Se advierten intenciones bajo el eslogan “Cambiando el PSOE, cambiando España”. Dicho en gerundio, que indica una acción prolongada en el tiempo. En dos direcciones: hacia dentro y hacia fuera. Una, para acometer la deseable renovación del partido mediante el aumento de su militancia y la erradicación de sus peores males: despotismo, endogamia, arribismo, etcétera. La otra, y más importante, para lanzar propuestas rigurosas que remedien los enjundiosos problemas de corrupción, injusticia y merma de libertades, igualdad y derechos sociales que viene sufriendo la sociedad española.
Así, lo que bien empezó con el proceso de primarias y la elección de Pedro Sánchez como secretario general, debiera ahora acabar bien con el acierto al consensuar la nueva Comisión Ejecutiva Federal. Atenuando los efectos colaterales que de ello se deriven. Es mucho lo que se juega el PSOE a fin de recuperar la credibilidad perdida y ganarse el favor de los ciudadanos, si quiere seguir siendo alternativa de Gobierno al PP y no verse reducido a una mera fuerza política residual. Pero también es mucho lo que se jugaría España con un partido socialdemócrata disminuido.
José María Martínez Laseca.
(26 de julio de 2014)
sábado, 26 de julio de 2014
El tren chispita
No contó el ferrocarril, en sus inicios, con el beneplácito de todo el mundo, pues sabido es que abundaron las quejas en su contra. A su favor, son de alabar “las Juntas Gestoras, que iban buscando un tren” como cantó el poeta local Virgilio Soria en su bello poema “Estampa de Soria”. Porque la introducción del ferrocarril en aquellos lejanos tiempos y, por añadidura, aquí en nuestra misma tierra, se vio promovida e impulsada, curiosamente, por la iniciativa privada. Es decir, por hombres de negocios que consideraron al tren como un revolucionario medio de transporte, tanto de viajeros como de mercancías y, por ende, como un elemento de vertebración y motor de desarrollo de los territorios por donde pasaba.
Hasta entonces la tracción era por medio de animales y, en consecuencia, muy lenta. Así, un viaje que duraba más de 10 horas en diligencia, se reducía a menos de 4 horas en tren. Con este fin, se construyeron estaciones y se fabricaron potentes máquinas de vapor con capacidad de arrastre de varios vagones, alcanzando velocidades superiores a 35 Km. a la hora, consideradas muy altas para aquella época de finales del XIX. Dos eran sus logros: reducción de tiempos y abaratamiento de costes. Por eso se fue extendiendo el invento, y nuestra provincia, también, se vio tatuada por una red de líneas férreas que la atravesaban. Y me estoy refiriendo en concreto a las de: Madrid-Zaragoza, Torralba-Soria, Valladolid-Ariza, Santander-Mediterráneo y Soria-Castejón de Ebro. Pero aquella “Edad de Oro” del ferrocarril en la provincia de Soria ya pasó. Que la irrupción de automóviles y de autobuses para los viajeros y de camiones para las mercancías, por carretera, fue dejando a los trenes sonámbulos y sin usuarios.
Ahora, aunque nos cruza el AVE, tan solo la línea férrea Torralba-Soria se encuentra en servicio, haciendo de cordón umbilical de la ciudad de Soria con la capital de España. Al ser deficitaria, está subvencionada por la Junta de Castilla y León y continúa sin modernizarse en todo su trazado. Así, la que pudiera ser una buena alternativa de transporte para viajeros entre Soria y Madrid no resulta competitiva con el autobús ni en horarios, ni en tiempos, ni en precios. Por ello carece de demanda. Si acaso por nostálgicos, como el tren chispita.
José María Martínez Laseca
(24 de julio de 2014)
Hasta entonces la tracción era por medio de animales y, en consecuencia, muy lenta. Así, un viaje que duraba más de 10 horas en diligencia, se reducía a menos de 4 horas en tren. Con este fin, se construyeron estaciones y se fabricaron potentes máquinas de vapor con capacidad de arrastre de varios vagones, alcanzando velocidades superiores a 35 Km. a la hora, consideradas muy altas para aquella época de finales del XIX. Dos eran sus logros: reducción de tiempos y abaratamiento de costes. Por eso se fue extendiendo el invento, y nuestra provincia, también, se vio tatuada por una red de líneas férreas que la atravesaban. Y me estoy refiriendo en concreto a las de: Madrid-Zaragoza, Torralba-Soria, Valladolid-Ariza, Santander-Mediterráneo y Soria-Castejón de Ebro. Pero aquella “Edad de Oro” del ferrocarril en la provincia de Soria ya pasó. Que la irrupción de automóviles y de autobuses para los viajeros y de camiones para las mercancías, por carretera, fue dejando a los trenes sonámbulos y sin usuarios.
