La migración estacional con los rebaños de ovejas para acceder a mejores pastos repuebla de ecos las tierras altas de Soria. “Ya se van los pastores a Extremadura, / ya se queda la sierra triste y oscura”, entona la canción. Cuestión de supervivencia. Y, por aquello del trasiego, porque nos gusta viajar por los caminos; de tanto ir y volver, acaso muchos de nosotros nos veamos reflejados en aquel proceder. Cual Ulises, en su Odisea, de regreso a Ítaca. Como en el mito del eterno retorno.
Este frontispicio justifica que nuestro paisano escultor, Eduardo Mazariegos (Soria, 1952), dedique su original exposición a “La nueva trashumancia”. Lo hace en época estival, cuando todos somos trashumantes-veraneantes. Puede verse en el escaparate e interior de Monreal, El Collado, 32. Son obras de pequeño formato, que conviven con las joyas del establecimiento animando el cotarro. Así, tras el cristal, pueden verse: un dragón chino; una geisha; a Josefa y Ana; a dos sorianos que se fueron a Bilbao; una pájara pinta; la velocidad (dual): a la Tetuanera o Jurada -que estuvo en el Teatro Español y en el Centro Cultural Dulcinea-; a Machado y Leonor -tan del agrado del director artístico de cine Gil Parrondo-; a una trashumante gitana y folklórica; a una mujer y al hombre olímpico; a Olga, trashumante pelirroja; a Esmeralda; a otra trashumante perdida y a Jaime. Ya dentro de la tienda, se encuentran, entre otros, un guerrero numantino y el Unicornio del Talo. Están hechas en piedra, bronce, estuco y madera policromada, puesto que el dominio por Mazariegos de las diferentes técnicas se lo posibilita.
Sobre estos tiempos de tanta precariedad -de economía financiera y de crisis generalizada- el arte permanecerá. Y la misión del artista recobra su sentido redentor, al asear el ambiente con su creatividad. Conviene no olvidarlo, porque el territorio de todo creador radica en la frontera, buscando el equilibrio entre la pasión y la armonía. Acudan, pues, ustedes, las gentes trashumantes, a contemplar la exhibición escultórica de Mazariegos y saquen sus propias conclusiones: las de todo curioso y reflexivo espectador.
José María Martínez Laseca
(26 de julio de 2012)
lunes, 30 de julio de 2012
domingo, 22 de julio de 2012
De "La Barraca" de Lorca
Leí aquella nota contable y mi rostro esbozó una amplia sonrisa por el hallazgo. No hay mayor emoción para el intelecto humano que la producida por una actividad investigadora o creativa, pensé. Aprender es cambiar para bien nuestro cerebro, decía Cajal. Aquello para mí era un auténtico tesoro, y lo releí en voz alta para saborearlo: Orden de pago de 25 de agosto de 1932, 315,18 pts., importe de “todos los gastos causados por los individuos de la Universidad Central que con el Teatro Universitario “La Barraca”, recientemente creado por el Ministerio de Instrucción Pública, recorren España y dieron una función teatral en esta localidad en la noche del día 10 de julio”.
Mi curiosidad siguió nutriéndose al ver el desglose de los tres recibos que le acompañaban. UNO: “Al Hotel Pinilla, en la Plaza Mayor 19, de 17 pensiones, 153 pts.; un cubierto ,4 pts.; 18 platos extraordinarios de jamón, 18 pts; una botella de Vichy, 3 pts.; un telefonema a Barcelona, 0,75 pts. y por otro concepto ilegible 8,95 pts.”. DOS: “A la pensión Lafuente, en la Calle Universidad 17, por 12 pensiones completas de los individuos de La Barraca, 108 pts.; cuatro cervezas, 4,10 pts.; una botella de agua de litines, 2 pts.; ocho vasos de leche, 4,80 pts.; nueve cafés y nueve copas de coñac, 6,30 pts. y ocho bocadillos de jamón, 8 pts. TRES: A Fortunato Sanz y Pedro Abajo Tapia, 39 pts. de cinco docenas de cervezas para los individuos de La Barraca. Era la contrapartida al espectáculo teatral público y gratuito. Hice la suma y no cuadraba. Me pregunté dónde se alojaron las actrices.
