A
veces, los líderes políticos nos obsequian con la cita de Antonio Machado, en
la que habla por boca de su apócrifo Juan de Mairena, para poner en valor esa
noble actividad, hoy en día tan denostada por muchos en este país –tan joven
todavía en su experiencia de convivencia democrática–, como si ya estuvieran de
vuelta de todo, sin haber llegado aún a ningún sitio. Reza así: “La política,
señores (…) es una actividad importantísima… Yo no os aconsejaré nunca el
“apoliticismo”, sino, en último término, el desdeño de la política mala que
hacen trepadores y cucañistas, sin otro propósito que el de obtener ganancia y
colocar parientes. Vosotros debéis “hacer política”, aunque otra cosa os digan
los que pretenden hacerla contra vosotros.”
La clave radica, pues, en saber pensar
por nosotros mismos, con espíritu crítico. Para mejor discernir. Y así separar
el grano de la paja. A los políticos honestos de los corruptos. A los buenos de
los malos gobernantes. Sacándole jugo a la cita, reparamos en lo de “obtener
ganancia” o de la política como modus vivendi. Se advierte, entre otros, en el
ámbito local, cuando 23 de los 81 alcaldes (el 28,4%) de capitales de
provincias y grandes ciudades de más de 100.000 habitantes se han subido
descaradamente su sueldo, apenas han tomado posesión de su cargo. Máxime cuando
el gran problema actual es la desigualdad. Cual si ya hubiera pasado el tiempo
de las vacas flacas. Con un 13 % de
trabajadores pobres.
Se incide, también, en lo de “colocar
parientes” o nepotismo. Algo que viene de atrás. El reciente caso de la
alcaldesa socialista de Móstoles es solo la punta del iceberg que se extiende
por muchos sitios. Además de a amiguetes y allegados, enchufados de
funcionarios o como asesores o cargos de confianza, cuando no son
necesarios. En claro mangoneo,
saltándose la igualdad en la oportunidad, no valorando el mérito y la capacidad
de las personas para acceder al puesto. Esto, que aquí se
vigila muy poco, tiene mucho que ver con la ética y la justicia social.
A tal fin debería cobrar mayor relevancia una función democrática como es la
del ejercicio de la oposición. Frente a
los excesos del poder. Exigiendo a quien gobierna la necesaria transparencia y
las responsabilidades a que hubiere lugar. Pese a las alergias, todos somos
seres políticos, porque vivimos en comunidad. Y si no tenemos aspiraciones y
sueños, tendremos dueños.
José
María Martínez Laseca
(10
de octubre de 2019)
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