Ahora, aunque nos cruza el AVE, tan solo la línea férrea Torralba-Soria se encuentra en servicio, haciendo de cordón umbilical de la ciudad de Soria con la capital de España. Al ser deficitaria, está subvencionada por la Junta de Castilla y León y continúa sin modernizarse en todo su trazado. Así, la que pudiera ser una buena alternativa de transporte para viajeros entre Soria y Madrid no resulta competitiva con el autobús ni en horarios, ni en tiempos, ni en precios. Por ello carece de demanda. Si acaso por nostálgicos, como el tren chispita.
José María Martínez Laseca
(24 de julio de 2014)
lunes, 21 de julio de 2014
La paz perpetua
Del mar Mediterráneo / -famoso “mare nostrum” / de civilizaciones- / justo por esa esquina / que es el Oriente Medio, / -cuna de religiones / monoteístas, sagradas- / escucho por la radio / que ha estallado la guerra / de nuevo entre vecinos: / Palestina e Israel. / Parece que la hormiga / molestó al elefante / haciéndole cosquillas / en tan sensible piel / y entra en cacharrería / llevando por delante / a todo cuanto pilla: / inmuebles y familias...
Aviones bombardean / la tierra desde el cielo, / los soldados invaden / esa franja de Gaza / bajo la coartada / de buscar terroristas. / Escombros por doquier. / Y las gentes sencillas, / huyendo de sus casas / en trágica estampida, / inundan mi retina. / Escucho en las noticias: / las víctimas del lado / débil se multiplican / cual cabe suponer. / Hay muchos niños muertos: / daños colaterales / de un conflicto sangriento / dirán por disculparse: / en guerra, ya se sabe, / bien puede suceder. / Pongamos por ejemplo: / unos niños jugaban / en la playa al balón / y hubo gran confusión: / pareció la pelota / arma de destrucción. / En tal situación / un soldado judío / murió por fuego amigo. / Todo, en la guerra, cabe / que nada se respeta: / ni la sagrada biblia / ni el día del Shabat. / Y en esta circunstancia / de violación total / las potencias mundiales / se quedan sin mediar / el alto el fuego o tregua / lavándose las manos / como Poncio Pilatos. / ¿Dónde la diplomacia? / ¿Dónde se queda Europa? / ¿En dónde la ONU está? / Si no hay humanidad. / Si se niega el auxilio. / Si no cabe hacer nada / por ser conformidad / que son las consecuencias / de una cuestión de estado / difícil de cambiar. / Si así las cosas digo: / ¿solo queda rezar? / Rezad por Palestina, / lo está pidiendo el Papa. / Por los muertos, ¡llorad! / Hago estas reflexiones / mientras leo un ensayo / filósofo político / del gran Immanuel Kant.
Leo “La paz perpetua” / que trata esta cuestión: / ningún estado debe / abusar de la fuerza / e imponer su razón. / Ya van más de dos siglos / que este se publicó. / La gran revolución / francesa, por entonces, / había removido / los pilares del mundo / con sus principios nobles: / libertad, igualdad / y justicia política. / Ya antes más pensadores / habían meditado / la paz universal. / ¿Es un sueño de ilusos?
