Se advierten intenciones bajo el eslogan “Cambiando el PSOE, cambiando España”. Dicho en gerundio, que indica una acción prolongada en el tiempo. En dos direcciones: hacia dentro y hacia fuera. Una, para acometer la deseable renovación del partido mediante el aumento de su militancia y la erradicación de sus peores males: despotismo, endogamia, arribismo, etcétera. La otra, y más importante, para lanzar propuestas rigurosas que remedien los enjundiosos problemas de corrupción, injusticia y merma de libertades, igualdad y derechos sociales que viene sufriendo la sociedad española.
Así, lo que bien empezó con el proceso de primarias y la elección de Pedro Sánchez como secretario general, debiera ahora acabar bien con el acierto al consensuar la nueva Comisión Ejecutiva Federal. Atenuando los efectos colaterales que de ello se deriven. Es mucho lo que se juega el PSOE a fin de recuperar la credibilidad perdida y ganarse el favor de los ciudadanos, si quiere seguir siendo alternativa de Gobierno al PP y no verse reducido a una mera fuerza política residual. Pero también es mucho lo que se jugaría España con un partido socialdemócrata disminuido.
José María Martínez Laseca.
(26 de julio de 2014)
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