jueves, 31 de diciembre de 2015

Fin de año

Llegamos al final del año 2015 y ello es algo digno de celebrarse por todo lo alto,  puesto que eso supone el que hemos cumplimentado felizmente el camino: un año entero más de vida. Año viene de anillo o círculo. En nuestro caso con una longitud de 365 días, con sus respectivas noches, que hemos recorrido, paso a paso, acompasando el latido de nuestra andadura con el rotar de la tierra alrededor del sol. Y ello -los trabajos y los días- ha supuesto, indudablemente, un denodado esfuerzo. Y, en consecuencia: cansancio. No es de extrañar, por tanto, que en este último día en que se cierra el ciclo anual, se acometan algunos rituales significativos.
Como el que nos cuenta J. G. Frazer en “La rama dorada” acontecía, por Nochevieja, en las islas Salomón y Banks. Allá los indígenas tenían la costumbre de arrojar palos, piedras y hojas a un montón situado en una cuesta o en donde arrancaba un sendero difícil diciendo: “Ahí va mi fatiga”. Dicho acto no era considerado un rito religioso, en el supuesto de que lo que tiraban al montón fuese una ofrenda a los dioses y las palabras con que lo acompañaban una oración, sino que, por el contrario, comportaba una ceremonia mágica con el único objetivo de librarse del agotamiento que el ingenuo salvaje imaginaba poder incorporar a un palo, hoja o piedra y, así, expulsarlo de sí mismo.  Muy en consonancia con lo de “borrón y cuenta nueva”. Como en un rito de purificación. Para poder comenzar el nuevo ciclo, el año nuevo, con renovadas energías. Que más quisiéramos nosotros que poder deshacernos, de igual modo, de las penas: precariedad, exclusión y desigualdad, producidas por la crisis económica y los muchos recortes del Gobierno del PP. En todas partes y en todos los tiempos hay una gran similitud de los deseos de los hombres y resulta, sin embargo, notoria la diferencia entre los medios utilizados para satisfacerlos en las diferentes épocas, transitando desde la magia, por la religión, hasta la ciencia.
¿Incertidumbre política? Si el pensamiento es colectivo, requiere diálogo. Que el 2016 os traiga muchos sueños a estrenar, pues son los sueños los que nos empujan a seguir el camino. Como advirtiera Hölderlin: “el hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona.” Carpe diem. 
José María Martínez Laseca
(31 de diciembre de 2015)

sábado, 26 de diciembre de 2015

Reconocimiento

Los Institutos de Segunda Enseñanza más antiguos del país (hoy Institutos de Educación Secundaria) nacieron durante el reinado de Isabel II, a causa del cierre de conventos y universidades, todavía mucho más antiguos, entre los años 1836 y 1857. Un Gobierno progresista consensuó con los moderados la ley de Instrucción Pública de 9-9-1857, más conocida como Ley Moyano, que implantaba las bases de nuestro sistema educativo (diferentes niveles, centros públicos y privados, formación y acceso de los profesores  y  gobierno y administración de la instrucción pública). Cabe decir que no fue una ley innovadora, sino una norma que integraba aspectos ya recogidos en el Reglamento de 1821, en el Plan del Duque de Rivas de 1836 y en el Plan Pidal de 1845. Acaso por ello se mantuvo en vigor más de 100 años.  
 Se podía crear un establecimiento por provincia. No obstante, quedan en España más de 50 de los considerados Institutos Históricos, poseedores de un rico patrimonio de materiales y recursos didácticos del ayer. Entre ellos el de Soria. Lo fue mediante Real Orden de 11-2-1841 por la que se aprobaba el traslado de la Universidad de Santa Catalina (instituida como tal en 1550) desde El Burgo de Osma a la ciudad de Soria. Se transfería también así su magisterio a ese humilde Instituto de Segunda Enseñanza.  A tal fin, la Diputación Provincial presentó ante el Gobierno Regente del general Espartero el proyecto correspondiente, garantizando los fondos de su sustento. El edificio elegido para su ubicación fue el convento (desde 1576 “Colegio del Espíritu Santo”) de los Jesuitas, clausurado tras su expulsión por Carlos III en 1767. La profesora Concepción Jimeno Martínez en su libro “El Instituto Provincial de Segunda Enseñanza de Soria 1841-1874” nos da cumplida cuenta de su arranque.
Este primer, y durante mucho tiempo único, Instituto Provincial, evitaba a la burguesía soriana el paso de sus vástagos por el seminario diocesano y les ponía  otro medio de acceso a la capacidad regeneradora de la instrucción. En la firme convicción de que la mejor herencia que podían dejar a sus hijos era una buena educación. Ese viejo “templo del saber”, ahora IES “Antonio Machado” de Soria, cumplirá, en 2016, sus 175 años de existencia. Ha sido la primera universidad para muchos sorianos. Por ello se merece las medallas de oro de la ciudad y de la provincia. De bien nacidos…
José María Martínez Laseca
(24 de diciembre de 2015) 

domingo, 20 de diciembre de 2015

¿Indecisos?

Según las encuestas, todavía hay mucho personal perplejo e irresoluto,  que tiene dificultad para decidirse a la hora de emitir su voto personal, libre y secreto a favor de una u otra candidatura -y hay para elegir- en las Elecciones Generales del 20-D. Yo pienso que no es así, que los más de esos indecisos lo tienen claro. Otra cosa es que no se lo digan al encuestador de turno. Acaso por la utilización  de las encuestas  preelectorales no solo para anticipar los resultados, sino buscando orientar a los votantes.
También me muestro escéptico respecto a que los debates televisados influyan tantísimo en la opinión pública a la hora de inclinar la balanza de votos. Pese al poderoso influjo de la televisión dada su gran audiencia. También por su pantalla se retransmiten los partidos de fútbol y, a pesar del mal juego demostrado por el club de sus amores, tampoco la hinchada en cuestión cambia de equipo como reacción consecuente. Pero, como alguien advirtió: lo que no sale en televisión no existe. Así que todos quieren estar ahí. En nuestro país, con la democracia, han ido ganando relieve los debates electorales televisados. De la discusión -o intercambio de pareceres- surge la luz, decían los clásicos. Y durante este tiempo de campaña electoral hemos podido acceder a diferentes formatos de debate, para todos los gustos, a 9, a 7, a 6, a 4 y a 3.  Sonada fue la ausencia del candidato Rajoy remplazado por Saénz de Santamaría. Para él, el debate a 2 es más divertido. Así que el pasado 14-D pudimos presenciar un cara a cara entre el Presidente de Gobierno y el líder de la oposición. Un clásico, por otra parte, en otros países. Las áreas temáticas a tratar fueron estas: economía y empleo, bienestar social, modelo territorial de España, regeneración democrática y política internacional. Y se les dejó hablar.
Rajoy se mantuvo en sus trece respecto a su gestión económica y Sánchez puso el foco en el incremento de las desigualdades sociales. Hubo coincidencias, sí, respecto al terrorismo, la unidad de España o pequeños Ayuntamientos. Y claras discrepancias, en cómo afrontar los importantes desafíos. Lo más tenso vino cuando Sánchez pidió a Rajoy su dimisión por lo de Bárcenas. Cual Benzema que no es seleccionable para Francia por sus malas compañías. Sería lo más conveniente para una España en serio.
José María Martínez Laseca
(17 de diciembre de 2015)

martes, 15 de diciembre de 2015

De educación

A mí siempre me ha encantado que se hable de educación, tan importante para cualquier sociedad que se precie de democrática y apueste de manera decidida por su mayor progreso y su mejor futuro. Y me gustaría que se debatiera cuanto se tenga que debatir. Para mejorarla. Sabiendo que lo que se pretende, al fin, es la formación integral de los alumnos como personas, como ciudadanos concienciados de sus derechos y responsabilidades. Para que tengan capacidad de discernir por sí mismos.
Empero, no corren buenos tiempos para la educación, pues a ella se le achacan los males de la patria y cuantos se quejan de algún problema social buscan su remedio introduciendo una nueva asignatura cual bálsamo de fierabrás. Se habla del elevado fracaso escolar, sin conocer de dónde arrancamos, ni saber hacia dónde ir. España  desaprovechó el siglo XIX para que nuestro sistema educativo se modernizara. La educación era privativa de las élites y estaba dejada en manos de la iglesia. Únicamente la segunda república la consideró como su eje central, logrando una enseñanza moderna, acorde con las corrientes pedagógicas europeas del momento. Todo lo derribó el franquismo y retrocedimos. Tras la Constitución del 78 llegaron nuevas leyes y avances. La universalización de la enseñanza es de ayer prácticamente. El ministro Gabilondo, del PSOE, ofreció un pacto educativo que rechazó el PP para tirar en solitario con la LOMCE, tan discutida como el ministro Wert que la implantó. Ahora su sucesor ha consultado al Oráculo de Delfos. Y este, el filósofo José Antonio Marina, ha hablado, en plena campaña electoral. ¿Y qué ha dicho? Todo está en el “Libro Blanco de la Profesión Docente”. Propone 7 años de carrera para convertirse en profesor y evaluaciones “sistemáticas” durante su ejercicio profesional con efectos en el sueldo. Y quiere que aquellos mejor preparados den clase en los centros más conflictivos. Además de un Consejo Pedagógico del Estado presidido por el Rey y que los directores tengan mando en plaza, sin decir quién los elige.
Habrá que ver si tras el 20-D hay evolución o involución. Un alumno le dijo a un profesor amigo, cuestionando su autoridad: ¡si el jardinero de mi padre cobra más que tú! Y el líder de Podemos sentenciaba: el problema de la educación es que las leyes las hace gente que no va a colegios públicos, sino a privados.
José María Martínez Laseca
(10 de diciembre de 2015) 