Se trataba de un hecho de índole nacional: la función inaugural del grupo de teatro itinerante “La Barraca, acontecida en la villa de El Burgo de Osma, el domingo 10 de julio de 1932. En plena plaza mayor representaron dos entremeses de Cervantes y otro de su escuela. Memorable, como nos recordó el poeta Jorge Guillén que la presenció. Y aquella noche estrellada brilló, una vez más, el genial Federico García Lorca, como luna llena. Aquel a quien los chicos y chicas de la compañía idolatraban como a un dios vestido de mecánico.
José María Martínez Laseca
(19 de julio de 2012)
Mi curiosidad siguió nutriéndose al ver el desglose de los tres recibos que le acompañaban. UNO: “Al Hotel Pinilla, en la Plaza Mayor 19, de 17 pensiones, 153 pts.; un cubierto ,4 pts.; 18 platos extraordinarios de jamón, 18 pts; una botella de Vichy, 3 pts.; un telefonema a Barcelona, 0,75 pts. y por otro concepto ilegible 8,95 pts.”. DOS: “A la pensión Lafuente, en la Calle Universidad 17, por 12 pensiones completas de los individuos de La Barraca, 108 pts.; cuatro cervezas, 4,10 pts.; una botella de agua de litines, 2 pts.; ocho vasos de leche, 4,80 pts.; nueve cafés y nueve copas de coñac, 6,30 pts. y ocho bocadillos de jamón, 8 pts. TRES: A Fortunato Sanz y Pedro Abajo Tapia, 39 pts. de cinco docenas de cervezas para los individuos de La Barraca. Era la contrapartida al espectáculo teatral público y gratuito. Hice la suma y no cuadraba. Me pregunté dónde se alojaron las actrices.
Se trataba de un hecho de índole nacional: la función inaugural del grupo de teatro itinerante “La Barraca, acontecida en la villa de El Burgo de Osma, el domingo 10 de julio de 1932. En plena plaza mayor representaron dos entremeses de Cervantes y otro de su escuela. Memorable, como nos recordó el poeta Jorge Guillén que la presenció. Y aquella noche estrellada brilló, una vez más, el genial Federico García Lorca, como luna llena. Aquel a quien los chicos y chicas de la compañía idolatraban como a un dios vestido de mecánico.
José María Martínez Laseca
(19 de julio de 2012)
Soria: orígenes fundacionales y un poco de historia
Soria, “ciudad castellana, tan bella bajo la luna” como le cantara el gran poeta Antonio Machado, está situada en el altiplano de la meseta norte, a 1.056 m. sobre el nivel del mar. Su vistoso caserío se asienta a lo largo del Collado, o eje abierto entre sus dos cerros fronteros del Mirón y del Castillo, para expandirse, extramuros, hacia el oeste con forma de raqueta. Soria está allí, por donde traza el río Duero su curva de ballesta. Precisamente, sus orígenes fundacionales arrancan de ese vado, que después fue viaducto de acceso a su recinto murado y que se llamó puente de Navarra, con hasta catorce ojos, que ahora son ocho, por donde fluye el agua de la vida y del tiempo.
La primera vez que se la nombra, en el año 868, es mora; en rebeldía frente a los emiratos cordobeses. Sin embargo, sería durante la Reconquista cuando se la disputaran navarros, aragoneses y castellanos hasta que Alfonso VII, en 1134, la ocupó definitivamente. Debido a la lealtad demostrada al rey Alfonso VIII, cuya cabeza figura en su escudo sobre el castillo que lo custodió, saldría muy favorecida con privilegios y fuero propio. Esto explica que el primer gran núcleo monumental de Soria lo constituyan sus numerosos templos románicos del siglo XII. Fue el rey Alfonso X el Sabio quien le otorgó un nuevo fuero y el título de ciudad, en 1266. Su enclave estratégico en la frontera con Aragón hace de la ciudad centro de luchas políticas, de cortes y bodas reales. Son siglos medievales en los que Soria se engrandece razonablemente con sus instituciones de municipalidad entre las que destaca la de sus Doce Linajes.
