Por los campos de Soria, la primavera tarda y, sin embargo, en las márgenes del río Duero, las primeras florecillas blancas delatan la presencia de algunos ciruelos infiltrados entre los grisáceos árboles todavía desnudos de ropaje. A la par, por la ciudad, los prunos nos las muestran de color rosa, pues también son ciruelos en flor. En la plaza de Herradores, los amigos nos juntamos en el bar “El Cielo”. El chateo de vino nunca es el fin, sino un mero pretexto para la grata conversación. “Parece que la primavera está llegando por fin al flácido músculo financiero regional ya que antes de acabar este mes se concretará la absorción por Unicaja del banco CEISS (suma de Caja España con Caja Duero). Así, la entidad malagueña será la séptima de España, abarcando el territorio de Castilla y León”; comienzo hablando yo.
“Sí, tras el desastre de los gestores puestos allí por los partidos políticos y que tanto daño han hecho, cobrando además jubilaciones y dietas abusivas, la Junta considera “ejemplar” la fusión y Villarrubia, del PSOE, cree que la operación termina con el “desasosiego”. Pero, según IU, se va a perder aún más empleo y lo que se dijo que iba a ser no ha sido, pues la insaciable glotonería del PP lo ha impedido. ¿Acaso el FROP va a asumir la deuda de Caja España-Duero con los preferentistas?”; señaló “El Chismoso”. “Lo de las participaciones preferentes, que afectan a un millar de sorianos, muchos de ellos jubilados (que, al decir de Miguel Blesa, “no son ignorantes financieros”) y que metieron ahí sus ahorros de toda una vida, engañados con “un producto maravilloso, similar a un plazo fijo”, supone una de las mayores estafas conocidas. Y no sólo se debe a la acción premeditada desde la cúpula, como ha demostrado ADICAE al desvelar el argumentarlo de la entidad, con el fin de garantizar la solvencia de la Caja, sino también por la complicidad de trabajadores ambiciosos que, venidos de fuera, buscaban su medro personal en el mayor número de víctimas conseguidas”; añadió “El Espabilao”.
“El caso es –subrayé yo– que siempre nos roban a los de abajo para así pagar los pufos de unos pocos de arriba. Es un delito que está tipificado en el Código Penal y, paradójicamente, hasta la fecha no ha dado con los huesos de ninguno de sus responsables en la cárcel”.
José María Martínez Laseca
(27 de marzo de 2014)
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