Querido diario: dos noticias recientes han motivado mi reflexión sobre la juventud. La primera, del Papa Francisco, que instó, el pasado sábado 27, a los jóvenes participantes en la Jornada Mundial de la Juventud, en Río de Janeiro, a que salieran a la calle y se convirtieran en protagonistas del cambio social: ''pateen adelante, construyan un mundo mejor'', les dijo. La segunda, de Beatriz Talegón, Secretaria General de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas, que saltó a la fama por denunciar la hipocresía de sus propios líderes (“¿Qué hacemos aquí en un hotel de cinco estrellas?”), y que acudió, el jueves 26, a Soria a departir con sus compañeros del PSOE. Abogó allí por el compromiso de los jóvenes, pese al gran desencanto ciudadano con el sistema político. Y abrió una puerta a la dignificación de quienes son defensores de firmes valores y ven en las organizaciones políticas la manera de trabajar para el bien común. Lo que acomete en su inminente libro: “No nos avergoncéis”.
Con la que está cayendo en España. Con una crisis económica, en la que todo corre peligro al añadirse una crisis de valores. Se advierte en la apuesta decidida por la competencia y no por la cooperación. Porque se valora más el tener y el aparentar que el ser, ya que el valor supremo es el dinero (en lo que piensa todo el mundo). Y todo se fía -acorde con la ideología neoliberal dominante- a la regulación del mercado, anulándose el poder corrector de injusticias sociales por parte del Estado. Bajo la coartada de una falsa austeridad, se justifican reformas, rebajas y recortes de derechos (sanidad, educación, pensiones y servicios públicos) conseguidos por medio de la lucha obrera a lo largo de muchos años. Tumbados quedan ahora; cual monigotes de trapo.
Nuestra juventud: la mejor formada, la que sufre una alarmante tasa de paro, la obligada a partir…, no debe resignarse en el “no puedo más y aquí me quedo”. El mejor consejo que ha de darse a un joven -según Machado- es que lo sea realmente. Sabed, pues, todos los jóvenes que la política que vosotros no hacéis, otros podrán hacerla en vuestra contra. Y es que el futuro nos exige la rehabilitación de la política.
José María Martínez Laseca
(1 de agosto de 2013)
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