jueves, 30 de abril de 2015

Paracaidistas

La mañana del 22 amaneció radiante de luz y pronto brilló un sol espléndido en el azul del cielo soriano. Era miércoles, pero, al celebrarse el 23 de abril el día de Castilla y León, que es fiesta de guardar, se había anticipado el mercado tradicional de los jueves. Y se notaba, vaya sí se notaba, el trasiego de gentes en el ambiente callejero. Muchos habían venido desde sus pueblos a dar una vuelta a la capital. Con la coartada del susodicho mercado, los casados habían traído en el coche a sus mujeres para que comprasen víveres y otras menudencias en la plaza de abastos y en los cuantiosos puestos de venta ambulante esparcidos por las traseras del Museo Numantino. Disponían, en consecuencia, hasta la hora de recogerlas de bastante tiempo libre. Los más se repartieron entre los bares céntricos, tratando de juntarse con otros colegas campesinos. Varios de ellos vinieron hasta “El Cielo” de la plaza de Herradores, donde yo me encontraba solo en aquellos momentos, tomándome un chato de vino.
No habían aparecido ni “el Espabilao” ni “el Chismoso”. Así que, ateniéndome a lo que me decía mi madre de “escucha, hijo mío, el doble de lo que hables”, agucé bien el oído, entrometiéndolo en conversación ajena. “Con esto de las elecciones del 24 de mayo a Ayuntamientos se han llenado nuestros pueblos de “paracaidistas” que no han hecho arriesgados saltos al vacío, sino que vienen a por un puñado de votos” -oí a uno que dijo ser de Gómara. “En mi pueblo de San Pedro Manrique -añadió otro- al no querer ir ningún lugareño con el PP, este presentó una lista con forasteros. Les salió bien la jugada ya que, al dimitir después todos ellos, la Junta Electoral les permitió sustituirlos por otros, ahora sí, del propio pueblo, manteniendo con ello la alcaldía, ya que habían obtenido el mayor número de concejales. Visto lo visto, esta vez también han vuelto a repetir la jugada con el lanzamiento de nuevos “paracaidistas”. “Pues no creo yo -dijo un tercero de Nepas- que estos “paracaidistas” vengan a arremangarse, ni que los partidos políticos estén buscando soluciones para los pueblos. Espigan, eso sí, votos de cara a adjudicarse más escaños en la Diputación Provincial”.
José María Martínez Laseca
(30 de abril de 2015)        

