sábado, 10 de mayo de 2014

Pablo Iglesias

Toda ciudad que se precia tiene una plaza donde mirarse. En Soria, frente a lo que pudiera creer el forastero, al contarse con una típicamente castellana -ya que reúne en su espacio rectangular las que fueron otrora Casa de Ayuntamiento y Palacio de los doce Linajes, además de la Iglesia de Santa María (acorde con tres de los poderes del viejo régimen) sirviendo, incluso, como plaza de toros-, no lo es su hermosa Plaza Mayor. Esta ha quedado desplazada, viéndose sucedida como punto de encuentro ciudadano por la mucho más modesta en sus edificaciones Plaza de Herradores. Para mí lo es, puesto que todos los caminos me conducen siempre hacia ella, toda vez que aquí se ubica el bar “El Cielo”.
El otro día, llegué ya anochecido. Y, ¡oh sorpresa!, allí mismo, como si me estuvieran esperando, se encontraban “El Chismoso” y “El Espabilao”. “Bien sé de donde vienes –me dijo el primero–, del Campus de “Los Pajaritos” de asistir al mitin del tal Pablo Iglesias. ¿Acaso es que te habías creído que se trataba de la reencarnación del Pablo Iglesias fundador del PSOE y de la UGT?”. “No, mi querido amigo, -le espeté- que sé muy bien discernir entre el socialista Pablo Igesias Possé y el treintañero y mediático Pablo Iglesias Turrión, cuyos padres vivieron aquí por los años 80, y que estudió hasta los 13 años en sus colegios de las Anejas, Infantes de Lara y Las Pedrizas. Ahora es profesor en la Complutense de Madrid y cabeza de lista por la plataforma ciudadana “Podemos” para las Elecciones Europeas del 25-M”.
“¿Y qué opinas de lo que dijo? –se interesó El Espabilao”-. “En verdad, que me sorprendió gratamente el cuantioso público asistente. Lo apadrinó Carmelo Romero, profesor y amigo de su padre, que abogó por la necesidad de abrir un nuevo proceso constituyente en España. El discurso de Pablo Iglesias fue también en clave más interna que europea. Arremetió contra el bipartidismo PSOE-PP, a los que culpó de la situación de crisis económica con problemas como el paro y la corrupción política. Le dijo a la gente lo que quería oír: la política la hacen señores encorbatados que roban la democracia y la cartera y cosechó por ello muchos aplausos. Apostó por el cambio del método de participación política. Su caladero de votos está sobre todo en la izquierda y no sé cuánto fermentará su levadura de cambio. Alguien advirtió que junto a toda expectativa crece la raiz de la decepción.”
José María Martínez Laseca
(8 de mayo de 2014)

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