Enseguida mi avezado lector me dirá que me he equivocado, que sobra una n. Que tenía que haber escrito entretenimiento, nombre, que según el diccionario de la RAE, respondería a las siguientes acepciones: 1. Acción y efecto de entretener o entretenerse, 2. Cosa que sirve para entretener o divertirse, 3. Mantenimiento o conservación de alguien o algo, y 4. Ayuda de costa, pensión o gratificación pecuniaria que se daba a alguien para su mantenimiento. Pero no se trata de ningún error, ya que yo lo he hecho a posta. Al modo y manera en que Luis Piedrahita, el cómico del espectáculo “Las amígdalas de mis amígdalas son mis amígdalas”, suele jugar creando nuevos vocablos que deben responder semánticamente a realidades nuevas o cuanto menos llamativas. Así pues, entrentenimiento, forzando un tanto su análisis morfológico, sería una palabra derivada, conformada de la siguiente manera: en-tren-te-ni-miento. El prefijo en-, que significa “dentro de” o “sobre”, el lexema -tren- o sea, “vehículo constituido por varios vagones arrastrados por una locomotora, que circula sobre raíles y se utiliza para transporte de personas o de mercancías”; los interfijos -te- e -in- (también llamados infijos) que nada significan y solo sirven de pegamento entre el lexema y el sufijo, que aquí es -miento, referido al concepto de “acción” o incluso a la idea de “consecuencia”, “efecto” o “resultado”.
Este análisis resulta sumamente interesante, máxime si nos preocupamos del por qué de las cosas. En nuestro caso relacionado con un tren tan entrañablemente nuestro como “El Torralbilla”, que cubre la línea Soria-Torralba, y que es nuestro cordón umbilical con Madrid en pleno siglo XXI. Porque, efectivamente: 1. Es un tren de viaje entretenido en la contemplación del paisaje que atraviesa, 2. Es divertido cual el “tren chispita” infantil y con suspense, por su incierta llegada; 3. El mantenimiento o conservación de su vía lleva una aceleración de ejecución similar a su velocidad de desplazamiento, y 4. En tanto en cuanto el servicio que presta fue declarado Obligación de Servicio Público, se encuentra pensionado por el Estado, que cubre los costes de su déficit de explotación.
Pero hay luz a la salida del túnel: el autobús que nos conectará con el AVE en Calatayud.
José María Martínez Laseca
(3 de mayo de 2018)
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