martes, 8 de diciembre de 2015

Manuel Villar Raso

El lunes 23-11-2015 moría en su Granada de acogida el escritor Manuel Villar Raso, nacido en Ólvega (Soria), ya arrancada nuestra sangrienta guerra incivil, el 27-11-1936. Desde niño, supo del hambre y la miseria, de las “casas decrépitas, campos yermos en los que primaba el cuervo y el arado y su gente andrajosa, tan alejada del cielo.” Su vida se asemeja a la de un personaje de película: fue pastor y pasó por el seminario, como tantos, cursando estudios universitarios y especializándose en literatura norteamericana, con beca en la Biblioteca de Nueva York (1972). Fue profesor de instituto y de las Universidades Autónoma de Barcelona y de Granada. A su extenso curriculum se puede acceder con tan solo un clic en la Wikipedia.  
Villar Raso irrumpió en el panorama narrativo español al quedar finalista del Premio Nadal en 1975 con su obra “Mar ligeramente sur”, cuando lo ganó Paco Umbral con “Las Ninfas”. Yo accedí a su lectura en 1978, al publicar “La pastora: el maqui hermafrodita” (reeditado en 2003 con el título de “La bella hermafrodita”). Gira en torno a esa persona de leyenda que fue Teresa Pla Messeguer, por lo que hubo polémica cuando en 2011 consiguió el Nadal Alicia Giménez Bartlett con “Donde nadie te encuentre”, sobre idéntico protagonista. Ya en 1981 había acusado de plagio al ganador del Premio Planeta, Cristóbal Zaragoza, por “Y Dios en la última playa”, que trataba del terrorismo etarra, al modo de sus “Comandos vascos” (1980). También yo había leído algunos de sus artículos en la revista Camp de l´Arpa a la que estaba suscrito. Así que siempre lo he seguido con interés. Y reivindicado.
Fue una alegría hablar con él por teléfono en el verano de 2014 a fin de presentar en el Casino Amistad-Numancia su ficción “Las señoras del Paraná”. No pudo ser al tener que partir yo hacia Túnez, hacia esa África de sus amores y aventuras, por lo que merecería apodarse “el africano”. Se le contabilizan más de veinte novelas. Hay quien de ellas prefiere “La mujer de Burkina” (2001) por su relación entre el amor y la muerte en un país donde la vida humana no vale nada. Quien recomienda “La casa del corazón” (2001) por autobiográfica y sincera. Para mí es el conjunto de su obra  lo que aupa, como un genial novelista, a quien un día quedó fascinado por Nathanael West.   
José María Martínez Laseca
(3 de diciembre de 2015) 

martes, 1 de diciembre de 2015

Desapercibido

Indago en el diccionario digital de la RAE la palabra que da título a esta columna y leo que significa no apercibido. Insatisfecho con el resultado obtenido, insisto, curioso, buscándola después en un diccionario de la lengua española usual y me encuentro con las siguientes acepciones y contextos: 1.- Inadvertido: Es tan tímido que le gusta pasar desapercibido en las fiestas y reuniones. Está muy desilusionado porque sus cuadros han pasado desapercibidos, en la última exposición;  y 2.- Desprevenido, desprovisto de lo necesario: La tormenta veraniega le cogió desapercibido y quedó empapado hasta los huesos.
Escojo la primera de ellas para uno de los casos que aquí nos ocupan. Así, recién se han cumplido cuarenta años de la proclamación de Juan Carlos I por las Cortes franquistas como rey de España. Se produjo el día 22 de noviembre de 1975. Y hay que reconocer que su reinado ha supuesto el periodo más largo de paz, libertad, democracia y de mayor progreso social en nuestro país. Empero, efemérides tan significativa ha pasado desapercibida, puesto que ni en público ni en privado se ha dado celebración alguna. Lo cual resulta triste. Después de tanto bombo y platillo por su papel en la transición, ahora nada. ¿Acaso responde a cuestiones de timidez por parte de la actual Casa Real? Es de notar que tal hecho histórico se produjo dos días después del fallecimiento del dictador Franco. O sea el 20-N, coincidente también con la muerte del fundador de la Falange y que, por desgracia, no suele pasar desapercibida. Y aquí sí que se da el descaro de sus nostálgicos sin ningún temor, impunes.
De otra parte  debía andar yo un tanto desprevenido, sin mi transistor, porque casi me pasa desapercibida la marcha estatal de Madrid denunciando "que han pasado 40 años y ningún partido político ha tenido la decencia de hacer algo" por las víctimas del franquismo, dotando de un contenido real la Ley conocida como de Memoria Histórica: reparación, justicia y dignidad. Y, pese al ruido del exceso de carteles, en el Collado, no me ha pasado inadvertido ese que anunciaba la próxima presentación del libro “La purga de Franco en el magisterio soriano”. Y es que, a partir del 18 de Julio de 1936, se materializó la represión y venganza sobre los maestros en las zonas ocupadas por los sublevados. “La escuela fusilada”.
José María Martínez Laseca
(26 de noviembre de 2015) 

martes, 24 de noviembre de 2015

De la cita electoral

Ya los distintos partidos políticos presentaron sus candidaturas para el Congreso de los Diputados y el Senado, ante la Junta Electoral Provincial, de cara a las próximas Elecciones Generales del 20-D. Pronto veremos en carteles la foto reiterada, por el PP, de Jesús Posada -como si la política no entendiera de esas jubilaciones obligadas para otros profesionales de la función pública-; los rostros renovados en el PSOE (excepto acompañantes), y las nuevas caras comparecientes por Unidad Popular, Ciudadanos, Podemos, etc. Con el incomprensible caso de Mari Mar Ángulo (PP) propio de una comedia de enredo, por lo que tiene de intriga y complicada trama (ha de ahuecar el ala por si acaso la superioridad precisara meter con calzador en el Senado al hoy director general de la policía, Ignacio Cosidó, en representación de las Cortes de Castilla y León). Apenas falta un mes para que se conozca el desenlace tanto por esta circunscripción como en el conjunto de España. Pero el tiempo apremia y ya ha comenzado la acción de precampaña, con la agenda repleta, acudiendo los nominados a las villas y pueblos de la provincia para dejarse ver, máxime aquellos que son menos conocidos, y recabar apoyos. Para la expresa petición del voto dispondrán de 15 días, hasta el 18-D, en lo que es propiamente campaña electoral.
Si importantes son las listas de aspirantes, más aún debieran serlo, para nosotros votantes, los programas con los que estos partidos concurren a las urnas. Y saber así cuáles son sus propuestas-fuerza respecto a empleo, educación, sanidad, pensiones, infraestructuras, I+D+i, energía, ecología…, acordes con su ideología: socialdemócrata o neoliberal. Si son de izquierdas, de derechas o de centro. Nos interesa escucharlos en sus mítines para compararlos y saber que es lo que más les preocupa de la situación actual en que vivimos. Cómo van a afrontar el futuro dada la preocupante situación de desigualdad social por la salida en falso de la crisis económica. Si es su relato coherente o de charlatanes.
(Sangra París. Terroristas de Daesh descargaron sus mortíferas armas y robaron la luz de unas vidas confiadas y gozosas en la paz de la noche. Rabia, dolor y luto por las víctimas. Velas, flores, silencios. Fue el día 13-N, pero su impacto emocional va más allá. Hay miedo. Solo nos cabe el coraje de seguir celebrando la vida).
José María Martínez Laseca
(19 de noviembre de 2015)     

lunes, 16 de noviembre de 2015

Lucecitas y sombras

Chocante que ya sea noticia la iluminación navideña de las calles, al acortarse su tiempo de permanencia, por parte de Ayuntamientos que pretenderían con ello algún ahorro (para mí, maquillar derroches o su mala gestión). No obstante, los comerciantes alegan que esas lucecitas de colores incentivan al alza el consumo de la clientela. Y ello, pese a que no se  haya realizado ningún tipo de estudio al respecto, como sí se ha hecho con la música ambiental en los bares. Pero, no dejemos que esa magia potagia, ni el árbol de Navidad nos impidan ver el bosque de la cruda realidad que vivimos y que se plasma en el periódico. En el diario a diario.
La cuestión catalana sigue ahí, cual eclipse de sol. Este pasado lunes, 9-N,  el parlamento de Cataluña aprobó por 72 votos frente a 63 la resolución que proclamaba el proceso de secesión de España. Se ha ido aceleradamente todo lo lejos que se podía ir, cometiendo en ello un gran error de estrategia, puesto que su declaración de desobediencia, apartado 6º, es garantía de colisión con el Estado y con la propia sociedad catalana, que no quiere rupturas bruscas. 
Mucho ruido y sobreactuaciones, que no saldrán gratis, ya que, como se ha dicho, en este proceso de acción-reacción la jugada puede resultar catastrófica -sin que Artur Mas resulte investido presidente, con el reajuste de los partidos soberanistas y la convocatoria de nuevas elecciones en marzo- reforzando al PP. También aquí, tras esa ilusión inicial, se impondrá el principio de la realidad. Con luz a la trama de corrupción de toda la familia del antes muy honorable Jordi Pujol. Acometiéndose temas tan fundamentales como el paro, la privatización de la sanidad y la educación, reforma laboral, pensiones, etc., que ahora se están ocultando, como si Mas y Rajoy se retroalimentasen el uno al otro.
¿Cómo no constatar el repunte de la violencia de género, con 5 víctimas mortales, tras la multitudinaria marcha contra el machismo del 7-N en Madrid? Se necesita más educación en la convivencia, sensibilizar y concienciar a la población, y, frente a recortes, mayores recursos para la prevención y la protección de las víctimas. Mucha más responsabilidad y compromiso de todos para erradicar esta lacra social, este drama al que también podemos llamar terrorismo. Y todo esto en la antesala de las próximas elecciones generales del 20-D.
José María Martínez Laseca
(12 de noviembre de 2015)

miércoles, 11 de noviembre de 2015

El territorio del mito

Aún permitió el mal tiempo que se desarrollara por la ciudad el vistoso festival de “Las ánimas”, con la lectura de la inquietante leyenda de Bécquer. Pero, al día siguiente, el de los fieles difuntos, hacía una mañana de perros, un diluvio que parecía que no iba a escampar nunca. Por eso, “el Espabilao”, “el Chismoso” y yo, nos adentramos prestos en  el bar “El cielo”. Ya a cubierto, pedimos nuestras consumiciones y nos enredamos en entretenida y grata conversación. Porque, según Emilio Lledó, pensar es conversar. Así, por asociación, “el Espabilao” comenzó a hablarnos de esa “lluvia de ideas” para el programa de Numancia 2017. Señaló que sería bonito repetir la gesta mediante un partido de fútbol entre La Roma y El Numancia. Y que, además, se prendiera la llama del pebetero junto a Diputación en honor a nuestros héroes.  Yo, les recordé el precioso artículo de Juan Antonio Gaya Nuño, “Actualidad y eternidad de Numancia”, en “Diario de Barcelona” (20-9-1964), donde se define como peregrino a Numancia (lugar pantanoso) y nos advierte que, pese a la pobreza de sus ruinas, “ni las excavaciones, ni los museos, ni nada es capaz de conceder actualidad a la colina de Numancia, porque su esencia no es actual, sino eterna, eternísima.”         
Para vuestro deleite  -intervino “el Chismoso”- os he traído  estas “Coplillas”  que encontré impresas en un recorte de “El Avisador Numantino” de 1923,  y que dicen: “Un camino estrecho / y una cuesta pina; / el cuerpo patina / se fatiga el pecho. / No hay dos inscripciones / en ninguna piedra, / solo excavaciones / hay entre la hiedra. / Dos hombres sorianos, / sin mucha constancia / buscan con sus manos / algo de Numancia. / Poco hay entre el barro, /créamelo usté; / tan solo un guijarro / o algún peroné. / De aquellos guerreros / sin par en la historia, / ni existen letreros… / ni existe memoria. / Solo, sin embargo,  / sencillo lector, / solo existe el cargo / de conservador. / Que aquí los gobiernos, / en ciertos momentos, / dan para sus yernos, / nuestros monumentos. / La ciudad de Iberia, / llamada Numancia, / es, sin arrogancia, / una cosa seria. / Mas callar prefiero / -yo no me alboroto- / hoy solo hay dinero, / lector, para el voto.” Van firmadas por un tal E. Moyron y, a lo que se ve, no tienen el menor desperdicio.
José María Martínez Laseca
(5 de noviembre de 2015)   

