El urbanismo debe ser una de las
prioridades para todos los Ayuntamientos y, en consecuencia, para el de Soria.
En el bien entendido de que es la planificación urbanística una competencia
propia de las administraciones públicas que han de velar en todo momento por
acometer una gestión cuidadosa del territorio, preservando sus recursos y
considerando su función social. Es deseable, pues, un urbanismo sostenible, que
apueste por la calidad de vida en nuestra ciudad y garantice el acceso a una
vivienda digna. De por sí, supone ya una importante actividad económica y, a su
vez, puede generar otras potencialidades como la del turismo.
Soria es una ciudad histórica,
castellana, que arrancó desde el Duero, trepando entre sus dos cerros del
Castillo y el Mirón, por el collado, que conforma la columna vertebral de su
disposición en torno a las iglesias románicas, dentro de su recinto amurallado.
Con pocos arrabales extramuros. En 1812, cuando la francesada, el general Durán
destruyó su muralla; empero, a inicios del siglo XX, Soria mantenía su carácter
medieval y decadente que cantó Antonio Machado. En los años 40 inició su
expansión hacia la periferia con barriadas organizadas, pero fue a partir de
los 60 cuando el impacto desarrollista transformó su fisionomía para mal. La
voracidad especulativa del suelo, con mayores volúmenes y alturas edificados, y
una expansión desordenada que ha llegado hasta nuestros días, propició el gran desastre,
que ya denunció Chueca Goitia, y que le ha hecho perder su carácter de pequeña
ciudad con encanto, afectando incluso a su entorno paisajístico. En la
prolongación de codicias agresivas -algo aquietadas al estallar la burbuja
inmobiliaria-, connivencias entre ayuntamiento y constructoras y desidia institucional,
el ADN de su casco histórico ha devenido viejo y roto. De ahí que se recurra a
la literatura como fortaleza seductora.
Cierto es que hubo algún PERICH
bienintencionado que no surtió efecto. Y hasta un Plan URBAN fallido. Ahora, el
Pleno del Ayuntamiento de Soria ha aprobado
José María Martínez Laseca
(14 de enero de 2016)
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