domingo, 26 de abril de 2015

El alimento de la lectura

Por todo cuanto en esa tarde mágica del 23 de abril, y primavera, pudimos vivir, participando en el callejeo literario en torno al libro de “El Santero de San Saturio” de Juan Antonio Gaya Nuño, organizado por la Hermandad del Santero -como reza una de las letrillas recitadas-, es La Saturiada: “una fiesta singular, / por Soriana y popular, / que va ganando estatura. / Y es fiesta de la cultura / por reavivar la lectura / y la creatividad. / Que le echa sal y pimienta / a esta tierra cenicienta / que tiene que prosperar,  / ya que o camina, o revienta”.
Y es que en la lectura está, sin duda, la clave de la educación, al ser  esencialmente comprensiva, es decir que tenemos que enteremos de aquello que leemos.
Pero, nadie se crea que la lectura es una actividad simple, toda vez que, lo mismo que el gusto artístico requiere de una cierta iniciación, de un proceso de aprendizaje acompañado del hábito lector (que como también se ha podido ver no hace al monje, pero lo disimula muy bien).
De aquí que se deba propiciar y promover el gusto por la lectura, sobre todo predicándose con el ejemplo por parte de los padres en casa. “Si tú lees, ellos leen”, advertía un afortunado eslogan institucional. Hay pues que encandilar a los niños en la lectura desde edades tempranas. Lo que todavía se ha de mejorar, ya que si bien es cierto que se lee mucho en primaria, no lo es menos que se advierte una profunda falla en secundaria.
Un dramaturgo actual, Juan Mayorga, en su compilación teatral 1994-2014, incluye el texto “Mi padre leía en voz alta”, donde refiere como su padre se inició en esta práctica cuando compartía estudio con un compañero ciego para así ayudarle. Costumbre que continuó después en casa, por lo que Mayorga reconoce que a él le entró la literatura por el oído.  Y añade, respecto al gusanillo de la lectura: “ningún niño debería ser privado de descubrir que los libros pueden hacer su vida más ancha y más honda. Que este ejemplo lleve a sus hijos a hacer tan enorme descubrimiento”. Y es que los libros son el artefacto para buscar nuevos espacios, para poder abrazar, como decía Pessoa, el sueño de la mano del otro, para trasladarnos a nuevos mundos. Eso es lo que nos posibilita la increíble aventura de leer.
En esta España nuestra en la que, por culpa de la grave crisis económica que padecemos, se han visto rotas tanto la clase media como la trabajadora, conviene recordar una vez más, aquel célebre discurso pronunciado por el genial poeta y dramaturgo Federico García Lorca en la inauguración de la biblioteca de su pueblo de Fuente Vaqueros, en 1931. Dijo allí: "Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro." Un deseo que enlaza con lo antes expresado por el regeneracionista Joaquín Costa al reclamar “Escuela y despensa” para solventar los males de nuestra patria. Lo que a su vez el poeta Antonio Machado tradujo por “cultura y trabajo”, como mejor manera de buscar un nuevo porvenir para aquella España desanimada y desecha tras el desastre del 98, durante el periodo de la restauración, con partidos turnantes -y tunantes-, que tanto se parecen a los de hoy en día. “Para no olvidar que la cultura es nuestra vida y nuestro oxígeno, la única cosa que puede cambiar el mundo”.
“Leer perjudica gravemente la ignorancia” decía otro eslogan con motivo de una feria del libro. Porque la lectura es una de las mejores formas de alimentar la mente. Por ello nos recomendaba Raimon Samsó: “Una hora al día es bastante para que esta se exponga a nuevas ideas y entre en contacto con autores de culturas y mentalidades diferentes. Leer es el gimnasio del espíritu. Resulta incomprensible que los índices de lectura del país sean tan bajos cuando es el ingrediente que más necesitan las personas para su éxito personal y profesional. Todos somos resultado de la media de los libros que hemos leído en nuestra vida”. 
Leer, en definitiva, como la misma primavera indica: para revivir. 
José María Martínez Laseca
(25 de abril de 2015)   

La Saturiada

Otro año más, el 23 de abril -fiesta de Castilla y León y día del libro-, la Hermandad del Santero, que integra a todos los oficiantes, junto con el público asistente, se disponen a revivir aquel hermoso sueño de Juan Antonio Gaya Nuño plasmado en ese libro de esencias que es “El Santero de San Saturio” (1953). En torno a él, precisamente, gira lo que hemos dado en nombrar “La Saturiada”, toda vez que este texto rimado, escrito por nuestro paisano en 1949, fue su simiente.
Se trata, pues, de una ruta literaria de callejeo urbano, que remite a aspectos de nuestra memoria e identidad colectivas. Con ella se pretende recuperar el sentido primigenio y fundacional de la ciudad, que surge desde el preciso instante en que sus vecinos abandonan la intimidad de sus casas para salir a las calles y plazas e interactuar los unos con los otros. Así, tan  gozoso recorrido está mojonado en 12 sitios destacados del casco urbano. A las 17,30 h. se arranca en San Saturio, donde se procede al nombramiento de santero, que tomará posesión de su ermita. Después se asciende a la Plaza Mayor, 18,30 h. Y se continúa sucesivamente por el Museo Numantino (19 h.), Mercado Municipal (19,10 h.), Plaza de Toros (19,20 h.), Bar Silencio (19,30 h.), Bar Soan (19,40 h.), Iglesia de Santo Domingo (19,50 h.), Plaza del Vergel (20 h.), Instituto Antonio Machado (20,10 h.), Centro Cultural Gaya Nuño (20,20 h.), para concluir a las 20,30 h. en el Casino Amistad Numancia. En cada una de estas paradas se lee en voz alta el correspondiente capítulo de “El Santero de San Saturio”, que se ve introducido, con toque de gaita, por unas coplillas de escarnio que recita quien asume el papel de pregonero. Además, el ambiente está amenizado por las músicas del dúo “Sochantría”, que imprime ritmo a la marcha con las notas del pasodoble que se le dedicara al novillero soriano Vicente Ruiz, alias “El Chinche”. Conviene, por tanto, no perdérsela y participar en ella. Porque motiva el hábito de la lectura.       
James Joyce con su “Ulises” (1922) da la vuelta al todo Dublín en solo un día. Juan Antonio Gaya Nuño con su “Santero” evoca a su querida Soria a lo largo de todo un año. Es la magia de la literatura, que nos ubica en el mundo y nos orienta. Para que nos conozcamos un poco mejor a nosotros mismos
José María Martínez Laseca
(23 de abril de 2015)

