“Si ha venido mayo / bien venido sea / florido y hermoso, / con su primavera”. Tanto nuestros cancioneros populares como nuestro romancero tradicional dejan constancia expresa de la importancia de este quinto mes del calendario y de sus correspondencias humanas. Así sus letrillas se bifurcan en dos direcciones: se ensalzan por un lado los dones de la naturaleza rediviva y, por otro, los correlativos atributos del amor sin que falte el componente erótico y sexual. Mayo es, ciertamente, el tiempo del prestigio floral de la naturaleza y del signo plenario del amor que la iglesia católica, apostólica y romana ha llevado a su molino convirtiéndolo en el mes de la virgen María. Que aún resuena en nuestros oídos aquel cántico escolar del nacionalcatolicismo: “Venid y vamos todos / con flores a porfía, / con flores a María, / que Madre nuestra es”.
Ya desde su mismo inicio, podemos observar en nuestra provincia de Soria interesantes manifestaciones naturistas, tan significativas como es la pingada del “mayo” larguero por los quintos o mozos, notorio en San Leonardo, el día 1, y que está asociado en lo profano al culto al dios Príapo, hijo de Dionisio y Afrodita y símbolo del instinto sexual y de la fecundidad masculina. El árbol protector tiene su traslación cristiana en las “cruces de mayo”, del día 3, y aquí hemos de destacar la que se celebra en Almazán, junto a su iglesia de San Miguel. También por la Cruz de Mayo es cuando en muchos de nuestros pueblos se procede por sus curas a la bendición de los campos. Por añadidura, en San Pedro Manrique, se efectúa en su Ayuntamiento el sorteo de las tres Móndidas o mozas puras, que no son otra cosa que las “mayas” o majas que presidirán las fiestas de San Juan y el Paso del Fuego. Muy significativo, así mismo, es el día de San Isidro Labrador, el 15 de mayo, patrono de agricultores, que se saca en procesión. En Soria capital se realiza junto a la ermita de la Virgen del Mirón, con subasta de un cordero y de los apetecidos roscos.
Igualmente, en este mes de mayo, “cuando hace la calor, / cuando los trigos encañan / y están los campos en flor, / (…) / cuando los enamorados van a servir al amor”, en Almazán, los días 16 y 17, por las fiestas pastoriles de San Pascual Bailón, aparece la estrafalaria figura de “El Zarrón”, espantando a mamporros a cuantos interfieren el paso del baile de paloteo de los danzantes.
José María Martínez Laseca
(16 de mayo de 2019)
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