miércoles, 4 de noviembre de 2015

El crimen de Castrejana

Los crímenes nos perturban por ser delitos contra la vida. El cómo se mata habla de nuestra cainita condición humana y nos lleva a conocer sus causas y los índices de criminalidad. A Pascual Madoz -ver su Diccionario (1849)-, le sorprendió la excesiva criminalidad de Soria. También a Antonio Machado a principios del siglo XX. Su amigo José María Palacio prologó “La delincuencia en España” (Soria, 1915) del magistrado Ramón Ferrer, donde asimismo salíamos malparados. José Vicente Frías Balsa recogió esta crónica negra en su libro “Crímenes y asesinatos en Soria” (1998), de la que va a publicar la segunda parte. No obstante, al tratar de lo sucedido aquí, no incluirá en sus páginas este otro crimen al que yo me refiero. Lo protagonizaron dos sorianos, aunque alejados de su tierra.
Era la España de la Restauración (1875-1902) con el despegue de la siderurgia vasca. A partir de 1879 se formaron tres empresas que se fusionarían en Altos Hornos de Vizcaya (1902). Al sur de Bilbao se encontraba el coto minero de Castrejana, con su mina Primitiva, un importante depósito de carbonato de hierro, que, desde 1881, explotaba el empresario José Mac Lennan. Allí acuden, en 1893, desde Peroniel del Campo (Soria), Justo Martínez, “el Poeta” y Andrés Burillo, “el Chato”. Era su compañero José Arteche, un minero de mal genio, casado en 1892 con Casilda, natural de Miranda de Ebro, 30 años, pequeña y gruesa, de facciones duras, alfabeta y antipática, que unos años antes había llegado a Bilbao como criada. El matrimonio completaba sus ingresos alquilando una habitación, por lo que “el Chato” y “el Poeta” se trasladaron, de pupilos, a vivir con ellos. Transcurrieron solo cuatro meses de convivencia y durante ese tiempo arreciaron los conflictos matrimoniales.
Arteche, afectado por los celos, reprendía a Casilda su conducta, por lo que la mujer deseó la desaparición de su marido. Así, en la madrugada del 7 de febrero de 1894, a la hora del desayuno, Justo y Andrés acabaron con Arteche a martillazos y arrojaron su cadáver al río Cadagua. El tenso juicio por asesinato se celebró con jurado popular los día 29 y 30 de abril de 1895 (hace 120 años) y levantó morbosa expectación. ¿Crimen pasional? Nunca se supo. La sentencia fue de pena de muerte para los tres. Pero no se ejecutó. 
José María Martínez Laseca
(29 de octubre de 2015)

Y la brecha digital

“Las infraestructuras -y esto lo dice un hombre tan importante, como el Presidente del Gobierno Mariano Rajoy- son muy importantes”. (Él siempre gusta de solemnizar lo obvio, como cuando expresa públicamente que “un vaso es un vaso y un plato es un plato”). Dos acepciones recoge nuestro Diccionario de la lengua española (edición del Tricentenario) a este respecto: 1. f. Obra subterránea o estructura que sirve de base de sustentación a otra. 2. f. Conjunto de elementos, dotaciones o servicios necesarios para el buen funcionamiento de un país, de una ciudad o de una organización cualquiera. Se habla, en consecuencia, de diferentes tipos de infraestructuras, que pueden clasificarse en dos grupos: a) productivas (de regadío, industriales…) y b) sociales (sanitarias, educativas…).
Entre las primeras se encuentran las de las comunicaciones. Las denominadas viarias o de transporte, que suponen un motor de desarrollo y de vertebración del territorio. La carencia o insuficiencia de las mismas adquiere un carácter estratégico como factor condicionante del crecimiento económico, especialmente en áreas territoriales de escasa accesibilidad geográfica, cual es el caso de nuestra provincia de Soria. De aquí que se reclamen voz en grito: finalizar la A-15 Madrid-Soria-Tudela, de la que resta su último tramo, impulsar la A-11 o Autovía del Duero e, incluso, la conexión con el AVE, electrificando la línea del Torralbilla. Y, de nuevo, acudo al criterio de autoridad de Rajoy para fijar posición, cuando sentencia: “Es muy fácil prometer infraestructuras, lo más difícil es hacerlas”.
Si en lo antedicho andamos en desventaja, otro tanto nos ocurre en las telecomunicaciones, en aras a garantizar nuestro acceso a la sociedad de la información y de la comunicación. Pese a que se nos anuncia: si ves el cielo, tienes Internet; lo cierto es que en nuestra provincia padecemos grandes carencias, como reconoce un estudio de la Diputación Provincial, que trata de dar cobertura a donde otros no llegan. Es imprescindible, con una mayor velocidad de navegación, para posibilitar nuestra igualdad en la competitividad y para garantizar el asentamiento en el medio rural. Sus mujeres (AMFAR) lo ven como apuesta de futuro. De ese “futuro en el que vamos a vivir -Rajoy dice- lo que a todos nos resta de vida”. Fin de la cita.
José María Martínez Laseca
(22 de octubre de 2015) 


 

viernes, 16 de octubre de 2015

La cupletista de Almazán

Si de viejas tonadilleras se tratara, acaso alguien, evocando el sonido del gramófono y la melancolía de “La violetera” y “El relicario”, me mentaría el nombre de Raquel Meller (1888-1962). Pues no hace tanto, el 2013, en Madrid se reestrenó el musical “Por los ojos de Raquel Meller”, que nos contaba la historia de una cantante que lograba fama internacional tras sus duros comienzos en los escenarios. A su impactante belleza y a su carácter arrollador sumaba su manera de vivir y trascender la copla, lo que la acercó a un público entusiasmado. "Ella no cantaba, ella sufría". Pero, no es mi intención, aquí y ahora, tratar de la gran artista de Tarazona, sino de una de sus predecesoras nacida en Almazán. Y me refiero, en concreto, a la cupletista Braulia Corredor de la que ignoramos casi todo. Empero, los escasos ecos de sus pasos nos susurran una bonita historia que tiene algo de mitológica y enigmática.
Desconocemos en qué fecha de la segunda mitad del siglo XIX la joven y guapísima Braulia Corredor, conocida por “La Guerra”, abandonó la villa de Almazán, acompañada de una hermana menor, para irse a Barcelona, donde ambas se ganaron la vida como cupletistas. Fruto del éxito obtenido, después, “La Guerra” fue contratada para los Estados Unidos y rodó con fortuna por los escenarios. Sucedió así que en Río de Janeiro se enamoró de ella el rico hacendado Sr. Mello Machado y, como la chica era buena, no dudó en casarse con ella. Braulia exigió a su esposo que protegiese a su padre y a su hermana. Además le pidió que, cuando ella muriese, el valor de sus alhajas lo repartiera entre los pobres de Almazán.
Pasado un tiempo, “La Guerra” falleció. Y “El Día de Madrid”, Diario político neutral, nº 1.459, del viernes, 7 de noviembre de 1913, página 3,  rotulaba la noticia con este titulo: “El dinero de una cupletista” y este subtítulo: “Una muerta misericordiosa”. Su feliz conclusión: “La Guerra” ha muerto, y su marido, fiel cumplidor de su palabra, ha venido hoy a este pueblo, acompañado del canciller de la Embajada de Brasil para repartir siete mil duros, importe de las alhajas”. Tan generoso gesto fue objeto de elogios generales. Tendré, pues, que preguntarle a mi amigo José Ángel Márquez, cronista de Almazán, por los afortunados y por su paisana cupletista.
José María Martínez Laseca
(15 de octubre de 2015)    

