Se cumplen 50 años del óbito de Marilyn Monroe (MM), actriz, icono y mito erótico donde los haya. El día 5 de agosto de 1962, MM apareció cadáver en su domicilio de Brentwood. Un sargento de policía, que estaba de guardia, fue el primero en llegar al lugar del suceso. Había algo raro en lo que observó: orden sí, ya que su ama de llaves quiso dejar aquello presentable, un frasco de pastillas vacío sobre la mesita de noche…; mas, su cuerpo bocabajo y el teléfono cerca de su mano. “Esto no es un suicidio”, pensó para sí. El forense certificó el deceso por la ingestión de somníferos. MM no era una cualquiera, coqueteó con el poder y acaso, por sus relaciones de alcoba, supiera algún secreto de Estado. Su finiquito está por aclarar. Un misterio en el que se adentra José Cabrera con el libro 'CSI: Marilyn (caso abierto)'.
Norma Jeane era su nombre original. Ahora cumpliría 86 años. Nació el 1 de junio de 1926 en Los Ángeles. Fue fruto casual de la relación de su madre con un panadero ambulante, al que nunca conoció. Si la infancia es el patio donde se juega el resto de nuestras vidas; tanto la suya, como su adolescencia, fueron desgraciadas: con desafectos y abandonos. Pasó por hogares de acogida, y sufrió abusos sexuales. De ahí que siempre buscara aquel cariño y amor que sus padres le negaron. Hasta tres veces contrajo matrimonio: con su vecino James Dougherty, con el jugador de béisbol Joe Dimmago y con el dramaturgo Arthur Miller, aunque su romance más sonado lo tuvo con JFK, el presidente de los Estados Unidos.
Aquella mujer rubia platino, de cara angelical, labios carnosos y curvas voluptuosas, tras aparecer en películas como 'Eva al desnudo', daría el salto decisivo a la fama con el estreno de 'Niágara', en 1953. Después vendrían 'Los caballeros las prefieren rubias', 'Con faldas y a lo loco', etc. Pero la industria de Hollywood la convirtió en objeto de deseo (todos hemos querido ser amados por ella), lo que la condujo a depresiones, drogas y alcohol. Juguete roto. Su muerte en pleno éxito, con 36 años, no hizo sino acrecentar su leyenda de diosa incandescente de la seducción. Todo lo bello cura.
José María Martínez Laseca
(9 de agosto de 2012)
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