viernes, 25 de marzo de 2016

EN EL CENTENARIO DE SU NACIMIENTO Los primeros años de quien dio en llamarse Concha de Marco (1)

Durante toda la vida tú presumiste orgullosa, Concha,  de haber nacido en Soria. Por eso yo he querido husmear de cerca tus pasos, propasándome de cuanto tú, a Ignacio del Río y a mí, nos habías contado verbalmente. A fin de saber algo más de ti. Remontándome incluso más allá de tus progenitores. Y en la abundante y variopinta prensa local de Soria del primer tercio del siglo XX, donde hago mis pesquisas, queda constancia expresa de casi todo ello, como muy bien puede observar el curioso y atento lector en cuanto se sigue.  
            Cabe decir que todo principió cuando Mariano Gutiérrez Santamaría, dada su condición de funcionario del Estado, y, en concreto, como aspirante al cuerpo de vigilancia, y que hasta entonces prestaba sus servicios en Irún, se vio trasladado a la ciudad de Soria, a donde llegó a mediados de abril de 1913 para tomar posesión de su nuevo destino (Véase “El Porvenir Castellano”, 17 de abril de 1913, pág. 5). Él era buen mozo, apuesto de presencia, moreno de pelo y cetrino de tez y lucía un poblado bigote de autoridad sobre su boca. Pronto, a lo que se ve, entabló serias relaciones con la joven soriana Concepción de Marco Soria, hija de Elías de Marco Cascante y Concepción Soria de Pablo. Ambos lo consideraron un buen partido para su hija, y consintieron.
            En estas estaban los dos enamorados, cuando el 28 de junio de 1914 una noticia de enorme impacto alteraba el panorama internacional. Un joven nacionalista serbio asesinaba en Sarajevo al archiduque Francisco Fernando de Austria, con lo que el imperio austrohúngaro declaró la guerra a Serbia.  Se prendió, pues, la mecha que activó a las diferentes alianzas y se desencadenó el conflicto conocido como Primera Guerra Mundial. Su devastador efecto mortífero ascendería a nueve millones de combatientes muertos. Ante ella España se mantuvo neutral. Pero,  desde el mismo inicio de la Gran Guerra, el 28 de julio de 1914, hasta el 11 de noviembre de 1918 en que Alemania firmó el armisticio, prolongado después hasta el 28 de julio de 1919, cuando los países en guerra rubricaron el tratado de Versalles, en el cotidiano transcurrir de la vida de nuestros dos personajes iban a desencadenarse una serie de acontecimientos importantes. Buenos los menos y, por desgracia, trágicos los más.
            Fue, precisamente, el 8 de diciembre de 1914, coincidente con la batalla naval de las Islas Malvinas librada entre las escuadras alemana y británica, frente a las costas de Chile, con derrota de la primera; cuando se produjo la unión sacramental de la pareja. Lo recogería “El Noticiero de Soria” del día siguiente en su sección de “Noticias” de la página dos, pero ya en la víspera lo anunciaba “El Porvenir Castellano” del 7 del 12 de 1914, página tres, al decir: “Mañana a las ocho tendrá lugar en la iglesia de San Juan de Rabanera el matrimonial enlace de la distinguida señorita Concepción de Marco, con el joven aspirante de vigilancia y apreciado amigo nuestro D. Mariano Gutiérrez, que presta sus servicios en esta capital.
            Apadrinarán el acto D. Elías de Marco y la encantadora señorita Angelita de Marco, hermana de la novia.
            En el expreso de la tarde realizarán el viaje de novios los contrayentes, los cuales se proponen visitar varias capitales del Mediodía de España.
            Reciban por adelantado los nuevos esposos y respectivas familias nuestra cordial enhorabuena.”
            Al regreso de su feliz luna de miel, el matrimonio se cobijó en el piso que tu abuela materna Concepción Soria tenía alquilado a la familia Gaya Tovar en el portal número 15, 2ª planta, de la plaza de Herradores, la que luego se nombró de Ramón Benito Aceña. Era la misma casa en la que se habían alojado los hermanos Bécquer (Gustavo Adolfo y Valeriano), durante su estancia en Soria, allá por 1860.