Esencialmente agrícola y ganadera, la “Soria pura, cabeza de Estremadura” como reza su leyenda, mantuvo su importancia durante el siglo XVI gracias al auge del Real Concejo de la Mesta, lo que también dejó una impronta arquitectónica plasmada en casonas nobiliarias y palacios. Empero, sufriría un duro golpe con la expulsión de los judíos, lo que acrecentó notoriamente su decadencia económica, con el consiguiente descenso de su población. A finales del XVII contaba con 5.000 almas, pero su mala suerte continuó con la Guerra de la Independencia, viendo incendiado su arrabal y destruidos su muralla y su castillo. A partir del siglo XIX, Soria iniciará su lenta recuperación, alcanzando a inicios del XX los 7.000 habitantes, para convertirse en una ciudad fundamentalmente de prestación de servicios como capital de provincia. Por ello siguió succionando la población de su ámbito rural hasta alcanzar los casi 40.000 vecinos empadronados en la actualidad.
Pese a todo, Soria, con una configuración urbana y monumental marcada por su larga trayectoria histórica, sigue siendo hoy en día una ciudad bonita, pequeña y recoleta, fácil de conocerla recorriéndola a pie. Paradójicamente, continúa dándole su espalda al padre Duero.
José María Martínez Laseca
(16 de julio de 2012)
La primera vez que se la nombra, en el año 868, es mora; en rebeldía frente a los emiratos cordobeses. Sin embargo, sería durante la Reconquista cuando se la disputaran navarros, aragoneses y castellanos hasta que Alfonso VII, en 1134, la ocupó definitivamente. Debido a la lealtad demostrada al rey Alfonso VIII, cuya cabeza figura en su escudo sobre el castillo que lo custodió, saldría muy favorecida con privilegios y fuero propio. Esto explica que el primer gran núcleo monumental de Soria lo constituyan sus numerosos templos románicos del siglo XII. Fue el rey Alfonso X el Sabio quien le otorgó un nuevo fuero y el título de ciudad, en 1266. Su enclave estratégico en la frontera con Aragón hace de la ciudad centro de luchas políticas, de cortes y bodas reales. Son siglos medievales en los que Soria se engrandece razonablemente con sus instituciones de municipalidad entre las que destaca la de sus Doce Linajes.
Esencialmente agrícola y ganadera, la “Soria pura, cabeza de Estremadura” como reza su leyenda, mantuvo su importancia durante el siglo XVI gracias al auge del Real Concejo de la Mesta, lo que también dejó una impronta arquitectónica plasmada en casonas nobiliarias y palacios. Empero, sufriría un duro golpe con la expulsión de los judíos, lo que acrecentó notoriamente su decadencia económica, con el consiguiente descenso de su población. A finales del XVII contaba con 5.000 almas, pero su mala suerte continuó con la Guerra de la Independencia, viendo incendiado su arrabal y destruidos su muralla y su castillo. A partir del siglo XIX, Soria iniciará su lenta recuperación, alcanzando a inicios del XX los 7.000 habitantes, para convertirse en una ciudad fundamentalmente de prestación de servicios como capital de provincia. Por ello siguió succionando la población de su ámbito rural hasta alcanzar los casi 40.000 vecinos empadronados en la actualidad.
Pese a todo, Soria, con una configuración urbana y monumental marcada por su larga trayectoria histórica, sigue siendo hoy en día una ciudad bonita, pequeña y recoleta, fácil de conocerla recorriéndola a pie. Paradójicamente, continúa dándole su espalda al padre Duero.
José María Martínez Laseca
(16 de julio de 2012)
domingo, 15 de julio de 2012
Aceite de ricino y pelo al cero
Los durísimos recortes anunciados el pasado miércoles, día 11 de julio, por Rajoy en su comparecencia ante el Pleno del Congreso de los Diputados, y calificados por él mismo como de inevitables -“haciendo lo que hay que hacer”-, tienen, sin duda. un marcado componente ideológico ultraliberal, de alevosía y premeditación en su alcance final, por lo que entiendo que es necesario desenmascararlo y ponerlo a las claras para aviso de caminantes, pues bien pudieran ser únicamente la punta del iceberg.
Así, el reparto de cargas que se establecen para reducir el déficit no recae, de modo justo y equitativo, sobre el conjunto de la población, sino que se ceba directamente sobre la clase media, a la que deja estrangulada, siendo inmisericorde con la clase trabajadora, ya que resulta la más trágicamente perjudicada. Para nada se ven afectadas las grandes fortunas, ni quienes logran beneficios a costa de esta asfixiante crisis, ya que mantienen sus privilegios de siempre. Muy cruel e inmoral resultó la justificación que empleó Rajoy con el descenso de las prestaciones a los parados, al decir que pretendía con ello motivarlos más para que buscaran empleo.
