jueves, 19 de julio de 2018

Comercio en la Soria rural

De crío, mi pueblo de Almajano, sito en la vega del río Merdancho, en una encrucijada de caminos, se me antojaba un universo entero. Debido a su economía agroganadera, de autosuficiencia, giraba, concéntrico, en torno a sí mismo. Aún no había comenzado el gran éxodo de jóvenes a las grandes ciudades. Por lo que cobijaba más gente que hoy en sus casas. Con una escuela de chicas y otra de chicos y su pirámide de población equilibrada, escalonada en grupos por edades. Varios funcionarios residían en el pueblo: el médico, la boticaria, el secretario, el maestro y la maestra… y, algo después, se abrió un cuartelillo de la guardia civil. Los mozos se encargaban de alegrar el ambiente. Contaba también con dos establecimientos de comercio abiertos al público en la plaza, donde paraba el coche de línea que hacía la ruta de Soria a Aguilar del Río Alhama.
Eran el de la Crescencia y el del Marino. El primero tenía el salón del café con sus mesas de juego en la planta superior y la tienda en la de abajo con su puerta orientada al sur. Los viejos del lugar se sentaban a la solana en los poyos, a derecha e izquierda, para matar el rato, conversar y fumarse sus cigarros liados con el tabaco picado de cuarterón. El otro se ubicaba en la casa que hace esquina en la carretera de salida hacia Los Villares y Cirujales del Río. El local, con ventana al este, ocupaba la planta baja. El largo mostrador separaba a tenderos de clientes. Yo lo rememoré en un largo poema que decía: “Esto es estanco, cantina / y tienda de ultramarinos. / Aquí vendemos barato, / casi a la altura del trigo.” Porque cumplían todos esos cometidos a la vez más el de centro social, pese a que las mujeres solo acudían allí a comprar cuanto necesitaban. Allí se vendía de todo: alpargatas, chicles y caramelos, conservas, galletas, legumbres, sardinas arenques, etc. Mucho de ello a granel, que se pesaba en  una llamativa báscula.
Los dos cerraron hace tiempo. Ahora el estudio de la Diputación sobre la situación del comercio en Soria ha venido a levantar acta de defunción de casi todos ellos. También fruteros –como el amigo Sergio del Rincón– y pescateros recorrían los pueblos cumpliendo un servicio social con su venta ambulante. Lo que recién ha innovado “La exclusiva” para atender a la demanda a las personas mayores y solas, dispersas por nuestro extenso medio rural.
José María Martínez Laseca
(19 de julio de 2018)

Entre Unamuno y José Tudela


En la Navidad 2000/2001 recibí una postal de felicitación de Inés Tudela, en la que recordaba nuestra visita a la casa natal de Julián Sanz del Río en Torrearévalo de la Sirerra, a la que tuvimos que acceder saltando tapias. Dentro del mismo sobre me adjuntaba fotocopia de la carta manuscrita de Miguel de Unamuno (29, IX, 1864-31, XII, 1936) en respuesta a la que, previamente, le había remitido su padre –toda una personalidad de la cultura soriana– José Tudela (17, IV,1890 -7, IX, 1973). Con esta transcripción: “A D. José Tudela de la Orden. Calle del Prado. Ateneo. Madrid. // Bien venidas sean bergaminadas como la última si ellas me valen cartas como la de usted y nos mueven a unirnos contra la beocia caciquil de los matriculados de la política picaresca. // Mi delito mayor fue permanecer becerro orejano, negándome a afiliarme en las partidas de vividores. Pero esto redobla mi actividad y ha servido para darme conciencia más clara de mi posición y mis deberes. Y celebro que a la vez me haya permitido conocerle. Como amigo le saluda // MIGUEL DE UNAMUNO // Salamanca 25-IX-14”.
Démosle contexto. En el año 1914 –con la I Guerra Mundial en marcha– José Tudela se licencia en Derecho y Letras por la Universidad de Madrid. Ya Miguel de Unamuno, catedrático de Lengua Griega en la Universidad de Salamanca, ocupa el cargo de Rector. En marzo, Unamuno se suma a la Liga de Educación Política instaurada por Ortega y Gasset. Y, en verano, critica a las instituciones religiosas por “apatriotas” y responsables de la despoblación y miseria del campo, obligando a los jóvenes a emigrar. Se mete con los terratenientes “esa indecorosa ralea”, “que no distingue el trigo de la cebada ni acaso la cabra de la oveja y que a las veces ni conocen las tierras de que son dueños”. Y aduce que los diputados son de la misma casta. Sus discrepancias con el ministro de Instrucción Publica Francisco Bergamín García provocan la arbitrariedad de su destitución como rector. (Gaceta de Madrid de 30-VIII-1914). De ahí que sea conocida como “la bergaminada”. “Mi delito –escribió a José Mª de Sucre– el mantenerme becerro orejano, rehuyendo tierra o marca de ganadería política y velar porque el claustro universitario no se convirtiese en abyecto colegio electoral”.  Recibió numerosas adhesiones. Una de ellas la de José Tudela.
José María Martínez Laseca
(12 de julio de 2018)

