Lo que les cuento –ver Noticiero de Soria del 26 de junio de 1916, firmado por PI ORAJ [Pascual Pérez-Rioja, su director]– sucedió hacia mil ochocientos sesenta y tantos. Cuando la plaza de toros de Soria –iniciada con Julián Redondo de alcalde y concluida en 1854, bajo la dirección de Dionisio López de Ceraín– estaba casi nueva. Cuando la ciudad se dividía en 15 barrios y el Jurado de Cuadrilla oficiaba por dos años como Alcalde de Barrio. Por Fiestas de San Juan. Entonces mozos y mozas lo eran de su Cuadrilla, sin poder mezclarse con los de otras y menos aún mudarse. Cuando las gentes eran más sosegadas y sencillas. Y casi todo encontraba arreglo por las buenas. Ello no quiere decir que no hubiera conflictos.
El caso es que dos familias sorianas estaban encontradas, al no querer la hija de la una casarse con el hijo de los de la otra, aun siendo más ventajoso este matrimonio para ella, dado que esta ya tenía un novio del que estaba muy enamorada. Llegó el Jueves de La Saca de los toros. Casualmente, a la hora del almuerzo en Valonsadero esas dos familias ocuparon un sitio muy próximo en la Vega de San Millán. Y surgió el desafío entre sendos pretendientes: el más rico y el novio. Viendo el primero que perdía terreno en sus aspiraciones amorosas se fue a otro lugar donde hubo una bella que le miró con buenos ojos.
Tras el arranque de los toros, ya en pleno trayecto hacia la ciudad, ambos rivales, uno en corcel y el otro en mulo, volvieron a chocar. Y saltaron las chispas. Tuvo que mediar el Jurado de Cuadrilla, evitando que llegaran a las manos. Pero la cosa no se quedó ahí, pues se emplazaron a solventar lo suyo al finalizar las fiestas. Estas, transcurrieron en paz, cada cual divirtiéndose a su manera. Pero al día siguiente de las Bailas de San Polo los susodichos pretendientes debían encontrarse.
La novia, pretendida por ambos, no perdió el tiempo. Y convenció a sus padres de que era con su novio verdadero con quien se habría de casar y no con ningún otro. Después buscó a aquella bella de La Saca y la convenció para que al cierre de las Fiestas vigilasen a sus respectivos con el fin de evitar la vengadora riña. Y adelantándose a la pelea, la novia le dijo al rico: -Tú con tu pareja y yo con la mía. Lo que de inmediato acató. Y así es como acabó felizmente aquel episodio real acontecido en las Fiestas de San Juan de Soria hacia el año mil ochocientos sesenta y tantos.
José María Martínez Laseca
(20 de junio de 2019)
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