Querido diario: días atrás se celebraba en León, en su sede de la Casa de Botines (curiosamente), una reunión extraordinaria de los miembros del Consejo de Administración de Caja España-Duero, para -según rezaban las crónicas- firmar el acta de defunción de la otrora poderosa entidad financiera que traspasó las fronteras autonómicas. Cientos de manifestantes, portando pancartas -“Los trabajadores no somos culpables”-, esperaban a la entrada, preocupados por su futuro, y abuchearon a 17 de los 27 consejeros que acudieron -esta vez no había dietas- y que se vieron obligados a acceder por la puerta de atrás. Los despidos del ajuste ascienden a 1.500 empleados y también está previsto el cierre de muchas oficinas.
Su presidente, Evaristo del Canto, les hizo saber allí que al Banco CEISS -resultado de la fusión de ambas entidades- le quedaban apenas 15 días para o bien ser nacionalizado -intervenido al 100% tras recibir los 604 millones recabados al MEDE-, o bien culminar su negociación con Unicaja. Empero, esta última opción, tenida por milagro andaluz, se advierte, en verdad, complicada. La caja malagueña únicamente accedería a la absorción en buenas condiciones, o sea una vez resuelto el problema de los desfases y de las preferentes. El Banco de España aboga por allanar los condicionantes financieros, aunqueel ministro de Economía, Luis de Guindos, se opone a conceder ayudas en tal sentido. Sin duda que la opción de la nacionalización de CEISS se antoja muy perjudicial. La entrada del FROP (Fondo Ordenado de Rescate Bancario) y de los preferentes -más de 14.000 damnificados- dejarían a la Caja fuera del accionariado. ¿Cuál será el valor de mercado de las acciones y qué tipo de quita se aplicará a las preferentes? Al margen de Unicaja, Banco Sabadell y Kutxa estarían también interesados en participar en la subasta.
Llama especialmente la atención que Caja España-Duero tuviera un agujero de 288 millones de euros, que enviara 6.900 millones de activos tóxicos, a causa del ladrillo, y el Banco Malo los valorara en 3.128. Dada tan nefasta gestión: ¿han incurrido en dejación de funciones los consejeros, tan bien pagados en dietas y a través de su vinculación a empresas asociadas? “No queremos ser cómplices de la desaparición de la entidad”, se oía a los trabajadores. ¿Qué nos queda ahora de músculo financiero para ayudar a la Comunidad a "salir con alguna garantía de la profunda depresión económica"? Todo aquello que creíamos más sólido se nos ha venido abajo, digo yo.
José María Martínez Laseca
(21 de febrero de 2013)
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