En la reunión ordinaria del
claustro de profesores del Instituto Nacional de Enseñanza Media Masculino de
Soria, del 10 de enero de 1975, se
adoptaba el siguiente acuerdo, que transcribimos literalmente de su acta: “Con
motivo de celebrarse este año el centenario del nacimiento del poeta “Antonio
Machado” se proyecta realizar un certamen literario en las ciudades de Soria,
Baeza, Segovia y Madrid conjuntamente. Se piensa también organizar una
conferencia el día 25 de febrero a cargo del Sr. Tuñón de Lara con el título
“Visión de Castilla en Antonio Machado” así como un recital de poesías al (sic)
de Joaquín Rodrigo”.
Un grupo de
inquietos profesores del Instituto que llevaba el nombre del insigne poeta se
había movilizado al efecto. Y formaron una comisión preparatoria. Cuatro
miembros del claustro la integraban: Consuelo García Blanco y Emilio Moratilla
García, catedrática y profesor agregado
de Lengua y Literatura Española, respectivamente; José Manuel Torre Arca,
catedrático de Francés y Juan José Ruiz Cuevas, catedrático de Filosofía.
En reuniones
posteriores y como consecuencia de sus deliberaciones concluyeron en acometer
dos actividades centrales: un concurso entre escolares sobre la obra del poeta
en su doble faceta de pensador y poeta y una conferencia por una personalidad
de reconocido prestigio. Pensaron para ello en diferentes nombres y decidieron
invitarlos. Entre otros a: Dámaso Alonso, director de la Real Academia Española; José
Luis López Aranguren, filósofo expulsado de la Universidad en 1965
junto a Enrique Tierno Galván y Agustín García Calvo y Pedro Laín
Entralgo, humanista que había iniciado sus estudios de bachillerato en Soria en
1917. Por diferentes motivos, todos ellos se
autodescartaron. Y fue entonces cuando Torre Arca propuso al conocido
historiador Manuel Tuñón de Lara, que ejercía la docencia en la Universidad de Pau
(Francia). Se contactó con él, que les respondió con rapidez de modo afirmativo
diciéndoles: “Para mi es todo un honor el ir a Soria”. Con él se convino el título
de la conferencia: “El paisaje de Castilla en la poesía de Antonio Machado”,
que no podía resultar más inocente.
Todo iba bien
y, satisfechos del éxito de sus gestiones, se lo trasladaron al director del
Instituto, Octavio Nieto Taladriz, quien a la vista de la propuesta, les dijo a
los comisionados: “Yo no lo firmo”. Y,
les advirtió a todos ellos que, antes de continuar con aquello, iba a ponerlo
en conocimiento del Gobernador Civil de la provincia, a la sazón Francisco
Hidalgo Ramos. El temor que acuciaba al director del Instituto radicaba en que
la persona que se había elegido para pronunciar la conferencia sobre Machado
era ni más ni menos que un reconocido antifranquista. Y la censura del régimen,
todavía en vigor, no podía permitir tamaño despropósito.
El tiempo iba
fluyendo sutilmente, y hasta se produjo el relevo en la Alcaldía de Soria, puesto
que al cesar su titular Raúl Ladera Vivas, el 19 de febrero la asumió José
Manuel Sánchez Gil, que ya la ocupaba interinamente.
Llegado el 22
de febrero, fecha en que murió Antonio Machado en Collioure (Francia),
siguiendo la costumbre, algunos profesores y alumnos cursaron visita al
cementerio del alto Espino, para depositar unas flores sobre la tumba de
Leonor. En su memoria no solo se leyeron algunos de sus poemas, sino también
fragmentos de otros textos en prosa seleccionados de su Juan de Mairena. Según
me cuentan, el corresponsal Saturio Ugarte del Río grabó las imágenes, pero
estas no fueron emitidas por TVE. No obstante, al vender el reportaje, otras
televisiones extranjeras las difundieron. Es el caso de la televisión mejicana.
Uno de los alumnos participantes, dijo que un tío suyo residente en Méjico las
había visto.
El grupo de
profesores, no obstante, persistía en su empeño, por lo que el director seguía su
contacto permanente con las fuerzas vivas de la ciudad (Santiago Aparicio
Alcalde, Juan Sala de Pablo…), y fundamentalmente con el Gobernador Civil. La
madeja conspiratoria estaba enredándose en las mentes del poder. Al declarado
antifranquismo de Tuñón de Lara se añadía el hecho de la pertenencia de José
Manuel Torre Arca al Comité Central del Partido Comunista de España (PCE). Octavio
Nieto intimidaba a sus compañeros: “Tened cuidado, porque el Gobernador me ha
dicho que esto trae consecuencias de arrestos y penas de cárcel”. Pero ellos no
se amilanaron y mantuvieron el pulso en su huida hacia delante. El miedo de los
representantes de la autoridad era que el problema que se planteaba fuera
enfocado como “Antonio Machado represaliado” y que ello trascendiera desde los
límites provinciales al ámbito nacional y aún al internacional, tan pendiente
de cuanto acontecía en la
España del momento. La tensión iba en aumento hasta hacerse
insostenible. Y Santiago Aparicio supo rebajarla manifestando: “En este caso no
se trata de una célula comunista, sino de unos grandes entusiastas del poeta
Antonio Machado”. El varapalo vino con
la prohibición de la conferencia, lo que se traslado a Manuel Tuñón de Lara,
que respondió agradecido por el intento con una amable carta.
José María Martínez Laseca
(29 de enero de 2015)
Que buena gente y cuanto aprendi de Consuelo y de Torre Arca... Octavio Nieto sin embargo era un abrazafarolas cobarde...
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