domingo, 1 de febrero de 2015

De aquel homenaje a A. Machado en 1975 (2)

En la reunión ordinaria del claustro de profesores del Instituto Nacional de Enseñanza Media Masculino de Soria, del 10 de enero de 1975,  se adoptaba el siguiente acuerdo, que transcribimos literalmente de su acta: “Con motivo de celebrarse este año el centenario del nacimiento del poeta “Antonio Machado” se proyecta realizar un certamen literario en las ciudades de Soria, Baeza, Segovia y Madrid conjuntamente. Se piensa también organizar una conferencia el día 25 de febrero a cargo del Sr. Tuñón de Lara con el título “Visión de Castilla en Antonio Machado” así como un recital de poesías al (sic) de Joaquín Rodrigo”.
Un grupo de inquietos profesores del Instituto que llevaba el nombre del insigne poeta se había movilizado al efecto. Y formaron una comisión preparatoria. Cuatro miembros del claustro la integraban: Consuelo García Blanco y Emilio Moratilla García,  catedrática y profesor agregado de Lengua y Literatura Española, respectivamente; José Manuel Torre Arca, catedrático de Francés y Juan José Ruiz Cuevas, catedrático de Filosofía.
En reuniones posteriores y como consecuencia de sus deliberaciones concluyeron en acometer dos actividades centrales: un concurso entre escolares sobre la obra del poeta en su doble faceta de pensador y poeta y una conferencia por una personalidad de reconocido prestigio. Pensaron para ello en diferentes nombres y decidieron invitarlos. Entre otros a: Dámaso Alonso, director de la Real Academia Española; José Luis López Aranguren, filósofo expulsado de la Universidad en 1965 junto Enrique Tierno Galván y Agustín García Calvo y Pedro Laín Entralgo, humanista que había iniciado sus estudios de bachillerato en Soria en 1917. Por diferentes motivos, todos ellos se  autodescartaron. Y fue entonces cuando Torre Arca propuso al conocido historiador Manuel Tuñón de Lara, que ejercía la docencia en la Universidad de Pau (Francia). Se contactó con él, que les respondió con rapidez de modo afirmativo diciéndoles: “Para mi es todo un honor el ir a Soria”. Con él se convino el título de la conferencia: “El paisaje de Castilla en la poesía de Antonio Machado”, que no podía resultar más inocente.
Todo iba bien y, satisfechos del éxito de sus gestiones, se lo trasladaron al director del Instituto, Octavio Nieto Taladriz, quien a la vista de la propuesta, les dijo a los comisionados: “Yo no lo firmo”.  Y, les advirtió a todos ellos que, antes de continuar con aquello, iba a ponerlo en conocimiento del Gobernador Civil de la provincia, a la sazón Francisco Hidalgo Ramos. El temor que acuciaba al director del Instituto radicaba en que la persona que se había elegido para pronunciar la conferencia sobre Machado era ni más ni menos que un reconocido antifranquista. Y la censura del régimen, todavía en vigor, no podía permitir tamaño despropósito.
El tiempo iba fluyendo sutilmente, y hasta se produjo el relevo en la Alcaldía de Soria, puesto que al cesar su titular Raúl Ladera Vivas, el 19 de febrero la asumió José Manuel Sánchez Gil, que ya la ocupaba interinamente.
Llegado el 22 de febrero, fecha en que murió Antonio Machado en Collioure (Francia), siguiendo la costumbre, algunos profesores y alumnos cursaron visita al cementerio del alto Espino, para depositar unas flores sobre la tumba de Leonor. En su memoria no solo se leyeron algunos de sus poemas, sino también fragmentos de otros textos en prosa seleccionados de su Juan de Mairena. Según me cuentan, el corresponsal Saturio Ugarte del Río grabó las imágenes, pero estas no fueron emitidas por TVE. No obstante, al vender el reportaje, otras televisiones extranjeras las difundieron. Es el caso de la televisión mejicana. Uno de los alumnos participantes, dijo que un tío suyo residente en Méjico las había visto.
El grupo de profesores, no obstante, persistía en su empeño, por lo que el director seguía su contacto permanente con las fuerzas vivas de la ciudad (Santiago Aparicio Alcalde, Juan Sala de Pablo…), y fundamentalmente con el Gobernador Civil. La madeja conspiratoria estaba enredándose en las mentes del poder. Al declarado antifranquismo de Tuñón de Lara se añadía el hecho de la pertenencia de José Manuel Torre Arca al Comité Central del Partido Comunista de España (PCE). Octavio Nieto intimidaba a sus compañeros: “Tened cuidado, porque el Gobernador me ha dicho que esto trae consecuencias de arrestos y penas de cárcel”. Pero ellos no se amilanaron y mantuvieron el pulso en su huida hacia delante. El miedo de los representantes de la autoridad era que el problema que se planteaba fuera enfocado como “Antonio Machado represaliado” y que ello trascendiera desde los límites provinciales al ámbito nacional y aún al internacional, tan pendiente de cuanto acontecía en la España del momento. La tensión iba en aumento hasta hacerse insostenible. Y Santiago Aparicio supo rebajarla manifestando: “En este caso no se trata de una célula comunista, sino de unos grandes entusiastas del poeta Antonio Machado”.  El varapalo vino con la prohibición de la conferencia, lo que se traslado a Manuel Tuñón de Lara, que respondió agradecido por el intento con una amable carta. 
José María Martínez Laseca 
(29 de enero de 2015)

1 comentario :

  1. Que buena gente y cuanto aprendi de Consuelo y de Torre Arca... Octavio Nieto sin embargo era un abrazafarolas cobarde...

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