Trae, Carmen Pérez Aznar, para exponerla en la plaza pública, la última cosecha de su obra plástica, elaborada con tesón en su Estudio. Concretamente, en el Centro Cultural Palacio de la Audiencia de Soria, a lo largo de este mes de mayo. Se ha hecho bastante de rogar, por deseada, quien aparece en la fotografía retrospectiva del catálogo como una joven inquieta. La que fuera integrante-fundadora del mítico Grupo SAAS, en aquella Galería de Antonio Ruiz, ante la especial comparecencia del crítico de arte Juan Antonio Gaya Nuño y su esposa la poeta Concha de Marco. Se la ve allí, escoltada por sus compañeros Marcos Molinero –autor del prólogo– y Ulises Blanco, a quien tanto apreciaba y al que rinde homenaje. Cuelga un total de 42 cuadros, con un mayor formato los de la parte superior de la sala. Pintados al óleo los más –junto a algunos acrílicos–, sobre tabla, lienzo y papel. Agrupados en diferentes colecciones por las temáticas tratadas. Con sus cuartos de atrás entre luces y sombras. Sus bodegones, acaso más expresionistas. Figuras de personas corrientes, misteriosas y anónimas, porque no dan la cara y las vemos de espaldas o de perfil, visitando el museo. Y paisajes variopintos.
Siente, Carmen Pérez Aznar, predilección por los tonos oscuros de su cromática paleta. Como el negro y los grises, que combina con el blanco, y que luego ilumina con gracia en sus cuadros, alejándolos así del frío tenebrismo. Se aprecia en todos ellos una especie de adivinación poética instintiva. Al modo del realismo mágico que nombrara Franz Roh para describir aquel tipo de pintura que mostraba una realidad alterada. Porque, Carmen Pérez Aznar es capaz, a través de su juego con la luz y las sombras, partiendo de la ubicación y época del año, según las estaciones, de dirigir la mirada del espectador, al igual que un gran director de cine, hacia aquellas zonas de la imagen que son realmente importantes, dentro de esa historia recóndita que nos quiere contar.
Obra de madurez, sin duda. De quien lleva ya mucho tiempo articulando el lenguaje de la pintura. Viviéndola con pasión. Tendiendo con su pincelada cada vez más suelta hacia la abstracción. Pero, por mucho que les cuente biografías, no les voy a transmitir yo las emociones que Carmen Pérez Aznar experimentó al pintar estos cuadros. Lo mejor es que se acerquen a mirarlos.
José María Martínez Laseca
(17 de mayo de 2018)
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