sábado, 31 de octubre de 2020

El encantador de lectores

Cualquier escusa es buena para el recordatorio de ciertas personas que nos precedieron y que, debido a su talento creativo, nos dejaron un legado importante. Y, de este modo, arrebatárselas al devorador olvido. Una ocasión muy socorrida se da con los centenarios. Pero, en el caso que aquí nos ocupa, sobran los motivos. Porque, en este 2020, se cumplen cien años de su nacimiento, cuarenta de su muerte y cincuenta de que le fuera otorgado el más prestigioso premio de literatura infantil, el Hans Christian Andersen. Acaso, no es tan conocido como Roald Dahl, pero sí de una enorme influencia. Me estoy refiriendo al escritor italiano Giovanni “Gianni” Rodari (Omegna, Piamonte, 23 de octubre de 1920 - Roma, 14 de abril de 1980), además de pedagogo y periodista especializado en talleres sobre la comedia infantil y juvenil. 
      Él enseñó a los niños a amar los libros, asumiendo un papel activo como lectores. Y no solo obtuvo reconocimiento en Italia, ya que, también, contó, y sigue contando, con muchos seguidores en nuestro país. De hecho, aquí fue muy publicado en los años ochenta. Si algo primó en su quehacer fue la imaginación y la fantasía, cambiando por completo la pedagogía de las escuelas italianas en los años sesenta y setenta, cuando había espacio para la creatividad y para las ideas progresistas. Él siempre apostó porque existiese una asignatura de la fantasía. Defendió que la creatividad puede aprenderse y , en consecuencia, enseñarse. Por eso, con él aprendimos a escribir, a disfrutar y a jugar con las palabras. 
      La vida de Rodari no fue fácil. Hijo de panaderos, con nueve años quedó huérfano de padre. En 1934, su madre Magdalena lo matriculó en el magisterio de humanidades. Le gustaba tocar el violín por las tabernas con sus amigos. Por su mala salud, pudo evitar el servicio militar. No obstante, se topó con el fascismo, toda vez que para trabajar como maestro se le exigía afiliarse al Partido Nacional Fascista. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo destinado en el hospital de Millán, donde comenzó sus contactos con la Resistencia. Su hermano Cesare había sido apresado y llevado a un campo de concentración nazi, al que sobrevivió, pero dos de sus mejores amigos murieron en el frente. De este modo, tras romper su carnet fascista pasó a afiliarse en 1944 al Partido Comunista Italiano. 
