lunes, 8 de agosto de 2016

Sobre poesía

Ya está a la vuelta de la esquina la celebración veraniega de la Feria del Libro en la ciudad de Soria: EXPOESÍA, que el año pasado giró en torno a la naturaleza y que este se centra en la mujer, sin olvidar a los clásicos Cervantes y Shakespeare en el IV Centenario de sus muertes. Todavía, a estas alturas, sigue siendo difícil definir ese misterio que supone la poesía. “¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas / en mi pupila tu pupila azul. / ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? / Poesía… eres tú.”; respondió Bécquer. A lo que suele añadirse otra pregunta: ¿para qué sirve la poesía?, que dará lugar a un sin fin de respuestas. Así Jorge Luis Borges la respondía con esta pregunta: “¿para qué sirven los amaneceres?”  Y otros la justificarán diciendo que sirve para intensificar la conciencia, buscando más allá de las palabras. O que es la memoria de las emociones y de los sentimientos, al tiempo que nos dota de identidad frente al olvido.
Pese a que ambos interrogantes siguen abiertos, ahora es noticia que la poesía, tenida por la primavera de la literatura, se está poniendo de moda. Lo confirman los jóvenes que la demandan en las librerías, por encima de la narrativa y el ensayo. Con lo que el género lírico ha crecido en ventas. Y hasta florecen sus editoriales. Incluso, esos mismos jóvenes han pasado a la acción y escriben versos. De ahí los “Nuevos poetas” que tienen la claridad y lo cotidiano por objetivos, anteponiendo el mensaje a la forma. Todo ello favorece un mayor aprecio a los viejos poetas. Como Ángel González, que decía: “Si yo fuera Dios / y tuviese el secreto, / haría / un ser exacto a tí; / lo probaría / (a la manera de los panaderos / cuando prueban el pan, es decir: / con la boca.”  Y es de justicia la reivindicación de las poetas, tan marginadas históricamente, como si no tuvieran generación, cual advirtió Concha de Marco. Varias antologías poéticas reivindican ese canon distinto sin silencio ni olvidos, mostrando su sensibilidad y su relevancia poética. A propósito: “La poesía, señor hidalgo, a mi parecer, es como una doncella tierna y de poca edad, y en todo estremo hermosa, a quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar otras muchas doncellas, que son todas las otras ciencias…” le dice don Quijote al Caballero del Verde Gabán. Por ello, disfrutar debiera ser, también, cuidar lo bello.
José María Martínez Laseca
(4 de agosto de 2016)  

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