domingo, 25 de noviembre de 2012

El balancín de la vida

El refranero tiene a noviembre por “bendito mes”, al advertirnos “que empieza por Todos los Santos y termina por San Andrés”. Pero hay quien dice que es la escalera basculante quien mejor lo representa, puesto que ella permite hablar, sí, de la muerte, pero también de la vida, como su antesala. La obra teatral “Don Juan Tenorio” de José Zorrilla -que nos conecta con nuestro lado más oscuro- se representa, en consonancia, por estas fechas. En el origen de las diferentes variantes sobre el culto a los difuntos -como el tan comercializado Halloween- se encuentra el Samhain: la fiesta más importante del mundo celta que se celebraba el 1 de noviembre (momento en el que se abrían los cielos para juntar a vivos con extintos) y que iniciaba el año nuevo y a su vez la llegada del invierno. En Méjico es el apoteósico Día de Muertos (“En este mundo matraca / de morir, nadie se escapa. / Muere el buey, muere la vaca / y hasta la mujer más guapa / tiene que estirar la pata”).
En lo antedicho es manifiesto el folklore o sabiduría popular. Algo que han demostrado poseer con creces nuestros paisanos de Valdegeña, los hermanos Isidro y Moisés, que se han hecho famosos como visionarios al predecir en 2007 la crisis económica que nos está devorando. (Por desgracia, Moisés “Casi nadie”, acaba de morir). Y es que en la experiencia campesina está muy presente la fábula de la cigarra y la hormiga. Aquí nadie puso freno a tanto desenfreno. En estos últimos quince años todo se permitía, todo era fácil y todo parecía posible: comprarlo todo, pagarlo todo; como si el crecimiento económico fuera constante. ¿Nadie se dio cuenta de que esto era insostenible, dada la limitación de recursos que conviene administrar bien? Máxime desde las administraciones públicas, ajustando sus gastos al principio de necesidad. Mi madre me lo decía: “siempre es barato lo que se estima necesario, mas lo que resulta inútil por poco que cueste es caro”. Puesto que vemos cómo la ética se diluye en las palabras, nosotros hemos de tener conciencia.
Desconocemos si hay vida más allá de la muerte, pero sí que sabemos que la hay más acá y por eso debemos vivirla. Pero se puede vivir con menos ansia. Sin tanta vanidad.
José María Martínez Laseca
(22 de noviembre de 2012)

domingo, 18 de noviembre de 2012

La profesora de lengua

Por ser algo que no ocurre todos los días, me llamó la atención. Fue la semana pasada, en el IES “María Moliner” de Laguna de Duero (Valladolid), durante la visita institucional del Consejero de Educación, Juan José Mateos -y en presencia del Delegado de Gobierno, Ramiro Ruiz Medrano- con el fin de informar sobre el III Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad Escolar 2012-2013. La profesora María Jesús de Lara, jefa del Departamento de Lengua, vistiendo la camiseta verde en defensa de la “escuela pública de todos y para todos”, interpeló al Consejero sobre si era consciente del “estrés, agresividad y violencia interna” que provoca el elevado número de alumnos -hasta 33- por clase, dado lo reducido de las aulas, algo que “ya está estudiado por los psicólogos”. El consejero reaccionó recabando el apoyo de la directora del centro sobre tal afirmación y alegó que no era habitual en Castilla y León esa ratio de alumnos por aula, por lo que de ser así se trataría de un hecho puntual; no obstante, tomaba nota para estudiarlo y ponerle remedio en su caso. El resto de autoridades civiles, policiales y militares fueron testigos.
Demostró gran valor la docente, máxime en estos tiempos de crisis económica y de valores que corren. En los que el miedo, que se palpa en el ambiente, y hasta podría cortarse a cuchillo, nos está haciendo callar tantas veces, paralizándonos, en lugar de movernos a reaccionar y pelear (recuerda: “si luchas puedes perder, si no luchas estás perdido”), por temor a represalias. Peor aún sería que cayéramos en la melancolía, sintiéndonos culpables de lo que está pasando mientras los auténticos sinvergüenzas se van de rositas.
Otrosí, el mentado Consejero de Educación ha justificado su carencia presupuestaria alegando que los centros recibirán unas cantidades que son suficientes para conseguir el logro de los objetivos. Pero han subido el gasoil y el IVA y los ajustes en calefacción, fotocopias, etc. son palpables. Ha habido una sangría de 650 profesores, carga horaria, recortes de sueldos y pagas extras…, recortes que afectan al trabajo en el aula, que repercuten sobre los alumnos y en la calidad de la enseñanza.
José María Martínez Laseca
(15 de noviembre de 2012)