     Una vez acabada la guerra, inicia su actividad de periodista en publicaciones vinculadas a los partidos comunista y socialista como “El Orden Nuevo”, que dirigió en 1945, o “L´Unitá”, donde, hacia 1947, crea “El Domingo de los Pequeños”, un suplemento del periódico dirigido a los niños. Como resultado de dicha inclinación por la literatura infantil, surgirán sus dos historias publicadas: “El libro de las retahílas” y “Las aventuras de Cipollino”, que obtuvo un gran éxito en la URSS. En ella, el niño Cebolla se enfrenta al malvado caballero Tomate y lucha contra la opresión y las desigualdades sociales. En España el libro se publicó por primera vez en 1982 con el título de “Las aventuras de Cebollín” (Bruguera). Previamente, en 1964, la editorial Lumen había publicado “Jip en el televisor”. No obstante, su popularidad se incrementó en los años ochenta y noventa cuando lo publicó tanto SM en su colección Barco de Vapor, como Bruguera. Después lo harían nuevas editoriales. 
      Para Rodari, siempre hay un niño que te pregunta: ¿Cómo se inventan las historias? Y se merece una respuesta honesta. De ahí su manual “Gramática de la fantasía”, donde se habla de algunos modos de idear historias para niños y de ayudar a los niños a concebir por sí solos sus propias relatos. Otro de sus libros de pedagogía es “El libro de la Fantasía”. A ellos se añaden “Cuentos por teléfono”, “Cuentos escritos a máquina”, “La góndola fantasma” y “Cuentos al revés”. 
      Gianni Rodari trabajó, durante los años cincuenta, con la periodista comunista Dina Rinaldi en el semanario juvenil “Il Pionere” (Los Pioneros), contando historias sobre problemáticas sociales, que tuvieron gran difusión en los kioscos. Acusado de adoctrinar a los niños se vio excomulgado por el Vaticano. El 25 de abril de 1953, se casó con María Teresa Ferretti, secretaria del Grupo Parlamentario del Frente Democrático Popular, una coalición entre el Partido Socialista y el Partido Comunista. Ese mismo año, Rodari fundó el periódico de ámbito nacional Avanguardia (Vanguardia), instrumento de expresión de la Federación Juvenil Comunista Italiana. Su actividad, vinculada al periodismo y la educación de los niños, siguió incansable hasta que enfermó en 1979, lo que condujo a su muerte en 1980. 
      Que reivindiquemos a Gianni Rodari se debe a que su influjo revolucionario continúa hoy en día vigente. Él, tan partidario de la escuela social, aboga no solo porque los niños lean y comprendan lo que leen, sino para que se conviertan en narradores y sean capaces de escribir sus propias historias, dado que ello comporta tomar decisiones. Acercarse a la realidad a través de la fantasía y no necesariamente para escapar de ella. Sus libros siguen provocando la reacción del primer lector y nos devuelven esa sonrisa tierna y gamberra a un tiempo. Rodari eleva a cada niño a la categoría de artista y, como creadores, los hace a todos más libres y sus vidas más divertidas y mejores. ¿Merece la pena enseñarle a un niño llorando algo que puede aprender riendo? 
      La imaginación que crea y transforma era su lema. 
José María Martínez Laseca 
(31 de octubre de 2020)

