Patrimonio es la hacienda que heredamos. En tal sentido se tiene por patrimonio cultural histórico al conjunto de bienes acumulados a lo largo de los siglos, que, por su significado artístico, arqueológico, etc. son objeto de protección especial por la legislación. En tanto que europeos estamos dentro de un claro destino cultural. Con toda evidencia, como advertía J. A. Gaya Nuño en su libro “El arte europeo en peligro” (1964), hay un modo de ser y de vivir europeo, ni más ni menos que una filosofía y una gastronomía, que una lírica o una determinada predisposición religiosa. Hay un arte europeo, de riqueza tal en sus variantes y sus evoluciones cual para dar lugar a los empréstitos más diversos. Pues bien, El Parlamento Europeo y el Consejo de la UE aprobaron, el 17 de mayo de 2017, la declaración de este 2018 como Año Europeo del Patrimonio Cultural. Dado su incuestionable valor educativo y social, su considerable potencial económico, así como su importante dimensión en cooperación internacional. De ahí su apuesta por fomentar el intercambio y la valoración del patrimonio cultural de Europa como un recurso compartido, sensibilizar acerca de la historia y los valores comunes y reforzar un sentimiento de pertenencia a un espacio común europeo.
En España, esta declaración fue presentada por el Presidente de Gobierno el 13 de febrero en Palencia. El Comisario Europeo de Cultura la mostró como una oportunidad para conocer los valores del viejo continente, los pueblos donde se enraíza nuestro pasado; como una oportunidad maravillosa para llamar la atención de todas las influencias culturales que han conformado nuestra identidad. Para conocerlas mejor. España es el tercer país con mayor número de bienes declarados en el mundo. Y nuestra comunidad de Castilla y León cuenta con más de 2.200 BIC, 8 reconocidos como patrimonio mundial por la UNESCO, 22 conjuntos históricos, hasta 23.000 yacimientos inventariados y más de 3.000 bienes de arte sacro. Todo un recurso estratégico para reforzar nuestra cohesión territorial, la dinamización económica y la creación de empleo. Como advirtió el Presidente Herrera, se trata de un motor de desarrollo local por la oferta turística diferenciada de interior y de calidad que ha generado. Antídoto contra la despoblación. En fin, “Nuestro patrimonio: donde el pasado se encuentra con el futuro”.
José María Martínez Laseca
(22 de marzo de 2018)
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