más mediocres recabarán de las asociaciones y vecindario ideas que ellos no tienen, invocando a última hora la necesaria participación ciudadana. Muchos candidatos renegarán de palabra, obra u omisión de sus propios principios: ultraderecha, derecha, izquierda… diciendo que eso de las ideologías ya no se lleva, porque no existen las clases sociales. Es su coartada de mudanza de uno a otro partido. En verdad que sorprendería el análisis de esa trashumancia por afectar a destacados cargos públicos. Equivocados y arrepentidos los quiere el señor. Todos proclamarán su sorianismo –en verdad más monetario que altruista– y culparán de los males siempre al otro. De manera excesiva y simplona. Sin aportar soluciones reales. ¿Dónde queda la justificación moral que avala las palabras y los hechos?
José María Martínez Laseca
(7 de enero de 2019)