Pese a los abundantes comentarios de periodistas, politólogos, tertulianos y francotiradores, hablaré de las recientes Elecciones Generales del pasado domingo 28-A. Con la dificultad de decir algo nuevo. Sí recuerdo que los votos depositados en sendas urnas, esta vez otorgaban sus escaños a los distintos partidos políticos concurrentes, tanto para la Cámara baja del Congreso de los Diputados como para la alta del Senado. Claro que el recuento de los mismos se realiza por circunscripciones provinciales y eso lleva, también, de lo macro a lo micro en cuanto a apreciaciones y conjeturas hechas mil veces mil, un millón. Digo tal porque para dirimir lo concerniente a su presencia en el Parlamento Europeo, mayoría de Parlamentos Autonómicos, Ayuntamientos (y Diputaciones Provinciales) tendremos que esperar al escrutinio de las Elecciones del próximo 26-M. Por más extrapolaciones que ahora se hagan.
Siempre que pasa igual, ocurre lo mismo: que hay vencedores y vencidos. Con muchas madres para la victoria y ningún padre para la derrota. A los hechos me remito. El candidato a la Presidencia de Gobierno Pedro Sánchez las ha ganado para el PSOE, tras 11 años, con 123 diputados. Y, dada la configuración del arco parlamentario, es el favorito para formar Gobierno. El PSOE obtiene la mayoría absoluta en el Senado (algo que no conseguía desde 1993). Que, fragmentada la derecha, el PP se desploma con el peor resultado de su historia. Y que Vox accede al Congreso.
A muchos se les podría aplicar la frase de Don Juan Tenorio: “los muertos que vos matáis gozan de buena salud”. Pues, frente a los insultos y las mentiras vertidos en su contra, Pedro Sánchez ha sabido mantener el tipo. Si el electorado de izquierdas se ha movilizado ha sido para evitar lo peor. Contra los de la bronca. Le acusaron de pretender el poder a toda costa. A él, que le dijo a Rajoy que convocara elecciones y retiraría su moción de censura. A él, que, hostigado antes por los propios, dejó su escaño de Diputado y empezó de cero. Por eso, yo que le apoyé en los momentos más duros, celebro ahora su triunfo. Y espero y deseo que pueda conformar un Gobierno estable, mediante un acuerdo de legislatura y no tan solo de investidura. Es imprescindible para mejor acometer una gestión exitosa. Contra la desigualdad. Desde el diálogo. Que repercuta en beneficio de la inmensa mayoría de españoles.
José María Martínez Laseca
(2 de mayo de 2019)
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