Me llegó, días atrás, por wasap (aunque el remitente no está en mi lista de contactos), la convocatoria de un autodenominado “Sindicato de poetas” para que acudiera, esta misma tarde a las 7 h., en el Casino Círculo Amistad-Numancia al acto de su presentación en Soria. Chocante me resultó, de entrada, la tendencia a agruparse por parte de estos creadores que, en un sentido romántico, casi siempre han tendido a moverse más a gusto por los márgenes. Así que me quedé expectante y medró mi curiosidad en aras a despejar esa incógnita. Se ve que los líricos hacen buen maridaje con el viejo Casino de la Amistad-Numancia. Lo corrobora el hecho de que tres de sus grandes tenores: Gustavo Adolfo Bécquer, Antonio Machado y Gerardo Diego, lo frecuentaran en vida. De ahí que sean los protagonistas principales del espacio museístico que se abrió al público el 5 de abril de 2012 en sus dependencias. Concretamente, aprovechando los casi trescientos metros cuadrados de su desván para ofrecernos un recorrido por las vidas y obras de los susodichos vates, a cuyo glorioso panteón se incorporaron además algunos otros cantores de Soria.
Ello supuso en aquel momento una apuesta por incrementar la oferta turística y cultural de la capital soriana, centrándola en una de sus señas de identidad cual lo demuestra el ser una ciudad celebrada por los poetas. Para que los visitantes sintieran la poesía y disfrutaran de este interesante patrimonio inmaterial. Buena era la intención, pero al evaluar sus resultados seis años después de su puesta en marcha se advierte que su reclamo resulta ineficiente, y su rentabilidad deficitaria. Sin duda que la apertura de la Casa de los Poetas respondió en su día a la frustración por el derribo que otrora se hizo por intereses especulativos de la vivienda que alojó al matrimonio Antonio Machado y Leonor Izquierdo. Y siendo este gran poeta, como lo es, nuestro principal embajador de cara al exterior, era en él en exclusiva en quien debería haberse centrado dicha casa-museo. Tal se realizó en Segovia, recuperando su humilde pensión, que resulta más exitosa en número de visitas. Por otra parte, es evidente que en la Casa de los Poetas son muy escasas las reliquias que se exponen de nuestros tres tenores. Falta, pues, el atractivo de la autenticidad a lo que se añade, también, el problema de una adecuada accesibilidad.
José María Martínez Laseca
(20 de septiembre de 2018)
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