José María Martínez Laseca
(20 de julio de 2014)
Aviones bombardean / la tierra desde el cielo, / los soldados invaden / esa franja de Gaza / bajo la coartada / de buscar terroristas. / Escombros por doquier. / Y las gentes sencillas, / huyendo de sus casas / en trágica estampida, / inundan mi retina. / Escucho en las noticias: / las víctimas del lado / débil se multiplican / cual cabe suponer. / Hay muchos niños muertos: / daños colaterales / de un conflicto sangriento / dirán por disculparse: / en guerra, ya se sabe, / bien puede suceder. / Pongamos por ejemplo: / unos niños jugaban / en la playa al balón / y hubo gran confusión: / pareció la pelota / arma de destrucción. / En tal situación / un soldado judío / murió por fuego amigo. / Todo, en la guerra, cabe / que nada se respeta: / ni la sagrada biblia / ni el día del Shabat. / Y en esta circunstancia / de violación total / las potencias mundiales / se quedan sin mediar / el alto el fuego o tregua / lavándose las manos / como Poncio Pilatos. / ¿Dónde la diplomacia? / ¿Dónde se queda Europa? / ¿En dónde la ONU está? / Si no hay humanidad. / Si se niega el auxilio. / Si no cabe hacer nada / por ser conformidad / que son las consecuencias / de una cuestión de estado / difícil de cambiar. / Si así las cosas digo: / ¿solo queda rezar? / Rezad por Palestina, / lo está pidiendo el Papa. / Por los muertos, ¡llorad! / Hago estas reflexiones / mientras leo un ensayo / filósofo político / del gran Immanuel Kant.
Leo “La paz perpetua” / que trata esta cuestión: / ningún estado debe / abusar de la fuerza / e imponer su razón. / Ya van más de dos siglos / que este se publicó. / La gran revolución / francesa, por entonces, / había removido / los pilares del mundo / con sus principios nobles: / libertad, igualdad / y justicia política. / Ya antes más pensadores / habían meditado / la paz universal. / ¿Es un sueño de ilusos?
José María Martínez Laseca
(20 de julio de 2014)
Primarias
Aquel día fui el primero de los tres colegas en llegar al bar “El Cielo” de la Plaza de Herradores. Junto a la barra, saboreaba mi tinto “Don Enrique” para aliviar la espera. A mi mente vinieron las imágenes del encuentro en Marqués de Vadillo, días antes, con el responsable de Huertos de Soria de Cives Mundi (un noble emprendimiento para la integración de discapacitados en el entorno sociolaboral) que, en relación con el proceso de primarias para elegir al nuevo Secretario General del PSOE, me preguntó: y tú ¿a quién vas a votar? A lo que, ágil de reflejos, le respondí: al que va a ganar. Y me sonreí al recordarlo. En tales cavilaciones me hallaba cuando se personó “El Chismoso”: una vez más Soria apuesta por caballo perdedor (En la Agrupación Provincial, del total de 220 votos emitidos 80 fueron para Madina, 77 para Pérez Tapias y 63 para quien al final resultaría ganador, Pedro Sánchez). La vez anterior, la del Congreso de Sevilla, el aparato en pleno se decantó por Carmen Chacón, frente a Rubalcaba, y perdió. Lo apostaron todo a una carta y salieron trasquilados. Por eso ahora no han querido hacer públicas sus preferencias. Aunque, visto lo visto, no hay que discurrir mucho para deducirlas. Silencios claman. Por el contrario, he leído en la prensa que el Secretario Provincial del PSOE de Cuenca y Alcalde de aquella ciudad vino a Soria en apoyo de Pedro Sánchez.
No cabe duda –le respondí– que esta ha sido una experiencia exitosa, una buena demostración de democracia interna del PSOE. Los militantes se han expresado libremente y será el Congreso Extraordinario de Madrid (días 26 y 27 de julio) el que lo ratifique. Se elegirá nueva ejecutiva, que se presume integradora y renovada, para desatascar y cohesionar al partido y construir un proyecto bien definido: solvente, realista y de izquierdas, que ilusione a la ciudadanía y resulte esperanzador para todos los que sufren las desalmadas políticas del PP.
A ver qué hace Sánchez, opinó “El Espabilao” recién incorporado. De entrada, no tiene hipotecas con el pasado, aunque tarea no le va a faltar para solventar los males del partido (endogamia, despotismo…). Tendrá que actuar con tino si quiere que el PSOE sea alternativa de gobierno y no se quede como mera fuerza residual. Joven es, pero el tiempo apremia.
José María Martínez Laseca
17 de julio de 2014)
No cabe duda –le respondí– que esta ha sido una experiencia exitosa, una buena demostración de democracia interna del PSOE. Los militantes se han expresado libremente y será el Congreso Extraordinario de Madrid (días 26 y 27 de julio) el que lo ratifique. Se elegirá nueva ejecutiva, que se presume integradora y renovada, para desatascar y cohesionar al partido y construir un proyecto bien definido: solvente, realista y de izquierdas, que ilusione a la ciudadanía y resulte esperanzador para todos los que sufren las desalmadas políticas del PP.