miércoles, 11 de julio de 2018

El otro José María Palacio


Vi una esquela de José Mª Palacio (ABC 19-8-1993, p. 80). Pero no era la  del “buen amigo” de A. Machado, José Mª Palacio Girón, a quien le dedicó aquel bellísimo poema desde Baeza, pidiéndole llevara flores a la tumba de Leonor en El Espino, sino del hijo de este y Heliodora Acebes Maza, casados en la iglesia del Salvador de Soria el 21-10-1907. Tuvieron 6 vástagos. Dos fallecieron pronto: Carmen, con 2 días, el 17-9-1909 y Rosario, con 4 años y medio, el 3-4-1915. Sobrevivieron: Pilar, Antonieta, Ángeles y José Mª. A este, nacido en 1923, remitía la esquela: “Don José María Palacio Acebes, falleció en Santa Olalla (Toledo) el día 16 de agosto de 1993, a los sesenta y nueve años de edad. D. E. P. Su apenada esposa, Rocío; hijo José María, padre político Jesús, hermanos y demás familia, ruegan una oración por su alma”. ¿En qué destacó en vida? En la posguerra surgió “Arte Nuevo” (1945), dirigida por José Cordón, con Alfonso Paso, Alfonso Sastre, Carlos José Costas, el actor Enrique Cerro y Menardo Fraile. Y José  Mª Palacio, ya con su novela “La vida que no fue de Julio Algarabel”, “de alegría rota y gran personalidad”, se incorporó al grupo. Estos jóvenes pretendían la renovación total del teatro burgués del momento. Con el Benavente póstumo, el melodrama galaico-plorante de Torrado, las barbaridades del posastracán, los espectáculos seudofolklóricos, y las débiles supervivencias del teatro versificado (Marquina). Participó en el ciclo de conferencias “El teatro como preocupación universal” en el Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid, del 16-N al 3-D de 1945.
            El 31-1-1946, en el Teatro Infanta Beatriz, actuó la “Compañía de Teatro Moderno”. En su programa, con 3 piezas de un solo acto, figuraba la farsa  “Armando y Julieta” de José Mª Palacio Acebes. En otra sesión del 21 de junio presentaría su obra “Tres variaciones sobre una frase de amor”. Aparece en el libro “Teatro de Vanguardia. 15 obras de Arte Nuevo” (Madrid, 1949) con: “Armando y Julieta y tres variaciones sobre una frase de amor”. Formado en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC), participó mucho en el cine franquista desde 1955 como guionista, sobre todo con Pedro Lazaga. Como director solo realizó un film, en 1982, “Si las mujeres mandaran (o mandasen)”. La saga aún continúa con un tercer José Mª Palacio.
José María Martínez Laseca
(5 de julio de 2018)