miércoles, 28 de octubre de 2020

Las maguillas

Juega el otoño a mezclar en su paleta los colores verdes, amarillos, naranjas y rojos para mejor teñir las hojas de los árboles, al punto de caerse secas por el suelo y convertirse en juguetes del viento caprichoso. Es la estación de la melancolía, dentro del tiempo circular de la otrora dominante cultura agraria; la que nos trae por presentes los llamados frutos del bosque. Entre ellos, destacan los sabrosos frutos rojos, como arándanos, endrinas, arañones, grosellas y moras. 
      En uno de estos últimos días, yo paseaba por el campo, cerca del río Duero, plácidamente, acompañado por mi nieto Gonzalo, de tan solo tres años. Alguna ardilla saltaba asustada a nuestro paso y trepaba veloz hasta perderse entre las altas ramas de los árboles. Gonzalo me preguntaba en cada tramo por todo cuanto le llamaba la atención. Yayo: ¿cómo se llama eso?, me requería señalándolo con su dedo índice. Y cuando yo le respondía, él repetía las palabras aprendidas para hacerlas más suyas. 
        De pronto, me mostró un arbolillo a modo de rosal. Yo le expliqué que aquellas bolitas rojas eran escarambrujos (o tapaculos) con los que, siendo yo niño, hacíamos collares ensartándolos en un hilo. Pero él, con mejor vista que la mía, insistió para aclararme que aquello eran manzanitas. Y así resultó, para mi sorpresa, cuando me aproximé. 
      El arbusto en cuestión era el maguillo o manzano silvestre, cuyo fruto es más pequeño que la manzana común. En nuestra tierra de Soria las conocemos como maguillas y entre sus características están su sabor ácido, lo que provoca cierto rechazo para comerlas directamente del árbol, y que no suelen llegar a madurar. Tal designación, acaso un localismo, no figura en el DRAE. En otras partes las denominan “maellas”, e incluso “sagarmines” (del euskera sagar “manzana” y min “agrio”), por el País Vasco. 
       Nuestro afamado escritor Camilo José Cela, en su colaboración en “La Vanguardia”, de 22 de marzo de 1950, pág. 5, bajo el título: “El andarríos del octavín pasa por el horizonte” hacía referencia a los sagarmines situando al protagonista de su relato en nuestra comarca de pinares. Cito: “(…) Me contó un lego de San Silvestre - truhán, como es de ley, y seco como un sarmiento- que en una ocasión, estando el flautista [Octavio] soplando de su flauta allá por los pinares donde el Duero, aun niño, todavía se llama Duruelo, se le acercó una ardilla que le regaló un sagarmín y tres rositas silvestres, al tiempo que le dijo: -Señor músico, yo, aquí donde me veis vestida con la roja piel de la ardilla, soy una doncella encantada que no me desencantaré hasta que mis oídos escuchen, en una noche de luna, el tañir de una flauta que toque una tocata que se llama la “Pavana para una infanta difunta”. ¿La querréis tocar? El andarríos Octavio se comió el sagarmín, se puso una rosita en cada oreja y otra en el sombrero, y habló de esta manera, con la voz fina que se pone para hablar a los corazones del bosque: -Gentil señorita: yo no sé tocar esa tocata que me decís, ni la he oído en mi vida, pero tampoco es ley que sigáis encantada y que, siendo doncella, viváis sola en el bosque, saltando de rama en rama. Os propongo que os vengáis conmigo. Yo ando despacio y no habéis de cansaros nunca, pero si algún día os cansarais o si quisieseis dormir, siempre encontraréis en el bolsillo de mi zamarra un refugio tan pobre como caliente y seguro (…)”. 
      Al margen de la magia, por estas latitudes, las maguillas, cuya recolección se efectúa a finales de octubre o inicios de noviembre, al igual que los membrillos, se han usado tradicionalmente como ambientadores, metiéndolas en los armarios donde se guardaba la ropa. No obstante, las maguillas son muy buscadas para elaborar un exquisito licor. 
      El proceso para hacerlo es similar al que se sigue en la elaboración del pacharán con las endrinas. Así, se seleccionan las mejores maguillas, se les quita el rabo y se cortan en cuatro trozos que se introducen en una garrafa hasta cubrir un tercio de su capacidad y se completará el resto con un anís especial, añadiéndosele incluso un chorrito de orujo. Después, se dejará reposar hasta que pase un año. Finalmente, se cuela y embotella. Y a beberlo, en un chupito frío, tras la comida. Por lo que dicen, es un buen digestivo. 
José María Martínez Laseca 
(24 de octubre de 2020)