A ver qué hace Sánchez, opinó “El Espabilao” recién incorporado. De entrada, no tiene hipotecas con el pasado, aunque tarea no le va a faltar para solventar los males del partido (endogamia, despotismo…). Tendrá que actuar con tino si quiere que el PSOE sea alternativa de gobierno y no se quede como mera fuerza residual. Joven es, pero el tiempo apremia.
José María Martínez Laseca
17 de julio de 2014)
lunes, 14 de julio de 2014
Pancorbo
Alberto Pancorbo es el pintor que hunde sus raíces en la Calle Real de la histórica ciudad de Soria. Un buen ejemplo de la pasión por la pintura. Su forja de rebelde, en tanto que artista hecho a sí mismo, arranca del primer asombro ante el arte pictórico, después ratificado por un firme afán de superación y autoexigencia. En más de una ocasión ha recordado, agradecido, a Juan Chuliá, su profesor de dibujo en la vieja Escuela de Artes y Oficios de Soria, al tiempo que sus muchas horas de copista con el fin de asimilar la técnica de los grandes maestros. Si quieres algo tienes que ir a por ello. Solo así ha conseguido convertirse en el pintor virtuoso que es, dada su ejecución del trazo y del color, cuidando del detalle en los matices. Todo para crear, como dijera Eugenio D´Ors, un cosmos propio. De original belleza.
Después de larga ausencia, y de exposiciones exitosas por diversas ciudades del mundo, Pancorbo, residente en Miami, regresa, para “oxigenarse”, a su ciudad natal. Sabedor de que quien niega sus orígenes pierde su identidad. Reencontrándose así con la familia, sus amigos y sus paisanos. Y lo hace con una generosa exhibición de 30 lienzos que cuelga en la Galería Cortabitarte. Repartidos en dos bloques. Uno figurativo, de 14 óleos integrados dentro de su faceta más conocida del denominado realismo fantástico. De temática variada: paisajes, personas y bodegones. Sin que falten iconos sorianos, fijos en su memoria, como Machado o San Saturio. Con elementos recurrentes, cual las palomas blancas o las rojizas granadas abiertas, entre otros. Cargados de un claro simbolismo lírico. No olvidemos que la pintura, como la poesía, entraña una profunda mirada. Un lenguaje diferente que nos acerca a la realidad de las cosas por perseguir su auténtica verdad. A veces mediante la oposición de contrarios como hacía René Magritte o bien adentrándose por los laberintos de su alma, tratando de encontrarse. El otro conjunto con 16 acrílicos, de nueva experimentación a modo de divertimentos, muestra sugestivas rarezas abstractas que, desde sus tonalidades casi monocromáticas, saltan a los ojos del espectador repoblándolos de luz.
Vale la pena acercarse a verla. Porque Alberto Pancorbo, tenaz en su pintura, hurga en el continente de la materia y del pensamiento. Cual místico alquimista, busca un albor a los arcanos de la vida.
José María Martínez Laseca
(10 de julio de 2014)
Después de larga ausencia, y de exposiciones exitosas por diversas ciudades del mundo, Pancorbo, residente en Miami, regresa, para “oxigenarse”, a su ciudad natal. Sabedor de que quien niega sus orígenes pierde su identidad. Reencontrándose así con la familia, sus amigos y sus paisanos. Y lo hace con una generosa exhibición de 30 lienzos que cuelga en la Galería Cortabitarte. Repartidos en dos bloques. Uno figurativo, de 14 óleos integrados dentro de su faceta más conocida del denominado realismo fantástico. De temática variada: paisajes, personas y bodegones. Sin que falten iconos sorianos, fijos en su memoria, como Machado o San Saturio. Con elementos recurrentes, cual las palomas blancas o las rojizas granadas abiertas, entre otros. Cargados de un claro simbolismo lírico. No olvidemos que la pintura, como la poesía, entraña una profunda mirada. Un lenguaje diferente que nos acerca a la realidad de las cosas por perseguir su auténtica verdad. A veces mediante la oposición de contrarios como hacía René Magritte o bien adentrándose por los laberintos de su alma, tratando de encontrarse. El otro conjunto con 16 acrílicos, de nueva experimentación a modo de divertimentos, muestra sugestivas rarezas abstractas que, desde sus tonalidades casi monocromáticas, saltan a los ojos del espectador repoblándolos de luz.