Porque se trata de Soria y de nosotros mismos

El cielo de Soria gira y es azul y límpido de día, perfecto en su alta noche oscura para la contemplación de las perseidas si se tercia y demás astros y constelaciones otros días, como bien saben en el reabierto observatorio astronómico de Borobia o los de Astro Tiermes, entre otros. Pero aquí, en esta tribuna, donde se investiga, se reflexiona y se produce la crítica, tan escasa, por escrito (ya sea de arte, política o literaria), con entera libertad, propiciada por esa imperiosa necesidad humana de expresarse sobre la realidad global (“lo global es lo local sin paredes”) y actual, tan acelerada, en la que vivimos. También nos ocupamos del suelo patrio chico en que habitamos.
Una provincia –inmersa ahora en la configuración de un nuevo mapa de ordenación de su territorio–, con muchos pueblos dispersos y poca gente, con exceso de jubilados y carencia de jóvenes, con más personas que mueren de las que nacen. Desgraciada, por tan dejada de la mano de todos los Gobiernos de turno, según dicen, aunque más de unos que de otros, lo que nos ha llevado a un victimismo crónico, por aquello de que, ante el acostumbrado muro de las lamentaciones, es más fácil echar la culpa al otro (curiosa empatía), buscando un enemigo exterior, olvidándonos siempre de nuestra alícuota parte de responsabilidad, por la desidia e inacción acreditada de largo tiempo atrás por nuestras propias manos, por nuestra falta de agudeza de ingenio y talento, puesto que nuestro capital humano mejor formado lo exportamos a otros lugares más desarrollados en la consabida fuga de cerebros. ¿Para cuando cambiar de una vez por todas nuestra mentalidad resignada y pasar a la emprendedora?   
Aquí, dentro de ese cuadrante nororiental de España, configurado como un lugar de paso o enlace obligado entre las regiones de mayor prosperidad y que parece esquivarse; donde se siente el frío soplo del cierzo invernal que baja de la sierra, la verdad es que no se mueve mucho la cosa. Pongamos por caso las tan manidas infraestructuras. Aunque se nota satisfacción con la A-15 (o Madrid-Soria), pareciendo que se nos hubiera olvidado ya que ese logro es tan solo a medias, por suponer una parte del proyecto completo Madrid-Soria-Tudela, que debiera conectarnos a los ejes de desarrollo tanto del centro de España como del Valle del Ebro, al tiempo que comportaría un nuevo acceso a Francia desde el centro y el sur de la península.
Con respecto a la A-11, o Autovía del Duero, de conexión con nuestra capital autonómica, los alcaldes ribereños, afectados, al pasar por sus pueblos, claman ante la Junta de Castilla y León y el Gobierno de la Nación por su prioridad. Coincido más con ellos en que es un problema de Estado que en lo otro, es decir en su gran contribución a nuestro futuro desarrollo. Por supuesto, que sirve para vertebrar el territorio y cohesionarlo. Pero cada vez que el Gobierno saca los PGE viene la decepción y, si no, a la hora de ejecutarlos.
 Sobre el sueño del AVE, este se diluye, cual pesadilla, al despertarnos. Hace dos años, en Castilla y León quedaban tan solo dos capitales de provincia con vía única no electrificada: Salamanca y Soria, y creo que hasta compartíamos trenes diesel. Las dos situadas a unos 230-250 kms. por ferrocarril de Madrid y unos 80-90 kms. de una línea de alta velocidad. Salamanca tenía la línea de alta velocidad Madrid Galicia por Medina del Campo y Soria la línea Madrid Barcelona por Medinaceli.
En Salamanca se ha procedido a la mejora y electrificación de la línea única entre Salamanca y Medina del Campo, realización de una subestación y la conexión con la línea del Ave en Medina del Campo con un intercambiador de ejes para adecuar los anchos de vía. Al decir de la ministra de Fomento, la inversión ha rondado los 40 millones de euros y prometen Salamanca-Madrid en 1 hora y 30 minutos para final de año. Siendo esto así, se me antoja muy fácil la solución para Soria: la misma que la de Salamanca. Mejora y electrificación desde Soria a la línea del AVE en las inmediaciones de Medinaceli, subestación eléctrica y conexión con la línea del ave. Estaríamos a 1 hora 40 minutos de Madrid y resto de la red AVE y a 3 horas y cuarto de Barcelona. Suponiendo una inversión similar a la de Salamanca para compararlo sería lo mismo que la administración va a pagar para salvar la inversión de unos particulares en un sobredimensionado polígono industrial del municipio de Soria o la tercera parte de la inversión en una ciudad de (no se qué) ambiente en el municipio de Garray.
El primer paso ya está dado. El Ministerio de Fomento adjudicó en mayo de 2011 la redacción del estudio de Alternativas de conexión de la línea Torralba-Soria con la red de alta velocidad en el entorno de Medinaceli por 511.865 euros. Dándose continuidad a este proyecto estaría esta solución.
 Si así queda lo viario-ferroviario, sin dejar de lado la intransitable C-101  entre Ágreda-Almazán, no podría olvidarme, aquí tampoco, de la obligación de conectar nuestros pueblos a Internet. ¿Cuándo la banda ancha? Los anticipados Presupuestos Generales del Estado para 2016 poquísimas dotaciones aportan. Hablo de condiciones necesarias, aunque no suficientes, en aras a un futuro desarrollo sostenible.     
Esta lánguida Soria avanza cansina por la ruta estacional hacia ese otoño multicolor que la maquilla más hermosa todavía, aunque ahora ha cambiado dicho ciclo agrícola de las cuatro estaciones por el más comercial y mercantil de la moda segmentado en  primavera-verano y otoño-invierno. Aquí, donde nos sentimos maltratados, porque las transferidas políticas de solidaridad (sanidad, educación, prestaciones sociales) se han visto recortadas, mutiladas y, en consecuencia, en el reparto salimos peor parados, tratamos de revolvernos en un último esfuerzo un tanto noqueados sin saber hacia donde enderezar el rumbo.  Para salir de tal modorra se habla de buscar la tierra prometida en dos horizontes como son los del desarrollo industrial y la promoción turística. Hagan proyectos, señores. Pasen y vean.  
Al final, frente al imperio, siempre nos quedará Numancia. Si bien cabría preguntarse: ¿Que vale más un valiente muerto o un cobarde vivo? El primero porque defendió sus ideales y el segundo porque puede hacer cosas inusitadas para conservarse con vida. Elijan. Sé que las cosas no son tan sencillas, pero yo sigo siendo un hombre esperanzado.
José María Martínez Laseca
(13 de octubre de 2015)

sábado, 10 de octubre de 2015

Círculo de la Amistad

Dicen que la memoria es un gran cementerio, pero aún hay personas capaces de recordar aquello que forma parte de la memoria sentimental de esta ciudad. De todo cuanto un día fue y que ha marcado de algún modo lo que hoy somos. Cosas que lo mucho que ha llovido o el frío soplo del cierzo invernal han sido incapaces de borrar de nuestra mente. Cierto es que muchas de aquellas cosas aparecen mezcladas. Aquí se han fundido  bajo la sintética  denominación de “El Casino”, en realidad Círculo Amistad-Numancia. Una historia muy propia del mundo al revés, al ser el pez chico quien acabó comiéndose al grande. Más categoría tenía el primero en fundarse, el Casino de Numancia (cuando el romanticismo buscaba identidades). Lo hizo en 1848, ubicándose en la planta noble de un céntrico edificio de El Collado. Después, el año 1865, en ese mismo inmueble, pero en la planta baja, abrió sus puertas el Círculo de la Amistad. Los dos, pues, de época isabelina, cuando la burguesía -asentada en profesión, dinero y propiedad- buscaba su recreo y diversión (juego de cartas, tertulias de café y de barra, bailes de sociedad, teatro, cine, conciertos, recitales y lectura) en estos ambientes sociales donde se encontraban como en su propia casa. Las sórdidas tabernas quedaban para el proletariado. Era, por entonces, cuando Julián Sanz del Río, con el Krausismo, removía conciencias frente a la cerrazón.
Como a buenos vecinos tampoco les faltaron rivalidades y disputas. Gaya Nuño en “El Santero de San Saturio” advierte que los socios del Casino de Numancia eran más distinguidos: médicos, abogados, magistrados, catedráticos, altos cargos y Gobernador Civil; por lo que contrastaban con los del Circulo de la Amistad: obreros, contratistas, empleados modestos, comisionistas, ancianos maestros o funcionarios jubilados, riquejos pardillos del campo, feriantes, los cazadores y pescadores, dependientes de comercio y estudiantes del magisterio, toda vez que su abono mensual era más barato. Pero, en 1961, ambas instituciones acabaron en una. Hago memoria en este 2015, porque el Círculo de La Amistad cumple 150 años. Manteniendo su grata atmósfera tradicional, de espacio muy necesario. Lo que pasa es que ahora tenemos menos tiempo para hablar y tal vez por ello ha dejado de ser aquel lugar de convivencia para convertirse en un mero refugio.
José María Martínez Laseca
(8 de octubre de 2015)           

lunes, 5 de octubre de 2015

De plazas y mercados

A José Napoleón Bonaparte (JNB) le llamaban “Pepe Botella”. Así, el ciego N. quiso ponerle este epitafio: “Aquí yace el rey Pepino / detén el paso, mortal, / no pises a ese animal, / que puedes ahogarte en vino”. Sambenito injusto, ya que JNB era abstemio. Acertaron con “Pepe, el plazuelas”, porque a JNB le debe la ciudad de Madrid tener más plazas, en detrimento de conventos. Lástima que en Soria no podamos asemejarnos, por ir menguando sus plazas públicas. Mi reflexión va sobre este tema y los efectos de derruir el viejo mercado de abastos (del arquitecto Félix Hernández, 1914), para sustituirlo por otro de nueva planta.
Soria es una ciudad histórica, castellana. El modo de ser de sus moradores, su arquitectura y su trama urbana la dotan de identidad. De siempre, Soria ha mantenido un ambiente recoleto. Pese al acoso especulativo y el despiadado derribo, intramuros, de su casco antiguo. Recién, han soplado, dicen, vientos de modernidad, pretendiendo convertirla en una especie de macro centro comercial, primando al turista (aparcamiento central, saturación de veladores, etc.) y se consienten construcciones que desentonan con sus fachadas y miradores. Empero, más agresivos aún  contra su identidad resultan los excesos cometidos con los volúmenes edificados. Es el caso del nuevo mercado municipal. No entro yo en su arquitectura, pero sí en su aspecto mastodóntico, amazacotado, que difiere mucho de su predecesor. Es evidente que esta obra del nuevo mercado municipal, es desproporcionada por ocupar un espacio excesivo y superar en altura a los edificios colindantes que se ven así opacados en su valor histórico-artístico. Muy deseable que el proyecto de ejecución definitivo (con sus alturas, detalles, pasarela, etc.) hubiera salido a información pública, dada su envergadura. Además, hemos leído que el Mercado Municipal Provisional, que ocupa la plaza de Las Concepciones desde el 17-9-2011, iba a permanecer allí, lo que contraviene la normativa de urbanismo y el PGOU.
¿A qué se debe  ese afán de destruir plazas, lugares de encuentro y convivencia como ha sido durante tanto tiempo, entre otras, la Plaza de Bernardo Robles? Cabe repensar el urbanismo y la arquitectura de Soria para que no se convierta en ciudad anodina, sin identidad. Porque sea una ciudad vital, con encanto.
José María Martínez Laseca
(1 de octubre de 2015)