sábado, 17 de octubre de 2020

Del controvertido Cerro de los Moros

“El urbanismo de su ciudad tendrían que estudiarlo ya los niños en la escuela”, me decía un viejo arquitecto jubilado al que yo le pregunté sobre la transformación urbanística experimentada por la mía de Soria. Entre otras razones, porque comprarse un piso es una inversión en la que a la mayoría de las familias les va toda una vida. 
      Cierto es que en la enseñanza secundaria y en la asignatura de Geografía, algunos libros de texto introducen en aspectos como: la ciudad actual, los usos del suelo urbano o los planes Generales de Ordenación Urbana (PGOU). En el que consulté, me agradó su propuesta “Ponte a prueba”, que trataba de esclarecer conceptos como: expropiar, urbanizar, realizar alegaciones, suelo, clasificación y usos. Incluso planteaba a los alumnos que averiguaran si su municipio tenía un PGOU y desde cuándo estaba vigente y si en su barrio había suelo destinado a uso dotacional deportivo. Al tiempo que, respecto a problemas urbanísticos, les incitaba a que preguntaran en sus casas si habían oído hablar de algún supuesto dudoso y a buscar anuncios y artículos en periódicos relacionados con dichos problemas urbanísticos. 
       Si nuestros aplicados alumnos hubieran realizado bien sus deberes, en estos días de pandemia en que vivimos, se hubieran encontrado en la prensa local con unas cuantas cuestiones resaltadas en la negrita de sus titulares. Como los de la construcción de la nueva depuradora de la ciudad; la compra de suelo, mediante subasta pública, por el Ayuntamiento de Soria, el cambio de terciario a residencial de la antigua sede central de la Caja de Ahorros de Soria y la concerniente al Cerro de los Moros. En este último caso, les habría llamado especialmente la atención la recogida de firmas para impedir la urbanización de esta zona, por afectar a “los parajes que inspiraron a Machado”. 
       Sabido es que la ciudad es un espacio físico y social que se crea… Y lo crean diversos agentes con intereses contrapuestos. Verbigracia: los propietarios de los medios de producción, los propietarios del suelo, los promotores, los ciudadanos y el poder político, que interviene con la planificación, viviendas sociales, equipamientos e infraestructuras. Y que arbitra los conflictos entre los diferentes agentes. 
       El viernes 7 de agosto de 2020, el BOCYL publicaba la Orden FYM/726/2020 de 20 de julio por la que se formulaba el informe medioambiental estratégico de la Modificación Puntual en el sector Sur-D4 “Cerro de los Moros”, del Plan General de Ordenación Urbana de Soria. Resultando favorable ya que en él, tanto la opinión de la Confederación Hidrográfica del Duero como la de la Dirección General de Patrimonio Cultural (dado que toca El Castillo, y las márgenes del Duero declaradas BIC) “permiten deducir que no existen problemas ambientales”. 
       Empero, la sombra urbanística del Cerro de los Moros es alargada. La calificación de su suelo de riscos como urbano urbanizable se remonta ya al PGOU de 1994, para el que el socialista Luis Pascual reclamó “especial protección” (BOCYL-D-10071995-56) . Y el actualmente en vigor, de 10 de marzo de 2006, aprobado por el PP más IDES (con Encarnación Redondo de alcaldesa), y voto en contra de PSOE y ASI, lo consolidaba y ampliaba. 
      Vemos en la hemeroteca: “El aprovechamiento urbanístico del cerro de los Moros y la ronda Sur han sido los puntos de discordia, que han motivado la postura contraria al PGOU de PSOE y ASI” (Heraldo de Soria 12-02-2006, p.6). Jesús Bárez de ASI “por el a aprovechamiento excesivo” y “el proyecto de la carretera” y Carlos Martínez del PSOE aludió a una “colmatación de viviendas” y aseguró que “el plan significa que se establecen convenios que benefician a algunos”. Unas actuaciones urbanísticas “que Luis Rey estando en la oposición no dudó en aseverar que serían llevadas a la Fiscalía Anticorrupción. Ahora en el gobierno municipal, las promueve bajo el argumento de que se han incluido una serie de modificaciones en el proyecto. Se trata, en este caso de hacer desaparecer un túnel y de pasar de viviendas unifamiliares a residenciales (Ver: Diario de Soria 11-06-2010, p. 4). 
       Ahora, el asunto, que estaba aletargado, se ha reactivado. Al cambiar de manos la propiedad y ante la supresión de la actual depuradora maloliente. En el Ayuntamiento de Soria, Podemos toma la iniciativa para detener el proyecto, reclamando mayor transparencia, convocar el Consejo de Urbanismo y promover su protección. El grupo ecologista ASDEN se queja de que: el impacto visual de las más de 1300 viviendas previstas es incuestionable; la zona destinada para equipamientos es inviable; los viales e infraestructuras son tremendos y muy costosos, viaducto incluido, y sin salida efectiva por la ladera del Castillo. [¿Resucita en parte la otrora Variante Sur?]. 
       El Ayuntamiento de Soria ha pedido a la Junta iniciar el trámite, al solicitarlo el propietario, si bien el proyecto en cuestión no ha salido todavía a exposición pública. Pero el tema está ya que arde. Hay quien dijo; Soria tiene muchos pisos vacíos y el aumento de viviendas cuando no hay expectativas de crecer solo es movimiento especulativo. 
       Yo le respondí al arquitecto jubilado: también el ajedrez debiera incluirse como materia de estudio en la escuela, para que los alumnos meditaran y supieran ver críticamente como los astutos jugadores mueven las piezas sobre el tablero del suelo de su ciudad. 
José María Martínez Laseca
(17 de octubre de 2020)