Los trabajadores, según ellos, son indolentes por naturaleza, máxime los funcionarios a los que vienen demonizando continuamente y utilizándolos como chivo expiatorio de todas sus tropelías. Piensan como la madre de la Chelito cuando decía aquello de que “todos los que no tienen dinero, son unos sinvergüenzas”. Vagos, nos llamó Esperanza Aguirre a los profesores, mostrando su garra de fiera ultraliberal, algo que se ha podido apreciar igualmente en sus otras declaraciones posteriores, lanzadas a modo de globos sonda para otear el horizonte. De esta forma, cuanto venía anunciando el heraldo negro del PP iba tomando cuerpo después.
A pesar de la ceremonia de la confusión que vienen creando al enturbiar las cosas, no todo son puestos vitalicios en el caso de los empleados públicos, ya que se dan también los laborales e interinos, ni tampoco es oro todo lo que reluce, puesto que no todos los sueldos son elevados, al existir muchos mileuristas que se las ven y se las desean para llegar a fin de mes. Y todavía, mucho peor lo tendrán ahora, con la subida del IVA y otras tasas e impuestos, etc. y con la supresión de una parte importante de su salarios, lo que se pretende camuflar para amortizar el desgaste como una “paga extraordinaria” -la de Navidad, en este caso- cuando, en realidad no es tal, al formar parte inequívoca del contrato laboral que se reparte en catorce pagas y no constituir ningún otro tipo de asignación graciosa o discrecional.
La ministra italiana de trabajo que anunció en su día un duro plan de ajuste para su país, rompió a llorar al hacerlo, sabedora del sufrimiento que eso iba a suponer para su pueblo. Aquí, mientras su puesta en escena por Rajoy ante los Diputados del Congreso, la bancada popular lo jaleaba, impasible. Sin duda que son medidas éstas muy negativas, que incidirán más aún en el creciente malestar de la ciudadanía, por entender que lo que se busca en última instancia es la demolición del Estado de Bienestar. Todo para hacer negocio, por dinero, transformando los derechos conquistados, -como la sanidad, la educación y pensiones públicas, junto a otros servicios sociales- en meras mercancías, retornándonos a anos pasados, a un estado casi tercermundista de beneficencia. Como rezaba aquel famoso epigrama que quedó impreso en mármol: “El señor don Juan de Robres / con caridad sin igual / creó este santo hospital / y también hizo los pobres”.
Ya sabemos que tanto el Presidente del BCE (Banco Central Europeo) como el responsable del FMI (Fondo Monetario Internacional) se han apresurado en felicitar a Mariano Rajoy por ir, según dicen, en la buena dirección y que no es otra que la que ellos mismos le habían marcado con antelación. Aquí, mientras tanto, los banqueros responsables, que han introducido productos tóxicos y propiciado el estallido de la burbuja inmobiliaria, se van de rositas con indemnizaciones millonarias y sueldos de escándalo. Piden perdón si acaso, pero nadie devuelve ni un solo euro. Y a todos nosotros, a los que no somos culpables de esta crisis galopante se nos aplica un buen correctivo: aceite de ricino, y corte de pelo al cero. Lo primero como laxante para depurar nuestro “toxico interior” y lo segundo para censurar el libertinaje de vivir por encima de nuestras posibilidades gastándonos más de lo que teníamos. Intervenidos, pues, como estamos: España es Grecia.
Se dice que estos ajustes incrementarán la recaudación del Estado en su objetivo de equilibrar el fiel de la balanza contable entre ingresos y gastos, pero ello no nos garantiza el que recuperemos la confianza de los mercados compradores de nuestra deuda. Bien se podía haber incidido más, por parte del Gobierno del PP, en la reducción de gastos suntuarios, en lugar de aplicar esta dieta tan severa, que va a contraer el consumo, lo que puede sumir a nuestro país tan enfermo en una situación de anorexia y de depresión prolongadas en el tiempo.
Precisamos estímulos para que la economía española crezca de un modo sostenible y se puedan generar nuevos empleos, saliendo así de la recesión actual, pero este deseo es algo prácticamente imposible de lograr por nosotros mismos, y necesitamos para ello la intervención decidida del BCE al ser la única institución que tiene capacidad para asegurarnos las condiciones de estabilidad, evitándonos la agresividad de las turbulencias de los mercados. El sueño europeo sigue siendo posible.
