Nombre
propio de varón es Saturio. Por el santo patrón de la ciudad de Soria, aquel noble
anacoreta visigodo que vivió en una cueva a los pies de la sierra de Peñalba,
en la margen izquierda del Duero. Donde la curva de ballesta que vislumbró el
poeta. Una adición de Sa(n)+Turio, que significa “Santo del río”. Sea como
fuere, Saturio es un apelativo identitario de lo soriano. Casi en exclusiva,
diría yo. Por ende, poco abundante, ya que no se lo ponen los padres a sus
hijos en los tiempos que corren. Yo conozco a alguno que así se llama en mi
pueblo de Alamajano y en el próximo de Narros, ya mayores. Empero, si ha habido
uno que destacar entre ellos, ese es, para mí, Saturio Ugarte del Río.
Lástima que tenga que hablar ahora
de él en un tiempo pretérito. Porque me enteré –precisamente por la radio, de
mañana– que había fallecido el pasado 18 de octubre en su ciudad de Soria, en
la que residía. La vida siempre avanza con esa extraña mezcla de sabores
agridulces, de alegrías y penas. Si, como bien se dice, la vida es ante todo comunicación,
Saturio Ugarte del Río vivió una vida plena. Fue un referente provincial de los
medios de comunicación y de la publicidad. A mi recuerdo acude en sus comienzos
como director de Radio Juventud de Soria (y después la emisora de RNE, entre
1974 y 1992) cuando, a mis 19 años, vio como “un notable” me birló el premio
literario Toro de plata-1974 y él me defendió. Gracias a él, más tarde –y con
Chema Aparicio–, dio cauce a mi programa “La noche, la radio y la poesía”, con
el que yo cerraba la emisión leyendo mis versos. Contó conmigo muchas veces,
entrevistándome para RNE y TVE, de la que él era corresponsal. Que, también, publicó
mis primeros artículos periodísticos y mis poemas contra la Soria Nuclear y
sobre la despoblación en el “Amanecer” de Zaragoza. Lo vi por última vez,
estando yo con Manuel Núñez Encabo, en el Casino Amistad-Numancia. Nos recordó
la anécdota de su reportaje sobre aquel Homenaje a Machado en 1975 por profesores
y alumnos de su Instituto, censurado por TVE, pero emitido en Méjico. No se me
olvida.
Aunque fuera muy otra su ideología,
yo le quedo sumamente agradecido. Y le canto: “Ahora se te ha llevado el tiempo
ciego, / Saturio, hacia otro sitio. / Te entreveo cansado y en silencio, / con
el rostro oxidado, / cual si estuvieras ido. / Y te lloran conmigo / los álamos
del río, / con su llanto amarillo.”
José
María Martínez Laseca
(24
de octubre de 2019)
No hay comentarios :
Publicar un comentario