“Yo no conocí ni vi a la Santa Madre Teresa de Jesús -dice Fray Luis de León- mientras estuvo en la tierra; mas ahora que vive e el cielo, la conozco y veo casi siempre en dos imágenes vivas, que nos dejó de sí, que son sus hijas y sus libros”. Pues bien, la celebración del V Centenario de su nacimiento, es una buena ocasión para acercarnos a su figura y a su obra. Vayamos a la España de Felipe II, cuando el Renacimiento -más pagano y universal con el Emperador- ha mudado a nacional y religioso. Por eso irrumpen ascetas y místicos. Entre ellos Santa Teresa; Teresa de Cepeda y Ahumada (1515-1582). Una formidable mujer, cuya inteligencia, sabiduría y valor nos la acercan a nuestra sensibilidad y simpatía, porque su inteligencia es la del sentido común, su sabiduría es el aprecio por las criaturas, y su valor, el de la mujer fuerte de la Biblia.
Su trayectoria vital va de la clandestinidad a la mística. Sus padres, para eludir el acoso de la Inquisición, tras la auto-delación de su abuelo, emigran a Ávila. Allí nace Teresa, que vive su infancia consciente de su linaje judeo-converso, reprimido y oculto de una manera que la marcaría. Hizo vida mundana y de insatisfacción vocacional intramuros del convento; pero, tras la muerte de su padre en 1541, enmendó su conducta empleándose a fondo en la reforma de la Orden del Carmen, junto a San Juan de la Cruz. En 20 años, fundó 17 conventos para monjas y 16 para frailes. Asumió el papel de esposa de Jesús, credencial que le abriría las puertas al misticismo femenino, de donde surgiría su incuestionada y universal celebridad
Para evitar sospechas sobre su crecimiento espiritual, Teresa eligió por confesores a altos cargos del Santo Oficio, quienes la instan a escribir buscando un interlocutor que le hiciera decir lo que no sabía explicar. Así con el “Libro de su vida” creó el género de la autobiografía espiritual. Con “Las moradas”, dirigida a sus monjas, sistematiza sus experiencias místicas. Y el libro de “Las fundaciones” nos la muestra como una mujer de acción, que pone toda su vida al servicio de un ideal. Ninguno le es publicado en vida. Su lírica, emocionada y tierna, está impregnada de intimidad y gracia. Fue Teresa una de las primeras mujeres en la historia de España en lograr, por sí misma, la libertad interior.
José María Martínez Laseca
(23 octubre de 2014)
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