José María Martínez Laseca
(14 de julio de 1912)
Así, el reparto de cargas que se establecen para reducir el déficit no recae, de modo justo y equitativo, sobre el conjunto de la población, sino que se ceba directamente sobre la clase media, a la que deja estrangulada, siendo inmisericorde con la clase trabajadora, ya que resulta la más trágicamente perjudicada. Para nada se ven afectadas las grandes fortunas, ni quienes logran beneficios a costa de esta asfixiante crisis, ya que mantienen sus privilegios de siempre. Muy cruel e inmoral resultó la justificación que empleó Rajoy con el descenso de las prestaciones a los parados, al decir que pretendía con ello motivarlos más para que buscaran empleo.
Los trabajadores, según ellos, son indolentes por naturaleza, máxime los funcionarios a los que vienen demonizando continuamente y utilizándolos como chivo expiatorio de todas sus tropelías. Piensan como la madre de la Chelito cuando decía aquello de que “todos los que no tienen dinero, son unos sinvergüenzas”. Vagos, nos llamó Esperanza Aguirre a los profesores, mostrando su garra de fiera ultraliberal, algo que se ha podido apreciar igualmente en sus otras declaraciones posteriores, lanzadas a modo de globos sonda para otear el horizonte. De esta forma, cuanto venía anunciando el heraldo negro del PP iba tomando cuerpo después.
A pesar de la ceremonia de la confusión que vienen creando al enturbiar las cosas, no todo son puestos vitalicios en el caso de los empleados públicos, ya que se dan también los laborales e interinos, ni tampoco es oro todo lo que reluce, puesto que no todos los sueldos son elevados, al existir muchos mileuristas que se las ven y se las desean para llegar a fin de mes. Y todavía, mucho peor lo tendrán ahora, con la subida del IVA y otras tasas e impuestos, etc. y con la supresión de una parte importante de su salarios, lo que se pretende camuflar para amortizar el desgaste como una “paga extraordinaria” -la de Navidad, en este caso- cuando, en realidad no es tal, al formar parte inequívoca del contrato laboral que se reparte en catorce pagas y no constituir ningún otro tipo de asignación graciosa o discrecional.
La ministra italiana de trabajo que anunció en su día un duro plan de ajuste para su país, rompió a llorar al hacerlo, sabedora del sufrimiento que eso iba a suponer para su pueblo. Aquí, mientras su puesta en escena por Rajoy ante los Diputados del Congreso, la bancada popular lo jaleaba, impasible. Sin duda que son medidas éstas muy negativas, que incidirán más aún en el creciente malestar de la ciudadanía, por entender que lo que se busca en última instancia es la demolición del Estado de Bienestar. Todo para hacer negocio, por dinero, transformando los derechos conquistados, -como la sanidad, la educación y pensiones públicas, junto a otros servicios sociales- en meras mercancías, retornándonos a anos pasados, a un estado casi tercermundista de beneficencia. Como rezaba aquel famoso epigrama que quedó impreso en mármol: “El señor don Juan de Robres / con caridad sin igual / creó este santo hospital / y también hizo los pobres”.
Ya sabemos que tanto el Presidente del BCE (Banco Central Europeo) como el responsable del FMI (Fondo Monetario Internacional) se han apresurado en felicitar a Mariano Rajoy por ir, según dicen, en la buena dirección y que no es otra que la que ellos mismos le habían marcado con antelación. Aquí, mientras tanto, los banqueros responsables, que han introducido productos tóxicos y propiciado el estallido de la burbuja inmobiliaria, se van de rositas con indemnizaciones millonarias y sueldos de escándalo. Piden perdón si acaso, pero nadie devuelve ni un solo euro. Y a todos nosotros, a los que no somos culpables de esta crisis galopante se nos aplica un buen correctivo: aceite de ricino, y corte de pelo al cero. Lo primero como laxante para depurar nuestro “toxico interior” y lo segundo para censurar el libertinaje de vivir por encima de nuestras posibilidades gastándonos más de lo que teníamos. Intervenidos, pues, como estamos: España es Grecia.