Perder el tren

tardan tres largas horas en cubrir los 231 Km. de distancia que median entre las antedichas estaciones de estas dos capitales. Ello se debe, entre otras razones, al mal estado de la vía, todavía con el ancho ibérico y a su falta de electrificación, lo que obliga a usar locomotoras regionales diesel de la serie 594 (desechadas en otros sitios por obsoletas) para que arrastren los vagones donde van los pasajeros. Y por mucho que tus queridos hijos te repitan el motivador eslogan: “Papá ven en tren”, todo buen padre se resiste a cogerlo, dada la mayor incertidumbre que este viaje comporta y esa añadida “lentitud de los bueyes” más propia del momento de implantación del ferrocarril, en la segunda mitad del XIX, cuando el poeta Ricardo Tovar cantaba desde “Recuerdo de Soria” a su tonante bufido, que de este siglo XXI de las velocidades y las prisas por llegar cuanto antes al destino.
Si ya de por sí no son muy adecuados los horarios de salidas y llegadas, tampoco es que el precio del billete (22,15 euros) seduzca a los parroquianos a la hora de escogerlo como opción, frente al autobús. Mucho se ha hablado de la modernización de la línea entre Soria y Torralba, pero, a la hora de acometerla, los Presupuestos Generales del Estado resultan tacaños, y llegan, si llegan, con cuentagotas, e incluso hay partidas aprobadas (como esa reciente de 36 millones de euros) que nunca se ejecutan. En consecuencia, del total de sus 94 Km. de trazado apenas se ha reparado la mitad, por lo que muy bien cabría pensar que, al final de su rehabilitación, la vía férrea volvería a quedar otra vez anticuada.  Soria, por otra parte y según se nos alega, es estación término, o el “culo del saco” como alguien la definió metafóricamente, con lo que ello supone de problema añadido en cuanto al tránsito de otras unidades procedentes de las ciudades limítrofes que tuvieran por aquí su paso obligado. Como antes ocurría con otros trenes regionales provinentes de Castejón de Ebro (Navarra) por ejemplo. Pero, el 1 de diciembre de 1996 esta línea se cerró, al igual que antes, en 1985, ya lo había hecho el tramo correspondiente de la Santander-Mediterráneo, con lo que Soria se quedaba prácticamente aislada en cuanto a infraestructuras ferroviarias se refiere.
Sobradamente conocido es que, este pasado martes, 29 de septiembre, el Presidente de Gobierno, junto a un vistoso séquito de claro tinte electoralista,  inauguró la línea del AVE que une Madrid con Palencia y León. Un corredor, desde Valladolid, de 162 Km. con 48 viaductos, dos túneles y ocho pasos superiores, que proyecta hacia el noroeste la línea Madrid-Segovia-Valladolid, que fue la primera en introducir la Alta velocidad en Castilla y León, allá por diciembre de 2007. La ejecución de las obras se ha prolongado durante siete años y los costes de la misma se elevan hasta los 1620 millones de euros. Se ha situado así toda esta área de nuestra comunidad en la centralidad de una España más vertebrada, reduciéndose considerablemente en tiempos las distancias (apenas son dos horas para los 338 Km. entre Madrid y León. La capital vallisoletana queda a 27 minutos de la palentina y a 1 hora y 10 minutos de la leonesa). No es de extrañar que se hable, por ello, del “tren de las oportunidades”, ya que supondrá, sin duda, un buen aliciente para las inversiones industriales y la atracción turística, por ser un factor de  crecimiento económico y generación de nuevos empleos en el territorio.
En este mismo sentido de implantación del AVE, y en lo que a nuestra provincia le atañe, cabe traer a la memoria la famosa, por tan cacareada, lanzadera. El objetivo de la misma consistía en conectar a Soria y Teruel con el AVE Madrid-Barcelona a través de Calatayud. 
Y se abrían con ello las esperanzas de incorporar la ciudad del alto Duero  a la alta velocidad ferroviaria del país. Haciendo memoria de ello, recordamos como en el año 2004, con la llegada al Gobierno de la Nación de José Luis Rodríguez Zapatero, este  prometió acometer ese enlace entre Teruel y Calatayud, que había sido propuesto por el anterior Ejecutivo de José María Aznar. Pero su promesa se quedó varada, resultando, asimismo, aparcada la que afectaba a Soria. Y ello, pese a que en este caso algo se había avanzado con costosos estudios de viabilidad y trazado que suponían un importante paso para la redacción de los correspondientes proyectos de obras. No obstante, fueron pasando los años y la desidia se fue enseñoreando, dejándolo aparcado en los cajones del olvido hasta que la irrupción de la crisis pareció sentenciarlo. El acceso de Mariano Rajoy al poder a finales de 2011, caracterizada por los recortes presupuestarios en todo aquello que no se consideraba esencial, en nada propició esta aspiración. Es más le dio definitivamente la puntilla al eliminarlo a principios de 2014 de sus presupuestos.
Que este es, en resumen, el panorama de nuestras infraestructuras ferroviarias: un tren de alta velocidad (AVE) proyectado hacia el futuro y las oportunidades, que ha quedado abortado según vemos y un tren convencional, decimonónico, estancado en el túnel del tiempo, que está languideciendo.  Entendemos que Soria, este trozo de Castilla y León inserto en pleno corazón de España, precisa imperiosamente de su vertebración y cohesión dentro el conjunto nacional, rompiendo, de una vez por todas, con su aislamiento secular. Para poder acceder a la igualdad en las oportunidades y lograr un mayor desarrollo económico, corrigiendo tanto sus desigualdades sociales como  el desequilibrio territorial en el que está sumida. Y no se trata de una petición quejita o limosnera, sino de estricta justicia. Perdóneme mi querido lector este tono algo elegiaco que he empleado al tratar sobre el tren de los sueños rotos. Siempre se canta lo perdido.
José María Martínez Laseca
(1 de octubre de 2015)



lunes, 28 de septiembre de 2015

Desigualdades sociales

Si hay en España, como leí, 350.000 establecimientos de hostelería, y somos 46,4 millones de españoles, tocamos a un bar por cada 132 habitantes. En el ranking de provincias, Soria ocupaba el puesto 17, estando por encima de la media. Ello dice mucho de nuestra idiosincrasia. Los bares son lugares de asilo para cuantos buscan refugio a su soledad o la intemperie. Espacios de encuentro, cálidos, donde ahogar las penas. Así ocurre con mi querido bar “El Cielo”, al que, por ubicarse en un entorno céntrico, acuden, entre la rica fauna de la comedia humana (trabajadores, parados, jubilados, estudiantes, paisanos y forasteros…) mis queridos amigos “El Chismoso” y “El Espabilao”. Con ellos trabo conversación amena y disfruto de la libertad de pensamiento, del gozoso intercambio de palabras para denunciar, desde la reflexión crítica, realidades infames. La caña de cerveza o el chato de vino contribuyen a romper ese silencio impuesto por los poderosos para mantenernos dóciles y que a su sí no digamos no.  
Se notaba el inicio del curso académico. Llegaba el tiempo de vendimia. Ya el otoño tintaba el paisaje con su paleta de colores ocres y amarillos. Se anunciaban las fiestas del patrón San Saturio. Estábamos los tres en “El Cielo”, pegados a la barra. “El Chismoso”, que ojeaba el “Diario de Soria”, nos leyó este dramático titular: “Uno de cada cuatro sorianos está en riesgo de pobreza” y continuó: “Entre los meses de enero y junio, el Banco de Alimentos de Soria ha repartido 136.000 kilos de comida a las 37 entidades benéficas con las que opera, de tal forma que estos alimentos han llegado a unos 3.600 beneficiarios”. “Las desigualdades sociales se han incrementado mucho en nuestro país, mientras que la riqueza se concentra en muy pocas manos. Han caído los sueldos y abundan los pobres con empleo, que no ingresan lo suficiente para poder cubrir necesidades tan básicas como la vivienda o mantener los ritmos de consumo. Están endeudados y tienen hipotecadas sus vidas”, añadió “El Espabilao”. “El problema radica –concluí yo– en que invertir en la especulación financiera es más rentable que hacerlo en la actividad productiva cuando esta propicia un reparto más justo de la riqueza. Al neoliberalismo le importa más el dinero que las personas. Por eso se le llama capitalismo canalla”.
José María Martínez Laseca
(24 de septiembre de 2015) 

jueves, 17 de septiembre de 2015

Del pavo real

Un elemento identitario de nuestra histórica ciudad es el arte románico, con rica icnografía. Así, en un capitel del crucero de la iglesia  de San Juan de Rabanera se ve un pavo real, el que se cuenta entre los animales más admirados debido al impresionante abanico policromado que forma la cola de los machos. Para nuestros antepasados medievales simbolizaba la soberbia. Acaso, por su asociación con la realeza, cúspide del poder terrenal, dada la jactancia demostrada en la exhibición de los excesos de sus conductas.
Venga este frontispicio al caso que nos ocupa, y que no es otro que el referido al edificio neoclásico del Banco de España, sito en la céntrica plaza de San Esteban. Uno ha perdido ya la cuenta del tiempo transcurrido desde que principió su rehabilitación. La expresión popular “dura más que las obras del Pilar” cobra aquí pleno sentido. De Zapatero a Rajoy. Porque su ejecución asemeja al cuento de la media pipa que nunca se acaba. Sé que faltaron razones, sé que sobraron motivos para justificar su parálisis.  Entre otros, la importante modificación de todo el proyecto por un error en el cálculo de estructuras. Cierto es que nunca se tuvo claro  a qué se iba a  destinar. Con ambición de futuro se barajaron: Subsede del Museo del Prado, Museo de Arte Contemporáneo Soriano, Sede de la Dieta Mediterránea, etc., sobre todo Centro Nacional de Fotografía. Siempre bajo el denominador común del uso cultural.
Por eso sorprenden ahora las declaraciones de la Subdelegada del Gobierno buscándole utilidad administrativa para acoger allí las dependencias de la Subdelegación, mientras que la comisaría de la policía nacional pasaría a Alfonso VIII. Y al proyecto cultural decidido se le abriría un hueco en la recuperación hostelera del viejo edificio del Colegio Universitario. Las reacciones del Alcalde de Soria y del Presidente de la Diputación han sido rápidas y de cabreo. El proceso electoral es inminente, y se reaviva el ascua entre la ceniza de modorra imperante, para dañar al adversario político con el “y tú más”. Pero aquí, todos los “Poncios” han sido representantes del Ejecutivo en la provincia y no al revés. Pavos reales, incapaces de ceder y negociar nada, creyéndose en posesión de la patente de todo. De ahí que, frente a esa soberbia y prepotencia demostradas, se requiera otra forma de ejercer el poder.  
josé María Martínez Laseca
(17 de septiembre de 2015)  

domingo, 13 de septiembre de 2015

Pienso en Numancia

Numancia era la capital de los arévacos, la tribu más fuerte de los celtíberos. Su fama le viene de la defensa hecha por los numantinos, durante 20 años (153-133 a. C.), frente al todopoderoso ejército romano. Tan encarnizada -a vida o muerte- fue la resistencia y heroico su final (véase “El último día de Numancia”, cuadro de Alejo Vera, en la Diputación Provincial de Soria), que se ha convertido en símbolo universal de la lucha de un pueblo por su libertad.
Emplazada -“todos sabemos que estás en una altura”- sobre el amplio Cerro de La Muela, rodeado por los ríos Merdancho y Duero (entonces navegable por pequeñas barcas, permitiendo transportes de miel y vino). Pese a autores que inicialmente defendieron la tesis de su ubicación en la actual ciudad de Zamora, fue Antonio de Nebrija, en el siglo XV, quien la situó en Garray (Soria). Con todo, la duda se mantuvo hasta que, a finales del siglo XVIII, el clérigo Juan Loperráez presentó los planos que identificaban su yacimiento arqueológico con la histórica ciudad. Así, este paisaje, sumamente lleno de dolor por tan perpetua desgracia, como dice J. A. Gaya Nuño, “siendo tema de sublimidad cierta para poetas, no los ha tenido, y, en cambio, es cebo y bocado de arqueólogos”, que “sin tasa la miden, palpan y auscultan”. Por lo que larga nómina de estos cirujanos la han ido atendiendo, desde E. Saavedra, siguiendo por A. Schulten, J. R. Mélida, B. Taracena, F. Wattenberg, etc., hasta hoy con Alfredo Jimeno, privado de fondos para desentrañar la auténtica Numancia.
Si el Ayuntamiento de Soria (fastos y gastos) quiere, en el año 2017, celebrar el 2150º aniversario de su asedio, pienso en Numancia. Y creo, con Concha de Marco, que, entretanto, “hay que ir a Numancia, sentir que la planta del pie pisa sobre otras huellas, y dejar que la corriente de lo indecible trascienda”. Pienso en Numancia, sí, porque una nueva adaptación de la conocida tragedia de Miguel de Cervantes “El cerco de Numancia” (1585), representada en el Festival de Teatro Clásico de Mérida-2015, se ganó el favor del público. Porque “en cada desahucio, en cada crisis, en cada recorte, en cada contrato que se hace por debajo de las condiciones mínimas de vida hay una Numancia”. No se trata, pues, de una historia antigua, sino de una historia eterna. 
José María Martínez Laseca
(10 de septiembre de 2015)

