miércoles, 5 de junio de 2019

Selectividad

Mientras escribo esta columna, 441 alumnos procedentes de los diferentes institutos sorianos, estarán ya repartidos por las amplias aulas del Campus Universitario “Duques de Soria”. Sentados en los pupitres que les han sido asignados. Cavilando cabizbajos,  y  bolígrafo en mano, enfrentándose a los folios en blanco, a fin  de responder a la Prueba de la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad”. La PAU, ahora PEVAU, EVAU o EBAU. Siglas que abrevian retahílas de lo que conocemos con el término inequívoco de Selectividad. Empero, sin que se haya atendido todavía la demanda de una prueba única para toda España, y evitar así la disparidad que se da entre las 17 autonomías en contenidos, criterios de calificación y hasta en las tasas.  
Tras su presentación previa, a las 8,30  h. de la mañana, los estudiantes inscritos se examinarán durante esta primera jornada, a partir de las 9 h., de Lengua Castellana y Literatura II, Historia de España y Primera Lengua Extranjera II. Y continuarán con las pruebas de Materia Troncal General de Modalidad (Matemáticas II, Matemáticas ACS, Latín II y Fundamentos del Arte) y otras asignaturas varias de mejora de nota en los días siguientes 6 y 7, en sesiones de mañana y tarde. Esta es la convocatoria ordinaria. La extraordinaria está fijada aquí para los días 3, 4 y 5 de julio. El reto les exige estar bien concentrados, como si de verdaderos atletas de alta competición se tratara. Algo para lo que  han entrenado en el bachillerato.
Y a pesar de que quienes ya la han superado les recomienden lo útil de ir descansado al examen y no pasar la noche en vela, tranquilidad y redactar bien sus respuestas; lo cierto es que los nervios salen siempre a flote. Porque se juegan mucho en el intento, ya que pretenden encauzar su vocación y hasta su futuro laboral. Su valor: un 40 %, ya que se promedia con la nota obtenida en el bachillerato que aporta el 60% restante. Y tan solo unas décimas en la calificación final les puede desviar de optar a la carrera que quieren hacer, dependiendo de la nota de corte requerida, porque compiten con los demás. E incluso a algunos les obligaría a pensar en un plan B.
La selectividad supone un rito de paso en la vida de nuestros jóvenes estudiantes, dado que marca su transición desde el Instituto a la Universidad. El viaje iniciático a un planeta superior del saber. ¡Ojalá que les vaya bonito!
José María Martínez Laseca
(6 de junio de 2019)

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