Se dice que estos ajustes incrementarán la recaudación del Estado en su objetivo de equilibrar el fiel de la balanza contable entre ingresos y gastos, pero ello no nos garantiza el que recuperemos la confianza de los mercados compradores de nuestra deuda. Bien se podía haber incidido más, por parte del Gobierno del PP, en la reducción de gastos suntuarios, en lugar de aplicar esta dieta tan severa, que va a contraer el consumo, lo que puede sumir a nuestro país tan enfermo en una situación de anorexia y de depresión prolongadas en el tiempo.
Precisamos estímulos para que la economía española crezca de un modo sostenible y se puedan generar nuevos empleos, saliendo así de la recesión actual, pero este deseo es algo prácticamente imposible de lograr por nosotros mismos, y necesitamos para ello la intervención decidida del BCE al ser la única institución que tiene capacidad para asegurarnos las condiciones de estabilidad, evitándonos la agresividad de las turbulencias de los mercados. El sueño europeo sigue siendo posible.
José María Martínez Laseca
(14 de julio de 1912)
Cuestión de principios
Gusto de leer teatro. Releo “La visita de la vieja dama” (1956) del suizo Friedrich Dürrenmatt. Don poder corrupto, en manos de unos pocos sin complejos y sin escrúpulos, insaciables de dinero -pues para ellos “no hay don sin din”-, que es lo que nos ha llevado a la situación de crisis actual, me movió a ello. Les cuento de lo que va. La multimillonaria Clara Zachanassian, tras larga ausencia, regresa a Güllen, su pueblo de infancia, donde sus habitantes se encuentran ahora arruinados y cargados de deudas. Y les ofrece mil millones de libras con una sola condición: alguien deberá matar a su respetable vecino Alfred, que la dejó embarazada cuando era su novia, motivo por el que Clara se vio expulsada del lugar.
De entrada, todos rechazan su propuesta por inmoral. Pero, muy pronto descubrirán lo “caro” que eso les sale y optan por comprar a crédito en el almacén de Alfred a la espera del anhelado asesinato, que tanto les repugna cometer. Al retrasarse tan rentable desenlace, la comunidad opta por celebrar un juicio popular contra Alfred. A fin de cuentas, él fue injusto con Clara en su día y debía, por ello, purgar su culpa. Se produce un tumulto sobre el escenario a oscuras. Vuelta la luz, Alfred yace muerto sobre el suelo. El médico certifica su óbito por un ataque al corazón, y el alcalde cobra la recompensa. Vuelve la riqueza a la ciudad y todos son felices…
En este proceso, tan solo el maestro de Güllen mantuvo por algún tiempo su dignidad frente a la pretensión de Clara, reafirmando el principio de justicia, pero sucumbiría también al comprobar que le resultaba más fácil defender sus principios de palabra que vivir de acuerdo con ellos. La dignidad humana establece un claro vínculo entre moralidad y existencia Vivir dignamente es poder comer, tener trabajo, casa, sanidad, educación, etc. y vivir con dignidad supone no tener que existir en la afrenta, en la humillación o la ignominia a causa de la pauperización como efecto de la explotación y la opresión o la tiranía. No siempre el fin justifica los medios. Miren a su alrededor.
José María Martínez Laseca
(12 de julio de 2012)
De entrada, todos rechazan su propuesta por inmoral. Pero, muy pronto descubrirán lo “caro” que eso les sale y optan por comprar a crédito en el almacén de Alfred a la espera del anhelado asesinato, que tanto les repugna cometer. Al retrasarse tan rentable desenlace, la comunidad opta por celebrar un juicio popular contra Alfred. A fin de cuentas, él fue injusto con Clara en su día y debía, por ello, purgar su culpa. Se produce un tumulto sobre el escenario a oscuras. Vuelta la luz, Alfred yace muerto sobre el suelo. El médico certifica su óbito por un ataque al corazón, y el alcalde cobra la recompensa. Vuelve la riqueza a la ciudad y todos son felices…
En este proceso, tan solo el maestro de Güllen mantuvo por algún tiempo su dignidad frente a la pretensión de Clara, reafirmando el principio de justicia, pero sucumbiría también al comprobar que le resultaba más fácil defender sus principios de palabra que vivir de acuerdo con ellos. La dignidad humana establece un claro vínculo entre moralidad y existencia Vivir dignamente es poder comer, tener trabajo, casa, sanidad, educación, etc. y vivir con dignidad supone no tener que existir en la afrenta, en la humillación o la ignominia a causa de la pauperización como efecto de la explotación y la opresión o la tiranía. No siempre el fin justifica los medios. Miren a su alrededor.
