Mientras
escribo esta columna, 441 alumnos procedentes de los diferentes institutos
sorianos, estarán ya repartidos por las amplias aulas del Campus Universitario
“Duques de Soria”. Sentados en los pupitres que les han sido asignados. Cavilando
cabizbajos, y bolígrafo en mano, enfrentándose a los folios
en blanco, a fin de responder a la Prueba
de la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad”. La PAU,
ahora PEVAU, EVAU o EBAU. Siglas que abrevian retahílas de lo que conocemos con
el término inequívoco de Selectividad. Empero, sin que se haya atendido todavía
la demanda de una prueba única para toda España, y evitar así la disparidad que
se da entre las 17 autonomías en contenidos, criterios de calificación y hasta
en las tasas.
Tras su presentación previa, a las
8,30 h. de la mañana, los estudiantes
inscritos se examinarán durante esta primera jornada, a partir de las 9 h., de
Lengua Castellana y Literatura II, Historia de España y Primera Lengua
Extranjera II. Y continuarán con las pruebas de Materia Troncal General de
Modalidad (Matemáticas II, Matemáticas ACS, Latín II y Fundamentos del Arte) y
otras asignaturas varias de mejora de nota en los días siguientes 6 y 7, en
sesiones de mañana y tarde. Esta es la convocatoria ordinaria. La
extraordinaria está fijada aquí para los días 3, 4 y 5 de julio. El reto les
exige estar bien concentrados, como si de verdaderos atletas de alta competición
se tratara. Algo para lo que han
entrenado en el bachillerato.
Y a pesar de que quienes ya la han
superado les recomienden lo útil de ir descansado al examen y no pasar la noche
en vela, tranquilidad y redactar bien sus respuestas; lo cierto es que los
nervios salen siempre a flote. Porque se juegan mucho en el intento, ya que
pretenden encauzar su vocación y hasta su futuro laboral. Su valor: un 40 %, ya
que se promedia con la nota obtenida en el bachillerato que aporta el 60%
restante. Y tan solo unas décimas en la calificación final les puede desviar de
optar a la carrera que quieren hacer, dependiendo de la nota de corte requerida,
porque compiten con los demás. E incluso a algunos les obligaría a pensar en un
plan B.
La selectividad supone un rito de paso
en la vida de nuestros jóvenes estudiantes, dado que marca su transición desde
el Instituto a la Universidad. El viaje iniciático a un planeta superior del
saber. ¡Ojalá que les vaya bonito!
José
María Martínez Laseca
(6
de junio de 2019)
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