Todo gira. Pa lante y pa tras. Van 50 años desde que el hombre pisó la luna por vez primera (1969) y 500 de que Fernando de Magallanes iniciara la primera vuelta al mundo (1519), que culminó Juan Sebastián Elcano, ratificando que la tierra era redonda. Ambas efemérides enmarcaron, en la segunda semana de agosto, el 8º ciclo de conferencias Francisco López de Gómara (1511-1566), tributo al paisano humanista y cronista de la conquista de Méjico, aunque nunca cruzó el charco. A la tarde, desde Soria, cielo azul y sol abrasador; por la N-234, que va a Calatayud, nos desplazamos José A. del Campo y yo hasta Gómara. Ya han recolectado las cosechadoras el oro de las mieses. Y la paja vomitada traza largas hileras paralelas. El campo infinito, plano y troceado, asemeja las paisajísticas “tortillas de patatas” del pintor palentino Juan Manuel Díaz Caneja. La villa, otrora centro de negocios y concurrido mercado comarcal los sábados, se nos muestra decrépita, con sus calles desiertas y sus casas desconchadas. Paradigma de la Soria vaciada. Asistimos los tres días. 6, 7 y 8. Pero no se trata de meras conferencias, sino de ponencias –como dijo su coordinador Luis González Uriel–, dada su aportación investigadora, impartidas por profesores vinculados al IES “Antonio Machado” de Soria.
La primera, por Carmelo García Encabo: “La Restauración: patronazgo, clientelismo y resistencia”, sirvió para contextualizar el Régimen de la Restauración en Soria (1874-1923). El sistema político que, tras el Sexenio Revolucionario, trajo un nuevo orden a España y al que, interesadamente, el dictador Franco tildó de liberalismo corrupto. La segunda, por Antonio Ruiz López: “Basilio de la Orden: perfil familiar, sus inicios en política”, plasmó el árbol genealógico del político republicano Basilio de la Orden Oñate (Gómara, 1834-1904) con todas sus ramas, que llegan hasta José Tudela de la Orden. Y la tercera, por José María Incausa Moros: “Basilio de la Orden en las Cortes Españolas”, detalló su constante reivindicación, tanto en el Congreso de los Diputados como en el Senado, entre 1871 y 1881, de los anhelos provinciales, centrados en las infraestructuras de comunicación: carreteras, ferrocarril, telegrafía, etc. Fue un político coherente y honrado. Al que le cambiaron la calle a su nombre por el de La taberna. Gómara, en cuarto menguante; pese a todo, sigue soñando la harina blanca del alba.
José María Martínez Laseca
(15 de agosto de 2019)
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