El otro día, al terminar mis clases en horario de mañana, dejé el viejo caserón del Instituto y, tras descender por la calle Aduana Vieja hacia El Collado, giré a mano derecha para encaminarme por Marqués de Vadillo hasta la plaza de Herradores, el primer arrabal surgido fuera de la muralla medieval. La ciudad actual modernizada en sus recrecidos edificios mengua en su población y no alcanza tan siquiera los 40.000 moradores. ¡Qué lejos de aquellos días de soberbia en que se pretendía el especulativo (a)salto urbanístico del Duero, soñando alcanzar nada menos que los 100.000 habitantes! Pese al lustre que le dieron sus tres tenores poetas, la tonalidad urbana mostraba un gris ceniciento. Entré al bar “El Cielo”, donde me esperaban impacientes mis dos colegas de parlamentos tabernarios. “Oye profe –me dijo raudo “El Chismoso”–: ¿te habrás enterado de la última entrega del informe PISA, que sitúa a los jóvenes españoles a la cola de OCDE en cuanto a la resolución de los problemas cotidianos?”
“Ni un solo segundo ha tardado en saltar a la palestra la secretaria de Estado de Educación Monserrat Gomendio (adjunta al ministro Wert) para extrapolar los datos y arrimar el ascua a su sardina. Por de pronto, os ha echado la culpa a los profesores. Dice que no enseñáis a los chicos a resolver problemas reales y que usáis un anticuado método memorístico. Así justifica mejor su reforma educativa, con los milagrosos efectos que va a tener la aprobación de la LOMCE”, añadió acto seguido “El Enterao”.
“Aquí no se hizo esa prueba, según el Consejero. No obstante, para mi este Gobierno carece de vergüenza al descalificar lo público. En su afán de privatizarlo todo busca anestesiar los ámbitos de educación y ciencia, pues sabe muy bien que son espacios de pensamiento crítico. Más le valdría dignificar al profesorado y retribuirle convenientemente, en lugar de descalificarlo y machacarlo. Apoyar la enseñanza pública es la única manera de asegurar una educación de calidad para todos e influir políticamente en compensar las desigualdades sociales. Pero el PP va por otros derroteros. La educación es responsabilidad de la tribu entera y una juventud sobreprotegida en el ámbito familiar adormece su pensamiento. La educación es el mejor espejo de nuestra realidad social”, me desahogué yo sobre el tema.
(A orillas del Duero / ya estará florido / de blanco, el viejo espino / de la melancolía.)
José María Martínez Laseca
(10 de abril de 2014)
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