Vale la pena acercarse a verla. Porque Alberto Pancorbo, tenaz en su pintura, hurga en el continente de la materia y del pensamiento. Cual místico alquimista, busca un albor a los arcanos de la vida.
José María Martínez Laseca
(10 de julio de 2014)
miércoles, 9 de julio de 2014
Julián Sanz del Río
En Torrearévalo, os digo, nació Julián Sanz del Río. Este año 2014 se celebra su bicentenario. Torrearévalo es un pueblecito soriano situado a resguardo de la Sierra del Alba, junto al acebal de Garagüeta. Allá he acudido yo en varias ocasiones, por distintos motivos. Recuerdo dos. Una, siguiendo las huellas de su hijo más ilustre: filósofo, jurista y pedagogo español. En la fachada principal de su Ayuntamiento vi una lápida de mármol, colocada en 1906, con esta inscripción: “En memoria de don Julián Sanz del Río, filósofo y Maestro en la Universidad de Madrid, nació en Torrearévalo el 14 de marzo de 1814 y murió el el 28 de octubre de 1869”. La costearon sus discípulos. Otra vez acudí con Inés Tudela y trepamos por tapias para acceder a su casa natal, la que antes visitara Ortega y Gasset, junto a su padre José Tudela, para rendirle homenaje.
La vida de Julián Sanz del Río es una historia de superación. Como de cuento. De familia humilde, a los 10 años quedó huérfano de padre y marchó a Córdoba con su tío materno Fermín, un canónigo que lo crió y le dio carrera, doctorándose en derecho canónico en 1836. Completó estudios en la Universidad Central de Madrid, trasladada desde Alcalá de Henares. Gracias al también soriano y ministro Pedro Gómez de la Serna, viajó en 1843 becado a Alemania, en cuya universidad de Heidelberg contactó con los discípulos del filósofo Krause. Al regresar, en 1844, –por morir su tío– se retiró a meditar y escribir a la villa de Illescas (Toledo). Incorporado a su cátedra madrileña inició la evangelización krausista. De 1857 es su discurso inaugural del curso académico y en 1860 publicó su refundición del Ideal de la humanidad para la vida de Krause. Si bien en 1867 el ministro Orovio lo separó de su cátedra, el Gobierno nacido de la Revolución de 1868 lo reintegró, poco antes de morir. Sus restos reposan en el cementerio civil del Este, de Madrid.
Fue todo un movilizador de conciencias. El ministro socialista Fernando de los Ríos señaló que animó la Primera República, como maestro que fue de Gumersindo Azcárate, Francisco Giner de los Ríos y Nicolás Salmerón, maestros a su vez de la mayor parte de los prohombres de la Segunda República como Azaña, Carner, Albornoz y él mismo. Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, dijo que a Julián Sanz del Río le debían su verticalidad muchos de los españoles que entonces andaban en dos pies.
José María Martínez Laseca
(3 de julio de 2014)
La vida de Julián Sanz del Río es una historia de superación. Como de cuento. De familia humilde, a los 10 años quedó huérfano de padre y marchó a Córdoba con su tío materno Fermín, un canónigo que lo crió y le dio carrera, doctorándose en derecho canónico en 1836. Completó estudios en la Universidad Central de Madrid, trasladada desde Alcalá de Henares. Gracias al también soriano y ministro Pedro Gómez de la Serna, viajó en 1843 becado a Alemania, en cuya universidad de Heidelberg contactó con los discípulos del filósofo Krause. Al regresar, en 1844, –por morir su tío– se retiró a meditar y escribir a la villa de Illescas (Toledo). Incorporado a su cátedra madrileña inició la evangelización krausista. De 1857 es su discurso inaugural del curso académico y en 1860 publicó su refundición del Ideal de la humanidad para la vida de Krause. Si bien en 1867 el ministro Orovio lo separó de su cátedra, el Gobierno nacido de la Revolución de 1868 lo reintegró, poco antes de morir. Sus restos reposan en el cementerio civil del Este, de Madrid.
Fue todo un movilizador de conciencias. El ministro socialista Fernando de los Ríos señaló que animó la Primera República, como maestro que fue de Gumersindo Azcárate, Francisco Giner de los Ríos y Nicolás Salmerón, maestros a su vez de la mayor parte de los prohombres de la Segunda República como Azaña, Carner, Albornoz y él mismo. Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, dijo que a Julián Sanz del Río le debían su verticalidad muchos de los españoles que entonces andaban en dos pies.
