lunes, 3 de febrero de 2014

Una plaza bien hermosa

¡La de veces que habré rondado yo por este espacio mágico! El de la plaza de Bernardo Robles, antes de Teatinos y, después, del Mercado. Lo digo por mis muchas visitas al amigo Sergio (de “Hermanos del Rincón, las mejores frutas de cada estación”) y, siendo recepcionista nocturno del Hotel Leonor, yo venía a la tasca proletaria del Félix a degustar sus callos animados con guindillas. Hoy sigo haciéndolo por motivos laborales, cuando acudo a dar clase al instituto con más solera de Soria.
Lo de Teatinos, según Rabal, era por la Orden de Clérigos Regulares; Bernardo Robles, en honor del paisano filántropo del XIX y del Mercado ya que, para evitar tantos puestos de venta ambulante y mejorar la higiene de los productos, el Ayuntamiento ideó construir un mercado de abastos. No prosperó el estudio de Badiola en 1848 y hubo de esperarse al 30 de julio de 1914, con planos de Novella, Aragón y Hernández, para inaugurarlo. Prontas deficiencias obligaron reformas, las que siguieron en 1952 y 1986, desvirtuando su traza original. Recién, se ha optado por demolerlo para hacer uno nuevo, con inversión de 8 millones de euros, adjudicándose a Corsan Corviam Construcciones S.A.
Al retirar escombros, se despejó la plaza que recobra el esplendor que se advierte en el plano de Coello de 1860, con su fuente de estudios. Y refulgen sus edificios: iglesia del colegio San José, palacio del Marqués de la Pica, la casa de Antonio Jodra y la trasera del Instituto Antonio Machado. Aquí estuvo la iglesia medieval de San Miguel de Montenegro y por eso han salido huesos de difuntos al remover su suelo. Si es verdad, como dicen, que el actual mercado provisional de la plaza violada de las Concepciones tiene tan contentos a sus inquilinos, dada su centralidad y ventas: ¿por qué no se quedan allí definitivamente y se deja a nuestra singular plaza para el disfrute ciudadano? Mucho me temo que no será así. Nuestro burbujeante urbanismo, en tanto que especulativo y corrupto, siente horror al vacío y ocupa todo hueco libre del caso urbano con edificios excesivos, que simbolizan los abusos de posiciones de dominio. Y es que como alguien dijo: hay mucho canalla dentro de la muralla.
Soy consciente de que tras el mercado municipal existen intereses, por lo que mi sugerencia no fructificará, yendo a parar al hoyo de los sueños rotos.
José María Martínez Laseca
(30 de enero de 2014)

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