sábado, 10 de octubre de 2015

Círculo de la Amistad

Dicen que la memoria es un gran cementerio, pero aún hay personas capaces de recordar aquello que forma parte de la memoria sentimental de esta ciudad. De todo cuanto un día fue y que ha marcado de algún modo lo que hoy somos. Cosas que lo mucho que ha llovido o el frío soplo del cierzo invernal han sido incapaces de borrar de nuestra mente. Cierto es que muchas de aquellas cosas aparecen mezcladas. Aquí se han fundido  bajo la sintética  denominación de “El Casino”, en realidad Círculo Amistad-Numancia. Una historia muy propia del mundo al revés, al ser el pez chico quien acabó comiéndose al grande. Más categoría tenía el primero en fundarse, el Casino de Numancia (cuando el romanticismo buscaba identidades). Lo hizo en 1848, ubicándose en la planta noble de un céntrico edificio de El Collado. Después, el año 1865, en ese mismo inmueble, pero en la planta baja, abrió sus puertas el Círculo de la Amistad. Los dos, pues, de época isabelina, cuando la burguesía -asentada en profesión, dinero y propiedad- buscaba su recreo y diversión (juego de cartas, tertulias de café y de barra, bailes de sociedad, teatro, cine, conciertos, recitales y lectura) en estos ambientes sociales donde se encontraban como en su propia casa. Las sórdidas tabernas quedaban para el proletariado. Era, por entonces, cuando Julián Sanz del Río, con el Krausismo, removía conciencias frente a la cerrazón.
Como a buenos vecinos tampoco les faltaron rivalidades y disputas. Gaya Nuño en “El Santero de San Saturio” advierte que los socios del Casino de Numancia eran más distinguidos: médicos, abogados, magistrados, catedráticos, altos cargos y Gobernador Civil; por lo que contrastaban con los del Circulo de la Amistad: obreros, contratistas, empleados modestos, comisionistas, ancianos maestros o funcionarios jubilados, riquejos pardillos del campo, feriantes, los cazadores y pescadores, dependientes de comercio y estudiantes del magisterio, toda vez que su abono mensual era más barato. Pero, en 1961, ambas instituciones acabaron en una. Hago memoria en este 2015, porque el Círculo de La Amistad cumple 150 años. Manteniendo su grata atmósfera tradicional, de espacio muy necesario. Lo que pasa es que ahora tenemos menos tiempo para hablar y tal vez por ello ha dejado de ser aquel lugar de convivencia para convertirse en un mero refugio.
José María Martínez Laseca
(8 de octubre de 2015)           

No hay comentarios :

Publicar un comentario