lunes, 12 de octubre de 2020

El día de los docentes

Cada profesión tiene su santo patrón. El término patrón procede del latín patronus = patrono, que significa protector, defensor, abogado, amparador. Obviamente, la costumbre es de origen cristiano. Y los enseñantes no iban a ser una excepción en la regla. En mis tiempos de colegial se adjudicaba tal cometido a Santo Tomás de Aquino, ya que su filosofía de vida (independencia y autonomía de la razón) era enseñar, y lo celebrábamos jubilosos profesores y alumnos cada 28 de enero. Ahora, en su lugar se festeja el Día Mundial de los Docentes. Y aunque parece que la fecha elegida por la UNESCO es el 5 de octubre, aquí se ha desplazado esta vez al viernes 9. Su lema “Docentes: liderar en situaciones de crisis, reinventar el futuro”. Se pretende con ello honrar la profesión docente y llamar la atención sobre el papel que desempeñan los docentes en el sentido de que nadie se quede rezagado. 
      Y no viene nada mal tal cosa. Por lo que supone de respiro al empalmar un puente con el día de la Hispanidad del lunes 12 de octubre. Y, sobre todo, porque, además, nos lleva a reflexionar un poco más al respecto. Uno recuerda con aprecio a sus profesores brillantes, pero con gratitud a los que tocaron nuestros sentimientos. Estamos refiriéndonos a algo más amplio y complejo como es la educación. Una responsabilidad que corresponde al conjunto de la sociedad y que, no obstante, se hace recaer en los más de los casos exclusivamente sobre los docentes. Así en alguno de los diagnósticos que se han realizado en nuestro país sobre los profesores se les achaca a estos entre otras cosas el que están desprestigiados, que viven aislados y han perdido la pasión por su trabajo, al tiempo que fallan su selección y su formación y falta de liderazgo en los directores de los centros. 
      Por supuesto que todo es susceptible de mejora. Empero, a la hora de hacer justicia hay que colocar en los platillos de la balanza todos los elementos y no solo aquellos que interesan a algunos para criticar con acritud. Viene de atrás la propuesta de crear un nuevo modelo de acceso similar al MIR sanitario, que prolongaría más aún el proceso de formación del profesorado de los seis años de licenciatura y aprobar una dura oposición. Se está viendo ya que muchas Comunidades Autónomas tienen problemas para cubrir las plantillas de sus centros, por falta de profesores. Esta profesión no es, pues, tanto chollo como algunos se creen. Hay otras de rango inferior dentro de la función pública mucho mejor pagadas y con más posibilidades de promoción. Y mucho menos conflictivas en su práctica. Incluso, los profesores tienen la exigencia de su formación continua para que se les reconozca la gratificación de sus sexenios. En buena medida el sentido vocacional es lo que subyace a la tarea docente. 
      Ahora se cumple, precisamente, un mes del inicio del curso escolar en una situación de riesgo añadido, provocado por la pandemia del coronavirus. De ahí el reconocimiento debido a la contribución que aportan los docentes a la hora de abrir los centros educativos para proporcionar el aprendizaje a los alumnos diversos todos los días, garantizándoles así su legítimo derecho a la educación. Si como tanto se cacarea, la educación tiene por cometido principal potenciar el más importante recurso de nuestro país, es decir su capital humano, no nos olvidemos de dar a la profesión docente la dignidad que merece. 
José María Martínez Laseca 
(9 de octubre de 2020)

viernes, 2 de octubre de 2020

¿Impasibles ante la pandemia?

