El pasado sábado 12 de abril, el sol se abría paso por entre algunos nubarrones grises que barruntaban lluvia. Había mucha gente –ya se notaba el desembarco estudiantil por vacaciones de Semana Santa– agrupada a las puertas del bar “El Cielo”, en la céntrica plaza de Herradores. Como si pugnaran por acceder a tan reducido local. El ambiente asemejaba una especie de purgatorio (“pulgatorio” lo nombró alguien). Aunque en ese entretanto no se lo pasaban mal. Música a todo ritmo, “operación bocata” y una hinchada gritona del equipo de fútbol de la capital del Ebro –¡Zaragoza, sí; Agapito, no!–, que esa misma tarde se enfrentaba al Numancia. No nos vendría mal ese recurso humano para compensar nuestro declive demográfico. Además fueron gentes de Navarra y de Aragón las que repoblaron este suelo en la Edad Media.
Eran las 13,30 n. cuando yo entré al bar “El Cielo”. Dentro, los justos clientes habituales, y mis dos contertulios pegados a la barra. “Te he visto en una foto acompañando a la candidata nº 5 en la lista del PSOE para las Elecciones del 25 de mayo al Parlamento Europeo”, me espetó “El Chismoso” alzando en su mano el Diario de Soria. “No sé ni como acudes, cuando Mínguez y Rey, que lo acaparan todo, te vienen excluyendo. ¡Ni te pene, tal como está la política!”, añadió. No tardó “El Enterao”, junto a él, en sumarse a la charla. “A la vista de las últimas declaraciones del extesorero del PP, Luis Bárcenas, de la existencia de una Caja B también en las provincias, ¿habréis preguntado qué empresas realizaban donativos aquí en Soria y qué compensaciones recibieron por ello en la adjudicación de obras públicas?”, dijo.
“Supongo que algo habrán hecho al respecto, y ya sabéis que yo sostengo que la mancha de la política actual solo con una acción política más transparente y participativa se quita. Estas elecciones me interesan, porque Europa siempre ha sido espacio de paz, progreso, derechos y libertades, aunque ahora hayamos visto frustradas muchas de nuestras expectativas ante la gran conspiración urdida por poderes no políticos ni democráticos, sino movidos solo por intereses económicos y de mercado, como la TroiKa. No en balde, el 80% de las decisiones del Congreso de los Diputados son transposiciones de directivas europeas. Por eso nos jugamos mucho. Y gane quien gane, aquí tendrá consecuencias”, les dije yo cuando, por fin, me dejaron hablar.
José María Martínez Laseca
(17 de abril de 2004)
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