lunes, 5 de octubre de 2015

De plazas y mercados

A José Napoleón Bonaparte (JNB) le llamaban “Pepe Botella”. Así, el ciego N. quiso ponerle este epitafio: “Aquí yace el rey Pepino / detén el paso, mortal, / no pises a ese animal, / que puedes ahogarte en vino”. Sambenito injusto, ya que JNB era abstemio. Acertaron con “Pepe, el plazuelas”, porque a JNB le debe la ciudad de Madrid tener más plazas, en detrimento de conventos. Lástima que en Soria no podamos asemejarnos, por ir menguando sus plazas públicas. Mi reflexión va sobre este tema y los efectos de derruir el viejo mercado de abastos (del arquitecto Félix Hernández, 1914), para sustituirlo por otro de nueva planta.
Soria es una ciudad histórica, castellana. El modo de ser de sus moradores, su arquitectura y su trama urbana la dotan de identidad. De siempre, Soria ha mantenido un ambiente recoleto. Pese al acoso especulativo y el despiadado derribo, intramuros, de su casco antiguo. Recién, han soplado, dicen, vientos de modernidad, pretendiendo convertirla en una especie de macro centro comercial, primando al turista (aparcamiento central, saturación de veladores, etc.) y se consienten construcciones que desentonan con sus fachadas y miradores. Empero, más agresivos aún  contra su identidad resultan los excesos cometidos con los volúmenes edificados. Es el caso del nuevo mercado municipal. No entro yo en su arquitectura, pero sí en su aspecto mastodóntico, amazacotado, que difiere mucho de su predecesor. Es evidente que esta obra del nuevo mercado municipal, es desproporcionada por ocupar un espacio excesivo y superar en altura a los edificios colindantes que se ven así opacados en su valor histórico-artístico. Muy deseable que el proyecto de ejecución definitivo (con sus alturas, detalles, pasarela, etc.) hubiera salido a información pública, dada su envergadura. Además, hemos leído que el Mercado Municipal Provisional, que ocupa la plaza de Las Concepciones desde el 17-9-2011, iba a permanecer allí, lo que contraviene la normativa de urbanismo y el PGOU.
¿A qué se debe  ese afán de destruir plazas, lugares de encuentro y convivencia como ha sido durante tanto tiempo, entre otras, la Plaza de Bernardo Robles? Cabe repensar el urbanismo y la arquitectura de Soria para que no se convierta en ciudad anodina, sin identidad. Porque sea una ciudad vital, con encanto.
José María Martínez Laseca
(1 de octubre de 2015)



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