martes, 8 de septiembre de 2015

La tumba gemela

Sucedió el 21 de agosto de 2015, a las 11,30 h. de la mañana. Yo hablaba por el móvil con CBS, que se encontraba, a petición mía, en el viejo cementerio del Carmen de Valladolid, junto a la tumba del buen amigo del poeta Antonio Machado, José María Palacio Girón (Rasal,1880-Valladolid,1936), sacando unas fotos que me iba remitiendo al instante por “whatsapp”, cuando nos percatamos de que la lápida que cubría la fosa -de negro granito pulido- no era la original, sino que había sido superpuesta posteriormente a la de 1936. A fin de ilustrarme mejor sobre la lápida primigenia, mi colega optó por fotografiar una tumba contigua. Su tumba gemela. Esta constaba de base y losa, las dos de piedra caliza o granito claro sin pulir. Se advertían allí unas letras grabadas, rellenadas con plomo. La sorpresa cruzó cual relámpago por mi mente cuando le escuché leerme el nombre de su inquilina: “María de Rivas Cherif”, me dijo. E insistió: “Cherif, como en las películas del oeste”. “¡No me digas que pone eso -exclamé yo-, porque muy bien pudiera ser hermana de Cipriano”. Empero, mi amigo es de ciencias, no de letras. Cipriano de Rivas Cherif (Madrid,1891-México,1967) fue uno de los grandes renovadores del teatro español,  que dirigió varias compañías, entre ellas la de Margarita Xirgu. Era íntimo amigo de Manuel Azaña (Alcalá de Henares,1880-Montauban (Francia),1940), también escritor  y, más conocido como político, al ser el último presidente de la segunda República Española. Serían cuñados, puesto que Azaña se casó -pese a la diferencia de edad-, con su hermana menor, María Dolores de Rivas Chérif (Madrid,1904-México,1993), a la que todos llamaban Lola y que tenía un buen tipo (1,64 m. de altura, rubia y con ojos azules). ¿Se parecían mucho las niñas María y Dolores? En el caso de haber vivido, ¿hubiera sido María la elegida por Azaña?
Inscrito en la lápida: “María de Rivas / Chérif / falleció / en Villalba del Alcor / el 25 de octubre de 1913 / a los 13 años”. Sus apenados padres, Matías y Susana, poseían fincas en ese pueblo de Valladolid. La muerte, impenitente y desalmada, la dejó allí, fría y rota, como frágil muñeca de porcelana. Historia triste, que también le ocurrió a Carmen, la hija de José María Palacio, que con idéntica edad, 13 años, yace enterrada en el alto cementerio del Espino de Soria.
José María Martínez Laseca
(3 de septiembre de 2015) 

lunes, 31 de agosto de 2015

La señorita Numancia

Cuestión de elegir. Os hablo del frustrado futbolista Juan Antonio Gómez Barrera (JAGB). Al andar el camino de la vida vamos a encrucijadas que nos obligan a optar. Cuando lo hacemos, cerramos posibilidades. Sincero, nos lo confiesa JAGB en su último libro: “Una señorita llamada Numancia y otros textos del papel” (Millán y_Las Heras Ed.), en su capítulo “En el recuerdo de Alberto Vitoria y de mis once años”. Comparar las musculosas piernas del amigo con las suyas le bastó para saber que su sueño infantil nunca se cumpliría. Este “texto intermedio y entre paréntesis” es la bisagra que abre en dos mitades la compilación de 12 artículos de erudición, ya publicados antes, entre 2009 y 2014, en Tribuna de “Diario de Soria”.  
 Que no solo vivimos nuestras vidas, sino todas aquellas que leemos y escuchamos. Por eso os recomiendo este libro. Porque en él se descubren, junto a efemérides, retazos biográficos de destacados personajes de la Soria de ayer. Como Nicolás Rabal (historiador), Gerardo Diego (poeta) Ignacio López (escultor), J. A. Gaya Nuño (escritor), Víctor Arnau (catedrático), L. Torres Balbás, M. Aníbal Álvarez y Félix Hernández (arquitectos).
Empero, no excava JAGB en archivos, hemerotecas y bibliotecas en busca de vestigios del pasado para recomponer vasijas de nostalgias; sino que lo hace con meticulosidad y santa paciencia, con método y rigor, para mejor probar cuanto dice, en aras a la objetividad y veracidad, mostrándonos siempre algo nuevo de cuantos, por sus obras, merecen recordarse. Resulta así un libro que armoniza el afán del buen ensayista con la corrección gramatical y la letra amena.
Una obra que, como “El Ateneo de Soria”, amplía relaciones con los lectores, en contraste con frutos de su otra línea de investigación sobre temas de arqueología y arte rupestre, más para especialistas. No es baladí el título, que parte del antropónimo germen del artículo final, al ser este texto una hoja de ruta o ritual de iniciación en la pasión por investigar. Enseñando a cavilar. Porque educar no consiste en llenar un cubo, sino en prender un fuego. Pareciera deducirse de lo antedicho que la exitosa trayectoria, docente e investigadora, de JAGB  vino determinada por aquella decisión (como la de quedarse en Soria) tomada siendo niño, con tan solo 11 años. Había que elegir.
José María Martínez Laseca
(27 de agosto de 2015)

martes, 25 de agosto de 2015

De José María Palacio y su tumba encontrada

A Jesús Angulo Angulo, agradecido.
Rasal es un pueblecito (hoy perteneciente al municipio de Las Peñas de Riglos) en la comarca de la Hoya de Huesca, a 39 Km. de la capital. Queda ubicado entre la sierra de Javierre y la de Cabellera, dentro del hermoso valle del Garona, por el que discurre el curso del río, afluente del Gállego, con este mismo nombre. En su costado sur se levanta majestuoso el pico Pusilibro de la sierra de Loarre con casi 1600 m. de altura. Del apretado caserío, con viviendas de piedra vista y rojos tejados con llamativas chimeneas, destaca la iglesia parroquial del siglo XVIII bajo la advocación San Vicente, mártir. Aquí, el 18 de enero de 1880, fue bautizado José María Palacio, que había nacido ese día a las 5 de la mañana. Era hijo legítimo y natural del matrimonio formado por  Ángel Palacio y  Francisca Girón, herreros de oficio y condición humilde.
En este agraciado paraje, en plena comunión con la naturaleza (rodeado de robles, encinas, tojos, bojes y plantas aromáticas), de amena tranquilidad y gran sosiego; junto a sus pocos vecinos, dedicados a la agricultura y al pastoreo, fue creciendo el niño José María, que pronto asistió a la escuela de primeras letras. En  1894 optó por acometer los tres cursos de los estudios de magisterio en la Escuela Normal Superior de Maestros de Huesca, obteniendo el título de maestro de primera enseñanza superior en mayo de 1898.  Desde los 15 años ya colaboraba en los periódicos “El diario de Huesca”, “Heraldo de Aragón” y “Diario de avisos de Zaragoza”. Nunca ejerció la profesión docente, pero sí opositó para funcionario público y se vio así destinado a Soria el 26 de diciembre de 1901, como escribiente de la sección de Montes de su Distrito Forestal.
Con todo, Palacio continuaría en 1906 con la práctica periodística, su verdadera vocación, en “Tierra Soriana”, luego en “Tierra” y a partir de 1912 en “El Porvenir Castellano”, del que fue fundador. En las páginas impresas de dichos medios aparecieron publicados interesantes artículos, a veces firmados bajo el pseudónimo Fray Lupercio. Además, nos fue dando cumplida cuenta de los pasos seguidos por el poeta Antonio Machado Ruiz, catedrático de Francés del Instituto General y Técnico de Soria, tras tomar posesión de su plaza a primeros de mayo de 1907. Desde el principio, dadas sus inquietudes culturales, Machado y Palacio, que tuvieron en Soria su primer destino profesional, se hicieron íntimos amigos. Y por sus enamoramientos terminaron siendo parientes, pues sus respectivas esposas Heliodora Acebes Maza (21-10-1907) y Leonor Izquierdo Cuevas (30-7-1909) eran primas. También ambos compartirían después el punzante dolor de las pérdidas prematuras tanto de Leonor de Machado (1912) como de las niñas Carmen (1913) y Rosario (1915), hijas de Palacio, cuyo desgarro quedó plasmado en varias de sus crónicas dolientes.
Machado, viudo, partió de Soria hacia Baeza en 1912; Palacio, con su familia, a Valladolid, en 1918. Pero nunca la distancia conllevó el menor desafecto u olvido entre el periodista y el poeta. Su amistad había quedado sellada para siempre en aquella carta, de las más bellas de nuestra lírica, fechada el 29 de abril de 1913 (si bien Carlos Beceiro la pospone al año 1916), que comienza diciendo: “Palacio, buen amigo” y en la que el poeta, tras preguntarle por la llegada de la tarda primavera soriana, ruega al amigo que lleve flores a la tumba de su esposa-niña en el alto cementerio de El Espino. Mariano Granados Aguirre nos recordaría, en abril de 1948, haber escuchado en el Casino de Numancia la voz resonante de emoción de Palacio leyendo en alto aquella carta de Antonio Machado.   
Conocemos muy poco de la estancia de José María Palacio en Valladolid. Sí que desde esta ciudad siguió enviando algunos de sus elaborados y emotivos artículos a la prensa soriana. Que también colaboró en la prensa de Valladolid (en el “Diario Regional” donde atendía la información agrícola) y que participó en las actividades culturales de su Ateneo, impartiendo, entre otras, una conferencia sobre las ruinas de Numancia. En Valladolid disfrutó de la tranquilidad y del cariño del hogar familiar, con la compañía de su esposa Heliodora y de los cuatro hijos que les quedaron: María del Pilar, María Antonieta, María de los Ángeles y José María.
Cuenta Claudio Guillén que la vida de Palacio en Valladolid se vio iluminada por aquellos versos del poeta amigo que constituían su mayor orgullo. “Guardaba el manuscrito original colgado de la pared de su casa, y hasta tal punto llegó a identificarse con la epístola de Machado que todos le saludaban diciendo: “¡Palacio, buen amigo!” Y es que, como señala Heliodoro Carpintero José María Palacio fue el amigo más leal y más respetuoso para con nuestro gran poeta. “Palacio fue la figura más machadiana que trató nunca Machado”.
Que mucho de todo esto ya lo había contado yo a mis queridos lectores en otras ocasiones precedentes. Sirva, no obstante, lo antedicho como contextualización imprescindible para el  desenlace de mi artículo. Y este no es otro que el hallazgo de su tumba y la fecha de defunción de nuestro protagonista. La una condujo a la otra a mi amigo Jesús Angulo que, conocedor de  mis pesquisas al respecto, me facilitó, generosamente, la información. Anoto, en consecuencia, que en el Cementerio Municipal de El Carmen de Valladolid, necrópolis tradicional que data del siglo XIX, en su cuadro 8 y número 136, se encuentra la tumba individual de: JOSÉ Mª PALACIO GIRÓN./1883-1936/ R.I.P. Y en la parte inferior, a modo de epitafio, escrito: PALACIO, BUEN / AMIGO. ESTÁ LA / PRIMAVERA. / A. MACHADO. La cruz de arriba, las letras y los números, de acero inoxidable, están adheridos y su tonalidad metálica resalta sobre el negro mármol pulido de la lápida que la cubre. Está asentada sobre una clara base rectangular de basta piedra caliza. Reparo en dos cosas: la primera, que el recorrido de su vida contiene un error, ya que el año de su nacimiento es 1880, como ya he dicho al inicio; y, segunda, que la losa que ahora vemos fue renovada (hará del orden de 15 a 20 años atrás) y está superpuesta a la original. Junto a dicha cruz quedan depositadas unas flores artificiales, de plástico, en buen estado, según me apuntan mis informantes, lo que demostraría que no se trata de una tumba abandonada, viéndose frecuentada acaso por alguno de sus deudos. Señal de que todavía se le sigue recordando.
Cabría, por último, precisar que José María Palacio Girón  falleció en su domicilio de Valladolid, sito en el nº 1, segundo piso, de la Calle Sánchez Román, a las 14 horas del día 22 de noviembre de 1936, con 56 años de edad (adelantándose al óbito de su amigo Antonio Machado, que lo haría el 22 de febrero de 1939, ya al final de la guerra civil), a consecuencia de un colapso cardiaco por insuficiencia cardiaca. De este modo quedaría resuelto este enigma. Al menos para mí lo era.
José María Martínez Laseca
(22 de agosto de 2015)