Que estamos en tiempo de pandemia nadie lo puede negar. A causa del coronavirus o Covid-19, que tanto está perturbando nuestra existencia cotidiana. Con la mascarilla puesta cubriéndonos nariz y boca, las manos lavadas de continuo y guardando la distancia de un metro y medio. Estamos viviendo, por todo ello, una horrible pesadilla que nunca pudimos imaginarnos. (Si bien es cierto que hace ya un siglo, de 1918 a 1920 con la gran gripe –mal llamada española–, ocurrió algo semejante). En una situación de incertidumbre. Avanzando hacia un futuro sin certezas. Dentro de un territorio en el que aumentan los infectados. Preocupados por el retraso que se advierte en la aplicación de las medidas necesarias. Ansiosos por la salvífica vacuna prometida. 
      Por tan anunciada, ya se veía venir esta segunda ola y, sin embargo, parece que estamos afrontando su rebrote en las mismas deficitarias condiciones de hace seis meses. Y, por añadidura, con una evidente desunión política. Como se ha puesto de manifiesto entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno Central. El Ministerio de Sanidad publicaba este jueves 1-O en el BOE la orden para restringir la movilidad en ciudades de más de 100.000 habitantes con tasa de incidencia superior a 500, y avisa de su obligado cumplimiento en 48 horas, para evitar las salidas masivas durante el fin de semana. Pero Isabel Díaz Ayuso se subleva y recurre ante los tribunales el cierre de Madrid. Pese a que la propuesta fue apoyada por mayoría en la reunión del miércoles por el Consejo Interterritorial de Salud. Con el voto en contra de Madrid, Galicia, Cataluña, Andalucía y Murcia y las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla. Llamativamente, Castilla y León votó a favor, al prevalecer la ciencia (criterios epidemiológicos) a la política, según alegan. A fin de cuentas, los datos son inquietantes. Y es urgente que se tomen decisiones sensatas y de colaboración entre administraciones encaminadas a salvar vidas. 
      En España siguen siendo elevadas las cifras de contagios y de muertos, con una evidente presión sobre el conjunto de la atención asistencial y la progresiva ocupación de las UCI. La pandemia ha puesto al descubierto las debilidades de un sistema sanitario público como el nuestro, antes considerado de ejemplar. Ahora con sus diecisiete aplicaciones nacionalistas. Lo que se está denotando es una falta de planificación y de inversión en recursos materiales y humanos. La carencia de un mayor refuerzo a la estructura de la atención primaria, que se está viendo colapsada. Ya son muchos los años que llevamos de precariedad. 
      Ante la imperiosa necesidad, buscamos ahora, con prisas, donde sea y como sea (contrataciones extracomunitarias y sin el MIR) a esos médicos que nos faltan. Los que se formaron en nuestras universidades, en número de unos 7.000, tuvieron que marcharse a trabajar al extranjero, ante la falta de expectativas. Como plasmaba con ironía un wasap que me llegó días atrás, Pablo Casado clamaba: “Es urgente que Pedro Sánchez contrate a esos sanitarios que nosotros hemos despedido”. Tanta desidia y menosprecio se ha hecho de lo público. 
      La socorrida máxima de que “la salud es lo que importa”, ha devenido en una frase hecha, vacía de contenido. Se ha dicho, y con razón, que lo que está sucediendo en este país con la pandemia del Coronavirus es un fracaso colectivo. A ver si espabilamos, porque nos van muchas vidas en ello. Y harán falta además planes de reactivación económica y del empleo ante esta desgracia. Para salir de esta, necesitamos recuperar algún atisbo de confianza frente al miedo circundante. 
      (Posdata: Mientras todo esto acontecía por aquí; allá, en su Argentina natal, fallecía (el 30 de septiembre de 2020) el humorista gráfico e historietista Joaquín Salvador Lavado Tejón (hijo de españoles emigrados), más conocido como Quino. El padre de Mafalda, nacida en 1964 y que llegó a España hace cincuenta años. Esa niña peluda y traviesa que, junto a su pandilla de amiguitos nos hacen esbozar una sonrisa en el curso de sus viñetas y, sobre todo, reflexionar y pensar. Mafalda nos enseña a tomar la palabra y ser contestatarios. Más críticos aún, para saber mirar y así poder ver mejor lo que los políticos nos quieren ocultar. Por eso conviene leer a Quino antes de acostarnos. Para limpiarnos las telarañas de nuestros ojos inundados de tantas vanidades y absurdeces. “Nunca sobra alguien que falta”.) 
José María Martínez Laseca 
(2 de octubre de 2020)