miércoles, 31 de mayo de 2017

De los museos

El pasado 18 de mayo se conmemoró en todas partes el día internacional de los museos. Este año convocado bajo el sugestivo eslogan de “Decir lo indecible”. Así recoge esta palabra el Diccionario de la RAE: museo, del lat. museum, “lugar consagrado a las musas”, “edificio dedicado al estudio”. Escojo un par de sus acepciones: la 2. m. institución, sin fines de lucro, cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación estudio y exposición al público de objetos de interés cultural; y la 3. m. lugar donde se exhiben objetos o curiosidades que pueden atraer el interés del público con fines turísticos. Y de ello se deduce la positiva repercusión cultural y económica que ejercen. Por nuestra provincia hay unos cuantos museos dispersos: sacros y etnográficos, la mayoría. En la capital tan solo uno, de carácter público: el Museo Numantino, sito en el Paseo del Espolón, nº 8., con los hallazgos arqueológicos y artísticos que recrean nuestro más remoto pasado. No tenemos un Museo de la Ciudad y el potencial de Arte Contemporáneo apenas es un sueño. 
      Como consecuencia de dicha efemérides, se realizaron jornadas de puertas abiertas y se desarrollaron actividades extraordinarias. Esta vez, por aquí, se ha sumado, también, el IES “Antonio Machado” que programó de 10 a 12 h. de la noche, del día 19, visitas guiadas por sus dependencias y recreaciones históricas. Yo visité el Museo Numantino, para recorrer de nuevo algunas de sus salas y para disfrutar su instructiva exposición: “Numancia. Su enseñanza en la escuela. Imágenes y relatos de un mito escolar”, que es muy recomendable. Lo digo en el sentido de poder lograr una mejor comprensión del símbolo que ha expresado valores e ideales partidarios o “nacionales” a lo largo de la compleja historia de España. Como si estudiar historia desde pequeños fuera estudiar conflictos y ocupaciones, sin percatarnos de que la historia está contada, casi siempre, de un modo interesado. Por cierto, ¿cuántos sorianos hay que todavía no conocen el encanto de este museo?
      En el vídeo que promociona el Museo Nacional del Prado se dice que “la gente va al museo a buscar ángeles”. Yo tengo para mí que los museos al igual que los teatros y las bibliotecas son esos guías que nos conducen por el sendero de la libertad. 
José María Martínez Laseca
(25 de mayo de 2017)

martes, 30 de mayo de 2017

Madrid, capital

Toma la Cuesta de Moyano -para muchos la librería más grande de España- su nombre del político Claudio Moyano, que en el siglo XIX impulsó una reforma del sistema educativo para acabar con el analfabetismo. El pasado finde, vísperas de su patrón San Isidro Labrador, me acerqué hasta Madrid. Entre otras cosas, para saciar mi apetito cultural. Compré libros, sí, nuevos y de lance. Y, sobre todo, visité exposiciones. Así, el viernes 12, de mañana vi “Retorno de Max Aub” (1903-1972), el español errante, fiel a la Generación del 14, en el Instituto Cervantes. Y avancé por Recoletos, con la 41 Feria del libro Antiguo y de Ocasión abierta. En la Biblioteca Nacional recorrí: “Barbieri (1823-1894) música, fuego y diamante”; “Gloria Fuertes (1917-1998), el verso libre” y “Scripta: tesoros manuscritos de la Universidad de Salamanca”. Ya por la tarde, con mi amigo Ignacio del Río, en la Fundación Mafre, “Retorno a la belleza. Obras maestras del arte italiano de entreguerras”, representativas de la pintura metafísica, con Giorgio de Chirico; del grupo Novecento; del realismo mágico y de otros vinculados a la misma poética. El sábado 13, temprano, acudí a la Fundación Telefónica que exhibía “Con los ojos bien abiertos. Cien años de Fotografía Leica”, sobre la pequeña cámara que revolucionó la práctica de la fotografía. Tras el mediodía, en Caixa Forum, otras tres muestras. De Cristina García Rodero “Tierra de sueños”, que llena de color sus fotos a las mujeres rurales de Anantapur (Andhra Pradesh), en la India. En torno a Ramón Casas (1866-1932) “La modernidad anhelada” en el 150 aniversario de su nacimiento, magnífica oportunidad  para reencontrarnos con la obra del pintor que mejor supo captar la eclosión de un nuevo tiempo artístico. Y “Arte y Cine. 120 años de intercambios”, que demuestran el beneficio estético que todas las artes obtuvieron del cine como impulsor de las vanguardias. Por la tarde, acudimos al Círculo de Bellas Artes, para ver “Francis Bacon. La cuestión del dibujo” y, también, “Cela - Literatura y Arte. La pintura a través de Papeles de Son Armadans” y sus relaciones con Miró y Picasso.  Ya el domingo 14 nos relajamos por El Rastro, bajo el sol. Todavía veríamos la exposición de pintura del paisano Eduardo Mazariegos, junto a la Puerta de Alcalá.
José María Martínez Laseca
(18 de mayo de 2017) 

