Querido diario: debido a los recortes nos van a quitar el grado de Agrarias. Y se nos queda un sabor amargo, agrio. Más de una vez he oído decir a mis paisanos que sus hijos tienen pleno derecho a estudiar en la Universidad, sin tener porqué salir fuera de Soria. Discrepo de quienes así dogmatizan, sin más, puesto que entiendo que Universidad y universalidad van de la mano. Que siempre es bueno conocer otros lugares, salir de casa y enriquecerse con culturas diferentes, algo que debieran posibilitar unas buenas becas, corrigiendo así las desigualdades de partida existentes. Pienso que la descentralización de la Universidad de Valladolid (UVA), que justifica al actual Campus Universitario de nuestra ciudad debe tener una Oferta Universitaria digna y atractiva. No exclusiva para sorianos sino abierta a todos. Porque se trata de una actividad esencial para nosotros, tanto en el plano educativo y cultural cuanto en el económico y social. Por el efecto benéfico, repoblador y dinamizador, de la juventud universitaria. En todo caso vale reconvertir, pero nunca suprimir y menos aquellas titulaciones que tienen que ver directamente con el desarrollo económico de nuestro medio regional, dado su peso agrícola y ganadero.
Apenas sonó la alarma, fueron alzándose las voces. Desde su director al profesorado y los alumnos como los más directamente perjudicados, pasando por sindicatos agrarios, etc. El Alcalde de Soria partió presto hacia la capital autonómica para luchar contra el decreto y su ratio, refutando la medida ateniéndose a criterios objetivos. Con dureza saltaron a la arena desde FOES, con su Presidente a la cabeza, amenazando con llevar el asunto a los tribunales. Vía contencioso administrativa la decisión y mediante denuncia por prevaricación a los participantes en su adopción. Más de 34 alumnos de media por año y costes más baratos debieran jugar a nuestro favor. A no ser que primen intereses personales. Empero, la Vicerrectora de Docencia de la UVA salió respondona aduciendo que los datos eran correctos, altamente contrastados y que estaban consensuados con la junta. Por lo que parece que la suerte está echada.
Al mismo tiempo que esto ocurría, se apostaba para que se implantara aquí la ingeniería de Agroenergética, en lo que nos favorecería disponer del CEDER de Lubia. De lograrlo, el sabor resultaría ya agridulce, porque aún nos quedaría el regusto de la mala uva. Nuestra Universidad Pública ha de apelar a sus valores, siendo más selectiva en su oferta de estudios, vinculando la docencia a la innovación y la investigación. A favor del interés general.
José María Martínez Laseca
(14 de febrero de 2013)
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