jueves, 5 de diciembre de 2013

Contra la LOMCE

Menos profesores para más alumnos. Recortes. Menos filosofía y más religión, cuya nota va a contar para obtener una beca, en vez de desconectarla, dada la imperiosa necesidad social de una educación cívica, aconfesional y de calidad, de todos y para todos. Sin exclusiones, ni privilegios a centros privados “unisex” subvencionados con fondos públicos. La enseñanza se está convirtiendo en una profesión de riesgo para sus trabajadores. A la desmotivación de los alumnos sensibles al contexto de crisis actual en que estamos sumidos, se añaden algunas actitudes de padres, que no exigen en sus casas y quieren que todos los problemas con sus hijos adolescentes se los resuelvan otros. En consecuencia, ven a los profesores como chivos expiatorios. Por todos lados se reclama a la escuela solución inmediata para los muchos males de la patria, como si fuera mano de santo o bálsamo de fierabrás que todo lo cura.
Ya se ha recibido la carta del Ministro de Educación, según ha confirmado el Consejero del ramo de la Junta de Castilla y León. Porque la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) fue aprobada definitivamente por el Congreso de los Diputados el pasado 29-N y ahora toca sacar los decretos que la desarrollen para su puesta en marcha.
Contra la LOMCE se manifestaron el 30-N por las calles de Madrid asociaciones de padres, sindicatos, profesores y estudiantes, procedentes de varias autonomías. Organizada por la Plataforma Estatal por la Defensa de la Escuela Pública. Con gritos como “Wert dimisión, fuera de la educación”. El rechazo, pues, a la LOMCE continúa. “Mi tesoro, mi tesoro”, no deja de repetir Gollum-Wert: “No quiero compartir mi tesoro”. Sabido es que los habitantes pequeños, los hobbits, guardaban en su poder el tesoro del que dependía el mundo. ¿Piensa Rajoy, “el señor de los hilillos”, que quien posea ese tesoro tendrá el control del mundo, lo gobernará. Y por eso ha preferido quedarse solo, sin buscar el pacto educativo? Toda docencia supone un diálogo. A no ser que interesen más las creencias y obediencias, propias de súbditos, que fomentar el espíritu crítico y reflexivo, como hacía el profesor apócrifo Juan de Mairena con sus alumnos, en pos de lograr ciudadanos librepensadores, activos y vigilantes. Mande quien mande.
José María Martínez Laseca
(5 de diciemgre de 2013)

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