Ha vuelto a abrir el bar “El
Cielo”. Estuvo cerrado apenas unos días, por reformas ineludibles, pero a
nosotros, los justos, se nos hicieron eternos. No sabíamos a donde acudir. Sonámbulos,
vagábamos por las calles de Soria, de local en local, sin rumbo fijo.
¡Bienvenidos al infierno! nos saludaban cuando nos adentrábamos por otros
territorios, en cálidos garitos de ambiente ensordecedor. Ya nos lo había
advertido el locuaz Obispo de Alcalá de Henares: “los que van a clubes
nocturnos os aseguro que encuentran el infierno”. Porque lo de refugiarnos en el
Limbo, imposible, al estar reservado en exclusiva a los infantes. Pero, por
fin, ha abierto “El Cielo” en todo su esplendor. Y no es que tenga guardarropa,
pista de baile, piano de cola, ni puerta trasera, como en el Savoy donde el
periodista José Luis Alvite escribía sus crónicas. Aquí no hay que bajar
escaleras, puesto que el bar “El Cielo” se encuentra a pie de calle. Alguna
estrechez de espacio, es cierto, como afectado por el austericidio de la crisis.
Ahora los fieles regresamos a la querencia, para recuperar nuestra rutina
tabernaria y celestial. Por fin bajo techo. Náufragos, o meros perdedores,
pegados a la barra, sedientos de sueños imposibles. A cubierto, eso sí, de la
oxidante intemperie de lo global. Aunque,
parafraseando al portugués Miguel Torga: “Lo global es lo local sin paredes”.
-¿Os habréis enterado del increíble
viaje del Alcalde de Soria, con su séquito, a la Argentina para asistir
al festival de cine Pantalla Pinamar de Buenos Aires? Dicen que su objetivo es “establecer
un puente cultural, (…), entre ambas ciudades, para fortalecer el vínculo que
ya existe desde mediados del Siglo XIX a partir de los primeros flujos
migratorios y la transculturación que conllevan” -les dije yo a mis dos contertulios.
-¡Como a nivel internacional haya
tenido la misma repercusión que en la prensa de aquí, supone todo un éxito de
política exterior que, sin duda, aplaudirá la oposición del PP, pues lejos de
ser un viaje de placer particular responde al más claro interés general ciudadano! -apuntó “El Chismoso”.
-Ya sabemos de exigencias, que
los mismos que ahora lo jalean, acabarán denostándolo. Me gustaría saber cuánto
ha costado el antojo a las arcas municipales -sentenció “El Espabilao”.
José María Martínez Laseca(12 de marzo de 2015)
No hay comentarios :
Publicar un comentario