viernes, 16 de octubre de 2015

Porque se trata de Soria y de nosotros mismos

El cielo de Soria gira y es azul y límpido de día, perfecto en su alta noche oscura para la contemplación de las perseidas si se tercia y demás astros y constelaciones otros días, como bien saben en el reabierto observatorio astronómico de Borobia o los de Astro Tiermes, entre otros. Pero aquí, en esta tribuna, donde se investiga, se reflexiona y se produce la crítica, tan escasa, por escrito (ya sea de arte, política o literaria), con entera libertad, propiciada por esa imperiosa necesidad humana de expresarse sobre la realidad global (“lo global es lo local sin paredes”) y actual, tan acelerada, en la que vivimos. También nos ocupamos del suelo patrio chico en que habitamos.
Una provincia –inmersa ahora en la configuración de un nuevo mapa de ordenación de su territorio–, con muchos pueblos dispersos y poca gente, con exceso de jubilados y carencia de jóvenes, con más personas que mueren de las que nacen. Desgraciada, por tan dejada de la mano de todos los Gobiernos de turno, según dicen, aunque más de unos que de otros, lo que nos ha llevado a un victimismo crónico, por aquello de que, ante el acostumbrado muro de las lamentaciones, es más fácil echar la culpa al otro (curiosa empatía), buscando un enemigo exterior, olvidándonos siempre de nuestra alícuota parte de responsabilidad, por la desidia e inacción acreditada de largo tiempo atrás por nuestras propias manos, por nuestra falta de agudeza de ingenio y talento, puesto que nuestro capital humano mejor formado lo exportamos a otros lugares más desarrollados en la consabida fuga de cerebros. ¿Para cuando cambiar de una vez por todas nuestra mentalidad resignada y pasar a la emprendedora?   
Aquí, dentro de ese cuadrante nororiental de España, configurado como un lugar de paso o enlace obligado entre las regiones de mayor prosperidad y que parece esquivarse; donde se siente el frío soplo del cierzo invernal que baja de la sierra, la verdad es que no se mueve mucho la cosa. Pongamos por caso las tan manidas infraestructuras. Aunque se nota satisfacción con la A-15 (o Madrid-Soria), pareciendo que se nos hubiera olvidado ya que ese logro es tan solo a medias, por suponer una parte del proyecto completo Madrid-Soria-Tudela, que debiera conectarnos a los ejes de desarrollo tanto del centro de España como del Valle del Ebro, al tiempo que comportaría un nuevo acceso a Francia desde el centro y el sur de la península.
Con respecto a la A-11, o Autovía del Duero, de conexión con nuestra capital autonómica, los alcaldes ribereños, afectados, al pasar por sus pueblos, claman ante la Junta de Castilla y León y el Gobierno de la Nación por su prioridad. Coincido más con ellos en que es un problema de Estado que en lo otro, es decir en su gran contribución a nuestro futuro desarrollo. Por supuesto, que sirve para vertebrar el territorio y cohesionarlo. Pero cada vez que el Gobierno saca los PGE viene la decepción y, si no, a la hora de ejecutarlos.
 Sobre el sueño del AVE, este se diluye, cual pesadilla, al despertarnos. Hace dos años, en Castilla y León quedaban tan solo dos capitales de provincia con vía única no electrificada: Salamanca y Soria, y creo que hasta compartíamos trenes diesel. Las dos situadas a unos 230-250 kms. por ferrocarril de Madrid y unos 80-90 kms. de una línea de alta velocidad. Salamanca tenía la línea de alta velocidad Madrid Galicia por Medina del Campo y Soria la línea Madrid Barcelona por Medinaceli.
En Salamanca se ha procedido a la mejora y electrificación de la línea única entre Salamanca y Medina del Campo, realización de una subestación y la conexión con la línea del Ave en Medina del Campo con un intercambiador de ejes para adecuar los anchos de vía. Al decir de la ministra de Fomento, la inversión ha rondado los 40 millones de euros y prometen Salamanca-Madrid en 1 hora y 30 minutos para final de año. Siendo esto así, se me antoja muy fácil la solución para Soria: la misma que la de Salamanca. Mejora y electrificación desde Soria a la línea del AVE en las inmediaciones de Medinaceli, subestación eléctrica y conexión con la línea del ave. Estaríamos a 1 hora 40 minutos de Madrid y resto de la red AVE y a 3 horas y cuarto de Barcelona. Suponiendo una inversión similar a la de Salamanca para compararlo sería lo mismo que la administración va a pagar para salvar la inversión de unos particulares en un sobredimensionado polígono industrial del municipio de Soria o la tercera parte de la inversión en una ciudad de (no se qué) ambiente en el municipio de Garray.
El primer paso ya está dado. El Ministerio de Fomento adjudicó en mayo de 2011 la redacción del estudio de Alternativas de conexión de la línea Torralba-Soria con la red de alta velocidad en el entorno de Medinaceli por 511.865 euros. Dándose continuidad a este proyecto estaría esta solución.
 Si así queda lo viario-ferroviario, sin dejar de lado la intransitable C-101  entre Ágreda-Almazán, no podría olvidarme, aquí tampoco, de la obligación de conectar nuestros pueblos a Internet. ¿Cuándo la banda ancha? Los anticipados Presupuestos Generales del Estado para 2016 poquísimas dotaciones aportan. Hablo de condiciones necesarias, aunque no suficientes, en aras a un futuro desarrollo sostenible.     
Esta lánguida Soria avanza cansina por la ruta estacional hacia ese otoño multicolor que la maquilla más hermosa todavía, aunque ahora ha cambiado dicho ciclo agrícola de las cuatro estaciones por el más comercial y mercantil de la moda segmentado en  primavera-verano y otoño-invierno. Aquí, donde nos sentimos maltratados, porque las transferidas políticas de solidaridad (sanidad, educación, prestaciones sociales) se han visto recortadas, mutiladas y, en consecuencia, en el reparto salimos peor parados, tratamos de revolvernos en un último esfuerzo un tanto noqueados sin saber hacia donde enderezar el rumbo.  Para salir de tal modorra se habla de buscar la tierra prometida en dos horizontes como son los del desarrollo industrial y la promoción turística. Hagan proyectos, señores. Pasen y vean.  
Al final, frente al imperio, siempre nos quedará Numancia. Si bien cabría preguntarse: ¿Que vale más un valiente muerto o un cobarde vivo? El primero porque defendió sus ideales y el segundo porque puede hacer cosas inusitadas para conservarse con vida. Elijan. Sé que las cosas no son tan sencillas, pero yo sigo siendo un hombre esperanzado.
José María Martínez Laseca
(13 de octubre de 2015)

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