martes, 16 de mayo de 2017

Moncayo, traidor...

El Collado, o calle más transitada de la ciudad de Soria, supone un punto de encuentros reiterados y de conversaciones de aquí te pillo sobre temas variopintos. En uno de esos cruces casuales con mi amigo Ángel de Vera, este me sugirió una excursión a la parte más oriental de nuestra provincia, rayana con Zaragoza. No en vano es “Soria -barbacana hacia Aragón, en castellana tierra-“. La efectuamos el pasado sábado 6 de mayo. Su objetivo era conocer sobre el terreno el medio físico y patrimonio natural de Ágreda y su entorno. Convocaba la Sociedad Geológica de España, que, de un tiempo a esta parte, viene acometiendo este tipo de actividades divulgativas con el fin de informar y sensibilizar sobre la importancia de mantener nuestro patrimonio geológico. Unos doscientos nos juntamos a las 9,30 h. de la mañana en el quiosco del parque de la Dehesa de la villa.
Varios profesores de la Universidad de Alcalá de Henares, con Antonio Sastre Merlín al frente, y la ayuda de otros colegas de nuestros Institutos, dirigían las operaciones. Establecieron tres grupos, conforme al grado de dificultad del trayecto a recorrer. En sesiones de mañana y tarde. Comenzamos en la misma dehesa, viendo sus humedales y el efecto hidrológico de vasos comunicantes. Desde aquí, continuamos una suerte de “sendero del agua”. Larga caminata, descendiendo por el encajamiento o Cañón del Río Val, por donde el agua subterránea procedente de la imponente mole vigilante del Moncayo, todavía con algunos jirones de blanca nieve, emerge a la superficie en fuentes, manantiales o ríos. La superposición de capas sucesivas de musgos y cristales de calcio forma la roca llamada de toba o travertino. Un interesante paisaje con cuevas, galerías y cascadas como la del Pozo de las truchas. Luego vendría el duro ascenso, y el merecido descanso con la comida.
Por la tarde, nos desplazamos hasta la mina Petra, de oligisto, en Ólvega, inundada de agua. Y después hacia Cueva de Ágreda, donde culminamos este “aprender a mirar para ver” con las dos torcas de “La Similla” y “La Simonda” en medio del páramo calizo. El gran trasvase de caudal subterráneo operado desde la cuenca hidrográfica del Duero a la del Ebro se refrenda en el dicho: "Moncayo traidor, / que haces pobre a Castilla / y rico a Aragón".
José María Martínez Laseca
(11 de mayo de 2016)    