domingo, 1 de julio de 2018

Sentido de La Saca

Las fiestas populares de la provincia de Soria han girado, en torno a los sectores característicos de su economía de subsistencia: la agricultura, la ganadería y la selvicultura. No es de extrañar, por ello, que en su suelo se manifieste el culto al toro, con toda una variada gama de juegos y rituales festivos. Sin duda, las hoy conocidas como “Fiestas de San Juan o de la Madre de Dios” de la capital suponen su máxima expresión; toda vez que el noble animal, aquí considerado como tótem, irá mojonando cuatro de los 5 días, del calendario sanjuanero propiamente dicho: Jueves La Saca, Viernes de Toros, Sábado Agés y Domingo de Calderas. Pues el 5º, Lunes las Bailas, su colofón ya sin toro, es una romería, o ritual de fecundidad, a la orillita del Duero. (El Miércoles del Pregón data de 1956). Así el ceremonial que se sigue constata la pasión y muerte redentora del dios hecho toro en un ritual gastronómico-sexual de fecundidad que garantice la permanencia de la especie soriana en el  devenir del tiempo. Lo justifica el “entrar en fiestas”, ya que ello permite a los vecinos que así lo hacen acceder a “la tajada” o parte alícuota del toro de su Cuadrilla, que posibilita la eucaristía o comunión en el cuerpo y la sangre (sustituida por el vino) del toro. Y ya se sabe: “Quien come de este cuerpo y bebe de esta sangre, cobrará vida eterna”.
        Lo antedicho explica que el Jueves La Saca cobre su pleno sentido dentro de la secuenciación del desarrollo festivo y no de forma aislada.  O sea, que La Saca separada del conjunto sería como ver tan solo un trozo de la película. Y discrepo, asimismo, de quienes consideran este día como el más emblemático o representativo, puesto que tal consideración, en justicia argumentativa, le corresponde al Viernes de toros, en tanto que ritual de sacrificio de los 12 toros de las 12 cuadrillas. Otra cosa es hablar de su vistosidad. Sin duda, el Jueves La Saca o traída de esos 12 toros desde los corrales de Cañada Honda hasta los chiqueros de la plaza de toros de Soria, cobra un encanto especial. Porque, los 12 toros bravos que llegan a la ciudad, cuestionan nuestra civilización urbanita, decadente y en crisis. La ciudad de Soria precisa de su purificación y de los valores otrora aprendidos de la ética del campo. De ahí la necesidad de reencuentro con la naturaleza. Del retorno masivo al monte de Valonsadero.
José María Martínez Laseca
(28 de junio de 2018)

Nines Isla


¿Te inspiras en Miró? Le pregunta de sopetón un espectador al acceder al salón Gerardo Diego del Casino Amistad-Numancia, donde Nines Isla (ilustradora, pintora y diseñadora) expone 14 obras en formato grande, más otras 2 pequeñas. Yo, que presencio la escena, no creo que eso sea así. Muy por el contrario, pienso que Nines Isla ha ido depurando su quehacer creativo hasta conseguir un estilo definido, una personalidad propia y presentarnos esta suerte de sincera y sentida poética de la feminidad, que es denominador común del conjunto. Sin duda, reivindicativa, en pro de la igualdad deseada entre hombres y mujeres, en esta sociedad, todavía patriarcal y machista. Desde su absoluta libertad de pensamiento y expresión.
Pero ella, en vez de contrariar al osado muchacho, le va explicando sus pictogramas con suma paciencia. Esta colección es toda de mujeres. Si ya la línea de la vida define nuestro destino, aquí, también, el trazo de la línea configura cada uno de los cuadros, para contarte una historia. Así, cada obra es una vida distinta. Es una sola línea, de trazado continuo, ininterrumpido, la que va perfilando las curvas del dibujo, como acompasadas por un ritmo de vals. Lo que se complementa con colores acrílicos, incluso con pequeñas cargas de arena para hacer las texturas. Siguiendo las agujas del reloj, vemos tres chicas que se abrazan; una mujer desnuda, con su melena suelta; la madre que comparte corazón con su hija; mujer tocando el arpa; otra mujer lectora; dos mujeres con pamelas; la niña que acaricia una cordera; mujer que cabalga; mujer nadando en el mar con peces; mujer con bikini en la playa; bailarina con su tutú; mujer tumbada; mujer en la jungla y estudiante con su profesora. Y es lástima, que muchos se perdieran el acto inaugural con una “performance” o representación escénica envolvente, de seis actrices, vestidas de negro con pelirrojas pelucas postizas, cual clones de la artista. No faltaba detalle. Las sillas dispuestas a modo de galería, un aperitivo y buena música seleccionada por un pinchadiscos. Lo por aquí nunca visto.
Que esto viene de lejos. De cuando Nines Isla estudió, en el Instituto Castilla y en la Escuela de Artes de Soria, bachillerato artístico. Después fue a Barcelona, para especializarse en la Escuela Universitaria Elisava de diseño. De ahí que su talento como artista global ahora resplandezca.
José María Martínez Laseca
(21 de junio de 2018)