José María Martínez Laseca
(12 de julio de 2012)
lunes, 9 de julio de 2012
Momentos cruciales
En las geometrías rectangulares de los campos de Soria, empieza la recolección del pajizo cereal: trigo y cebada sobre todo. Se prevé mala cosecha. El milagro, que pareció fraguarse con las lluvias de abril, tan oportunas, se ha echado a perder por el sol abrasador que, al bajar el índice de humedad, achicharra las espigas. En algún sitio ni siquiera se las podrá recoger. Y las ayudas del Gobierno a la sequía son ridículas, como si el sector agrario no fuera todo lo estratégico que cacarea en sus mítines. No es de extrañar la ruina del mundo rural. Cada vez es más difícil la incorporación de jóvenes, que favorezcan la renovación generacional de las explotaciones. La inminente subida del IVA hará que nuestra agricultura y ganadería, sin saber a quien repercutirlo, dejen de ser competitivas. Hay más carga de impuestos, tasas y tarifas recaudatorias que, junto con los recortes, ajustes o planes reformistas, generan esa espiral envenenada para el consumidor infeliz que cuanto más paga más debe. Por ende, se van cerrando escuelas, dejando a los pueblos sin perspectiva de futuro.
Recién, hemos visto encadenados partidos de fútbol y corridas de toros. Yo celebro, primero, la actuación del novillero de San Leonardo, Sergio Fraile, en el coso de San Benito durante el surrealista Viernes de Toros de las Fiestas de San Juan. Al lidiar el segundo de la mañana, el de Santa Catalina, el graderío ovacionó su faena. ¡“El Chapitas” cómo mola, se merece una ola! Empero, el gran acontecimiento fue la Eurocopa 2012 ganada por “ES-PA-ÑA”. Un estilo de juego en equipo, el de “La Roja”, consagrado como del tiqui-taca. Tener el balón y pensar con los pies, pasárselo y terminar encontrando los caminos del gol. En la final de Kiev, goleando a Italia (4-0), toda la nación se plantó ante los televisores. No en balde, el fútbol, convertido en el deporte Rey, es el mayor espectáculo del mundo. (Aquí, el único juego que lo supera es el desprecio al político). Y hasta hay equipos africanos que usan la brujería e invocan a sus muertos para ganar los partidos. Nuestra selección ha pasado de hacer historia a ser leyenda. Sus heroicas hazañas -“no hay dos sin tres”- las cantan los bardos. “Pan y circo” narcotizador. Un bálsamo de fierabrás frente al desastre de la injusticia social y la corrupción vigentes. De más pobres y más desigualdad.
José María Martínez Laseca
(5 de julio de 2012)
Recién, hemos visto encadenados partidos de fútbol y corridas de toros. Yo celebro, primero, la actuación del novillero de San Leonardo, Sergio Fraile, en el coso de San Benito durante el surrealista Viernes de Toros de las Fiestas de San Juan. Al lidiar el segundo de la mañana, el de Santa Catalina, el graderío ovacionó su faena. ¡“El Chapitas” cómo mola, se merece una ola! Empero, el gran acontecimiento fue la Eurocopa 2012 ganada por “ES-PA-ÑA”. Un estilo de juego en equipo, el de “La Roja”, consagrado como del tiqui-taca. Tener el balón y pensar con los pies, pasárselo y terminar encontrando los caminos del gol. En la final de Kiev, goleando a Italia (4-0), toda la nación se plantó ante los televisores. No en balde, el fútbol, convertido en el deporte Rey, es el mayor espectáculo del mundo. (Aquí, el único juego que lo supera es el desprecio al político). Y hasta hay equipos africanos que usan la brujería e invocan a sus muertos para ganar los partidos. Nuestra selección ha pasado de hacer historia a ser leyenda. Sus heroicas hazañas -“no hay dos sin tres”- las cantan los bardos. “Pan y circo” narcotizador. Un bálsamo de fierabrás frente al desastre de la injusticia social y la corrupción vigentes. De más pobres y más desigualdad.
