lunes, 23 de septiembre de 2013

Preludio de otoño

Adiós verano. Ya estamos a las puertas del otoño, la estación en la que la naturaleza mudará el color de su ropaje por los tonos ocres y amarillos. Tan propensa para la meditación y el recogimiento. Vendrá la ansiada recolecta de hongos y setas, en la que se prevé una buena campaña. Se dice que es la última del proyecto Myas, porque la Junta pretende una nueva normativa reguladora del sector micológico. Y nuestra sabrosa trufa negra retornará al Madrid-fusión, cual estrella invitada. Se binan los labrantíos, disponiéndolos para la inminente siembra. En símil, otros hablan de emprendimiento y semilleros de empresas para despertar la economía del estado de abulia en que se encuentra. Es tiempo de vendimia. De recogida de avellanas y manzanas, de frutos del bosque como arándanos y moras, majuelos y endrinas, entre otros. Pronto se elaborarán los Presupuestos Generales del Estado, con previsión de ingresos y de gastos para el 2014. Con unas perspectivas poco halagüeñas.
Nos sentimos cercados, como el general Custer en la batalla de Little Big Horn por las tribus indias. En todas partes cuecen habas. Como en Inglaterra, donde Cameron quiere privatizar el histórico servicio de correos, con el que ni la Thatcher se atrevió: “¿Cómo voy a privatizar yo la cabeza de la reina? dicen que dijo, aludiendo a su icono en los sellos. También en Portugal se carga contra los funcionarios, rebajando sus sueldos hasta un 60% y menguando sus pensiones. Aquí también estamos con la reforma-estafa de las pensiones, que llegará al Parlamento antes de fin de año, con su revalorización al margen del IPC, vinculándola a la esperanza de vida. Sólo está el mercado como único elemento de valor. Congelarán salarios, y quizás ya no se atrevan con la paga extra. Hace tres años que llevan reduciéndose los salarios de los trabajadores. Con pérdida de poder adquisitivo una vez tras otra. ¿Para cuando una reforma de calidad empresarial española? Tras la opulencia de nuestro modelo enladrillado de crecimiento hasta 2008, todo lo que parecía sólido (sanidad, educación, pensiones, prestaciones sociales) comenzó a desmoronarse ante la resignación de la gente. “Cuando yo era joven –dice Roberto Savio- hablar de justicia social era un tema común, hoy es un tema solo de izquierdas”.
José María Martínez Laseca
(19 de septiembre de 2013)

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