            Apenas transcurrió un año y medio de placidez conyugal, cuando el amor dio su primer fruto. Tuvimos, en consecuencia, la grata noticia de tu nacimiento. Fue el día 23 de mayo de 1916 que, tres días después, “El Noticiero de Soria” recogía así: “Ha dado a luz con toda felicidad una niña la estimada soriana doña Concepción de Marco, esposa del Inspector de Orden público don Mariano Gutiérrez.
            Siguen bien madre e hija. Cordial enhorabuena.”
            A los pocos días de tu llegada a este mundo, te bautizaron cristianamente en la pila bautismal de la iglesia de San Juan de Rabanera y te pusieron de nombre María de la Concepción Juliana Gutiérrez de Marco.
            Todo continuó su curso y eras tú, su única hija, la alegría de la casa. Que hubiste de esperar sola hasta el verano de 1918 para tener la ruidosa compañía de una hermanita que recibió el nombre de Carmen.
            El cielo soriano era límpido y azul, y nada hacia presagiar unos nubarrones negros en el horizonte. Pero la guerra, la maldita guerra, no se conformó con causar sus mayores estragos en los frentes de lucha, ya que los ejércitos han sido, por añadidura, en muchos casos los grandes portadores y difusores de  enfermedades infecciosas. Y esto es lo que ocurrió con la terrible gripe de 1918, cuyo brote tuvo una extrema virulencia. Comúnmente es conocida como “gripe española”, toda vez que en nuestro país, no implicado en la guerra, recibió gran atención en la prensa, que informaba al detalle de su evolución, mientras en los demás países se silenciaba, puesto que se aplicaba la censura para evitar la alarma social.
            Sin embargo, la pandemia no entendía de bandos ni de fronteras y su mortífero efecto sobre la población civil resultó el más devastador de nuestra historia reciente. Muchas de sus víctimas fueron jóvenes y adultos saludables, con altísima mortalidad infantil, no dejando siquiera a salvo a animales como perros y gatos. En un solo año aniquiló entre 20 y 40 millones de personas. En España sucumbió el 1% de la población, de 200 a 300 mil personas. Y aquí en Soria la cifra rondó el millar de muertos.
            En su apartado “De la provincia” y  bajo el título de “Estado sanitario” la plana segunda de “El Noticiero de Soria” de 18 de octubre de 1918, señalaba que eran ya 151 los pueblos afectados por la enfermedad reinante, habiendo sido Cabrejas del Pinar el primero en padecerla y los de Langa y Deza los que mayor azote epidémico han sufrido. En esta misma información se advertía como: “al Inspector 2º de Vigilancia que fue a Deza, don Mariano Gutiérrez, le ha sustituido el agente don Juan Torre.
            Don Mariano Gutiérrez se ha portado heroicamente y anoche regresó de Deza, teniendo a su esposa la estimada soriana doña Concha de Marco gravísimamente enferma, y cuya mejora vivamente deseamos.”
            No obstante, pese a la formulación de tan buenos deseos, el desenlace no se hizo esperar, puesto que en la tercera plana de ese mismo medio, con idéntica fecha, se recogía la siguiente noticia necrológica: “Esta tarde ha fallecido la estimada señora soriana doña Concepción de Marco Soria, esposa del 2º inspector de Vigilancia Pública don Mariano Gutiérrez, habiendo sido muy sentida su muerte en toda la población. Descanse en paz la finada y reciba el afligido esposo, angelicales hijos y demás familiares nuestro sincero pésame.” De agosto a diciembre se había desarrollado la segunda oleada pandémica, calificada “de otoño”.
José María Martínez Laseca
(23 de marzo de 2016)

No hay comentarios :

Publicar un comentario