domingo, 7 de mayo de 2017

Final programado

No es lo mismo que la sala principal del Centro Cultural del Palacio de la Audiencia de Soria ofrezca una exposición individual, a que lo haga con otra de carácter colectivo. O dicho de otra manera –parafraseando aquí el modo de expresarse del Presidente del Gobierno M. R.– es muy distinto, muy diferente. Por desgracia, esta última fórmula no es algo frecuentado y de ahí el valor que cumple aplicársele en primera instancia. Ello, por la sencilla razón de que siempre resulta más complicado poner a unos cuantos de acuerdo para acometer un proyecto en común que hacer lo de Juan Palomo.
      El caso a que aquí me estoy refiriendo no es otro que el de la muestra convocada bajo el reclamo: “Obsolescencia. Final por principio”. Ha sido realizada por una cooperativa soriana integrada por fotógrafos, artistas plásticos y escritores, la que ya en el deslinde entre 2015 y 2016 nos ofreciera su entrega: “Desde ninguna parte para nadie. El espectador expectado”. Y en esta ocasión su amplia nómina es esta: Sonia Almoguera, Charo Bravo, Francisco de Asís, Lucas Caraba, Roberto Rivera Solano, Santiago Farizano, Susana Gaitán, Julián de la Llana del Río, Gregorio Gonzalo, Javier Loza, César Millán, Encarna Mozas, Concha Ortega, Fermín Herrero, Alejandro Plaza, Luis Alberto Romero, Miriam Tello, Ramón Siscart, Rubén Romero Pascual y José María Martínez Laseca. De ella se desprende el otro mérito añadido, el de la calidad de lo expuesto. Y para comprobarlo, lo mejor es acudir a contemplarla, pues todavía hay tiempo hasta el 18 de mayo. Todo gira en relación con a obsolescencia programada, o lo que es lo mismo, la reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar su consumo. Porque de la sociedad de consumo se trata. Del “Comprar, Tirar, Comprar. Pirámide de residuos” de la sociedad actual, cual mostraba un documental de TVE-2. Locuciones tan habituales como “modelo de desarrollo sostenible” (1985), “Vertedero de residuos electrónicos” (2005) o “Alternativas a la Sociedad del Crecimiento” (2009) van claramente asociadas.
      Pero este fanal o maleficio ¿es algo que atañe tan solo a las máquinas? Reflexionemos tarareando la letra de esta canción de Jarabe de Palo: “Ahora que solo ahora / es lo único que tengo. / Ahora en que solo me queda esperar / a que llegue el ahora”.
José María Martínez Laseca
(4 de mayo de 2017)

Sobre el Guernica

      El lunes 26 de abril de 1937, en plena Guerra Civil Española (1936-1939), aviones de la Legión Cóndor descargaron sus bombas sobre Guernica, atemorizando a la población civil y prendiéndola en llamas. No había allí depósitos de armas, tampoco tropas acuarteladas, ni suponía una posición estratégica, por lo que carecía de relevancia. Y, pese a todo, la atacaron. Fue un ensayo de lo que serían los espantosos bombardeos durante la 2ª guerra mundial. Franco quiso ocultar el crimen, pero los corresponsales de guerra convirtieron a la capital vasca en mártir.
      En nombre del Gobierno de la Segunda República Española, el Director General de Bellas Artes, Josep Renau, encargó a Picasso creara una obra al respecto. Este pintó un cuadro contra aquella sinrazón, para el Pabellón de la Exposición de París de 1937. Era un óleo de 3,50 x 7,80 m., falto de color, en grisalla o gama de grises, para dejar patente el dramatismo del horror. No hay referencia concreta a aquel bombardeo, por lo que supone un lienzo cargado de simbolismo, con 6 personas y 3 animales (toro, caballo y paloma). Muchos han detectado su inspiración en “Los desastres de la guerra”, tanto el de Rubens como los de Goya. Al final de la Guerra Civil, el Guernica peregrinó por Europa, recalando en el MOMA de Nueva York, donde permaneció hasta el 9 de septiembre de 1981 en que regresaba a España este “último exiliado”, que ahora se exhibe en el Museo de Arte Reina Sofía.
      Mucho antes, en pleno franquismo, el numantino Juan Antonio Gaya Nuño lo había reivindicado. Lo hizo en el Paraninfo de la Universidad Complutense, en noviembre de 1966, durante la celebración del 85 cumpleaños de Picasso. Emilio Moratilla, quien fuera mi profesor de lengua y literatura en el Instituto Machado de Soria, y que lo presenció, me lo recordaba. “Gaya Nuño se puso en pie. Ayudándose de sus manos sarmentosas, alzó la voz para reclamar su devolución a España. Alguien gritó: ¡Gaya, fascista! Silencio. Pero el público reaccionó aplaudiendo la iniciativa de tan magnífico orador. Una señora, sita detrás de mí, le espeto: ¡Miserable! (Era su esposa Concha de Marco)”. Los conflictos bélicos no cesan. Y el Guernica de Picasso, convertido en un auténtico “icono del siglo XX”, sigue clamando contra la barbarie y el sinsentido de las guerras. Por la paz. 
José María Martínez Laseca
(27 de abril de 2017)