miércoles, 30 de octubre de 2019

Más y mejor política


A veces, los líderes políticos nos obsequian con la cita de Antonio Machado, en la que habla por boca de su apócrifo Juan de Mairena, para poner en valor esa noble actividad, hoy en día tan denostada por muchos en este país –tan joven todavía en su experiencia de convivencia democrática–, como si ya estuvieran de vuelta de todo, sin haber llegado aún a ningún sitio. Reza así: “La política, señores (…) es una actividad importantísima… Yo no os aconsejaré nunca el “apoliticismo”, sino, en último término, el desdeño de la política mala que hacen trepadores y cucañistas, sin otro propósito que el de obtener ganancia y colocar parientes. Vosotros debéis “hacer política”, aunque otra cosa os digan los que pretenden hacerla contra vosotros.”
La clave radica, pues, en saber pensar por nosotros mismos, con espíritu crítico. Para mejor discernir. Y así separar el grano de la paja. A los políticos honestos de los corruptos. A los buenos de los malos gobernantes. Sacándole jugo a la cita, reparamos en lo de “obtener ganancia” o de la política como modus vivendi. Se advierte, entre otros, en el ámbito local, cuando 23 de los 81 alcaldes (el 28,4%) de capitales de provincias y grandes ciudades de más de 100.000 habitantes se han subido descaradamente su sueldo, apenas han tomado posesión de su cargo. Máxime cuando el gran problema actual es la desigualdad. Cual si ya hubiera pasado el tiempo de las vacas flacas. Con un 13 %  de trabajadores pobres.
Se incide, también, en lo de “colocar parientes” o nepotismo. Algo que viene de atrás. El reciente caso de la alcaldesa socialista de Móstoles es solo la punta del iceberg que se extiende por muchos sitios. Además de a amiguetes y allegados, enchufados de funcionarios o como asesores o cargos de confianza, cuando no son necesarios.  En claro mangoneo, saltándose la igualdad en la oportunidad, no valorando el mérito y la capacidad de las personas para acceder al puesto. Esto, que aquí se vigila muy poco, tiene mucho que ver con la ética y la justicia social. A tal fin debería cobrar mayor relevancia una función democrática como es la del ejercicio de  la oposición. Frente a los excesos del poder. Exigiendo a quien gobierna la necesaria transparencia y las responsabilidades a que hubiere lugar. Pese a las alergias, todos somos seres políticos, porque vivimos en comunidad. Y si no tenemos aspiraciones y sueños, tendremos dueños.
José María Martínez Laseca
(10 de octubre de 2019)

No hay comentarios :

Publicar un comentario