El PP lleva 4 años, 4, solo,
campando a sus anchas, desde la soberbia de su mayoría absoluta, gobernando por
decreto-ley, sin atender a razones de la oposición. Sin consensuar tan impactantes
leyes en los planos laboral, educativo, de libertades, etc., que dañan sobre
todo a trabajadores y clases más desfavorecidas, aumentando la desigualdad
social en nuestro país. Un comportamiento tan negativo que ahora nadie quiere
acordar con él. Tal se ha puesto de manifiesto tras la ronda de consultas del
Rey Felipe VI con los representantes políticos, de cara a nombrar un candidato
a su investidura como Presidente del Gobierno. Hecha la oferta a Rajoy, cabeza
de la lista más votada en las Elecciones del 20-D, este ha apartado de sí tan
amargo cáliz, alegando carecer de apoyos suficientes (por ahora, dijo). Nada le
favorecen los casos de corrupción que le salpican. Unos, que viene arrastrando
de tiempo atrás, como las tramas de la Gürtel , Púnica, caso Bárcenas… y otros de ahora mismo,
cual Acuamed o lo de Valencia. Empero, lejos de reconsiderar su actitud y
rectificar, se mantiene en sus trece de puro tacticismo tancredista y lanza a su
coro cantor, con Pablo Casado -tan joven y tan viejo a la vez- de máximo tenor
operístico clamando por la gran coalición PP + PSOE + C´s. La que, en el
complicado supuesto de serlo, debería
apartar a Rajoy.
Frente a esta situación de bloqueo,
que puede llevar a repetir las elecciones para acaso volver a una situación
análoga, está la posibilidad de una alternativa de izquierdas: PSOE + Podemos +
IU, liderada por Pedro Sánchez. Como planteó Pablo Iglesias en su rueda de
prensa, bien que allí anteponiendo sillones a ideas, con una retórica populista
que parecía más encaminada a desgastar y desactivar al PSOE. No ha sido, pues,
la mejor manera de empezar a fraguar una confianza mutua, que es la base para
lograr el acuerdo de formar un gobierno estable. Aún cabría: PSOE + C´s, con el
PP, penitente, de vigilante.
Hacer una de ellas posible
requiere sosiego y menos ruido. Sentarse a dialogar y negociar sobre contenidos:
programas, propuestas de reformas imprescindibles, etc. Políticas comunes que
serían los ejes de ese gobierno. Y explicárselas a los demás. Difíciles
combinaciones, pero no imposibles. “Que los muertos entierren a sus muertos, / jamás
a la esperanza”.
José María Martínez Laseca
(28 de enero de 2016)
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