En
primera del periódico “La España”, del 1 de mayo de 1863, la crónica de su
Corresponsal en Soria, a 27 de abril, recogía: “Una casualidad dio motivo hace
pocos días, a un descubrimiento notable, destinado sin duda a ocupar el
pensamiento de los hombres estudiosos. En las inmediaciones del pueblo de
Quintana Redonda, estando un labrador ocupado con su yunta en levantar la
tierra, tropezó con el arado en una piedra. Haciendo fuerza para alzarla,
descubrió una gran porción de monedas y otros objetos. Recogidos todos
cuidadosamente, resultaron: mil ciento veinte y una monedas, dos tazas y un
casco”. El hallazgo tuvo lugar el día 14 de abril, en el sitio de Las Quintanas por José Hernández. Las monedas
[denarios ibéricos] eran todas de una época, de plata, del mismo busto y con
igual inscripción. Tenían en el anverso cabeza sin casco y la inscripción XN
(BoN); y en el reverso un guerrero a caballo con lanza y casco y debajo la
inscripción siguiente XLMAN (BoLSKaN). Algunas de estas monedas muestran en el
reverso la figura del anverso resellada del revés. Estas son de las que en
numismática se conocen con el nombre de incusas.
A
los tres días, en que el Gobernador Civil y Presidente de la Comisión
Provincial de Monumentos (CPM), Eduardo Capelartegui se acercó a Quintana
Redonda para adquirir dicho tesorillo y remitirlo a la Academia de la Historia,
este ya se había dispersado. Las más de las monedas fueron vendidas al
presbítero de Soria Tomás Celorrio, llegando en gran parte al miembro de la
Real Academia de la Historia, Eduardo Saavedra. Una muestra quedó en manos del
Gobernador. Por suerte, con el poncio iba Dionisio López de Cerain, vocal de la
CPM, quien realizó los dibujos exactos en planta y alzado de las dos vasijas de
plata: un cuenco semiesférico y una taza con asas [skyphos]. Los dibujos aún se
conservan en el Archivo de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y son
hoy el único testimonio, así como un dibujo y un facsímil en zinc del casco de
bronce del tipo montefortino. La convulsa historia de España con la revolución
del 1868 de por medio contribuyó al olvido del tesorillo de Quintana. No
obstante, gracias a las pesquisas de Isabel Rodríguez Casanova: “El tesoro
celtibérico de Quintana Redonda (Soria): nuevos datos y materiales”, Archivo
Español de Arqueología, vol. 81, 2008, hemos podido recuperar su rastro.
José
María Martínez Laseca
(25
de julio de 2019)
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