El milagro de la primavera se produce porque sube la temperatura y brotan las flores. Hasta los insectos, que son el grupo de animales más diversos que existe, llegada tan vivificante estación, se reactivan. También se ha visto alterado, y mucho, el panorama. Porque lo que se señalaba como unas Elecciones Europeas anodinas para elegir, en los 28 países de la Unión Europea, a los 751 eurodiputados ha resultado traumático y traído consecuencias. Una en cuanto a la configuración del Parlamento Europeo con la irrupción de nuevos partidos: euroescépticos, populistas y hasta ultraderechistas, por el desgaste de los Grupos Popular y Socialdemócrata mayoritarios. Otra, la incertidumbre en cuanto a los pactos para elegir al Presidente de la Comisión.
En España, los resultados electorales de nuestros 54 representantes han pasmado. Gana el PP, sí, con 16 (pierde 8); luego el PSOE, con 14 (menos 9), lo que se tilda como el fin del bipartidismo. Sube la izquierda, aunque más dividida que nunca: IP = 6, Podemos = 5, UPyD = 4, CpE= 3, L´E = 2, Ciudadanos = 2, LPD = 1 y PE = 1.
Cuando llego al bar “El Cielo” al mediodía, “El Espabilao” me esperaba como agua de mayo. “Parece mentira que haya ganado el PP –me espeta– con la de recortes y sacrificios que nos ha impuesto, demonizando lo público y atentando contra el Estado de Bienestar. Aún decía Cañete “Lo que está en juego es el futuro” y que iban “En la buena dirección”. Manda narices. Peor suerte os ha corrido a los socialistas con el “Tú mueves Europa con tu voto” de Valenciano, como si fuera el PSOE, en la oposición, el culpable de todos los males de la patria. Lo que sí que ha movido su falta de votos es a Rubalcaba de su silla. La Izquierda Plural, con Willy Meyer, quería “El poder de la gente” y ha subido, pero lo más inesperado es la irrupción del recién nacido Podemos de Pablo Iglesias, que ha hecho cierto su “¡Claro que podemos!”.
“Mucho –le contesté– debe cambiar el PSOE para seguir siendo alternativa de poder. Iniciar un nuevo ciclo. Ser más transparente en sus actos, más contundente contra la corrupción y la injusticia y renovarse abriendo cauces a la participación ciudadana. Sobre todo en sus políticas: servir y no servirse. Aquí no se trata de sobrevivir como esclavos, sino de dignidad, de poder vivir por algo que valga realmente la pena”.
José María Martínez Laseca
(29 de mayo de 2014)
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