José María Martínez Laseca
(3 de julio de 2014)
martes, 1 de julio de 2014
Trashumantes
Era con el solsticio (o sol quieto) de verano. Días antes de San Juan. Fecha mágica, en la que el astro sol, herido de muerte, se hacía visible al retomar su viaje, declinando su máximo esplendor. Por eso la creencia popular asegura que sale bailando y muchos acuden a verlo. Eran momentos de gozo. De fiesta sonada. Porque regresaban los pastores de merinas que, buscando mejores pastos, a Extremadura bajaron. Y la sierra, que sin ellos se quedó triste y oscura, ahora rebosaba de alegría y de luz. Los casados se reencontraban con sus esposas e hijos y los mozos con sus novias. Porque las mujeres, solas durante el crudo invierno, añadieron a sus faenas de la casa las tareas del campo.
Acudí a la Plaza de Herradores y entré en el bar “El Cielo”. Mis dos colegas refrescaban sus gaznates, mientras conversaban. A mí me complace saber que la diversidad y la intriga, frente a la unanimidad, son motores del diálogo. “El pasado jueves por la mañana seguí el paso de un rebaño de ovejas por la ciudad. Bello espectáculo –que presenciaron algunos niños–, verlas agrupadas, escoltadas por mastines y conducidas por los pastores. Son los últimos trashumantes, remontando a pie la Cañada Real Soriana Oriental hacia su destino en las tierras altas del Puerto de Oncala”, dijo “El Chismoso”. “Sin duda que la vida pastoril forma parte indisoluble de nuestra cultura más ancestral y ha dejado su impronta en aspectos tan significativos como la arquitectura, la gastronomía, la artesanía o el vestido. Ha contribuido a la prosperidad de nuestros pueblos. Los sorianos son más antiguos que los mismos montañeses en el pastoreo de ganado trashumante. Por eso un ganadero de Soria tenía el privilegio de sentarse a la derecha del Presidente en las Juntas del Honrado Concejo de la Mesta”, añadió “El Espabilao”.
“Pues yo disfruté mucho –les informé– acercándome el sábado hasta Oncala para presenciar “in situ” la llegada del rebaño y el recibimiento a los pastores. Hubo conteo y separación del ganado, junto a otras actividades que recreaban el oficio de esquilador y el proceso de transformación de la lana. También degustación de migas y caldereta. Y aún pude visitar su iglesia de San Millán y admirar sus tapices del XVII y su singular San Roque. Es la tradición como identidad. La oveja domesticada garante de la supervivencia y la civilización”.
José María Martínez Laseca
(26 de junio de 2014)
Acudí a la Plaza de Herradores y entré en el bar “El Cielo”. Mis dos colegas refrescaban sus gaznates, mientras conversaban. A mí me complace saber que la diversidad y la intriga, frente a la unanimidad, son motores del diálogo. “El pasado jueves por la mañana seguí el paso de un rebaño de ovejas por la ciudad. Bello espectáculo –que presenciaron algunos niños–, verlas agrupadas, escoltadas por mastines y conducidas por los pastores. Son los últimos trashumantes, remontando a pie la Cañada Real Soriana Oriental hacia su destino en las tierras altas del Puerto de Oncala”, dijo “El Chismoso”. “Sin duda que la vida pastoril forma parte indisoluble de nuestra cultura más ancestral y ha dejado su impronta en aspectos tan significativos como la arquitectura, la gastronomía, la artesanía o el vestido. Ha contribuido a la prosperidad de nuestros pueblos. Los sorianos son más antiguos que los mismos montañeses en el pastoreo de ganado trashumante. Por eso un ganadero de Soria tenía el privilegio de sentarse a la derecha del Presidente en las Juntas del Honrado Concejo de la Mesta”, añadió “El Espabilao”.
“Pues yo disfruté mucho –les informé– acercándome el sábado hasta Oncala para presenciar “in situ” la llegada del rebaño y el recibimiento a los pastores. Hubo conteo y separación del ganado, junto a otras actividades que recreaban el oficio de esquilador y el proceso de transformación de la lana. También degustación de migas y caldereta. Y aún pude visitar su iglesia de San Millán y admirar sus tapices del XVII y su singular San Roque. Es la tradición como identidad. La oveja domesticada garante de la supervivencia y la civilización”.
José María Martínez Laseca
(26 de junio de 2014)
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