No contó el ferrocarril, en sus inicios, con el beneplácito de todo el mundo, pues sabido es que abundaron las quejas en su contra. A su favor, son de alabar “las Juntas Gestoras, que iban buscando un tren” como cantó el poeta local Virgilio Soria en su bello poema “Estampa de Soria”. Porque la introducción del ferrocarril en aquellos lejanos tiempos y, por añadidura, aquí en nuestra misma tierra, se vio promovida e impulsada, curiosamente, por la iniciativa privada. Es decir, por hombres de negocios que consideraron al tren como un revolucionario medio de transporte, tanto de viajeros como de mercancías y, por ende, como un elemento de vertebración y motor de desarrollo de los territorios por donde pasaba.
Hasta entonces la tracción era por medio de animales y, en consecuencia, muy lenta. Así, un viaje que duraba más de 10 horas en diligencia, se reducía a menos de 4 horas en tren. Con este fin, se construyeron estaciones y se fabricaron potentes máquinas de vapor con capacidad de arrastre de varios vagones, alcanzando velocidades superiores a 35 Km. a la hora, consideradas muy altas para aquella época de finales del XIX. Dos eran sus logros: reducción de tiempos y abaratamiento de costes. Por eso se fue extendiendo el invento, y nuestra provincia, también, se vio tatuada por una red de líneas férreas que la atravesaban. Y me estoy refiriendo en concreto a las de: Madrid-Zaragoza, Torralba-Soria, Valladolid-Ariza, Santander-Mediterráneo y Soria-Castejón de Ebro. Pero aquella “Edad de Oro” del ferrocarril en la provincia de Soria ya pasó. Que la irrupción de automóviles y de autobuses para los viajeros y de camiones para las mercancías, por carretera, fue dejando a los trenes sonámbulos y sin usuarios.
Ahora, aunque nos cruza el AVE, tan solo la línea férrea Torralba-Soria se encuentra en servicio, haciendo de cordón umbilical de la ciudad de Soria con la capital de España. Al ser deficitaria, está subvencionada por la Junta de Castilla y León y continúa sin modernizarse en todo su trazado. Así, la que pudiera ser una buena alternativa de transporte para viajeros entre Soria y Madrid no resulta competitiva con el autobús ni en horarios, ni en tiempos, ni en precios. Por ello carece de demanda. Si acaso por nostálgicos, como el tren chispita.
José María Martínez Laseca
(24 de julio de 2014)
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