A mí siempre me ha encantado que
se hable de educación, tan importante para cualquier sociedad que se precie de
democrática y apueste de manera decidida por su mayor progreso y su mejor
futuro. Y me gustaría que se debatiera cuanto se tenga que debatir. Para
mejorarla. Sabiendo que lo que se pretende, al fin, es la formación integral de
los alumnos como personas, como ciudadanos concienciados de sus derechos y
responsabilidades. Para que tengan capacidad de discernir por sí mismos.
Empero, no corren buenos tiempos
para la educación, pues a ella se le achacan los males de la patria y cuantos
se quejan de algún problema social buscan su remedio introduciendo una nueva
asignatura cual bálsamo de fierabrás. Se habla del elevado fracaso escolar, sin
conocer de dónde arrancamos, ni saber hacia dónde ir. España desaprovechó el siglo XIX para que nuestro
sistema educativo se modernizara. La educación era privativa de las élites y
estaba dejada en manos de la iglesia. Únicamente la segunda república la
consideró como su eje central, logrando una enseñanza moderna, acorde con las
corrientes pedagógicas europeas del momento. Todo lo derribó el franquismo y
retrocedimos. Tras la Constitución
del 78 llegaron nuevas leyes y avances. La universalización de la enseñanza es
de ayer prácticamente. El ministro Gabilondo, del PSOE, ofreció un pacto
educativo que rechazó el PP para tirar en solitario con la LOMCE , tan discutida como el
ministro Wert que la implantó. Ahora su sucesor ha consultado al Oráculo de
Delfos. Y este, el filósofo José Antonio Marina, ha hablado, en plena campaña
electoral. ¿Y qué ha dicho? Todo está en el “Libro Blanco de la Profesión Docente ”.
Propone 7 años de carrera para convertirse en profesor y evaluaciones “sistemáticas”
durante su ejercicio profesional con efectos en el sueldo. Y quiere que
aquellos mejor preparados den clase en los centros más conflictivos. Además de
un Consejo Pedagógico del Estado presidido por el Rey y que los directores
tengan mando en plaza, sin decir quién los elige.
Habrá que ver si tras el 20-D hay
evolución o involución. Un alumno le dijo a un profesor amigo, cuestionando su
autoridad: ¡si el jardinero de mi padre cobra más que tú! Y el líder de Podemos
sentenciaba: el problema de la educación es que las leyes las hace gente que no
va a colegios públicos, sino a privados.
José María Martínez Laseca
(10 de diciembre de 2015)
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