sábado, 19 de octubre de 2013

De la peatonalización del centro

Todavía hay terrazas con gente en la plaza de Herradores. Bar Félix. Un sábado cualquiera. Al sol de mediodía. Sabido es que el vino, entre amigos, favorece la locuacidad. Recojo aquí un tramo de la conversación, mantenida por tres interlocutores. “Nos tienen la ciudad hecha unos zorros, con tanto socavón. No sé cuando van a dar con el tesoro. Y si no bastara con las molestias causadas, ahora el PP denuncia varias “anormalidades” en los aparcamientos subterráneos del Espolón y Mariano Granados. Dice que no salió el proyecto a información pública, que ha habido un sobrecosto en los servicios generales y que si no se ocupa un buen número de plazas le tocará al Ayuntamiento cargar con el mochuelo”, abrió el primero.
“Resulta curioso que mientras en otras ciudades sus gobernantes construyen puentes y pasos para salvar barreras como un río o el ferrocarril, permitiendo la movilidad y el acceso de los vehículos; aquí, en Soria, se actúa al revés y se genera un obstáculo infranqueable que divide la ciudad en Soria Norte y Soria Sur. ¿En qué cabeza cabe una barrera urbana de hasta 1,5 Km. de largo? Yo no conozco ciudad española, ni europea, donde eso ocurra. Bien es cierto que las remodelaciones, aunque menores, hechas antes a la plaza de Mariano Granados, El Collado, etc. apenas han resistido los diez años, así que cabe pensar que esto tampoco será irreversible”, advirtió el segundo.
“Hombre, en cualquier caso, la situación actual de las obras hace posible la comunicación Norte-Sur, aunque solo para turismos y previo pago del peaje correspondiente. Así el turismo que sea abonado o pague el acceso del parking sí que podrá entrar por la calle Ferial y salir por Jurados de Cuadrilla. Por problemas de galibo, el inconveniente sería para ambulancias o los mismos autobuses urbanos. Si no se toma ahora la decisión de hacer el túnel, que es técnicamente viable, más tarde será preciso demoler lo hecho”, apuntó el tercero.
Y pensé yo que este tipo de gestión urbana era más propio de las grandes obras de la burbuja inmobiliaria que de su necesario relevo social. Para que la arquitectura y el urbanismo sirvan a los ciudadanos y no al poder económico.
José María Martínez Laseca
(10 de octubre de 2013)

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