Pasar el rato

Abarrotada estaba la plaza de Herradores en la segunda semana de agosto. Habían venido los sorianos emigrados desde sus pueblos de origen a por provisiones y, dado que el tiempo acompañaba con sol y calor, aprovechaban la ocasión para dejarse ver en la capital y poder así saludar a los conocidos reencontrados. Yo lo noté cuando intenté acceder al bar “El Cielo” y me resultó imposible. Y es que al decir de las últimas estadísticas son más los sorianos residentes fuera de la provincia que los que permanecemos en ella. Hube, pues, de esperar, como alma en purgatorio, a que pasaran las festividades de La Virgen y San Roque, celebradas en numerosas localidades de toda España, para acudir a la querencia de mi “Cielo”.
Allí, en su interior, estaban ya asentados “El Chismoso” y “El Espabilao”, siguiendo su uso y costumbre, comentando los últimos acontecimientos, mientras degustaban un torrezno troceado que regaban con su chato de tinto para evitar atragantarse. “Mira -dijo “El Chismoso”- esto de la televisión se parece cada vez más al semanario sensacionalista de nuestra posguerra “El Caso”. Porque no paran de meternos por ojos y orejas los episodios más trágicos y desagradables referidos a esa lacra que es la violencia de género. Como el crimen machista de las dos jóvenes de Cuenca, a cuyo presunto asesino han detenido tras huir a Rumania, al rastrearle su móvil”. “Ya no saben qué decir -añadió “El Espabilao”- que hasta revelan datos que debieran quedar en el secreto de la investigación para no dar pistas a otros criminales al cometer sus delitos. Aún no lo tienen extraditado, y ya dejan caer que a lo mejor hay que plantearse la prisión permanente revisable para su autor. Todo es cuestión de meter ruido a bombo y platillo para mejor distraer la atención de los ciudadanos y así se olviden cuanto antes del reciente encuentro mantenido en el Ministerio del Interior entre su titular Fernández Díaz y el imputado exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato”.
“Nada aclaró -intervine yo- el ministro en su comparecencia en el Congreso de los Diputados y su coartada de que solo habían hablado sobre asuntos de seguridad no se la creyó la oposición. Se sabe que es la UCO de la guardia civil quien investiga el entramado societario de Rato, pero de dimitir: ¡dimite tú!”
 José María Martínez Laseca
(20 de agosto de 2015) 

martes, 18 de agosto de 2015

Accesos a San Saturio

El río Duero, que fluye aguas abajo, desde su nacimiento en los Picos de Urbión (Duruelo de la Sierra) y pasa junto a la heroica Numancia (Garray), al acercarse a la ciudad de Soria se abre paso entre acantilados formando un meandro -la “curva de ballesta” que cantara Machado- y que constituye todo un “locus amoenus” o lugar idílico. Al decir de algunos geógrafos, el territorio español se encuentra inclinado hacia Portugal, lo que provoca ese arrepentimiento del Duero, que tuerce así su intención primera de encaminarse al mar Mediterráneo, para tomar la definitiva enderezando hacia Oporto y abrazarse al océano Atlántico. Gracias a ello, y al remanso de sus aguas - propiciado por la presa de Los Rábanos-, el sendero junto a la tabla del río entre San Polo y San Saturio está considerado como uno de los paisajes más bellos de España.
Se trata de una vía sin salida -escoltada por altos chopos tatuados con mensajes de amor-, ya que concluye en la ermita en honor del patrón de Soria, su vecino primero, el noble visigodo del siglo XVI que se hizo anacoreta. El sorpresivo encanto radica en estar asentado el edificio sobre una cueva y quedar colgado del roquedal, cual nido de golondrina. Además, cobija en su capilla unas interesantes pinturas murales obra de Antonio Zapata.
Todo ello hace que San Saturio sea uno de los sitios más visitados: por los turistas, invitados a bodas y paseantes habituales. Pero es lugar para andarlo y no para acercarse deprisa en coche, verlo de mala manera y partir. Uno de los problemas en el acceso de vehículos por la margen izquierda es el paso obligado por el arco de la iglesia de San Polo. Yo soy testigo del estupor de conductores de coches de alta gama que se han visto atrapados, e incluso de una autocaravana que se las vio y deseó para salir marcha atrás. Hay un aparcamiento a la entrada y otro aún más grande en la margen derecha, cercano a la pasarela de acceso. Sería por ello bueno mejorar la información y las señalizaciones y valorar la posible peatonalización del camino limitando el acceso de vehículos por San Polo. También he visto a más de uno -despistado o listillo- circular en dirección prohibida. Y es otro milagro de San Saturio que no hayan provocado un grave accidente entre los verdes aligustres.
José María Martínez Laseca
(13 de agosto de 2015)                 

sábado, 8 de agosto de 2015

Ejemplo público

El refrán de “ir a por lana y volver trasquilado” sentencia la iniciativa que el equipo de Gobierno de Ciudadanos llevó al Pleno del Ayuntamiento de Almazán el pasado lunes 3 de agosto y que resultó frustrada por la suma de votos de la oposición PSOE-PP. La propuesta consistía en subirle un 15% el sueldo al Alcalde, desde los 35.154 € anuales de ahora hasta los 41.000, e incrementar un poco las dietas a los concejales por sus asistencias. Para frenarla, el PSOE la vinculó al alza de sueldo de los trabajadores eventuales y a la elaboración de un Plan de Empleo para el municipio. La representante del PP tampoco la vio procedente (después remitió a la elevada deuda de 3 millones de euros). Fue jugoso el debate plenario en el que salieron a relucir su añadida condición de Diputado Provincial y agravios comparativos con el Alcalde del Burgo de Osma, que cobra más con menos población y que a su vez es Procurador en las Cortes de Castilla y León. Al final, las votaciones congelaron las dietas a los ediles y produjeron el efecto no deseado, al parecer, de dejar al Alcalde sin dedicación exclusiva y sin sueldo. Lo que abrió la caja de los truenos en relación con el Gobierno socialista de Diputación sostenido por Ciudadanos.
En fin, que lo de la dedicación exclusiva del Alcalde de Almazán se resolverá a no tardar, pero el mal ejemplo dado es algo que debería hacernos meditar. Primero, porque choca (en la actual situación de crisis económica y paro generalizado) con la propuesta de Rajoy en los PGE-2016 de incrementar el 1% del sueldo a los funcionarios y el 0,25% a los pensionistas. Y segundo, porque mucho se habló durante las Elecciones Municipales y Autonómicas del 24-M sobre el desapego de la política por parte de la gente y, en consecuencia, de la necesidad de tomar medidas de regeneración democrática. Así, sin ir más lejos, el Secretario Autonómico del PSOE Luis Tudanca insistió en su compromiso con la limitación de mandatos, en que cada responsable político tenga un solo cargo y un solo sueldo.
Porque son servidores públicos bien retribuidos y no mercaderes debieran anteponer el bien común a sus intereses egoístas y ansia de dinero. Que estamos viendo en demasía como la codicia sin freno va en línea recta a la corrupción.
José María Martínez Laseca
(6 de agosto de 2015)

miércoles, 29 de julio de 2015

De vuelta al cielo

Lo “de Madrid al cielo” viene de las mejoras introducidas por Carlos III que embelleció la Villa y Corte a finales del siglo XVIII, y se completa con “y de allí, un agujerito para verlo”. Se deduce, pues, que Madrid no es el destino-cielo, sino una parada en su camino. Cierto que ningún humano ha regresado desde tan apetecible como desconocido sitio, para contarnos sus excelencias. En todo caso lo que nos dicta nuestra católica fe es que se trata de un ámbito reservado a los buenos. Cual mi apreciado bar “El Cielo”, en el que solo caben los justos, sito en la plaza de Herradores, en pleno corazón de Soria capital. Ciudad esta más crecida en su cuerpo al succionar la gente de los pueblos, al par que más afeada en su aspecto como consecuencia de la especulación urbanística, que ni siquiera ha respetado su coqueto encanto de ciudad histórica. Más Soria sí, pero no por ello mejor Soria.
En la cresta de la ola de calor, yo acudí al bar “El Cielo” para hidratarme un poco, como recomendaban los expertos, sorbiendo alguna caña. Al entrar en tal oasis vi a mis colegas “El Chismoso” y “El Espabilao” al fondo de la barra, con lo que supe enseguida que no me faltaría buena conversación. Llevaba “El Espabilao” la voz cantante hablando del “culebrón” del PP de Soria con la irrupción de los críticos: “todo viene del X Congreso Provincial en el que las Nuevas Generaciones dieron el vuelco con Marimar Angulo al frente y en el que perdió la opción continuista de Domingo Heras. Desde entonces la herida no ha dejado de supurar. La reciente pérdida de la Diputación Provincial ha colmado el vaso y la subversión viene aumentada al quedarse sin sus  nóminas, lo que obligará a algunos de los alcaldes-diputados discrepantes a ponerse sueldo a cuenta de sus Ayuntamientos. Su demostración de fuerza fue elegir a Ascensión Pérez de portavoz, frente al candidato oficial Jesús Peregrina”.
“El monólogo del aparato -advertí yo- siempre ejerce algún tipo de violencia, mientras que el diálogo se caracteriza por respetar al otro”. “Piden -sentenció “El Chismoso”- el cambio en la dirección, pero Génova les ha dicho que han de esperar al 2016 para confrontar apoyos. Así que -en el gobierno u oposición- lo que sí les toca ahora es afrontar y resolver los problemas de los ciudadanos”. 
 José María Martínez Laseca
(30 de julio de 2015)