Adiós, rebelde adiós

Aunque días atrás agencias difundieran tan triste noticia, esta se vio eclipsada por otras como la tragedia de la macrofiesta electrónica celebrada en la noche de Halloween -haciendo risa y burla de la muerte- en el Madrid Arena, y la primeriza paternidad del futbolista azulgrana Messi. Fue, precisamente, el día de difuntos. A los 86 años, fallecía uno de los mejores de los nuestros, pese a que nunca se le otorgara el premio de las letras de Castilla y León. Se trataba del profesor zamorano Agustín Carcía Calvo. Un pensador libre e independiente. Poeta, dramaturgo y ensayista. Intelectual inclasificable, entre otras cosas uno de los más grandes clasicistas del siglo XX. Siempre provocador, radical y consecuentemente hostil al sistema. Su copiosa y fecunda obra era acogida con una sorprendente conspiración de silencio por los medios que el mismo llamaba “de formación de masas”. Eso a pesar de haber sido galardonado por tres veces con los Premios Nacionales de Ensayo, de Literatura Dramática y Traducción.
Ha muerto uno de los críticos inmisericordes contra la estupidez en que todos nos movemos ("Vendrán más años malos y nos harán más ciegos", ya nos lo advirtió Rafael Sánchez Ferlosio). Él fue uno de los catedráticos perseguidos por el régimen franquista y apartado de la cátedra debido a las revueltas estudiantiles de febrero de 1965. Inconfundible en su aspecto físico entre cantautor y asaltante de caminos. A la hora del fútbol, los miércoles, tenía su tertulia en el Ateneo de Madrid. Como uno más participaba en la Puerta del Sol del movimiento de indignados del 15-M. Siendo su Presidente Joaquín Leguina, compuso el himno de la Comunidad de Madrid (“Yo estaba en el medio: / giraban las otras en corro, / y yo era el centro”) por el simbólico precio de una sola peseta,. Os confieso que a mí seguirá conmoviéndome el escuchar su entrañable letra de “Libre te quiero” (“…Pero no mía / ni de Dios ni de nadie / ni tuya siquiera.”) entonada por Amancio Prada. Sobre tu tumba escribo estos versos de Tomas Tranströmer a modo de respetuoso epitafio de despedida: “En la mitad del bosque hay un claro inesperado que sólo puede ser encontrado por aquellos que se han perdido”.
José María Martínez Laseca
(8 de noviembre de 2012)

sábado, 3 de noviembre de 2012

Desahucios, todo un drama

La construcción ha sido impulsora de nuestro crecimiento, generando riqueza y empleo y haciendo posible el denominado “milagro español”. Eso nos ha llevado, según dicen, a vivir por encima de nuestras posibilidades. Empero, al cáncer de la crisis económica -a la que se aplican terapias ultraliberales de austeridad a ultranza y brutales recortes del Estado de Bienestar- se le ha añadido aquí el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, lo que está generando efectos nocivos sobre la ciudadanía. Pretenden estimular la productividad y la competitividad, pero para pagar las deudas se están exigiendo préstamos muy caros. Cada vez son más los hogares en los que nadie tiene trabajo y, en consecuencia, suficientes ingresos para llegar a fin de mes, pagando la comida, el agua, la luz y la hipoteca.
Todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna, reza el artículo 47 de nuestra Constitución, pero las dificultades económicas les impiden amortizar las hipotecas de sus casas en las que invirtieron sus ahorros. Una ley hipotecaria de 1909 sobreprotege a los bancos que, al ejecutarlas, arrojan a la calle y a la ruina a las familias que no pueden saldar su deuda mediante la dación en pago. Así, 350.000 familias han perdido su vivienda en los tres últimos años, lo que empeorará en los sucesivos si no se frena. Resulta, pues, irónico que salvemos a los bancos con la deuda pública del Estado mientras que estos demandan los desahucios a familias desesperadas, que se ven condenadas a la exclusión social. Las páginas de sucesos constatan tales dramas.
¿No saben las instituciones que su función consiste en mejorar las condiciones de vida de la gente? ¿Acaso no es este un problema importante? Recién, el Consejo General del Poder Judicial se desentendía de un informe contra la manera en que se ejecutan los desahucios en España. El 15-M ha sido pionero en salir a la calle exigiendo el stop a los desahucios, la dación en pago retroactivo y el alquiler social. Ahora el PSOE, tras lamentar su anterior dejadez, ha tramitado en el Congreso una Proposición de Ley al respecto. Yo todavía recuerdo con emoción el poema “El embargo” de Gabriel y Galán que empezaba: Señor juez, pase usted más alante...
José María Martínez Laseca
(1 de noviembre de 2012)