miércoles, 27 de julio de 2016

40 años sin Gaya Nuño

Sí, hace ya cuatro décadas que nos falta nuestro insigne paisano Juan Antonio Gaya Nuño, que había nacido el 29 de enero de 1913 en Tardelcuende. Era el segundo hijo del médico del pueblo y la hija del secretario. Murió en Madrid el 6 de julio de 1976, a los 63 años de edad. Y yo sigo volteando su nombre a los vientos, porque no puedo consentir que su sitio sea el del condenado al olvido, como si hubiera caído dentro de un agujero negro. Pertenecía a una familia de la burguesía soriana ilustrada de ideas republicanas. Lo que marcó su educación y su forma de ser. El fusilamiento de su padre y la guerra civil (1936-1939), que perdió, truncaron su seguro porvenir y determinaron el resto de sus días. Corrió la suerte de los vencidos bajo la dictadura de Franco: cárcel, represión y privación de toda ayuda oficial. Pero, frente a las incomprensiones y aislamientos –excluido también de la Universidad–, pudo salir adelante con su trabajo, tesón y el aliento continuo de su compañera la poeta Concha de Marco (1916-1989), consiguiendo vivir de su talento y de su pluma. Le movió siempre el amor a Soria y su pasión por el arte y las letras. Tal se advierte en sus “Claves íntimas de la crítica de arte” cuando dice: “Tratar de comentar y valorar el arte actual sin conocer profundamente todo el arte anterior es tarea destinada al más inútil de los fracasos. Y, además, historiar el arte antiguo desconociendo el nuevo novísimo no lleva sino a una entomología y mineralogía de lo consagrado, no ya odiosa, sino absolutamente criminal. Tan descomedido es explicar la obra de Manet sin referirse a Velázquez, como comentar a éste prescindiendo de Manet. Eso de encerrar materia tan maravillosa cual es el arte en apartados estancos, sólo puede ser obra de perfiles burocráticos y, en efecto, no de otro modo se profesa en los pobres centros de burocracia que son las universidades.” Fue titánica su tarea de catalogación y estudio histórico y crítico del arte en España. La que acometió con sabiduría, juicio certero y exquisita sensibilidad. Es J. A. Gaya Nuño, ante todo, un grandísimo escritor. Lo que se nota en sus ensayos y se palpa en obras literarias como “Tratado de mendicidad”, “Historia del Cautivo”, etc. Desde su libro primero: “El santero de San Saturio”, por el que Cela –según Dámaso Santos– hubiera dado dos de los mejores suyos.
José María Martínez Laseca
(14 de julio de 2016)          

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