Fauna política

El siluro es un pez de agua dulce, procedente de los grandes ríos de Europa central: feo, grande y con bigotes. No es el pez más simpático del mundo, ya que resulta un “monstruo de río”. Introducido en España irresponsablemente,  lejos de su hábitat natural en aguas frías, su reproducción parece imparable. Así, los siluros se han adueñado del río Ebro, con tamaños de hasta 2,5 m. de largo y más de 90 kg. de peso.  Es, pues, un invasor, un voraz depredador que arrasa con la fauna autóctona de pececillos, barbos y truchas. Ahora, pescadores de Almazán denuncian su irrupción en el río Duero, lo que puede afectar gravemente a nuestras reservas de pesca.
Con ser este un problema importante, no es el tipo de fauna que más nos preocupa, sino la humana, dados sus comportamientos y actitudes. En la vida misma -cual en literatura los personajes-, las personas debieran definirse en  base a tres criterios: por lo que hacen, por lo que dicen y por lo que de ellas se dice. Así de los políticos. Si bien en lo de la cosa pública hay mucho de postureo patético e hipocresía. Abundan políticos que nada dicen -ni hablan, ni escriben-, que poco o nada hacen y que esperan, eso sí, que se hable de ellos. Aunque sea mal, por aquello de “échame pan y llámame perro”. Muchos demuestran no  pensar por sí mismos, ya que “cuando todos piensan igual nadie piensa nada” o, dicho de otro modo, uno piensa por todos y los demás le siguen como en una secta. La gente ha de implicarse en política, dado que la política que tú no haces se puede hacer en tu contra. Empero, un político tiene que ser algo más que mero político, o astuto “ganapán”, pues dicho cometido debiera ser algo circunstancial y no permanente.
De la diversidad de opiniones y del contraste de pareceres -las personas son respetables pero las opiniones son discutibles- es de donde brota la luz y surge el proyecto común de futuro. A pesar de quienes acostumbran a meter el dedo en el ojo ajeno o a hacer astillas del árbol caído de los vencidos, sin actuar nunca como contrapoderes. La misma vara de medir para todos y no plata para el amigo y para el discrepante palo. Sin excesos de azúcar, ni de vinagre. Como dice Luis García Montero: deberíamos estar alegres de la existencia de una prensa libre  que saque la basura a la calle.
José María Martínez Laseca
(23 de julio de 2015)



martes, 21 de julio de 2015

El poeta Zhivago

Ante la muerte de Omar Sharif, en la ola de calor, hojeo “El doctor Zhivago” de Boris L. Pasternak y sueño con la nieve: limpia, austera, severa, tibia, inhóspita, tentadora y traviesa. Como la muerte, es la gran igualadora y cae sobre todos los vivos y los muertos. Se puede usar -lo mismo que la lluvia o la niebla- para cualquier cosa, ya que añade efectos y afectos especiales.
Por eso, cuando el director de cine David Lean -que antes había filmado “El puente sobre el río Kwai” (1957) y “Lawrence de Arabia” (1962)- quiso llevar a la gran pantalla esta obra literaria, imaginó escenas con nieve. Descartadas Rusia, por motivos políticos; Finlandia, por exceso de frío y Yugoslavia por falta de infraestructuras; su productor artístico  John Box, “El Mago”, eligió España y, en concreto, Soria, donde su paisaje, en los largos y fríos inviernos del franquismo, se vestía de blanco y las heladas planicies de la provincia, tierra esteparia, recordaban la tundra rusa. Así que el 28-XII-1964 comenzó su rodaje. Con paciencia, esperaron copos de nieve en vano, porque aquel año, en contra de lo previsto, no nevó. Por ello “El Mago” tuvo que hacer de la necesidad virtud y por arte de magia, con el truco de plásticos, toneladas de polvo de mármol blanco, y cera, logró mostrar la blanca nieve allí donde no la había. La película, estrenada el 22-XII-1965 en EEUU, se vio en España en octubre de 1966, y muchos reconocieron rincones de Candilichera (Varikino), el Moncayo (los Urales), la estación de Soria-El Cañuelo, San Leonardo, Villar del Campo, Villaseca de Arciel y Matamala de Almazán. Es la historia del triángulo amoroso formado por el doctor Yuri Zhivago (Omar Sharif), su esposa Tania Gromeko (Geraldine Chaplin) y la guapa enfermera Lara Guichard (Julie Christie), ambientada durante la revolución rusa y la primera guerra mundial.
La ternura de la mirada de David Lean, los impresionantes paisajes, su cautivadora música y la sensibilidad del poeta Yuri Zhivago, justifican su éxito. En sus versos: “… la espesa noche hecha nieve. / Y entre los dos ya no se puede trazar un límite preciso. / Mas ¿quiénes, y de dónde, somos si de aquel tiempo sólo hay humo / de habladurías y nosotros no estamos más en este mundo?” “Doctor Zhivago” supone así un hermoso canto a Soria.
José María Martínez Laseca
(16 de julio de 2015)


viernes, 10 de julio de 2015

Los 10 de Beltejar

La guerra incivil española (1936-1939) es uno de los acontecimientos decisivos de nuestra historia moderna. Clave en el devenir de España, convertida, desde 1978, en un estado social y democrático de derecho. Sin duda, le debe mucho al dolor de las heridas abiertas, que han ido cicatrizando, poco a poco, más por el paso del tiempo, el miedo y el olvido, que por la justa reparación de la memoria y dignidad de las victimas causadas entre los vencidos. Porque tan españoles eran los unos como los otros. Para mejor evitar el riesgo de que se vuelvan a repetir tales errores del pasado, conviene recordarlo.
Con el alzamiento militar del 18 de julio de 1936, la provincia de Soria, se decantó del lado de los militares sublevados contra el orden republicano, legalmente establecido. Choca que, pese a quedar en la retaguardia, alejada del frente de guerra y sin ofrecer resistencia, se produjeran aquí más de 500 asesinatos de civiles. Un caso de esa violencia y brutalidad, que da que pensar sobre la verdadera condición humana, fue el fusilamiento de 10 personas acontecido en Barcones el 14 de agosto de 1936: 4  vecinos de Soria capital (Arsenio Martínez, Fermín González, Tomás Cué y Antonio Lafuente; afiliados a la CNT) y 6 de San Esteban de Gormaz (Juan Ballano Pérez (agricultor de 31 años), Juan Pablo Rica (Concejal de Cultura de 54 años), Bernabé Esteban Benito (jornalero de 37 años), Mariano González Carracedo (telefonista ferroviario de 35 años), Cándido Muyo Arranz (agricultor de 25 años) y Máximo Redondo García (guardabarreras de 37 años). Un camión los trasladó esposados por la noche y, al amanecer, fueron ejecutados a las afueras del pueblo, en presencia de un cura y un médico militar. Pero, además, hubo algún otro testigo inoportuno, que para sobrevivir tuvo que negociar constantemente entre la memoria y el olvido. Y que vivió para contarlo.
Cada vez que se produce un asesinato se genera un enorme vacío que requiere del rito del duelo para cerrar su luto. Aquí fue posible, en parte, tras excavar la fosa común de los 6, el 1 de noviembre de 2014. Gracias a la asociación soriana Recuerdo y Dignidad (con el tenaz Iván Aparicio al frente), que ahora ha visto atendida su denuncia del 12 de julio de 2013 por el juzgado de Instrucción nº 1 de Almazán. 
José María Martínez Laseca
(9 de julio de 2015) 

jueves, 2 de julio de 2015

El reclamo festivo

Las fiestas populares son la mayor manifestación del folklore. Seña de identidad inequívoca. De ahí que formen parte del patrimonio cultural inmaterial de las colectividades. Porque constatan un rincón de su alma. Con esa riqueza simbólica, cultural y tradicional, su autenticidad y recursos (leyendas, mitos y ritos, música y canciones, gastronomía…) trascienden lo propiamente material, ya que nos transportan a otros mundos por medio de una poética propia como forma de trasmisión de ideas.
Toda fiesta grande se espera y se desea porque abre un tiempo nuevo. Un tiempo sagrado o de ruptura con la rutina cotidiana, a la vez que es de excepción o subversión del orden establecido, ya que, en su paréntesis, la sustitución del rito social por el rito festivo permite ciertas licencias o excesos. La fiesta crea una conciencia general, deliberadamente superior a la estructura de clases y a determinados preceptos del orden moral. A ella subyacen rasgos atávicos, asociados a sus creencias, costumbres y, probablemente, a sus orígenes y a la misma subsistencia como entidad colectiva. No es de extrañar por ello que las fiestas populares se hayan convertido en un gran reclamo para el turismo internacional. Se ve en Internet el interés que despiertan. La Noche de San Juan, San Fermín o la Tomatina de Buñol están entre las más aclamadas de España para el mercado europeo. No se destacan las nuestras de Soria, sin duda de las más expresivas. Porque no son reiterativas, sino variadas y ricas en su secuencia narrativa. Así, las de San Pedro Manrique aúnan el rito solsticial del paso del fuego, la leyenda medieval y la pingada del mayo. Aquí, las tres móndidas protagonistas adquieren claras connotaciones sexuales. En la ciudad de Soria sus fiestas plasman un rito gastronómico-sexual, en torno al toro. Su pasión festiva justifica la ruptura del tabú de comer al animal totémico para poder adquirir su fuerza genésica.
Ambas son redentoras. Para que la vida siga. Cual fuegos artificiales o pompas de jabón, las fiestas son tan vistosas como efímeras. Muestran el “Carpe diem” y el “Collige, virgo, rosas”. Por eso cuando acaban quienes las han vivido intensamente se sienten desorientados y perdidos. Como expulsados del paraíso.    
 José María Martínez Laseca
( 4 de junio de 2015)