lunes, 20 de abril de 2015

¿Por qué escribo?

Hace ya mucho tiempo que escribo. Por lo que recuerdo, comencé a escribir poemas cuando, siendo un chaval, estudiaba interno en un colegio del norte de España, tal vez motivado por la nostalgia del paraíso perdido de mi infancia; al estar alejado de mi pueblo natal. Después, continué la actividad, siempre a vueltas y revueltas con las palabras, de forma más prosaica por las páginas de de los diferentes periódicos de la prensa soriana del momento. Precisándolo algo más, lo que antes publicaba de forma esporádica se convirtió en algo normalizado en su periodicidad semanal, tomando forma de columna de opinión (“Sobre vivir”) en las páginas de este  “Diario de Soria”.
Pero las dos preguntas que vienen más a propósito respecto al caso que nos ocupa son las de ¿por qué? y ¿para qué? escribo. Tratando de encontrar respuestas a ambos interrogantes me percato de que el ¿por qué? está vinculado a querer saber más, a conocer, al pensamiento, al juicio y a la razón, a querer investigar; mientras que el ¿para qué? parece tener un sentido mucho más práctico, ya que se basa en criterios utilitarios: para lo que sirve. En este último sentido podría decir rotundamente que, desde luego, yo no escribo ni para ser rico, ni para ser famoso, entre otras razones por compartir con Llarra su famoso dicho de que “escribir en Madrid es llorar” (se paga nada o mal y apenas se lee). Por lo que mi respuesta tendría mucho más que ver con tratar de despejar la incógnita del primer interrogante, el del ¿por qué? Y ello me lleva a incidir en aspectos concernientes al pensamiento libre, que, en tanto que crítico, es esencialmente subversivo. Por consiguiente, si yo escribo es por compromiso con la literatura y en contra de la desigualdad. Como rebeldía y toma de conciencia de los problemas sociales, meditando sobre ellos. Mezclando la interpretación de la realidad con las emociones.     
Y si no que se lo digan al gran Lope de Vega  -aquel que en horas 24 pasaba de las musas al teatro-, a quien le pedían que envainase su pluma para no escandalizar tanto, y que respondió así a tal crítica: “¿Que no escriba decís o que no viva? / Haced vos con mi amor que yo no sienta, / que yo haré con mi pluma que no escriba.”
José María Martínez Laseca
(16 de abril de 2015)

