El refrán de “ir a por lana y volver trasquilado” sentencia la iniciativa que el equipo de Gobierno de Ciudadanos llevó al Pleno del Ayuntamiento de Almazán el pasado lunes 3 de agosto y que resultó frustrada por la suma de votos de la oposición PSOE-PP. La propuesta consistía en subirle un 15% el sueldo al Alcalde, desde los 35.154 € anuales de ahora hasta los 41.000, e incrementar un poco las dietas a los concejales por sus asistencias. Para frenarla, el PSOE la vinculó al alza de sueldo de los trabajadores eventuales y a la elaboración de un Plan de Empleo para el municipio. La representante del PP tampoco la vio procedente (después remitió a la elevada deuda de 3 millones de euros). Fue jugoso el debate plenario en el que salieron a relucir su añadida condición de Diputado Provincial y agravios comparativos con el Alcalde del Burgo de Osma, que cobra más con menos población y que a su vez es Procurador en las Cortes de Castilla y León. Al final, las votaciones congelaron las dietas a los ediles y produjeron el efecto no deseado, al parecer, de dejar al Alcalde sin dedicación exclusiva y sin sueldo. Lo que abrió la caja de los truenos en relación con el Gobierno socialista de Diputación sostenido por Ciudadanos.
En fin, que lo de la dedicación exclusiva del Alcalde de Almazán se resolverá a no tardar, pero el mal ejemplo dado es algo que debería hacernos meditar. Primero, porque choca (en la actual situación de crisis económica y paro generalizado) con la propuesta de Rajoy en los PGE-2016 de incrementar el 1% del sueldo a los funcionarios y el 0,25% a los pensionistas. Y segundo, porque mucho se habló durante las Elecciones Municipales y Autonómicas del 24-M sobre el desapego de la política por parte de la gente y, en consecuencia, de la necesidad de tomar medidas de regeneración democrática. Así, sin ir más lejos, el Secretario Autonómico del PSOE Luis Tudanca insistió en su compromiso con la limitación de mandatos, en que cada responsable político tenga un solo cargo y un solo sueldo.
Porque son servidores públicos bien retribuidos y no mercaderes debieran anteponer el bien común a sus intereses egoístas y ansia de dinero. Que estamos viendo en demasía como la codicia sin freno va en línea recta a la corrupción.
José María Martínez Laseca
(6 de agosto de 2015)
No hay comentarios :
Publicar un comentario