José María Martínez Laseca
(5 de julio de 2012)
martes, 3 de julio de 2012
Solsticio de verano
El 21 de junio llegó el señor del tiempo proclamando el solsticio de verano, con una ola de calor sahariano. De ahí que el Antonino, “el Mocha” y yo saliéramos a pasear por ese “locus amoenus” de las márgenes del Duero. Disfrutando la belleza del paraje, agradecidos por el frescor del agua. Sabios aquellos monjes sanjuanistas de Jerusalén al ubicar, allá por la Edad Media, en esta margen izquierda, junto al puente de paso, su monasterio hospitalario de peregrinos. Ahora frecuentan el río las mocitas, que asemejan a ninfas mitológicas -bañándose en bikini- y que atraen a mocitos que las miran con ojos golositos. Para nosotros Edén, el paraíso perdido de nuestra lejana infancia.
-Se ha cumplido otro ciclo, ya hemos dejado atrás la noche que antecede a la festividad de San Juan Bautista: la más corta del año, por ser su día el más largo. Para muchos es mágica, pues todo puede ocurrir, sobre todo en enredos de amor –nos dijo “el Mocha”, rasgando el silencio.
–Así es -apostilló el Antonino- ya que muchos son los ritos de su celebración. Allá en las tierras altas de San Pedro Manrique los lugareños pasan descalzos sobre una alfombra de brasas, en el anfiteatro junto al santuario de su Virgen de la Peña, y el prodigio radica en que no se queman. Pero a mí más me agrada lo que acontece al punto de la mañana protagonizado por las tres mozas móndidas, o puras, que son mayas o majas.
-Es el ciclo de San Juan -dije yo- con sus hogueras ardiendo para quemar nuestras preocupaciones. Para perder el tiempo de manera deliciosa. Nuestro cerebro precisa del descanso para centrarnos en nosotros mismos, ya que las prisas nos impiden la debida reflexión. Llega el verano, ahora que el sueño de Europa -de paz, de libertades y progreso social- parece raptado por los mercados insaciables en su codicia. Cual Mu'adhdhin musulmán, en la alta Soria un pregonero, desde el balcón de la plaza mayor llamó al pueblo a cumplir el mito primigenio. A participar en el ritual del sacrificio y comunión del dios hecho toro. Para eso hay que traerlo, este jueves “La Saca”, multiplicado por doce -uno por Cuadrilla- desde el monte Valonsadero a la ciudad. En la noche, la luna, vieja celestina, será testigo y cómplice. La sangre desatada reclamará más vida. Llegó el verano, dicen: la estación del amor. Disfrutad su momento. Carpe Diem.
José María Martínez Laseca
(28 de junio de 2012)
-Se ha cumplido otro ciclo, ya hemos dejado atrás la noche que antecede a la festividad de San Juan Bautista: la más corta del año, por ser su día el más largo. Para muchos es mágica, pues todo puede ocurrir, sobre todo en enredos de amor –nos dijo “el Mocha”, rasgando el silencio.
–Así es -apostilló el Antonino- ya que muchos son los ritos de su celebración. Allá en las tierras altas de San Pedro Manrique los lugareños pasan descalzos sobre una alfombra de brasas, en el anfiteatro junto al santuario de su Virgen de la Peña, y el prodigio radica en que no se queman. Pero a mí más me agrada lo que acontece al punto de la mañana protagonizado por las tres mozas móndidas, o puras, que son mayas o majas.
-Es el ciclo de San Juan -dije yo- con sus hogueras ardiendo para quemar nuestras preocupaciones. Para perder el tiempo de manera deliciosa. Nuestro cerebro precisa del descanso para centrarnos en nosotros mismos, ya que las prisas nos impiden la debida reflexión. Llega el verano, ahora que el sueño de Europa -de paz, de libertades y progreso social- parece raptado por los mercados insaciables en su codicia. Cual Mu'adhdhin musulmán, en la alta Soria un pregonero, desde el balcón de la plaza mayor llamó al pueblo a cumplir el mito primigenio. A participar en el ritual del sacrificio y comunión del dios hecho toro. Para eso hay que traerlo, este jueves “La Saca”, multiplicado por doce -uno por Cuadrilla- desde el monte Valonsadero a la ciudad. En la noche, la luna, vieja celestina, será testigo y cómplice. La sangre desatada reclamará más vida. Llegó el verano, dicen: la estación del amor. Disfrutad su momento. Carpe Diem.
José María Martínez Laseca
(28 de junio de 2012)
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