jueves, 9 de abril de 2015

Aquella libreta

Juan Antonio Gaya Nuño (Tardelcuende, 1913-Madrid, 1976) participó como combatiente, con el grado de teniente de ingenieros, en la guerra civil española, defendiendo la República. Desde el 10 de octubre de 1936, cuando –tras enterarse, en Madrid, mientras preparaba oposiciones a cátedras de Universidad, del vil asesinato de su padre en Soria, el día 17 de agosto, por los nacionales–, decidió enrolarse en el mítico Batallón Numancia, hasta el 28 de marzo de 1939, en que supo a ciencia cierta que la guerra había terminado, para él en derrota. Luchó en tierras de la Alcarria. Y el testimonio de aquella dramática experiencia vivida quedó manuscrito en una libreta. Casualmente, yo supe de ella por carta de Concha de Marco (30-3-1987), si bien allí me aludía a su destrucción por Juan Antonio. Mayúscula, por ello, resultó mi sorpresa al verla aparecer ante mis ojos, en su piso de la calle Ibiza, nº 23, 7º A,  al punto del traslado de los fondos  de su legado por la Casa Macarrón.
Ahora, gracias al laborioso y paciente trabajo de la historiadora Margarita Caballero y del documentalista Álvaro Sanz para desentrañarla y transcribirla, podemos acceder a su contenido en letra impresa. Lástima que hayan pasado ya más de 75 años desde su hechura épica durante aquel conflicto fratricida. Al leerla, se aprecia que se trata de un texto muy bien redactado, de tipo formal, al modo de los informes oficiales al uso, que nos da noticia sobre la evolución de la guerra y las circunstancias en el frente junto a la carretera de Soria. Frío de sentimientos, apenas unas anécdotas, como la de la provisión de gallinas o el lavado de ropa para ambos bandos, apuntan la ironía y la gracia narrativa que, sobre idéntico tema, advertimos en sus seis relatos primeros de “Los Gatos salvajes” (1968) o en su “Sor María de Asís” de “Milagro a la fuerza y demás prodigios” (2000).
Bello libro, editado por Cálamo, con un interesante estudio introductorio, avalado por las memorias de Concha de Marco, pero en el que poco se dice de aquella batalla de Guadajara, en la que el IV Cuerpo de Ejército republicano frenó el codiciado acceso de los facciosos a Madrid. Que superó el sistema de milicias, para descalabrar a los flechas negras italianos,  convirtiéndose así en una máquina militar, capaz de maniobrar.
José María Martínez Laseca
(9 de abril de 2015)

De elecciones 2015

Estamos en Semana Santa. Con manifestaciones de fe y fervor popular por las calles. Primavera tarda. Con ciruelos en flor, y humildes margaritas blancas. Ya el BOCYL del martes, 31 de marzo, publicó el decreto de convocatoria de Elecciones Autonómicas que, junto a Municipales, serán el 24 de mayo. Y los partidos políticos saltan a las pistas de competición: preparados, dispuestos…a formar listas ¡Ya! Este, también, es tiempo de penitencia y reflexión. Un martes de pasión Jesús anticipó a sus discípulos la traición de Judas con un beso. Y anda que no hay Judas en nuestras vidas, junto a otros que nos hacen barrabasadas, y si te he visto no me acuerdo, y santas pascuas.
Yo, con mis no calladas rebeldías, pretendo aportar pedagogía y conocimiento. Respecto a las Elecciones Autonómicas, del total de 84 procuradores de las Cortes de Castilla y León, sólo 5 corresponden a Soria. Ahora eran 3 PP y 2 PSOE. La sorpresa la ha dado Mari Mar Angulo, cabeza del PP, a petición de Herrera. En el PSOE sigue Esther Pérez, impuesta a Luis Tudanca. Quedan Podemos, Ciudadanos, etc. En el Ayuntamiento de Soria, de los 21 concejales, son 12 PSOE y 9 PP. Ya conocemos sus cabezas: PSOE (Carlos Martínez), PP (Adolfo Sainz) IU (Enrique García) Sorianos (Luis Alberto Romero), Ciudadanos (Jesús de Lózar). Esperamos sus programas de propuestas y compromisos. ¿Se romperá el bipartidismo actual en ambos casos y entrarán otras fuerzas? Atención ciudadana, obras realizadas, deuda municipal, impacto del parking, depuradora, etc. centrarán los debates. ¿Alguien dirá de rebajar sueldos y quitar asesores externos? Pocos en este tiempo han alzado la voz. Ni oposición, ni prensa. Sabido es que la plata va para aduladores y a quien critica, por aguafiestas, palo. Así se va engordando cierto capitalismo de amiguetes.
Falta Diputación Provincial (son 25: 14 PP, 10 PSOE y 1 PPSO). Constituidos los 183 Ayuntamientos, su composición se reparte entre los 3 partidos judiciales (15 Soria, 5 Almazán y 5  El Burgo), aplicando la ley D' Hondt al número de votos obtenidos, entre aquellos partidos con algún concejal. De aquí que sea obligado hacer listas en los pueblos. Muchos van ofreciendo escaño provincial. Pero, ¡no hay Diputación para todos!          
José María Martínez Laseca
(2 de abril de 2015)